El 24 de febrero, 2016 el muy conocido portal liberal ruso Gazeta.ru publicó un artículo acerca de la postura del Kremlin hacia la comunidad judía rusa.
Cabe mencionar que, si bien una de las primeras decisiones de Vladimir Lenin como nuevo jefe de la Rusia soviética fue concederle a los judíos libertad de culto, en reconocimiento al importante papel que desempeñaron en la Revolución Rusa de 1917, todas las esperanzas de una emancipación total se desvanecieron cuando Joseph Stalin asumió el poder, ya que el líder soviético sufría de una paranoia extrema cuando el tema trataba de los judíos. Algunas de las víctimas más prominentes de las purgas de Stalin fueron médicos, intelectuales y miembros del liderazgo, tales como los políticos soviéticos León Trotsky y Grigory Zinoviev, quienes eran ambos judíos.
El gobierno soviético hizo todo lo posible en obligar la desaparición de los judíos como una comunidad nacional separada.
Incluso después de la muerte de Stalin, el intento de suprimir el judaísmo y la cultura judía continuó. Aunque la Unión Soviética apoyó la creación de Israel en 1948, esta se inclinó hacia el mundo árabe en la década de 1960 e incluso amenazó con atacar a Israel en ambos la Guerra de los Seis Días de 1967 y la Guerra de Yom Kipur en 1973. Después de la Guerra de los Seis Días la discriminación soviética contra los judíos se incrementó aún más. Las autoridades vieron a los judíos como enemigos potenciales, en parte debido a que muchos judíos tenían parientes en los Estados Unidos. Los judíos de hecho combatieron al régimen soviético por su derecho a emigrar a Israel y esta lucha fue llevada a cabo tanto por la comunidad judía estadounidense y por disidentes judíos en Rusia.[1]
En el artículo Yuri Kanner, presidente del Congreso Judío Ruso, dice que los soviéticos usaron la emigración judía desde Rusia a Israel como soporte en sus relaciones con los países musulmanes. Además describe cómo la represión de los judíos aumentó en la década de 1980 (bajo los presidentes soviéticos Leonid Brezhnev, Yuri Andropov y Konstantin Chernenko), cuando la Guerra Fría se intensificó y las relaciones entre la URSS y los Estados Unidos se deterioraron. La situación de los judíos mejoró durante el gobierno de Gorbachov, con el advenimiento de la Perestroika.
Según el artículo, la actitud del Kremlin hacia los judíos cambió bajo el mandato del Presidente ruso Vladimir Putin, quien ve a los judíos de habla rusa como un bien activo político utilizable. El artículo afirma que el Kremlin utiliza sus vínculos con figuras religiosas para ampliar su esfera de influencia. Por ejemplo, Moscú utiliza al patriarca ruso Kirill y a rabinos rusos como embajadores no oficiales del Kremlin. El artículo menciona que Vyacheslav Kantor, presidente del Congreso Judío Europeo, es uno de los hombres de Putin.
Lo siguiente son extractos del artículo de Gazeta.ru:[2]
El Presidente ruso Vladimir Putin con el gran rabino ruso Berel Lazar enciende una menorah durante la festividades judías de Hanukkah. (Fuente: Kremlin.ru)
Moscú utilizó la emigración judía a Israel como soporte en sus relaciones con los países musulmanes
«El 24 de febrero, 1971 24 judíos soviéticos entraron en la oficina del Presidente del Presídium Soviético Supremo y se negaron a salir hasta que se cumplieran sus demandas. El entonces Ministro del Interior Nikolai Shchelokov fue informado de que la sala había sido ‘tomada’. Luego, se supo que la palabra ‘toma’ estaba fuera de lugar, ya que ninguno de los judíos estaba armado. Pero estaban decididos a permanecer allí hasta que recibieran el permiso para salir de la URSS con destino a Israel.
«Los activistas políticos [judíos] esperaron todo el día por una respuesta… y su espera no fue en vano. Eventualmente, el asistente del Presidente del Soviet Supremo de la URSS [el órgano legislativo mayor de la Unión Soviética] les dijo que los documentos necesarios para su emigración estaban siendo preparados… Esto fue un verdadero triunfo para los judíos soviéticos. Para ese momento, las relaciones entre la URSS e Israel estaban cortadas y nadie se esperaba que el Kremlin, con su persecución a los sionistas y a todos los judíos interesados en su patrimonio cultural, se les abriera las fronteras para los judíos que deseaban irse…
«… Cuando la información a la ‘toma’ de la oficina llegó a los líderes del Buró Político del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), se dio la orden de resolver el asunto rápidamente y en silencio. De acuerdo con Kanner, ‘la explicación es que en 1971, el Kremlin hizo que su política oficial fuese el mejorar sus relaciones con los Estados Unidos, el país que tiene la mayor comunidad judía en el mundo para ese momento, incluso [mayor] que [la comunidad de] Israel… Además, Moscú quería utilizar la emigración judía como punto de apoyo respecto a sus aliados entre los países musulmanes’. Los poderes musulmanes observaban con ansiedad el flujo de inmigrantes hacia el joven Israel, la cual se estaba convirtiendo en un rival geopolítico cada vez más poderoso. En particular, la URSS quiso extorsionar las concesiones de Egipto, cuyo Presidente Anwar Sadat había comenzado a demostrar demasiada independencia de Moscú a comienzos de la década de 1970. En 1971, el flujo de judíos soviéticos hacia Israel aumentó de menos de mil a 11 mil personas. Sin embargo, esto sólo sirvió para aumentar las tensiones entre la URSS y Egipto…
«… Desde 1969 a 1976, unos 100 mil judíos soviéticos se marcharon a Israel. Esta ola de emigración fue seguida por una reacción violenta. La década de 1980 vio una nueva escalada en la Guerra Fría, las relaciones entre la URSS y los Estados Unidos se deterioraron y Moscú utilizó el ‘factor judío'[a fin de presionar a los Estados Unidos].
