En un artículo del 4 de octubre, 2014 titulado «La Democracia Liberal es la Solución para Yemen y Otros [Países Árabes]», publicado en el diario saudita Al-Hayat, el veterano periodista saudí Jamal Khashoggi prescribe la democracia liberal como el único remedio posible para Yemen y otros países árabes arruinados por la guerra civil, y recomienda a Arabia Saudita y los estados del Golfo a que patrocinen su transición a la democracia. Reconociendo que esto suena contradictorio, ya que Arabia Saudita y los estados del Golfo no son por sí mismos países democráticos, Khashoggi explica que estos países no están en un estado de colapso y por lo tanto pueden darse el lujo de aplazar su adopción hacia la democracia. Si bien reconoce que la democratización será un proceso doloroso, prolongado y desigual, este menciona que a Europa, también le tomó mucho tiempo completar esta transición, y repite que es la única solución viable para la mayoría de los países árabes.

Lo siguiente son extractos del artículo.


Jamal Khashoggi (imagen: Alarabiya.net)

«Para las repúblicas árabes la democracia no es una elección, sino una necesidad… que las puede salvar… de las guerras civiles y de una desintegración completa»

«Fue muy natural para los ministros del interior del Golfo reunirse en Jeddah el pasado miércoles a fin de discutir la situación en sus patios traseros, Yemen, de hecho, la dejaron para bastante más tarde. Lo sucedido en Yemen es el resultado de la no intervención que ha continuado durante años, y de establecerse con la famosa iniciativa del Golfo[1] sin abordar sus detalles. La reunión produjo una declaración general [final] que le advirtió a Irán en contra de intervenir [en Yemen], [expresaron] su apoyo al colapsado gobierno yemenita, y condenaron el uso de armas. Sin embargo, no proporcionó ninguna receta mágica [para resolver la crisis en] Yemen.

«La verdad es que la única receta mágica para Yemen y otras repúblicas árabes es la democracia, pero no espero que sea el Consejo de Cooperación del Golfo o incluso la Liga Árabe que la propongan explícitamente, ya que la mayoría de los países árabes tienen problemas con la democracia que deben ser abordados por los que toman las decisiones antes de que sean abordados por los intelectuales y las élites políticas, que han colapsado como parte del colapso general de muchos países árabes. Nadie en el mundo árabe ha presentado un proyecto alternativo en lugar de guerras, enfrentamientos militares, súplicas, condenas y deseos.

«Los estados del Golfo dijeron que ‘no se quedarán de brazos cruzados ante la intervención extranjera sectaria en Yemen’, y el significado de esto es claro: [se están refiriendo] a Irán. Sin embargo, Irán no se hará cargo de Yemen completamente a menos que los houthís consoliden su control sobre este. El prevenir esto a través de la intervención directa significa o la guerra, que nadie desea, o el apoyo a algún otro partido [yemenita] en su contra, lo que significa una guerra civil en Yemen. La guerra civil no beneficiará a los estados del Golfo o al reino [saudita] o su estabilidad.

«Por lo tanto, sólo la varita mágica de la democracia evitará que los houthis tomen el control exclusivo de Yemen y lo protejan de caer en una guerra civil que destruirá todo y tendrá un impacto negativo sobre los vecinos de Yemen, especialmente en Arabia Saudita, que comparte las fronteras más largas con Yemen».

«Algunos pudieran decir que [esto es] una sugerencia repleta de contradicciones, para la [propia] Arabia Saudita no es democrático, y el pueblo yemenita [asimismo] no sabe cómo poner en práctica la democracia y el cambio de gobierno. Sin embargo, para la democracia de las repúblicas árabes no es una opción, sino una necesidad. Es el único remedio que puede salvarlos – no del estado de atraso, corrupción y tiranía… sino de un peligro mucho mayor que las guerras civiles y la desintegración completa. Es [una elección entre] democracia o la guerra civil. Los autócratas que gobernaron Yemen, Libia, Siria, Irak y Egipto bajo el falso pretexto de la democracia, y utilizaron sus servicios de seguridad para hacer cumplir su [falsa] estabilidad en sus países, no volverán después de haber sido derrocados en las auténticas revoluciones populares del 2011. Buena prueba de ello son las luchas internas que actualmente están destruyendo a Siria, Irak y Libia… Estos tres países hubiesen evitado este destino si sólo hubieran aceptado la democracia liberal, voluntariamente o por la fuerza…»

Decir que los árabes no están preparados para la democracia es una excusa que significa evadir la única solución que les queda; aprender de la democracia será doloroso, pero evitarla será peor

«En cuanto a la excusa de que el pueblo no está preparado para la democracia, significa evadir la única solución que les queda a los desconsolados. La verdad es que, incluso si el pueblo no estuviese bien versado ​​en la democracia (que es culpa de los regímenes corruptos que gobernaban), estos lo han aprendido rápidamente. Prueba de ello fue la alta participación [en las elecciones que tuvieron lugar] en los países árabes que se liberaron de la tiranía en las revoluciones del 2011. Incluso mejor prueba de ello es el Irak post-Saddam. Los que fracasaron y resultaron no estar preparados para la democracia son las élites políticas e intelectuales, que no aceptaron los resultados [de las elecciones] y [en su lugar] incitaron disturbios en sus sociedades, movilizaron a las masas [en apoyo de] su deseos egoístas, vaciaron a la democracia de su esencia y ventajas, y buscaron refugio [bajo las alas de] la propia tiranía que la cual una vez se quejaron, sea militar, sectaria o [tiranía] tribal. Ellos son los que necesitan aprender de democracia, no los ciudadanos a los que denominan ‘turbas’ sólo porque no votaron por ellos.

