Introducción
En las segundas elecciones parlamentarias en Irak, celebradas el 15 de diciembre del año pasado, cuatro grupos políticos surgieron con un control aplastante de escaños en el parlamento. Estos grupos que, juntos controlan 252 de los 275 escaños totales, son la Alianza Iraquí Unida (AIU) asociada con los partidos políticos chi’itas (130 escaños) [1] ; la Alianza Kurda (53 escaños); el Frente de Acuerdo Iraquí representando a los sunnis (44 escaños); y la Lista Nacional Iraquí del ex primer ministro Ayad Allawi que comprende principalmente a candidatos seculares (25 escaños). Los 23 asientos restantes están divididos entre varios partidos e individuos, siendo el más significativo el Frente Iraquí para el Diálogo Nacional, otro partido sunni, cuyos 11 escaños complementan los 44 escaños del Frente de Acuerdo Iraquí.
Los resultados de las elecciones fueron disputados sobre la bases del fraude y de irregularidades, que retardaron la asignación final de escaños por casi dos meses. La investigación de un equipo de las Naciones Unidas y de expertos de la Liga Árabe encontró pocas irregularidades: Los últimos resultados anunciados por el Comité Electoral Independiente el 10 de febrero del 2006 fueron casi idénticos a los resultados preliminares. El equipo internacional también identificó en esta coyuntura de la historia de Irak «la urgente necesidad por una verdadera unidad nacional que represente a todos los segmentos del pueblo iraquí». [2]
Las principales figuras políticas
Los cuatro grupos principales que lideran en las elecciones están constituidos de varios componentes los cuales, de un tajo, pueden seguir sus propios intereses religiosos, sectarios, tribales, regionales, o incluso los personales. De hecho, las tensiones y desacuerdos dentro de ellos y entre ellos podrían minar las perspectivas de formar un gobierno operacional estable y eficaz en los próximos cuatro años.
La propia AIU es una confederación de cuatro partidos políticos y candidatos independientes – el Concejo Supremo de la Revolución Islámica en Irak (CSRII) bajo Abd al-Aziz al-Hakim; el Partido al-Da’wa, bajo el actual primer ministro Ibrahim al-Ja’fari; el Partido Fadhila [Partido de la Virtud] bajo el Dr. Nadeem al-Jabiri; y los Sadristas, los partidarios del joven clérigo radical islámico Muqtada al-Sadr. La Alianza Kurda está constituida por los dos partidos principales kurdos – la Unión Patriótica de Kurdistán (UPK) bajo Jalal Talabani, el actual presidente de Irak, y el Partido Democrático de Kurdistán bajo Mas’oud Barzani, el Presidente de Kurdistán.
Existen cuatro figuras y agrupaciones principales en los partidos sunni. El Frente de Acuerdo Iraquí, incluyendo la Conferencia del Pueblo de Irak, bajo ‘Adnan al-Duleimi; el Partido Islámico, bajo Tariq al-Hashemi; el Frente de Diálogo Nacional, bajo el Jeque Khalaf al-‘Alyan; y el Concejo para el Diálogo Nacional, bajo Saleh al-Mutlak.
La selección de un primer ministro
Bajo la constitución iraquí, el partido con el mayor número de escaños designa al primer ministro, aunque es el Concejo del Presidente (el Presidente de la República y sus dos Vicepresidentes) quiénes le piden a un miembro del parlamento que forme un nuevo gobierno.
Mientras los resultados de las elecciones estaban siendo disputados, la AIU, el grupo con el mayor número de escaños parlamentarios, estuvo comprometido en una intensa prueba interna para la selección de su candidato al cargo de primer ministro. Inicialmente, cuatro candidatos compitieron, pero eventualmente la verdadera competencia fue reducida a la del actual primer ministro Ibrahim al-Ja’fari del Partido al-Da’wa y ‘Adil Abd Al-Mahdi, el vicepresidente del CSRII. El nuevo primer ministro servirá durante cuatro años bajo la constitución aprobada en un referéndum en octubre del 2005.