«‘Por primera vez, estos comenzaron a arrestar a los maestros de hebreo, a quienes no habían molestado hasta ese entonces, dice Iosif Begun [un activista de los derechos humanos, autor y ex preso de conciencia soviético]… El propio Iosif Begun, quien fue uno de los divulgadores más activos de la cultura judía de la Unión Soviética en la década de 1970, se encontró primero tras las rejas en 1977. Para ese entonces, ya había perdido su posición como asociado en investigaciones debido a sus «actividades anti-soviéticas’. El primer cargo presentado contra él fue que ‘[llevaba un] estilo de vida parasitario’. Acusaciones de propaganda antisoviética y actividades subversivas más graves continuaron. Entre 1977 y 1980 y 1983 y 1987, Begun estuvo retenido en prisiones y colonias penales. ‘Luego comenzó la perestroika y, para mi sorpresa, la amnistía de Gorbachov[3] fue anunciada. Así fue como salí’, dice él. Sólo entonces se las arregló para emigrar a Israel».
Putin «es intolerante hacia cualquier manifestación de nacionalismo que puede hacer volar por los aires el país»
«Los tiempos han cambiado y ahora el Kremlin ve a los judíos de habla rusa como ‘bienes activos’ políticos… La actitud del Kremlin hacia los judíos de Rusia ha mejorado notablemente. En el 2012, Vladimir Putin se convirtió en el primer líder ruso en utilizar el gorrito religioso tradicional judío – una kipá – durante su visita al Muro Occidental en Jerusalén. En opinión del analista político [y vicepresidente del Centro de Tecnologías Políticas] Aleksey Makarkin, fue sólo durante el régimen de Putin que ‘el estado se embarcó en un curso determinado para erradicar el antisemitismo radical’. Esto se debe principalmente al hecho de que el actual presidente es intolerante hacia cualquier manifestación de nacionalismo que ‘puede hacer volar por los aires al país’. Por esta razón, Makarkin afirma, ‘las comunidades judías ven al estado como su protección contra el antisemitismo’…
«El Kremlin utiliza sus conexiones hacia los judíos rusos en Israel, pero no lo hace del mismo modo que la mayoría de las otras potencias mundiales», dice Makarkin… De acuerdo a Kanner, el Kremlin prefiere utilizar vínculos religiosos en lugar de ONG para ampliar su área de influencia. ‘Por ejemplo, durante la reciente reunión entre el Patriarca Kirill de Rusia y el Papa Francisco, el primero representaba no sólo los intereses de la Iglesia ortodoxa rusa, sino también los intereses del Kremlin’, dice Kanner. Moscú utiliza a rabinos rusos de la misma manera. Sin embargo, los socios extranjeros no siempre se dan cuenta de eso’.
«Vyacheslav Kantor, uno de los empresarios más ricos de Rusia y presidente por tercera vez del Congreso Judío Europeo (CJE), se le considera una figura influyente ‘pro-Kremlin en la comunidad judía internacional. Una de las misiones del CJE es difundir información y preservar la memoria del Holocausto, así como también luchar contra el nazismo. Haaretz, un diario de izquierda israelí, llama a Kantor ‘el hombre de Putin’ y el ‘oligarca con vínculos al Kremlin’.[4] El diario señala de que fue durante la presidencia de Kantor que el CJE dirige activamente la atención de los masivos medios de comunicación a los incidentes de antisemitismo en esos países ‘hacia el cual la administración de Putin es hostil’…
«Durante una reciente reunión con Putin, Kantor describió la situación de los judíos en Europa como ‘la peor desde la Segunda Guerra Mundial’. Putin respondió [dado el creciente antisemitismo en Europa] invitando a los judíos europeos irse a Rusia.[5] Sin embargo, los judíos no tienen prisa en mudarse y no es a causa de su miedo al antisemitismo. Aunque muchos judíos rusos son exitosos empresarios, no existen muchas oportunidades de negocio en Rusia hoy debido a la crisis [económica]… [Sin embargo,] los judíos en Rusia sí se sienten lo suficientemente cómodos. El antisemitismo salvaje de la década de 1990 ya no se encuentra allí…»
[1] Por ejemplo, una lucha prolongada por la comunidad judía estadounidense ayudó a aprobar la enmienda Jackson-Vanik a la Ley de Comercio estadounidense de 1974, que puso presión económica sobre la URSS con el fin de fomentar la adopción de una política migratoria más abierta.
[2] Gazeta.ru 24 de febrero, 2016.
[3] En febrero, 1987 Gorbachov ordenó una amnistía para 140 presos políticos.
[4] Véase Haaretz.com 1 de febrero, 2016.
[5] Véase MEMRI Despacho Especial No. 6302, Editorial en diario ruso en la red: A pesar de la invitación que Putin les extendió, es muy probable que los judíos no regresen a Rusia, 12 de febrero, 2016.