Introducción

La primavera árabe ha asumido de por si formas alternas en diferentes países del Medio Oriente. En Siria, las manifestaciones de marzo, 2011 que estallaron en Daraa y se extendieron gradualmente hacia todo el país fueron violentamente reprimidas. Esto apresuró su transformación en un conflicto armado fuertemente sectario, que sirvió como imán para las milicias y voluntarios individuales que llegaron de todo el mundo.

La guerra causó estragos en el tejido social de Siria. Las hostilidades en el campo de batalla resonaban en los círculos liberales, y se manifestaron en altercados entre los intelectuales liberales en la prensa árabe y los medios de comunicación en la red. Incluso los laicos fueron arrastrados al remolino. Los estudiosos sirios, que habían cooperado en la lucha para liberar a su país de su sórdida ignominia baathista hacia un futuro moderno y liberal, se volvieron amargos antagonistas.

De primavera a primavera – Siria en el año 2000

Contra todo pronóstico, la aparentemente inmutable e ideológicamente dogmática Siria resultó ser la cuna del cambio en el Medio Oriente, más de una década antes de que fuese consumida por la guerra civil. En el 2000, tras la muerte de Hafez Al-Assad, presidente durante 29 años, los pensadores, empresarios y líderes comunitarios sirios se embarcaron en lo que se conoció como la Primavera de Damasco – poco organizada, sin embargo socialmente contagiosa y con una actividad intelectual, que desafió el estancamiento social y económico asociado al fallecido gobernante. De los cientos de intelectuales sirios involucrados en esta actividad, los dos más familiares a los occidentales eran el poeta Ali Ahmad Said Esber, más conocido por su seudónimo de Adonis, y el filósofo Sadiq Jalal Al-‘Azm. Una década más tarde, sin embargo, el reconocido poeta y galardonado profesor de filosofía europea moderna se encontró a sí mismo en desacuerdo con otros: La lucha compartida por la democracia y las libertades se vio empañada por una profunda animosidad generada por sus interpretaciones conflictivas de la revolución siria y, tal vez, por sus diferentes orígenes sectarios.

Cuando Bashar Al-Assad asumió la presidencia en año el 2000, trató de etiquetarse a sí mismo como un agente de modernidad y reformas económicas. El nuevo presidente aspiró modelar Siria luego que China esperara impulsar a Siria económicamente, evitando los cambios fundamentales en la política siria de después de la Rusia postsoviética, que Bashar consideró víctima de las reformas políticas excesivas y de escaso desarrollo económico. Por encima de todo, Bashar fue aclamado por los medios de comunicación sirios como un experto en TI con intenciones de conducir a su país hacia la era de la Internet.

Cuando la presidencia era, por todos los intentos y propósitos, legada de padres a hijos en un estado que pretende ser una república liberal, los columnistas alrededor del mundo árabe respondieron con desprecio. El sociólogo egipcio Profesor Saad Eddin Ibrahim, Director del Centro Ibn Khaldun para Estudios de Desarrollo, acuñó el acrónimo jumlukiyya – una amalgama de las palabras Jumhuriyya en árabe («república») y malakiyya («monarquía»).[1] Se cree ampliamente en círculos políticos árabes que el modelo sirio sería emulado en el Egipto de Mubarak, la Libia de Gadafi, y el Irak de Saddam Hussein, y tal vez en otros países también. En última instancia, sin embargo, Saddam fue removido por una intervención internacional, Mubarak por la primavera árabe, y Gadafi por una combinación de ambos, antes de que pudieran transferirles el poder a sus hijos.

Pero en Damasco el año 2000, intelectuales sirios no se desanimaron por el desprecio de sus compañeros árabes al cambio de guardia dentro de la familia Al-Assad. Estos vieron la sustitución de Hafez Al-Assad por su aparentemente moderno hijo como una oportunidad, y decidieron arriesgarse. Desafiaron al nuevo presidente, a la espera de ver si era diferente de su padre. Resultó que si era – al menos por un tiempo. Inmediatamente después de que Bashar asumiera el cargo, muchos encuentros intelectuales, llamados «clubes» o «salones», se formaron en casas particulares alrededor de la capital siria. En estas reuniones, se discutieron libremente las condiciones políticas, económicas y sociales en Siria.