El método para seleccionar al primero ministro
Los dos candidatos claves y sus partidarios defendieron dos métodos opuestos de selección: Los partidarios de Abd al-Mahdi favorecieron la selección basada en el consenso; los partidarios de al-Ja’fari favorecieron la selección por un voto entre los 130 miembros del parlamento de la AIU. El segundo método surgió alzando la mano, mayormente gracias al peso de los 30 Sadristas que votaron por al-Ja’fari. El diario de Londres Al-Sharq Al-Awsat ha informado que, en vísperas a la votación, Muqtada al-Sadr llamó a algunos de los líderes chi’itas y amenazó con una guerra civil si al-Ja’fari no era seleccionado. [3] Dado el record de conducta errática de al-Sadr, la historia no puede ser descartada prontamente. También fue sugerido un quid pro quo de los votos de los Sadristas para él, al-Ja’fari declinará todos los casos legales contra ellos, la mayoría que surgen de la rebelión en Najaf y Karbala en el 2004 y, más significativamente, el arresto pendiente contra al-Sadr por el asesinato de una figura principal chi’ita, Abd al-Majid al-Khoei, poco después la ocupación de Irak. [4]
Cuando los votos fueron contados, al-Ja’fari recibió 65 votos y Abd Al-Mahdi, 64. Al-Ja’fari fue declarado ganador, pero su margen de victoria no representó un gran voto de confianza para alguien que ya había servido como primer ministro durante casi un año, ni una salida propicia a los desafíos venideros.
Al-Sadr surgió de este ejercicio como una persona con temple político, que rápidamente usó en una serie de bien publicitadas visitas a países vecinos dónde fue tratado como una figura política significativa. En el curso de menos de cuatro semanas, fue recibido por los jefes de estado de Irán, Arabia Saudita, Siria, y Jordania. De una manera u otra, al-Sadr se ha convertido en parte del paisaje político iraquí – una fuerza a ser considerada. Al-Sadr tiene dos potentes oponentes – los kurdos y Abd al-Aziz al-Hakim, el líder del CSRII. Si estos dos grupos políticos unen sus fuerzas con Allawi y los sunnis, una total nueva situación política podría surgir.
Los retrasos previstos en formar un gobierno
La formación del primer gobierno iraquí siguiente a las elecciones del 30 de enero del 2005 tomó aproximadamente cuatro meses. Para ese momento, había sólo dos grupos mayoritarios negociando un trato, y uno de los dos, la AIU, tenía una absoluta, aunque no mayoría de las dos terceras partes en la Asamblea Nacional. Esta vez, hay cuatro grupos mayoritarios en el recientemente elegido parlamento, y ninguno con una mayoría absoluta. Para formar un nuevo gobierno, y con este el derecho a gobernar, un candidato necesita el apoyo de toda la AIU y de por lo menos un grupo más de entre los cuatro. Dado que al-Ja’fari no es popular fuera de su propio partido Da’wa y los Sadristas que conjuntamente controlan menos de la mitad de los 130 escaños de la AIU, es poco sorprendente que varios grupos ya estén maniobrando para identificar a candidatos alternativos.
Es probable que el proceso para formar una coalición no sea fácil ni rápido. Ya muchos de los compañeros potenciales han declarado sus condiciones, o líneas rojas – un eufemismo para un veto – sobre los candidatos potenciales y sobre los asuntos críticos. No obstante su advertencia que cualquiera que dibuje estas líneas «se encontrará a si mismo [enredado] dentro de ellas», [5] Talabani le recordó a la AIU que la nominación no necesariamente significa el nombramiento, y que mientras al-Ja’fari puede ser aprobado en el parlamento por una mayoría simple de 138 miembros, él necesitaría de hecho 184 votos, o dos tercios de los miembros del parlamento, para poder gobernar eficazmente, y efectuar ciertos cambios que requerirían dos tercios de los votos en el parlamento. [6] los kurdos tienen sus propias condiciones sobre el federalismo de Kurdistán y sobre el futuro de Kirkuk, como se explicará debajo.
Disputas sobre las figuras políticas
La figura política que hace surgir el mayor nivel de disputa es el propio al-Ja’fari. Él ha sido criticado por realizar pobremente su trabajo como primer ministro. El país permanece en un severo estado de tumulto y está sujeto a los diarios ataques terroristas. Asustados por la violencia aleatoria, muchos iraquíes raramente se aventuran fuera de sus casas. El suministro de electricidad y de la gasolina permanece irregular, y la alta proporción de desempleo no muestra ninguna señal de descender. Ante todo, al-Ja’fari se le ve ahora como agradecido al errático clérigo islamista Muqtada al-Sadr cuyos votos de los partidarios fueron cruciales para poner a al-Ja’fari delante de su más cercano competidor. Existe una preocupación genuina que el gobierno de al-Ja’fari pueda, bajo presión de al-Sadr, empujar a Irak hacia una teocracia al estilo iraní.
