En su columna publicada el 27 de septiembre del presente año 2021 en el diario de Londres Al-Sharq Al-Awsat, el periodista libanés y analista político Sam Mansa expresó su preocupación por el destino de la democracia en el Medio Oriente, que dijo iba cuesta abajo luego del fracaso de los alzamientos ocurridos en la Primavera Árabe y tras la decisión tomada por los Estados Unidos de disminuir su participación en la región. Este dirigió críticas agudas ante Estados Unidos, diciendo que carece de una visión para establecer y cimentar las libertades y la democracia en el mundo. Su retirada política y militar, dijo Mansa, deja un vacío en la región, el cual está siendo llenado por actores no-democráticos tales como Rusia, Irán, Turquía y China; estos actores, a su vez, cultivan fuerzas locales sin experiencia que eligen la tiranía como su forma de gobierno. Este concluyó diciendo que la única esperanza de la región es que la generación más joven, influenciada por la globalización y las redes sociales, se sienta atraída por la democracia y actúe con el propósito de fortalecerla.

Sam Mansa (fuente: Syriahr.com)
Sam Mansa (fuente: Syriahr.com)

Lo siguiente son extractos traducidos de su columna:[1]

«Lo que aún queda de democracia parlamentaria en el mundo árabe está ahora de capa caída»

«Una ola antidemocrática parece estar barriendo a lo largo de las repúblicas árabes, especialmente los países del Mashreq (es decir, los países árabes de la cuenca del Mediterráneo oriental, a diferencia del norte de África). Yo no me refiero a los muchos obstáculos que impiden realizar cambios democráticos en todo el mundo árabe, sino sobre el destino de la democracia en los regímenes y repúblicas árabes que lo eligieron como bandera y han promocionado el carácter democrático de sus gobiernos…

«Primeramente, permítanme decir que la democracia sin duda ha perdido gran parte de su brillo en las democracias occidentales y sus fallas se han vuelto bastante evidentes. Pero a pesar de todo esto, permítanme enfatizar de que no existe otra alternativa a la democracia y debemos elogiar la estabilidad de sus instituciones y la determinación de los ciudadanos en los países democráticos de luchar contra todos los complots para eludirla, purgarla constantemente del radicalismo, ya sea de izquierda o de derecha y corregir sus defectos subrayando su compromiso a ello. Nosotros debemos admitir también que la democracia no puede darse por asentada: esta no surge automáticamente, sino que tarda en establecerse, ambos en los documentos como en el corazón del pueblo.

«Lo que nos preocupa aquí son las crecientes indicaciones en donde lo que aún queda de democracia parlamentaria en el mundo árabe está ahora de capa caída, tal como está sucediendo en el Líbano, o en otros países que mostraron su promesa de establecer la democracia luego de sucederse los hechos de la Primavera Árabe, tal como Siria, Palestina, Irak, Túnez, Sudán, Yemen y otros países. En la práctica, Siria solo extendió el tiránico gobierno de la familia Assad otorgándole a Assad un cuarto mandato en un simulacro de elecciones y esto en una país cuya revolución ha costado más de medio millón de vidas y ha producido nueve millones de refugiados y de desplazados. Palestina ha cancelado sus elecciones, o deberíamos decir que las pospuso, por lo que la Autoridad Palestina sigue estando casi ausente de la arena política nacional e internacional – y esto en un momento crucial para el futuro del pueblo palestino y su causa. A esto agreguémosle los movimientos del islam político, que no muestran ningún afecto por la democracia en ninguna parte y las elecciones en Irak, programadas para el 10 de octubre del presente año 2021, que pueden ser pospuestas o canceladas, o pueden muy bien ser manipuladas. Aquellos que siguen y comprenden lo oculto de la política iraquí saben muy bien que el futuro del primer ministro iraquí Mustafa Al-Kadhimi está en peligro, ante el poder obtenido por las milicias chiitas respaldadas por Irán y el papel que estas juegan.

En cuanto a Sudán, estando este en una etapa intermedia, con un régimen que comprende tanto a elementos civiles como militares, recientemente ha experimentado un intento de golpe de estado, lo que refleja el conflicto entre estos dos bandos. Y Túnez lidia con una crisis política y constitucional, como parte de la cual los poderes del parlamento han sido suspendidos y los miembros del parlamento y el presidente han perdido su inmunidad junto a todos sus privilegios».