Cuando la represión anticipada no se materializó, los activistas se envalentonaron, y en septiembre del 2000, fue publicado el «Manifiesto de los 99». Adonis y Sadiq Jalal Al-‘Azm estaban entre los 99 académicos que firmaron esta proclamación, pidiéndole al Presidente Bashar Al-Assad que tomara varias medidas: poner fin al estado de excepción y a la ley marcial, perdonar a los presos políticos, permitir que los exiliados sirios retornaran salvos, e instaurar las libertades políticas. Dirigiéndose a la intención de Al-Assad de excluir reformas políticas de la ecuación de cambio, el Manifiesto de los 99 hizo hincapié en que «Cualquier reforma, ya sea económica, administrativa, o constitucional, no traerá la armonía y la estabilidad en el país, a menos que vaya acompañada de una reforma política».[2]

El Manifiesto de los 99 fue publicado en el diario de propiedad saudita en Londres Al-Hayat, y fue casi ignorado por los medios de comunicación sirios. Tanto los liberales y las autoridades se encontraron a sí mismos en aguas desconocidas, sin saber cómo iban a interactuar. A priori, la presión liberal parecía estar funcionando. El presidente sirio decidió cerrar la prisión de Mezzeh, notoria por las torturas y las violaciones de derechos humanos en la era de su padre. En enero del 2001, un segundo manifiesto fue publicado, esta vez firmado por 1.000 intelectuales sirios. La epidemia de la libertad de expresión se estaba extendiendo, y Bashar decidió que ya había tenido suficiente. La policía secreta fue enviada a hacerles frente a los intelectuales.

Figuras notables del movimiento Primavera de Damasco fueron detenidos y condenados a penas de hasta 10 años de prisión, y los salones fueron cerrados. La represión del 2001 sobre la Primavera de Damasco, junto a la conducta de Bashar durante la visita del Papa Juan Pablo II a Siria en mayo de ese año cuando el presidente sirio realizó flagrantes declaraciones antisemitas y se dice exigió una disculpa de Occidente por las Cruzadas ahogó las esperanzas que Occidente había depositado sobre esta. A pesar de los repetidos esfuerzos de acercamiento de los líderes europeos, las relaciones de Bashar con Occidente a lo largo de la década fueron tensas y marcadas por un mutuo antagonismo.

En los años siguientes, se realizaron varios intentos para poner en marcha el impulso liberal de la Primavera de Damasco,[3] pero todos los esfuerzos fueron recibidos con una ofensiva rápida por el régimen. En la siguiente década, la revolución siria sería dirigida por una nueva generación y por nuevas fuerzas. Aunque Riad Seif[4] y varias otras figuras destacadas de la Primavera de Damasco estuvieron involucrados en los esfuerzos por unir a la siempre dividida oposición a Bashar Al-Assad, los intelectuales liberales se vieron a sí mismos en el asiento trasero de los ahora dominantes militantes islamistas.

El contraste de perspectivas sobre la Primavera Árabe

Adonis y Sadiq Jalal Al-‘Azm han ofrecido interpretaciones contrastantes de la primavera árabe en general y de la revolución siria en particular. Al-‘Azm cree que la Primavera Árabe se ha iniciado exactamente desde donde se detuvo la Primavera de Damasco. Por lo tanto, la Primavera de Damasco podría ser vista como «un ensayo teórico» de la Primavera Árabe. Todos los lemas de las revoluciones de la Primavera Árabe fueron expresados una década antes en Damasco, y si el régimen hubiese accedió a algunas de estas demandas, el curso de la historia podría haber sido diferente.[5] La Primavera de Damasco proporciona una válvula de seguridad de todo tipo, explica Al-‘Azm, aliviando algunas de las tensiones políticas, sociales, y sectarias reprimidas que se habían enconchado en Siria desde hace más de medio siglo. Sin embargo, el régimen no podía tolerar incluso este mínimo de libertad y prefirió permitir aumentar la presión, hasta que en última instancia estalló, en la Primavera Árabe.[6]

El Profesor ‘Al-Azm, miembro un tanto pasivo de la Coalición Nacional de Fuerzas Revolucionarias de Siria y de Oposición, cree que la revolución siria ha traído justicia histórica, una venganza histórica sobre aquellos que suprimieron la Primavera de Damasco. La intelectualidad siria, la fuerza impulsora detrás de la Primavera de Damasco, ha estado jugando un papel secundario en las fuerzas combatientes de la revolución siria, y Al-‘Azm se siente del todo cómodo con eso. La revolución, que estalló de forma espontánea, no necesita intelectuales elitistas al estilo de la Primavera de Damasco para los líderes, este cree. Los intelectuales deben ponerse al servicio de las fuerzas revolucionarias que operan sobre el terreno, y no al contrario.[7]