La otra figura política que levanta mucha disputa es Ayad Allawi, el ex primer ministro, quien es un chi’ita secular. Al-Ja’fari, y, más aun, los Sadristas quienes lo apoyaron, han declarado su oposición a Allawi en unirse al nuevo gobierno. La objeción de Al-Ja’fari puede tener que ver con la pasada asociación Ba’thista de Allawi, y los Sadristas no pueden perdonarlo por aplastar, con fuerza considerable, su rebelión contra el chi’ita marja’iyah en Najaf y Karbala y contra las fuerzas multinacionales en el 2004. Es más, el secularismo de Allawi es el anatema de un grupo que firmemente cree que el único gobierno bueno es un gobierno basado en el shari’a (ley islámica). [7]
Maniobra política
Existe un amplio acuerdo general entre las varias agrupaciones políticas, incluyendo a elementos de la AIU, de que el nuevo gobierno debería ser un gobierno «nacional de salvación» que trae bajo su paraguas todas las fuerzas políticas en Irak. Los Estados Unidos están firmemente detrás de esta proposición, ya que de hecho es improbable que la insurrección guiada sunni pueda ser controlada a menos que los representantes sunnis en el Parlamento estén totalmente representados en el nuevo gobierno.
Los dos grupos sunni en el Parlamento, quienes juntos controlan 55 escaños, han entrado en una coalición más amplia con la Lista Nacional de Allawi, creando la segunda facción mayor en el Parlamento con 80 escaños. El nuevo grupo se llama el Concejo para la Acción Nacional (majlis al-‘amal al-watani), el cual actuará como una facción parlamentaria integrada en las negociaciones del primer ministro designado en la formación de un nuevo gobierno. Ellos esperan aumentar su número a 88 atrayendo a individuos o representantes de grupos pequeños. En palabras de uno de sus miembros – Izzat al-Shahbandar – Todos los componentes de la facción son grupos nacionalistas que rechazan la política étnica. Su misión «es la unidad nacional, sin que Irak descienda al abismo». [8]
Otro problema para al-Ja’fari es propuesto por el encabezado del AIU, Abd al-Aziz al-Hakim, quién encabeza el CSRII y quién cree que el cargo de primer ministro le pertenece a su partido porque tiene una base política mucho mayor que la del Partido Da’wa de al-Ja’fari, y está negociando con los probables socios de la coalición a espaldas de al-Ja’fari. Mientras va en apoyo de la opción democrática de al-Ja’fari, sus acciones no son consistentes con sus palabras. Se le conoce por haber sostenido conversaciones, conjuntamente con Adil Abd Al-Mahdi quién fue derrotado por al-Ja’fari por un voto, con el líder kurdo Jalal Talabani y con el líder sunni ‘Adnan al-Duleimi. Al-Hakim también se ha reunido separadamente con el otro líder kurdo Mas’oud Barzani, el presidente de Kurdistán. [9] Dada la desilusión de Al-Hakim a la selección de al-Ja’fari sobre el candidato del CSRII Abd al-Mahdi, es una presunción segura de que él no está exactamente conduciendo reuniones para movilizar el apoyo a la candidatura de al-Ja’fari.
Mientras el CSRII y su líder al-Hakim han mantenido una alianza estratégica con los kurdos, al-Ja’fari, como primer ministro, ha tenido menos relaciones calurosas con Jalal Talabani, el presidente de Irak. Sus conflictos y desacuerdos fueron noticias en primera página durante mucho tiempo en la prensa libre iraquí. Los kurdos han sido particularmente defraudados con la negativa de al-Ja’fari a poner el asunto de Kirkuk en la agenda. Talabani y al-Ja’fari han inclusive discutido por los palacios de Saddam, un problema finalmente resuelto con la ayuda de la milicia kurda, el Peshmerga.
Al-Ja’fari tampoco debe ignorar el cuarto componente de la AIU, el Partido Fadhila [el Partido de la Virtud] qué tiene su propia agenda y sus propias demandas que, si no son satisfechas, podrían hacerlos caer en brazos de una configuración política diferente. El partido Al-Fadhila parece no haber tomado parte en las negociaciones para el próximo gobierno.
