Aumento de las tensiones entre el pueblo y el ejército
El 8 de julio del 2011, Egipto presenció una nueva ola de protestas masivas en las plazas de todo el país. Estas manifestaciones, algunas de las cuales aún están en curso, marcaron un punto de inflexión en la relación entre el pueblo y el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA). Los manifestantes pidieron una «segunda revolución» en contra de las autoridades egipcias, encabezadas por el CSFA, con el fin de defender la revolución del 25 de enero. [1]
El CSFA, encabezado por el General Mohamed Hussein Tantawi, quien inicialmente contó con el apoyo y el aprecio de los manifestantes egipcios y de las masas, ha sido objeto recientemente de severas críticas, en el que está siendo comparado con el odiado régimen de Mubarak. Este ha sido acusado de arrastrar sus pies en el logro de los objetivos de la revolución, e incluso de trabajar en contra de estos. De acuerdo con los manifestantes, el CSFA no está haciendo lo suficiente para saldar las cuentas con Mubarak y sus asociados, o con aquellos responsables por el asesinato de manifestantes durante la revolución, mientras que al mismo tiempo oprime a los manifestantes y les ha juzgado en los tribunales militares (mientras que funcionarios corruptos son enjuiciados en tribunales civiles).
El CSFA, por su parte, ha comenzado a tomar un tono más duro con los manifestantes y desafiar la legitimidad de sus acciones. Al tiempo que subraya su apoyo al pueblo y a la revolución, este ha exigido que los manifestantes abandonen la Plaza Al-Tahrir y regresen a su vida cotidiana, e incluso ha cuestionado los motivos de algunos activistas.
Al mismo tiempo, las autoridades egipcias han tomado una serie de medidas con el fin de aliviar la tensión y calmar a los manifestantes. Estas incluyen la renuncia del Viceprimer Ministro Yahya Al-Gamal, el anuncio de una inminente remodelación de los ministros del gobierno y los gobernadores de provincia y de planes de despedir a más de 500 agentes de la policía, la publicación de penas de prisión que han sido concedidas a tres funcionarios en el régimen anterior – el primer ministro Ahmad Nazif, el ex ministro del interior Habib ‘Adli y el ex ministro de finanzas Yousef Boutous Ghali – quien ha sido condenado por corrupción y el anuncio de que personas presuntamente responsables por las muertes de manifestantes pronto serán sometidos a juicio público.
A pesar de estas medidas, algunos manifestantes se han negado a dejar las plazas, prometiendo quedarse hasta que todas sus demandas sean cumplidas e incluso amenazando con escalar las protestas. [2]
Los acontecimientos provocaron un acalorado debate público sobre el desempeño y legitimidad del CSFA. La prensa egipcia publicó numerosos artículos que revisan las razones de las protestas y las críticas contra el CSFA. Otros artículos condenaron a los manifestantes por hacer demandas excesivas, y elogiaron el desempeño del CSFA. Muchos de los artículos advirtieron que un mayor deterioro en las relaciones entre las autoridades y los manifestantes podría llevar al caos y al derramamiento de sangre.
Este informe examinará la creciente tensión entre los manifestantes y el CSFA, tal como se refleja en la prensa.
Una «segunda revolución» – contra el CSFA
La protesta en curso en la Plaza Al-Tahrir va dirigida a los funcionarios egipcios y en especial al CSFA y su jefe, el General Tantawi. Además de exigir la realización de los objetivos de la revolución, los manifestantes también gritaban: «Abajo con el Mariscal de Campo Tantawi», y «El pueblo quiere derrocar al Mariscal de Campo» – consignas similares a las vociferadas en contra de Mubarak. Decenas de páginas de Facebook se han abierto llamando a derrocar al régimen militar y al propio Tantawi. [3]
Artículos en la prensa egipcia señalaron que las manifestaciones fueron dirigidas principalmente al CSFA y no al gobierno. ‘Abd Al-Halim Qandil, editor del diario Sawt Al-Ummah y portavoz del movimiento Kefaya, escribió: «El CSFA necesita darse cuenta de cómo se siente realmente el pueblo. Somos [testigos] de una segunda revolución destinada a rescatar los objetivos de la primera. Existe ira abierta hacia el CSFA y [las manifestaciones constituyen] un ultimátum del pueblo a los generales, una última advertencia para el CSFA…» [4]
Ali redactor Muhammad ‘Ali Khair escribió en Al-Akhbar que las protestas van «dirigidas al CSFA, que gobierna al país», y que los millones de manifestantes están a la espera de «una pronta respuesta del General Hussein Tantaw», ni de nadie más. Este agregó: «Aquellos que han recibido un ultimátum de los manifestantes – entienden ellos las metas de los [manifestantes], o necesitan otro ultimátum como una última advertencia antes de que sean pateados fuera del campo de juego? La pelota está ahora del lado del CSFA, y este está obligado a responder de forma inmediata a las demandas procedentes de la Plaza Al-Tahrir – porque esta extrae su legitimidad de [los manifestantes] y no de Mubarak». [5]
Pancarta en la Plaza Al-Tahrir: «La gente quiere que el CSFA rompa filas» [6]
El CSFA no está haciendo lo suficiente para alcanzar los objetivos de la revolución
Sintiendo que los objetivos de la revolución no se están cumpliendo, los manifestantes egipcios volvieron a las calles. Estos acusaron al CSFA de arrastrar sus pies en la implementación de estos objetivos, e incluso trabajar en contra de ellos ya sea debido a sus lazos con el régimen anterior o en capitular a los dictados extranjeros.