Profesor ‘Al-Azm

Adonis, por su parte, cree que la revolución siria ha sido totalmente desviada del carril liberal esbozado por la Primavera de Damasco. En su opinión, la crisis siria ofrece nada más que malas alternativas, ya que se reduce a un choque de ilegitimidades – la ilegitimidad del régimen Baath de Al-Assad frente a la ilegitimidad de un levantamiento islamista violento, dogmático, y esencialmente sunita. Sin embargo, mientras pasaban las semanas, meses y años, con el número de víctimas elevándose exponencialmente, Adonis comenzó a centrarse en la ilegitimidad de la oposición. Cierto, este continuó pidiendo la renuncia del Presidente Al-Assad. «En mi opinión», este dijo en una entrevista en televisión en el 2012, «el presidente debería renunciar, por razones morales. Uno no puede seguir gobernando ante un trasfondo de sangre y partes de cuerpos. Desde el punto de vista moral el papel del presidente ha concluido».[8] Sin embargo, en varias ocasiones Adonis subrayó su preocupación de que en caso de que fuese exitoso, la oposición al régimen de Al-Assad lo reemplazaría con una norma similar o incluso peor que reprimiría aún más las libertades.

Adonis se niega a llamar a la insurgencia siria una «revolución», e insiste en una categorización de «Intifada», o «rebelión». «Podemos dar lugar a un presidente mejor, pero la verdadera pregunta es si somos capaces de construir una nueva sociedad», dijo.[9] Adonis argumenta que Libia es un ejemplo de ello. Todo el mundo apoya la eliminación de Gadafi, pero el resultado es una catástrofe: «Matamos a una bestia y volvimos a Libia en una jungla de fieras».[10]

Este le da muy pocas esperanzas a la revolución siria – o a cualquiera de las revoluciones de la Primavera Árabe – en producir un profundo cambio social; en consecuencia, al tiempo que «valida» a la Primavera Árabe por su espontaneidad, este lo considera indigno de apoyo: «No hemos leído un solo comunicado de los líderes de las intifadas árabes modernas que llaman a la separación entre religión y estado o el concederle a la mujer todos sus derechos. Los rebeldes mismos practican un juego religioso, porque su objetivo, por lo que parece, es alcanzar el poder en lugar de construir una nueva sociedad».[11]

Adonis: A visión efímera del futuro del mundo árabe

El escepticismo de Adonis hacia la Primavera Árabe tiene sus raíces en su desencanto con las ideologías que han dominado el mundo árabe en el siglo 20. Durante años, este se ha preocupado por el descenso del mundo árabe, que cree fue acelerado por ideologías -algunas religiosas en apariencia secular. De esta manera, mientras que la democratización árabe requiere, a priori, de la separación entre religión y estado, que en sí mismo no es suficiente: la religión debe convertirse, una vez más, en una experiencia personal, en lugar de la ideología de un grupo que abarca a toda la sociedad. «Las condiciones previas a la democracia no existen en la sociedad árabe, y no pueden existir a menos que la religión sea re-examinada de una manera nueva y precisa, y a menos que la religión se convierta en una experiencia personal y espiritual», este explicó en una entrevista de televisión del 2006.[12] Su conclusión es un cataclismo:

«Si veo a los árabes, con todos sus recursos y grandes capacidades, y comparo lo que han logrado durante el siglo pasado con lo que otros han logrado en ese período, yo tendría que decir que nosotros, los árabes estamos en una fase de extinción, en el sentido de que no tenemos presencia creativa en el mundo… Nos hemos extinguido. Tenemos la cantidad. Poseemos las masas en el pueblo, pero un pueblo se extingue cuando ya no tiene capacidad creativa, y la capacidad de cambiar su mundo…

«Los grandiosos sumerios se extinguieron, los grandiosos griegos se extinguieron, y los faraones se extinguieron. La señal más clara de esta extinción es cuando los intelectuales seguimos pensando en el contexto de esta extinción… Estamos frente a un nuevo mundo, con ideas que no ya existen, y en un contexto que es prácticamente obsoleto».[13]