«Sí, no poseemos una cultura de conciencia cuando se trata de democracia. Esta es una vieja/nueva crisis vinculada al problema del equilibrio entre la ‘buena gobernanza’ y el [principio de] no salir en contra del gobernante, que es [parte del] sharia islámico. Esto es lo que causó incompatibilidad con la democracia, a pesar de los enfoques tempranos [democráticos], del estado otomano[2] al Jedivato de Egipto,[3] intentos que fracasaron hasta el advenimiento de las revoluciones del 2011 y que continúan fracasando, y hay todavía algunos que están entre nosotros que dicen que la democracia no nos conviene. Esta cultura despectiva de rechazo a la democracia vio nacer a gente que no sólo consideran la democracia como herejía, sino también los acusan de herejía y los asesinan por aceptarlo o practicarlo. Nuestra crisis con la democracia es mayor de lo que pensamos. Aprender y aceptarla va a ser doloroso, pero huir de esta [y elegir] la guerra civil será aún más doloroso.

«Para que no nos demos por vencidos y capitulemos ante los que abogan por el aplazamiento de la democracia hasta que el pueblo la aprenda, debemos recordar que, [incluso] en Europa, la democracia no cristalizó en su forma actual hasta el siglo 19, y se estabilizó sólo después de décadas de lucha…

Arabia Saudita no se encuentra en un estado de colapso que requiere de la cura de la democracia

«La otra contradicción [tiene que ver con la cuestión del] cómo Arabia Saudita puede patrocinar una transición a la democracia en Yemen y otras repúblicas árabes miserables cuando ella misma no es democrática? La contradicción aquí es teórica y filosófica, pero en la práctica no existe contradicción, ya que Arabia Saudita no se encuentra en un estado de putrefacción y colapso que requiere de esta ‘medicina’… sin embargo, para las repúblicas [árabes], esta ‘medicina’ es una necesidad. Es la única solución en la que diversas partes pueden acordar [a pesar de] que poseen diferentes programas para el país. La democracia significa lucha y competencia, pero sin armas, o al menos sin guerras civiles, [aunque] nadie puede garantizar que las partes en Yemen no recurrirán a las armas de vez en cuando…

«Los houthis no completarán su toma de Yemen excepto a través de una guerra civil, y sus rivales no serán capaces de deshacerse de ellos excepto por una guerra civil. El General libio Haftar no será capaz de erradicar a la Hermandad [Musulmana] en el país excepto con la continuación de la actual guerra civil, y la Hermandad no será capaz de eliminarlo a él sólo obteniendo la victoria en esta guerra civil. Lo mismo ocurre con Irak, Siria y otros países. La única solución es que ellos se sienten juntos bajo el patrocinio de un gran hermano – si no la estable Arabia Saudita y los países del Golfo entonces los Estados Unidos o la Unión Europea (tal como sucedió en Libia) – y bajo una pancarta diciendo ‘desacuerda en todo lo que quieras, pero evita la guerra y la muerte’. Luego establecerán bases sólidas para las elecciones, el cambio de gobierno, y el compromiso con la democracia. La alternativa es la guerra, tal como está sucediendo ahora».

«La única parte no invitada a participar en la democracia es la [corriente] salafista takfiri, actualmente encarnada por el Estado Islámico [EIIS]. El EIIS rechaza la democracia en principio, acusa a los que la aceptan de herejía, y permite su asesinato. Los mencione a ellos aquí como recordatorio de que son una alternativa más horrenda a la democracia, además de la guerra civil».


[1] La iniciativa del Consejo de Cooperación del Golfo, propuesta en abril del 2011, pidió al Presidente Ali Saleh transferir sus poderes al Vicepresidente Abd Rabu Mansur Hadi a cambio de inmunidad judicial. Saleh firmó el acuerdo en noviembre de ese año, pero en última instancia no pudo lograr la tranquilidad en el país.

[2] Khashoggi está aparentemente refiriéndose a las reformas Tanzimat promulgadas por el sultán Abdülmecid en 1839 como respuesta tardía del Imperio Otomano a las revoluciones americana y francesa y al liberalismo europeo. Las reformas estaban destinadas a proteger la vida y propiedad de los ciudadanos de la arbitrariedad gubernamental.

[3] Isma’il el Jedive, virrey de Egipto entre 1863 a 1879, trató de reformar el país cultural, económica y políticamente incluyendo el formar una asamblea representativa.