Algunos de los partidos y organizaciones involucrados en las manifestaciones se han comprometido a seguir protestando indefinidamente hasta que se cumplan sus demandas, publicando varias demandas acordadas por todos los manifestantes. Una de estas demandas es «redefinir las autoridades del CSFA para que no entren en conflicto con las del gobierno y permitir que el primer ministro nombre a su adjunto, a sus ministros y a sus asesores, después que su gobierno sea purgado de los partidarios del antiguo régimen». Otras demandas son detener el procesamiento de civiles por los tribunales militares y ponerlos en libertad inmediatamente y procesarlos en los tribunales civiles; revocar las leyes que prohíben las manifestaciones pacíficas, despedir a los agentes de seguridad presuntamente responsables de las muertes de manifestantes y enjuiciarlos públicamente en un tribunal especial establecido para este fin; despedir al ministro del Interior (quien es el ex jefe de policía) y reemplazarlo por uno civil, reorganizar el Ministerio del Interior y someterlo a la supervisión, reemplazar al actual fiscal general con un acuerdo sobre el candidato, enjuiciar públicamente a Mubarak y a los miembros de su régimen y retirar el proyecto de presupuesto actual y formular otro que será presentado para su debate público. [7]
Muchos artículos en la prensa egipcia reflejaron la frustración del público con la falta de progreso. Mustafa Al-Naggar, columnista del diario Al-Yawm Al-Sabi’ y fundador del partido liberal Al-‘Adel, escribió: «El pueblo está siguiendo los acontecimientos, con la esperanza de que la salvación está cerca, pero la espera es cada vez más larga y [el pueblo] está sorprendido en descubrir que [sus] derechos no están siendo realizados y que la justicia se lleva a cabo lentamente – tan lentamente como para dudar de la capacidad de las [autoridades] para hacer justicia. El pueblo siente que la revolución está en peligro, por lo que han decidido salir a las calles para defender y completar [la realización] de sus objetivos». [8]
El escritor egipcio Alaa Al-Aswany, autor de la famosa novela Edificio Yacobián, que criticó al régimen de Mubarak, escribió de forma similar en el diario Al-Masri Al-Yawm: «A pesar de que han pasado un total de seis meses desde la revolución ni siquiera uno de sus objetivos ha sido realizado. De hecho, a veces parece como si el CSFA estuviera jalando hacia la dirección opuesta. El viernes, 8 de julio, el pueblo transmitió un mensaje firme a las partes pertinentes. Millones salieron a las calles a lo largo y ancho de Egipto exigiendo que el CSFA de cuenta de las demandas de la revolución…
«La administración CSFA [del país], desde la revolución no ha sido revolucionaria en lo más mínimo. Este está llevando al país a un callejón sin salida y hacia un peligroso conflicto. Millones de egipcios, que llevaron a cabo una de las más grandes revoluciones en la historia, se sintieron [inicialmente] felices de llevar a cabo su revolución a manos del CSFA. Pero seis meses después, han descubierto que nada ha cambiado, por lo que han salido a las calles, exigiendo cumplir los objetivos de la revolución – pero el CSFA, parece ser que no desea cumplir.