Adonis ha sido muy crítico tanto a las ideologías revolucionarias pan-árabes y al Islam político. Este cree que las ideologías de todos los partidos políticos árabes, incluyendo los aparentemente seculares como el Baath, se han convertido en ideologías religiosas porque «confiaron en la metodología de la ideologías religiosas y no han hecho nada para separar la religión del estado».[14]

Los defensores del pan-arabismo siempre han descrito sus golpes de estado militares como revoluciones, «sin embargo algunos de los movimientos rebeldes, en su dependencia al texto, estuvieron más estancados que aquellos a los que querían derrocar», Adonis explicó en 1997[15]. Las ideologías ultra-nacionalistas pan-árabes han alienado al público a partir del concepto de «nación» y lo reemplazaron con la noción de un régimen, dijo. Por lo tanto, Adonis explica, en las circunstancias tiranas del mundo árabe, una persona desarrolla una relación con el régimen, no con su país.[16] Las «revoluciones» pan-árabes del siglo 20 también han fallado colosalmente como vehículo de liberación. «La sociedad árabe se basa en muchos tipos de esclavitud invisible, y la ideología y el mandato político las oculta con consignas sin valor alguno y con su discurso político», este sostuvo. «La infraestructura de las sociedades árabes es una estructura de esclavitud, no de libertad».[17]


Adonis

Adonis hizo claro su desencanto con la ideología baathista y los movimientos revolucionarios árabes en una entrevista con Al-Arabiya TV en abril, 2011, cuando estallaron las primeras manifestaciones en Siria:

«Durante los últimos cincuenta años, por lo menos, los árabes han estado pidiendo una revolución, una reforma, progreso, liberación del colonialismo, y así sucesivamente, pero el resultado de estos cincuenta años, como todos sabemos, son catástrofes y una regresión en todos los niveles. En el nombre de la unidad, nos han hecho trizas, en nombre de la libertad, nuestros países se han convertido en prisiones, y en nombre del socialismo y el pan-arabismo, que han llevado a la pobreza y a la falta de viviendas».[18]

A pesar de su análisis altamente crítico, fue la propia Primavera Árabe que quebró el pesimismo de Adonis. «El comienzo de la Primavera Árabe fue brillante, especialmente en la Plaza Tahrir en Egipto», dijo, «Creo que este principio se mantendrá muy arraigado, y el día en que se manifieste a sí mismo de manera democrática, y respete a los seres humanos y sus derechos».[19]

Adonis modela su visión liberal para el mundo árabe en el proceso de secularización de Europa. Este cree que la separación entre religión y estado en Europa rectifica el error del gobierno clerical medieval, pero en el mundo islámico, que no ha sido objeto de un proceso similar, la dominación política sigue dependiendo de la religión.[20] «Mientras la perspectiva religiosa tenga prevalencia en la sociedad – en sus instituciones, su cultura, su legislación y sus leyes – no seremos capaces de alcanzar la democracia o construir una sociedad civil», dice Adonis.[21]

A su manera de ver, la interpretación de los textos islámicos por los proponentes del movimiento Despertar Islámico del siglo 20 se separa del verdadero Islam – el Islam del individuo culto – y ha dado lugar solo a más violencia y violaciones a los derechos de la mujer y las minorías. «Yo tenía esperanzas de que habría un despertar islámico en el sentido humanista, que un re-examen del Islam sería factible, y que el Islam participaría en la construcción del mundo de hoy», este dijo en una ocasión, «pero la totalidad del ‘despertar islámico’ de hoy se basa en la violencia, el asesinato y el terrorismo…»[22]

Adonis siempre ha hecho hincapié en que no se opone a la religión en sí misma, sino que se opone a la interpretación moderna de la religión adoptada por el movimiento Despertar Islámico. Esta interpretación oscurece el texto original hasta el punto de que es casi imposible distinguir entre el texto y la interpretación: «Siempre respaldamos todo lo que decimos con una cita de nuestros predecesores antiguos en lugar de una cita desde el punto investigativo», dijo. «Pero ¿quiénes eran esos antiguos predecesores? Dijeron lo que dijeron en el contexto de su realidad? Algunos de ellos fueron grandes personas que nos deberían inspirar, pero no pueden servir como fuente de autoridad de ningún tipo».[23]

Adonis, que hace hincapié en la liberación de la mujer como elemento fundamental en cualquier reforma liberal en el mundo árabe, apoyó la prohibición francesa sobre el uso del velo en lugares públicos, indicando que el velo y otros símbolos religiosos pertenecen en la mezquita y no en los lugares públicos, donde representan «un asalto a los valores comunes».[24]