En el Líbano, las instituciones democráticas están controladas por las fuerzas antidemocráticas más estridentes

«Pero el ejemplo más conspicuo y frustrante de lo atrofiado de la democracia es provisto por el Líbano, un país que durante mucho tiempo se ha enorgullecido de ser la excepción notable en la patria árabe: Un país que ha acogido la democracia liberal y la separación de poderes. El Líbano viene ahora cuesta abajo y la población cree que su democracia se ha convertido en mera cobertura para la corrupción y los corruptos y para socavar la soberanía, el gobierno y las leyes del estado. El Líbano ahora se ha convertido en algo similar a otras repúblicas árabes que mantienen la apariencia de democracia mientras lo vacían constantemente de contenido y agotan sus instituciones de valores civiles y libertades democráticas, convirtiéndolas en meros caparazones… Parece ser que los elementos que controlan al régimen democrático del Líbano son ??los elementos más estridentes y claros en su hostilidad contra la democracia.

«En este contexto, debemos señalar a Marruecos como excepción, ya que los resultados de sus elecciones indican que su democracia se ha recuperado. No incluiremos a Israel en esta lista, aunque este logró… tras su última elección, formar un gobierno de consentimiento que derrocó la insensata política de Binyamin Netanyahu, que estuvo en el poder durante más de una década.

Todo esto está sucediendo en medio de dos desarrollos importantes en la región:

«1. Decepción por la decadencia de la Primavera Árabe y las catástrofes que lo siguieron, sin entrar en las razones que las provocaron.

«2. La retirada política y militar estadounidense de la región y los intentos por parte de actores regionales e internacionales no-democráticos en llenar el vacío que este dejó. Los actores más destacados en este contexto son Rusia, Irán y los actores no-estatales aliados a este y Turquía, así como también China, cuya presencia en la región no es militar, hasta ahora. Todos estos países desconocen los principios democráticos de coalición y oposición, la separación de poderes, el establecimiento de normas constitucionales e instituciones legales, rendición de cuentas y responsabilidades junto al respeto por las libertades colectivas e individuales».

«El país más poderoso del mundo carece de la visión necesaria para promover libertades y la democracia»

«En medio de estos cambios… escuchamos el discurso del presidente de los Estados Unidos Joe Biden, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, pidiendo ‘centrarnos en el desafío global de los regímenes que se oponen a la democracia’ y ‘abrir una nueva era de diplomacia implacable’ y enfatizar que Estados Unidos es ‘un aliado confiable de sus socios’.[2] ¡Su discurso no mencionó la fuerza que debe acompañar a la diplomacia, para que esta sea efectiva y útil! Este dijo todo esto antes de secarse la tinta del acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes, y mientras Estados Unidos continúa persiguiendo a Irán en un intento de apaciguarlo y llevarlo de vuelta al acuerdo nuclear. Todo esto prueba una vez más que el país más poderoso del mundo carece de la visión necesaria para promover libertades y la democracia.

«Dejar a una región tal como el Medio Oriente para que lidie con su destino mientras cae en manos de regímenes que solo lanzan consignas huecas en referencia a la democracia y cuando algunos de los estados y sus élites se ven obligados a recurrir a otras fuerzas para llenar el vacío dejado por los estadounidenses, es una acción que despierta gran preocupación por el futuro de la región y sus pueblos y por el futuro de las generaciones más jóvenes. No quiero decir que estos países no puedan manejar sus asuntos sin ningún tipo de patrocinio extranjero. El problema es que las élites locales y las fuerzas cultivadas por los poderes no-democráticos, que se están apoderando del gobierno y de los centros encargados de tomar las decisiones, carecen de conocimientos y experiencia y por ende, son incapaces de gobernar el país si no es a través de tiranía y usurpación. Esto puede prolongar las oscuras crisis que prevalecen en el Mashreq, tal como lo estamos viendo en el Líbano, Siria, Irak, Palestina, Yemen y en otros lugares.

«¿Será diferente la generación más joven, inevitablemente influenciada por nuestros tiempos modernos, por el globalismo y las redes sociales? ¿Se sentirá atraída por los valores de la democracia y podrá revertir la tendencia a renunciar a estos valores?». Quizás, sea esta la única fuente de esperanza y optimismo que quede en nuestra región”.


[1] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 27 de septiembre, 2021.

[2] Cabe señalar que algunas de las citas atribuidas a Biden aquí no coinciden con el texto original del discurso. Véase Whitehouse.gov, 21 de septiembre, 2021.