«Las demandas de la revolución son claras. Las hemos escrito y las hemos nombrado en repetidas ocasiones. Son sencillas y legítimas:.. [Queremos] justicia, reforma democrática y [al país] purgado [de corrupción]. Tenemos derecho de saber dónde está Hosni Mubarak, cuál es el verdadero estado de su salud y por qué no se le trata como a cualquier otro preso. Tenemos derecho a saber dónde están [sus hijos] Gamal y ‘Alaa Mubarak y enviar a alguien para verificar que realmente estén en prisión.
«[Además], no hay más remedio que depurar a la policía de [funcionarios] corruptos y asesinos, purgar todas las instituciones estatales de los asociados de Hosni Mubarak y de celebrar juicios públicos justos para todos los [funcionarios] corruptos y asesinos, comenzando por el [propio] Hosni Mubarak y su ministro del interior el archi-asesino Habib ‘Adli». No hay más remedio que establecer un salario mínimo que asegure una vida digna para los pobres, así como también un salario máximo, que evitará el robo a las arcas del estado. Estas son las demandas de la revolución, que no vamos a renunciar, sea cual sean los sacrificios.
«Espero que el CSFA preste atención a la voz del pueblo antes de que sea demasiado tarde. El pueblo egipcio, cientos de los cuales han muerto y miles de los cuales han sido heridos por el bien de la revolución, están dispuestos a sacrificar [aún] más vidas en aras de la libertad. La democracia es la solución». [9]
Pancarta: «El pueblo quiere que el depuesto [presidente] sea juzgado. La lentitud es el comienzo de una conspiración». [10]
El redactor Muhammad ‘Ali Khair escribió: «La gente tiene muchas dudas sobre lo que ve a su alrededor. Sienten que las instituciones estatales han confabulado con el fin de salvaguardar a los miembros del antiguo régimen de ser enjuiciados, especialmente [los sospechosos de] asesinar a manifestantes. Es concebible que el gobierno de Sharaf incluya a 13 ministros del antiguo régimen, sin embargo, todavía se le llama gobierno revolucionario. [Aquellos] funcionarios del ministerio del interior que han sido acusados de asesinar a manifestantes – ¿por qué están todavía activos sirviendo [en sus puestos] En la mañana, llegan a los tribunales [como acusados] y por la tarde regresan a sus ministerios. Por otra parte, ¿por qué están siendo juzgados los líderes del antiguo régimen a puertas cerradas, [para que] el público ni siquiera vea sus fotos en los diarios?… ¿Por qué el primer ministro decide reemplazar algunos ministros, sólo para que el CSFA se oponga a esta [decisión]? Es Essam Sharaf realmente el primer ministro de Egipto? ¿Por qué el CSFA se niega a cumplir sus demandas?…
«Si el CSFAF no cambia su postura… todos pagaremos el precio: el caos destructivo que Egipto y su revolución no se merecen». [11]
El CSFA no es diferente del régimen de Mubarak
La acusación más fuerte contra el CSFA es que no es diferente del régimen del odiado Hosni Mubarak. Es de destacar que ninguno de los críticos señalaron que tanto Mubarak y los miembros del CSFA pertenecen a la misma élite militar que gobernó Egipto hace más de 60 años.
Alaa Al-Aswany declaro que el régimen militar está empleando los mismos métodos que Mubarak, la práctica de un gobierno autocrático, el no promover la independencia de los poderes del estado y el perseguir a los manifestantes, mientras que al mismo tiempo hace alarde de la democracia en Egipto. Este escribió: «Hosni Mubarak siempre tomó las decisiones por sí mismo. Nunca pensó que tenía que explicárselas al pueblo… Hoy día, nos damos cuenta de que el CSFA está empleando el enfoque del propio gobierno… tomando decisiones constantemente que no pueden se caracterizadas como un reflejo de la voluntad del pueblo o el espíritu de la revolución…
«Mubarak solía ejercer una fuerte presión sobre los jueces, a fin de transformarlos en herramientas para su propio uso. La mayoría de los jueces se resistió a estas presiones, pero algunos sucumbieron y se hicieron la vista gorda al fraude electoral… [Hoy] seis meses después de la revolución, a pesar de los reiterados llamamientos de antiguos jueces para purgar el sistema judicial [de corrupción], el CSFA aún tiene que tomar una decisión respecto a la independencia y el purgar el poder judicial…
«En la era de Mubarak, los aparatos de seguridad se comportaron con una total barbarie. Cientos de decenas de egipcios fueron objeto de violaciones de [derechos humanos] y tortura en la sede de la policía y sus ramificaciones, [pero] Mubarak nunca perdió la oportunidad de alardear sobre el cambio democrático que Egipto había visto en su era. Hoy, nos encontramos con que los anuncios del CSFA elogian la revolución y estresan el estado de derecho, pero al mismo tiempo, [enjuicia] a miles de civiles en los tribunales militares. Estos son detenidos por participar en una manifestación o protesta y luego se enfrentan a los tribunales militares que los pueden enviar a una prisión militar por varios años. Esto, mientras que los que asesinaron a egipcios, les robaron y violaron su honor están siendo juzgados en los tribunales civiles.
