El 17 de mayo de 2024, el medio de comunicación ruso Izvestia publicó un artículo titulado «Una visita decisiva» de Oleg Karpovich, pro rector de la Academia Diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Federación Rusa. En el artículo, Karpovich comentó sobre la visita oficial del presidente ruso Vladimir Putin a China [1] y afirmó que ésta demuestra que la alianza entre Rusia y China se está fortaleciendo «en medio del colapso de los cimientos del orden mundial», que fue impuesto por los «mil millones de oro» desde el fin de la Guerra Fría. También señaló que «la alianza» entre Rusia y China es «la encarnación misma de la estabilidad y el sentido común». Karpovich concluyó su artículo destacando que la tarea clave de Rusia no es sólo «repeler» los «ataques» de Estados Unidos sino también «convertir la notoria unipolaridad en un vestigio de la historia».

(Fuente: Chinadaily.com.cn)

A continuación, se muestra el artículo de Karpovich: [2]

«La alianza entre Rusia y China es la encarnación misma de la estabilidad y el sentido común»

«La visita oficial del presidente ruso Vladimir Putin a China se produce en un momento de cambios fundamentales en la política mundial. La estrategia de Occidente de infligir una ‘derrota estratégica’ demostrativa a Rusia en Ucrania ha llevado a resultados exactamente opuestos”.

«Son los países occidentales los que ahora están experimentando una crisis más grave y compleja, como consecuencia directa de la guerra híbrida contra la Federación Rusa. En el Sur Global, desde Gaza hasta Haití, los conflictos, generados por la política de larga data del neocolonialismo estadounidense-europeo, están haciendo estragos. Las principales organizaciones e instituciones internacionales están a punto de reventar, muchas de las cuales, gracias a los esfuerzos de Washington y sus aliados, ahora se han convertido en pura nulidad”.

«Los cimientos del orden mundial, que desde el final de la Guerra Fría fueron impuestos por los ‘mil millones de oro’ a toda la ‘humanidad insuficientemente progresista’ como medio para asegurar su propia hegemonía y dominio indiviso, se están desintegrando ante nuestros ojos. En estas circunstancias, la alianza entre Rusia y China es la encarnación misma de la estabilidad y el sentido común, el puente hacia el futuro que nos ayuda a ser optimistas sobre las perspectivas de desarrollo global”.

«En los 75 años transcurridos desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre la URSS y China, nuestros países pasaron por diferentes períodos. En un momento dado, debido a errores cometidos por los líderes de los partidos de ambos lados, así como a intrigas de los países occidentales que buscaban dividir el ‘monolito rojo’, experimentamos el conflicto más duro, que afortunadamente logramos congelar en el tiempo. Desde principios de la década de 1970, Estados Unidos ha jugado hábilmente con las contradicciones bilaterales, tratando de enfrentar a Beijing y Moscú. Nos llevó mucho tiempo superar este doloroso legado y, en general, sólo ocurrió en el siglo XXI, cuando las élites políticas, tanto en Rusia como en China, se dieron cuenta de las desastrosas consecuencias de los escenarios occidentales».

Rusia debe «convertir la notoria unipolaridad en un vestigio de la historia»

«Al viajar con sus amigos chinos inmediatamente después de su reelección, el presidente ruso, junto con su homólogo, el presidente chino Xi Jinping, mostraron claramente a Occidente que nuestros oponentes ya no podrán dividir a los dos grandes países e intentar dominar Eurasia. La declaración bilateral conjunta sin duda pasará a la historia como un programa de acción amplio y claro para destruir la hegemonía estadounidense”.

«Este documento fundamental, resultado de un largo y minucioso trabajo de diplomáticos y expertos, caracteriza sucintamente las principales amenazas a nuestra seguridad nacional e internacional, causadas principalmente por las acciones de Occidente, y proporciona una impresionante lista de recetas para cambiar el estatus quo. Lo que es sumamente importante es que Moscú y Beijing no pretenden ser demiurgos y manipuladores, ni pretenden ocupar el lugar que Estados Unidos va vaciando poco a poco, sino que sólo actúan como defensores y heraldos de un orden mundial más justo e inclusivo”.

«Los frutos de la actividad ruso-china ya son visibles en diferentes regiones del planeta. Beijing ha ayudado a poner fin al enfrentamiento entre Irán y Arabia Saudita que envenenaba la política de Medio Oriente desde tiempos inmemoriales. Rusia está trayendo paz y tranquilidad a los países africanos paralizados por la presencia de potencias coloniales. Los BRICS y SCO se están expandiendo y se han convertido en las plataformas más atractivas para la cooperación entre los estados del Este y del Sur que se negaron a seguir las oscuras ´reglas´ occidentales”.

«Por supuesto, todavía queda mucho por hacer, porque nuestra tarea clave no es sólo repeler los ataques de Estados Unidos y sus subordinados, sino también iniciar procesos que finalmente conviertan la notoria unipolaridad en un vestigio de la historia. Debemos resistir los golpes occidentales y ayudar al propio Occidente a cambiar, aceptando la nueva realidad. Hay muchas complejidades y desafíos por delante”.

«Sin embargo, el poderoso inicio del segundo mandato presidencial de Vladimir Putin, que refleja sus prioridades –y las de la nación- lo demuestra mejor que cualquier otra palabra: Moscú encontró su camino óptimo, lo seguirá con firmeza y, junto con sus socios, inevitablemente alcanzará su objetivo. Algunos dirían que, en Beijing, Putin y Xi dieron sólo los primeros pasos hacia el éxito, pero estos son pasos en un camino fatídico que dura miles de años, y ni nosotros ni los chinos nos alejaremos de él jamás, bajo ninguna circunstancia.»

 

[1] Véase el Despacho Especial No. 11340 de MEMRI, El presidente ruso Putin en China: Es necesario fortalecer el mundo multipolar emergente, 21 de mayo, 2024.

[2] Iz.ru/1697966/oleg-karpovich/perelomnyi-vizit, 17 de mayo de 2024.