En octubre del 2008, sus ideas laicistas lo colocaron en un curso de colisión con los defensores del Islam político. Durante una conferencia en la Biblioteca Nacional de Argelia,[25] este hizo un llamado a los musulmanes «a que se divorcien completamente de su patrimonio religioso y adopten una mentalidad moderna, que rechace la santificación de los principios que el Islam considera sagrados». Adonis añadió que «de acuerdo al Corán, una mujer no posee personalidad jurídica. No es libre ni responsable de su propio destino – sino sirve como recipiente para los deseos de satisfacción del hombre».

La conferencia enfureció a los islamistas argelinos. Abderrahmane Chibane, presidente de la Asociación Ulama de Argelia y ex ministro de asuntos religiosos, describió a Adonis como un «poeta apóstata rebelde».[26] Incluso el Presidente argelino Abdelaziz Bouteflika consideró necesario declarar que este no fue responsable del «deterioro ideológico que se produjo en la conferencia del poeta sirio Adonis».[27]

Parece ser, sin embargo, que la única crítica que Adonis tomó en serio fue la hecha por la Ministro de Cultura Khalida Toumi, ex líder de la lucha por los derechos de la mujer en Argelia. Toumi removió al novelista Amin Zaoui de su cargo como director de la Biblioteca Nacional de Argelia, y en una conferencia de prensa, justificó el aluvión de críticas contra el poeta sirio, diciendo que estas «reflejan la indignación de la sociedad argelina por el insulto a su fe y a su carácter».[28]

En opinión de Adonis, la conducta de la Ministro Toumi demostró que la revolución social en el mundo árabe se había atrofiado. «Este asalto radical sobre la libertad de la cultura», escribió, «proviene de una mujer, Khalida Toumi, en nombre de la cultura y sobre la base de un peligroso ‘deterioro ideológico». Esa mujer nunca hubiera alcanzado la posición de ministro de la cultura si no fuera por las nociones de liberación y el progreso promovido por la revolución argelina… su actitud es una prueba más de que la revolución árabe – a la que aspiraban millones y por la que millones derramaron su sangre – en algunos países ha evolucionado hasta convertirse en un régimen que socava sus propios principios y coloca nuevas cadenas sobre el pueblo».[29]

Respecto a la violencia de la revolución

Adonis desaprueba fuertemente los medios violentos empleados por los rebeldes sirios, «que tratan de derrocar al régimen usando sus propios métodos», y cree que la violencia corrompe la revolución.[30] «Una revolución debería abrazar y amar a los demás, y hacer que den un paso adelante. No se trata de matanzas y destrucción», dijo en una entrevista con France 24 TV. «Una revolución no debe responder a la violencia con violencia. Debería responder con una lucha más profunda, un amor más fuerte, y protección a la propiedad pública y los tesoros nacionales. Esta debe ser la respuesta de la revolución a la injusticia y la tiranía».[31]

Esta lógica es rechazada por el profesor Al-‘Azm, quien argumenta que la violencia no ilegítima a la revolución. «La historia demuestra que sólo en raras ocasiones se condujeron revoluciones por medios pacíficos», este dijo a la misma cadena de televisión francesa. «La violencia es parte de la naturaleza de la revolución».[32]

Al igual que otros partidarios liberales de la revolución, el profesor Al-‘Azm lucha por explicar cómo una revolución comandada por Al-Qaeda podría aún evolucionar hacia una democracia en algún momento de un futuro previsible. Este establece una distinción entre la revolución en tiempos de guerra y la reconstrucción post-guerra del estado. Aunque Al-Qaeda y sus derivadas dominan el frente de batalla y han afirmado en repetidas ocasiones su intención de construir un califato islámico en la Siria post-revolución, Al-‘Azm cree que es poco probable que tenga éxito. Al-Qaeda se compone de «jihadistas que vagan», este explica.[33] Se mueven de un lugar a otro, de una guerra a otra. Florecen en tiempo de guerra, pero una vez que la guerra ha terminado, siguen su camino. Al-Qaeda representa «altas tensiones en el Islam», apela a gente que ha sido afectada y es típico en tiempos de guerra. Su esperanza de vida, sin embargo, es corto: una vez que la guerra ha terminado, la gente está obligada a volver al «Islam espontáneo» en la que fueron criados. Al-‘Azm atrae confianza de la oposición hacia un gobierno islamista posrevolucionario en Egipto y Túnez. Aunque la historia ofrece de que “no existen garantías absolutas»,[34] Al-‘Azm percibe estos desarrollos como evidencia de que el ascenso de los islamistas no es irrevocable.