«En última instancia, lo que hace cojear al CSFA y le impide darse cuenta de las exigencias de la revolución es el hecho de que está empleando la misma política que Hosni Mubarak,… Sin embargo por mas puras que sean sus intenciones, no puede acabar con el régimen de Mubarak y encontrar uno nuevo cuando está usando los mismos métodos que utilizó Mubarak». [12]
El columnista ‘Aisha Al-Jiyar escribió: «Oh señores del CSFA, quienes gobiernan el país y gestionan los asuntos de sus ciudadanos, quienes son ustedes? Son [realmente] los comandantes del ejército que declararon su total apoyo a la revolución? o son los comandantes del régimen de Mubarak y lacayos de [su] mecanismo gubernamental, los que deben ser reemplazados en bloque con el fin de transformar este mecanismo en su totalidad?
«¿Estuvieron ustedes [entre] los que se opusieron a pasarle la presidencia [de padre a hijo] o estaban ustedes [entre los que] creían que el verdadero peligro no radica en el gobierno hereditario sino en la Hermandad Musulmana, los salafistas, los liberales, o cualquier otra [fuerza] que pudiera surgir del caos de la revolución? ¿Cree usted que [el régimen de Mubarak], que se derrumbó y pasó de este mundo, fue [en realidad] lo mejor para Egipto? ¿Cree usted que lo que pasó fue de hecho una revolución, cuyas demandas son legítimas en la realidad y no sólo en anuncios [hipócritas] y que estas exigencias deben cumplirse sin demora? ¿O cree usted que no es más que una Intifada juvenil, y una ‘Intifada de ladrones’, mientras el [ex presidente egipcio Anwar] Sadat [describía los disturbios por alimentos de enero, 1977]…?
«¿Cree usted en la democracia y la considera como la manera de avanzar en Egipto? [Cree] usted que el pueblo debe vivir en libertad y elegir a sus gobernantes? ¿O renuncia usted a la democracia y cree que no es conveniente para nosotros los egipcios, que las boletas [sólo] darán una [victoria] electoral para los islamistas, que Egipto se convertirá en [otro] Irak o Afganistán y que un mandato de las fuerzas armadas o de sus leales [seguidores] es la manera de garantizar un futuro [estable]? Están ustedes recreando el régimen de Mubarak?… Eso nunca sucederá. No les dejaremos…» [13]
Para ver el despacho en su totalidad en inglés por favor haga clic en el siguiente enlace:
http://www.memri.org/report/en/0/0/0/0/0/0/5471.htm
[1] Véase MEMRI Investigación & Análisis No. 663, «Crónica de una sublevación condenada: La revolución egipcia como un microcosmos de la misión a las masas árabes para una participación en el poder y los recursos», del 7 de febrero, 2011 que predijo una revolución en contra del régimen militar. http://www.memri.org/report/en/0/0/0/0/0/0/4977.htm.
[2] Por ejemplo, algunos amenazaron con obstruir el tráfico a través del Canal de Suez. Al-Masri Al-Yawm (Egipto), 13 de julio, 2011.
[3] http://www.facebook.com/topic.php?uid=205831912776962&topic=2192.
[4] Citado en la columna de Hasanein Kuroum, Al-Quds Al-Arabi (Londres), 13 de julio, 2011.
[5] Al-Akhbar (Egipto), 10 de julio, 2011.
[6] http://malekwktaba.com/?p=7652.
[7] Al-Masri Al-Yawm (Egipto), 13 de julio, 2011.
[8] Al-Yawm Al-Sabi ‘(Egipto), 10 de julio, 2011.
[9] Al-Masri Al-Yawm (Egipto), 12 de julio, 2011.
[10] Al-Masri Al-Yawm (Egipto), 13 de julio, 2011.
[11] Al-Akhbar (Egipto), 10 de julio, 2011.
[12] Al-Masri Al-Yawm (Egipto), 12 de julio, 2011.
[13] Al-Dustour (Egipto), 10 de julio, 2011.