Otra crítica de al-Ja’fari, expresada por la Red de Noticias Najaf, es que por insistir en su reelección, Al-Ja’fari ha galvanizado todas las fuerzas, nacionales e internacionales, que se oponen al surgimiento del chi’a al poder en Irak, así obligándolo a hacer concesiones al detrimento del chi’a y a sus intereses fundamentales. [10]
Problemas críticos que enfrenta la formación del gobierno
Cuando la maniobra calme, y el verdadero trato entre en marcha, habrá varios asuntos, algunos sumamente espinosos, puestos en la mesa de negociaciones. Entre ellos está lo siguiente:
El gobierno de coalición
Ya que ningún partido político comanda una mayoría absoluta en el nuevo parlamento, un gobierno de coalición es inevitable. Las preguntas son qué tipo de coalición se formará, quién estará en ella y a que precio.
El problema inicial es si el nuevo gobierno será otra coalición entre el chi’a y los kurdos, o será un gobierno de unidad nacional que incluirá, además de estos dos grupos, a los sunnis y los miembros seculares del partido de Allawi. Hamid Majid Mousa, el Secretario General del Partido Comunista y miembro del grupo de Allawi, ha afirmado que los esfuerzos por dejar fuera a Allawi han coartado el intentar formar un nuevo gobierno. [11]
En consecuencia al ataque terrorista en los templos chi’a el 23 de febrero, la probabilidad de un gobierno nacional se ha incrementado. Hay, sin embargo, una creciente posición de que los encabezados de la mayoría de los partidos políticos, con el apoyo abierto del Embajador americano en Irak, exigirán que la AIU se defina con un candidato diferente a al-Ja’fari. En este contexto, el emplazamiento del parlamento, requerido por la constitución a celebrarse el 25 de febrero, fue pospuesto durante dos semanas para darle a las varias facciones más tiempo para negociar. [12]
El problema del federalismo
Existe un amplio acuerdo general en Irak de que la región kurda debería permanecer federada – en otras palabras, autónoma – bajo un Irak unificado. Al-Hakim, el encabezado del CSRII, ha anunciado repetidamente su intención de crear una región federada similar al sur de Irak. Los sunnis, apoyados por el Sadristas, se oponen fuertemente a esta idea porque negará a los sunnis los beneficios de las ganancias fiscales del petróleo, mientras estos beneficios aumentarán solamente para los kurdos y los chi’a. Los opositores del federalismo exigen una revisión constitucional que declararía tal estructura federal inconstitucional. La AIU se opone a importantes revisiones en la constitución los cuales les negaría la opción de federar a las gobernaciones del sur sobre el patrón del norte kurdo.
El problema de Kirkuk
Los kurdos argumentan que al-Ja’fari ha renegado su compromiso de que el gobierno discutiría el problema del futuro de Kirkuk – un problema que ellos colocan segundo en importancia sólo a la federación de las tres provincias kurdas autónomas. Ellos quieren que el asunto se resuelva a través de un referéndum que ellos creen tienen los votos para ganar. Es improbable que los kurdos apoyen algún primer ministro que no ofrece tratar con este problema de una manera favorable a sus aspiraciones.
Como una condición para apoyar a al-Ja’fari, los kurdos exigen un compromiso del probable primer ministro para conducir un censo en Kirkuk, a ser seguido por un plebiscito que determinaría si la ciudad será incorporada al Kurdistán. Ellos también exigen un mayor papel para los ministros kurdos en el nuevo gobierno. [13]
Los kurdos comprenden, tal como han dicho a través de uno de sus negociadores Fuad Ma’ssoum, de que pueden inclinar la balanza entre el candidato de la AIU y el recientemente establecido candidato de la Coalición Allawi-sunni. [14] En la práctica, los kurdos preferirán a un candidato de la AIU, con tal de que el candidato no sea al-Ja’fari.
