Mosaicos bizantinos de la iglesia Hagia Sophia

Cuando serví en Sudán bajo el régimen de Bashir, me maravillé por las tácticas negociadoras de su gobernante Partido del Congreso Nacional. El régimen mantuvo una relación muy productiva con los Estados Unidos, la de cooperación en combatir el terrorismo, mientras que esencialmente buscaba confrontación en cualquier otro campo. Esto implicó actividades y acciones en constante aumento y relanzamiento en otros campos, buscando ventajas o tratando de reducir la influencia norteamericana. El régimen sudanés, por ejemplo, decretaba la expulsión inmediata de media docena de organizaciones humanitarias de Occidente en Darfur y luego «negociaba» los términos, al final tal vez cinco serían los expulsados ​​en lugar de seis, o en lugar de inmediatamente, serían expulsados en tres meses. Mucho se haría con las concesiones menores que los sudaneses concedieron crisis menores que ellos mismos orquestaron. Eran maestros del pasado en el uso del proceso y sus detalles, como forma de obtener ventaja o retrasar o distraer a algún oponente.

Otros regímenes han hecho un trabajo similar. El acuerdo en materia nuclear iraní PIDAC fue, entre otras cosas, parte de un proceso en el que los negociadores iraníes agotaron a sus homólogos extranjeros, asegurándose de que áreas clave tales como el desarrollo de misiles balísticos, o el aventurismo iraní y la interferencia militar en los países vecinos, no formaran parte del paquete final. Qatar mantiene la mayor base militar estadounidense en la región y al mismo tiempo financia diariamente un imperio de propaganda que constantemente arroja veneno contra los Estados Unidos y sus intereses. En ambos casos, entre las negociaciones iraníes y las relaciones bilaterales con Qatar, solo existe cierto espacio disponible en procesos complejos y el adversario lo sabe muy bien.

Otro país que practica esta estrategia de escalada y proceso es la Turquía de Erdogan, particularmente en su difícil relación con Occidente – «Occidente», en este caso, refiriéndose a Estados Unidos y la Unión Europea. Turquía es socio de la Unión Europea en temas relacionados con el espinoso problema de la inmigración ilegal y de los Estados Unidos en materia de política de seguridad. La Unión Europea desea mantener al mínimo la influencia de inmigrantes que transitan por Turquía hacia la Unión Europea.[1] Estados Unidos desea mantener su presencia militar en Turquía y también está interesado en evitar que Ankara se acerque (más de lo que ya lo están los turcos) a Moscú y Teherán.

Recientemente, el gobierno turco se adelantó hacia el cumplimiento de la promesa electoral de Erdogan de convertir de nuevo la basílica bizantina de la Santa Sabiduría, Hagia Sophia, en mezquita.[2] Construida por el emperador Justiniano el Grande en el siglo 6 y, durante casi un milenio, la iglesia más grande de la cristiandad, la Hagia Sophia se convirtió en una mezquita con la conquista otomana de 1453 y permaneció así hasta que se convirtió en museo en el año 1935 por orden de Mustafá Kemal Ataturk.

La sugerencia de que la Hagia Sophia estaba a punto de convertirse en mezquita nuevamente ha causado alarma entre los cristianos ortodoxos orientales. El Secretario de Estado estadounidense Pompeo y el Embajador de los Estados Unidos para la organización Libertad Religiosa Internacional Sam Brownback han expresado su preocupación,[3] al igual que la UNESCO y la Unión Europea.

Para Erdogan, la controversia inventada está hecha a su medida. Es ampliamente popular en el país, especialmente entre los islamistas y los nacionalistas extremistas que le rodean. Esto distrae a Turquía de sus problemas internos, su inestable respuesta al coronavirus y su empeoramiento en su situación económica. Esto crea problemas para el alcalde opositor de Estambul y aplaca a los laicos y a las minorías religiosas que no se atreven a quejarse demasiado. Tal situación produce un fervor xenófobo contra Occidente, contra los griegos y los estadounidenses.[4]

Ya sea se anuncie o no una decisión el 15 de julio, 2020 (todo lo que Erdogan necesita hacer es emitir un decreto presidencial), creando un proceso y drama que alimenta la especulación de los medios de comunicación y que también alimenta la indignación. Si esto sucede, Erdogan es el campeón del Islam que se mofa de Occidente y de los intrusos extranjeros; si, de alguna manera, se retrae, entonces será a causa de una presión extranjera sumamente escandalosa y una queja más que nutrir. Pero dentro del esquema más amplio de las cosas en la relación de Turquía con el mundo, el destino de la Hagia Sophia parece ser más bien pequeño. Y no sería la primera iglesia bizantina en los últimos años en haber sido convertida en una mezquita partiendo de un museo.[5]