El debate sobre la intervención extranjera en la guerra siria

La eliminación del régimen de Gadafi por intervención extranjera y la amenaza del Presidente Obama en agosto, 2012 de que cualquier uso de armas químicas por el régimen sirio sería considerado cruzar una «línea roja», y modificaría su «cálculo» respecto a la participación militar estadounidense en Siria, han intensificado el debate sobre la intervención extranjera entre los intelectuales sirios.

Adonis se opone a la intervención extranjera. Cree que una verdadera revolución «no puede tener lugar en una sociedad medieval, al igual que la sociedad árabe»,[35] y que, por tanto, el levantamiento en Siria dejará de generar el cambio social deseado. Su receta para revolucionar con éxito hacia una «sociedad medieval» se compone de tres condiciones: 1) la secularización de la sociedad, sin la cual no puede haber justicia, la libertad o la igualdad; 2) la liberación de la mujer de las cadenas de la ley religiosa; y 3) el evitar estrictamente la intervención extranjera, en una revolución o en cualquier otra circunstancia. En su opinión, el levantamiento en Siria no cumple alguna de estas condiciones; la mayoría de los rebeldes exigen la intervención extranjera, pero tienen muy poco interés en la secularización o en la liberación de la mujer.[36]

Adonis se opone a la intervención extranjera en principios, no sólo respecto a la crisis siria. Ningún líder intelectual árabe liberal ha rechazado la intervención extranjera más inequívocamente que el poeta sirio. Adonis sostiene que la intervención extranjera puede reemplazar a un líder, pero no puede transformar a la sociedad: «Si los árabes son tan ineptos que no pueden ser democráticos por sí solos, nunca podrán ser democráticos a través de la intervención de otros».[37]

Cuando, en febrero del 2014, el Presidente francés François Hollande declaró que la ratificación de la constitución post-revolución en Túnez «afirmaba que el Islam está totalmente alineado con la democracia», Adonis vio esto como una señal de que las potencias occidentales estaban del lado de las fuerzas reaccionarias en la sociedad árabe. «Hollande no conoce el Islam», dijo Adonis, «pero esto me hace preguntar si Occidente está adoptando una política de desprecio hacia el Islam y los árabes, y prefiere mantenerlos en su condición actual. Si quisiera realmente cambiar al mundo árabe, se alinearían con las fuerzas árabes progresistas».[38]

Parece ser que más que cualquier otra cosa que Adonis haya dicho o escrito sobre la revolución siria, fueron sus comentarios acerca de la intervención extranjera que llevaron a muchos a considerarlo como una encarnación del demonio, y no un mero adversario. En una entrevista en Dubái TV transmitida en marzo, 2013, tres días después de la «Inmediata Intervención Extranjera del Viernes» declarada por la oposición – Adonis declaró: «Incluso si el pueblo exige la intervención extranjera, yo personalmente estoy en contra de esta… Estoy en contra de la intervención militar de cualquier tipo y por cualquier pretexto o razón. Si el pueblo no es capaz de hacer los sacrificios necesarios para cambiar el régimen, entonces el cambio no tiene sentido». «La presentadora de televisión Zina Yazji, siendo ella misma siria, estaba horrorizada. «¿Esperan que el pueblo sufra aún más bajas»?», Preguntó». Absolutamente», «Adonis respondió de vuelta». Una revolución no puede completarse en un día o dos, con sólo una o dos muertes».[39]

Todo un año en el levantamiento, con el número de víctimas medidas en decenas de miles, la mala elección del poeta a las palabras parecía fría y sin corazón. «Va a ser difícil para el público que diga tal cosa, cuando usted está lejos de París», Yazji advirtió. Pero para Adonis no sucede nada si me maldicen, debo decir la verdad».[40]

Para ver el despacho en su totalidad en inglés copie por favor el siguiente enlace en su ordenador: http://www.memri.org/report/en/0/0/0/0/0/0/8166.htm

[*] Yotam Feldner es Vice Presidente de Operaciones en MEMRI y Director de MEMRI TV.