Este melodrama se desarrolla mientras Turquía se encuentra ocupada en otros lugares, a pesar de sus problemas económicos. El régimen sigue siendo uno de los principales entes que encarcelan a periodistas y a políticos de oposición. Las fuerzas armadas turcas directamente, o a través de agentes estado, se encuentran involucrados en conflictos intensos en Siria, Libia e Irak. La complicada y a veces, mutuamente beneficiosa relación de Turquía con Irán e incluso con Rusia continúa. Y Estambul es refugio seguro para más de una decena de canales de televisión por satélite islamistas que transmiten propaganda en idioma árabe que a menudo son profundamente antisemitas, anticristianos y anti-estadounidenses en toda la región. Estos canales, muchos relacionados con la Hermandad Musulmana, buscan apuntar a regímenes opuestos a Erdogan, tales como el Egipto de Al-Sisi o Arabia Saudita. Estos impulsan diariamente un contenido incendiario que promueve una agenda islamista.[6] Por supuesto, este ataque de los medios de comunicación desde territorio turco es solo parte de una alianza estratégica mucho más amplia entre Turquía y Qatar.[7]

El nombre de la calle frente a la nueva Embajada de los Estados Unidos en Ankara fue cambiado a calle Malcolm X

A medida que los estadounidenses intentan «mantener a Turquía dentro del manto común», mantener la relación y mantener abiertos los canales de comunicación, las acciones turcas crean más y más estrés en otros lugares. Esto ya no es así, si es que alguna vez lo fue, una situación en la que la supuesta culpa por las tensas relaciones con Turquía recae en una postura estadounidense ambigua sobre las fuerzas kurdas en Siria.[8] Si bien los intereses estadounidenses a veces pueden superponerse con los de Turquía, la tendencia va en dirección equivocada y cualquier beneficio que obtengan los estadounidenses parece compensarse cada vez más por el costo impuesto a los intereses estadounidenses.[9]

Las maquinaciones domésticas de Erdogan con una histórica iglesia bizantina no son, por supuesto, un punto de quiebre para los Estados Unidos. Ni tan evidentemente, condenan a un empleado del consulado local estadounidense a prisión.[10] Tampoco es el evidente apoyo que le otorga Turquía al régimen de Maduro en Venezuela.[11] Aparentemente, tampoco lo es el apoyo descarado y de larga data turco en fracturar las sanciones iraníes – Halkbank, penalizado por los Estados Unidos por reprimir las sanciones sobre Irán, es propiedad del Fondo de Riquezas de Turquía, cuya junta está encabezada por Erdogan y cuyo vicepresidente es Berat Albayrak, el yerno de Erdogan, así como también ministro de finanzas de Turquía.[12]

Cualquiera que sea el secreto de la relación personal entre los presidentes Erdogan y Trump, el beneficio a la política estadounidense parece ser cada vez más difícil de alcanzar.[13] En algún momento, el costo obvio de una mala relación superará con creces los aparentes beneficios que ya no podrán ser ocultados. Si el punto de quiebre se produce este año o en los años venideros dependerá de las ramificaciones internacionales a las próximas tácticas de Erdogan. O las que vendrán después. Pero parece ser que todo esto es inevitable.

*Alberto M. Fernández es Vicepresidente de MEMRI.


[1] [1] Crisisgroup.org/europe-central-asia/western-europemediterranean/turkey/sharing-burden-revisiting-eu-turkey-migration-deal. 13 de marzo, 2020.

[2] Véase la serie de MEMRI Despacho Especial No. 8698 – Tras la promesa de Erdogan de convertir de nuevo la iglesia Santa Sofía ‘en una mezquita’, versos del Corán y llamada a los rezos se recitan en la antigua iglesia A, 15 de abril, 2020.

[3] Hurriyetdailynews.com/ankara-responds-to-us-concerns-on-hagia-sophia-156039, 26 de junio, 2020.

[4] Bipartisanpolicy.org/blog/rising-anti-americanism-in-turkey/, 7 de febrero, 2018.

[5] Romfea.news/concerns-about-the-conversion-of-hagia-sophia-in-trebizond-into-a-mosque/, 28 de mayo, 2019.

[6] Portal MEMRI TV Video No. 8096 – Presentadora de televisión Hala Samir en canal de televisión de la Hermandad Musulmana: Los homosexuales deberían ser asesinados: quemados vivos, arrojados desde el lugar más alto o apedreados, 16 de junio, 2020.

[7] Fdd.org/analysis/2019/12/11/brothers-in-arms/, 11 de diciembre, 2019.

[8] Brookings.edu/blog/order-from-chaos/2019/10/09/the-us-played-down-turkeys-concerns-about-syrian-kurdish-forces-that-couldnt-last/, 9 de octubre, 2019.

[9] Cfr.org/report/future-u.s.-turkey, noviembre, 2018.

[10] Nytimes.com/2020/06/11/world/europe/turkey-court-sentences-metin-topuz.html, 11 de junio, 2020.

[11] Bloomberg.com/news/features/2019-04-25/venezuela-turkey-trading-scheme-enriches-mysterious-maduro-crony, 24 de abril, 2019.

[12] Foreignpolicy.com/2019/10/16/halkbank-indictment-turbocharges-u-s-turkey-tensions-zarrab-erdogan-iran/, 16 de octubre, 2019.

[13] Csmonitor.com/USA/Politics/2019/1114/My-dear-friend-Why-Trump-Erdogan-ties-endure, 14 de noviembre, 2019.