[1] Esta crítica a las supuestas intenciones de Mubarak le ganó al Profesor Ibrahim una condena de siete años por acusaciones falsas en recibir fondos extranjeros ilegales. Eventualmente, el sociólogo, quien posee doble nacionalidad egipcia y estadounidense, fue puesto en libertad en el 2003, tras incesantes presiones de los Estados Unidos.

[2] Al-Hayat (Londres), 27 de septiembre, 2000.

[3] En el 2004, 700 sirios firmaron una petición en Internet que hizo eco a los 99 y 1000 manifiestos. Al año siguiente, 250 intelectuales, entre ellos miembros de la Hermandad Musulmana, firmaron la «Declaración de Damasco», que pedía una reforma pacífica y gradual, y en el 2006, la Declaración de Beirut-Damasco pidió al gobierno sirio enmendar sus relaciones con su vecino occidental del sur. En diciembre del 2007, el Consejo Nacional de la Declaración de Damasco, una organización paraguas de las fuerzas de la oposición siria y los partidos políticos de ese momento, celebraron su primera reunión en Damasco.

[4] Seif, un empresario y ex miembro del parlamento, quien fundó el Foro para el Diálogo Nacional, durante la Primavera de Damasco, fue elegido vice-presidente de la Coalición Nacional para las Fuerzas Sirias Revolucionarias y de Oposición en noviembre, 2012.

[5] TV France 24, 1 de mayo, 2013.

[6] Orient News TV (Oposición siria) 3 de octubre, 2013.

[7] Al-Hayat (Londres), 22 de abril, 2013.

[8] TV Dubái, 19 de marzo, 2012; véase también Al-Rai (Kuwait), 5 de agosto, 2011.

[9] Al-Rai (Kuwait), 5 de agosto, 2011.

[10] France 24 TV, 22 de febrero, 2014.

[11] Al-Rai (Kuwait), 5 agosto, 2011.

[12] TV Dubái, 11 de marzo, 2006.

[13] TV Dubái, 11 de marzo, 2006.

[14] Al-Rai (Kuwait), 5 de agosto, 2011.

[15] TV Bahréin, junio, 1997.

[16] Al-Mustaqbal TV (Líbano), 18 de diciembre, 2007.

[17] ANB TV (Reino Unido), 26 de noviembre, 2006.

[18] Al-Arabiya TV (Arabia Saudí/Dubái), 20 de abril, 2011.

[19] France 24 TV, 22 de febrero, 2014.

[20] ANB TV) Líbano), 26 de noviembre, 2006.

[21] Al-Arabiya TV (Arabia Saudita/Dubái), 20 de abril, 2011.

[22] Al-Arabiya TV (Arabia Saudita/Dubái), 7 de septiembre, 2007.

[23] Al-Mustaqbal TV (Líbano), 18 de diciembre, 2007.

[24] Al-Hayat (Londres), 26 de junio, 2003.

[25] 13 de octubre, 2008. Extractos de la conferencia y un resumen de la misma fueron publicados

en la prensa argelina y publicados en varios portales. Véase, por ejemplo, Al-Nahar Al-Jadid (Argelia), 15 de octubre, 2008; www.aafaq.org, 18 de octubre, 2008; www.islamonline.net, 20 de octubre, 2008, véase MEMRI Despacho Especial # 2226.

[26] www.aafaq.org, 18 de octubre, 2008.

[27] www.elaph.com, 27 de octubre, 2008

[28] www.aafaq.org, 24 de octubre, 2008.

[29] El-Shorouk El-Yawmi (Argelia), 20 de diciembre, 2008.

[30] Al-Rai (Kuwait), 5 de agosto, 2011. En otra entrevista, un año más tarde, dijo: «No debemos emplear los mismos medios utilizados por los regímenes cuando llevamos a cabo la revolución o el cambio». Dubái TV, 19 de marzo, 2012.

[31] France 24 TV, 20 de febrero, 2013.

[32] France 24 TV, 1 de mayo, 2013.

[33] Orient News TV (Oposición siria) 3 de octubre, 2013.

[34] Orient News TV (Oposición siria) 3 de octubre, 2013.

[35] TV Dubái, 19 de marzo, 2012.

[36] TV Dubái, 19 de marzo, 2012.

[37] TV Dubái, 11 de marzo, 2006.

[38] France 24 TV, 22 de febrero, 2014.

[39] TV Dubái, 19 de marzo, 2012.

[40] TV Dubái, 19 de marzo, 2012