El asunto de la desba’thificación
Existen dos extremos en este problema. Por un lado están los Sadristas que exigen que los desba’thificación de Irak deben proseguir a toda velocidad con la ejecución sumaria de Saddam Hussein; por el otro lado están los sunnis, que se sienten que han sido suficientemente víctimizados por la política de desba’thificación, y que es tiempo de seguir y unificar al país. Manteniendo una media está el grupo Allawi, el cual ha tomado una visión pragmática sobre la desba’thificación, a saber que la política sólo debería aplicarse a los elementos más antiguos del ex gobernante Partido Ba’th. Esta visión también es compartida por los kurdos cuyo líder, Talabani, ha jurado que, como presidente, nunca firmará las órdenes de ejecución para Saddam Hussein.
El asunto de un itinerario para el retiro
Los sunnis y los Sadristas acuerdan respecto a la demanda de colocar un itinerario para el retiro de las fuerzas multinacionales de Irak. Ellos comparten la visión de que la insurrección, el terrorismo y la dislocación económica son causadas por las fuerzas de ocupación, y que mientras más pronto salgan, mejor estará Irak. Para ellos, colocar un itinerario para el retiro de las fuerzas extranjeras está en segundo lugar sólo para prevenir la federalización de Irak. Los kurdos quieren que las fuerzas multinacionales se queden hasta que la resistencia haya sido puesta bajo control y el chi’a, con las bendiciones de su líder espiritual Ayatola al-Sistani, hayan tomado un punto de vista pragmático.
El asunto de las milicias
Hay tres milicias significativas – el Peshmerga Kurdo, la Brigada Badr apoyada por el CSRII de Irán, y Jeish al-Mahdi de al-Sadr quien también puede estar consiguiendo el apoyo de Irán.
En un idioma más bien embotado, el embajador americano en Irak, Zalmay Khalilzad, dijo que los Estados Unidos no aceptarán la existencia de milicias conectadas con elementos sectarios en el nuevo gobierno. Él dijo que los contribuyentes americanos desean ver su dinero de impuestos gastado propiamente y no desean verlo gastado en fuerzas [militares] conducidas por ministros sectarios. [15] La advertencia del embajador puede haber sido dirigida principalmente a la Brigada Badr, que es sospechosa de cometer asesinatos y actos de terrorismo contra los sunnis. (Véase el siguiente párrafo).
Ministerios de seguridad claves
Existen cuatro cargos claves de seguridad – el Ministerio de la Defensa, el Ministerio del Interior, el Consejero de Seguridad Nacional, y el encabezado del servicio de inteligencia. El embajador americano quien está directamente involucrado en muchas de las negociaciones entre los líderes del partido sobre la formación del nuevo gobierno, ha expresado la visión de que todas las cuatro posiciones deberían ser mantenidas por individuos no conectados con partidos sectarios. [16] La figura más polémica es el Ministro del Interior, Banyan Jabber Solagh cuyo ministerio estaba manejando prisiones ilegales y cámaras de tortura, la mayoría de cuyas víctimas son sunnis. Los sunnis también denuncian que la policía y las fuerzas de seguridad bajo el Ministerio del Interior son responsables por el asesinato de numerosos clérigos sunni, y quieren a Solagh fuera. Sin embargo, él es miembro del SCIRI, el cual está apoyado por la Milicia Badr. Debería tener éxito al-Ja’fari en formar un gobierno, será difícil para él reemplazar a Solagh, haciendo esto ofendería a la otra rama de la AIU cuyo apoyo a al-Ja’fari está lejos de ser sólido. [17]
Al-Ja’fari estaba igualmente embotado, caracterizando la declaración del embajador americano como «el punto de vista de su gobierno». Él afirmó que Irak «toma sus propias decisiones, por los métodos iraquíes y a través de la visión iraquí, sin la intervención de cualquier [otro] país». [18]
Cuando el acuerdo sea alcanzado en los asuntos indicados arriba – y algunos no dudarán en ser barridos por consideración a una fecha más tardía – una nueva ronda de negociaciones comenzará referente a la asignación de los así llamados 16 puestos soberanos: el presidente, el primer ministro, y el portavoz del parlamento – cada uno con dos diputados; el ministro de asuntos exteriores, finanzas, del interior, defensa, y de hidrocarburos; el consejero de seguridad nacional; y el jefe de la inteligencia. Y, finalmente, los partidos tendrán que acordar en el tamaño del gabinete y cómo los cargos serán distribuidos entre las exigencias competitivas y los intereses del partido.
Crítica del embajador americano
El embajador americano Zalmay Khalilzad ha mantenido un alto perfil en varias de las reuniones respecto a la formación de un nuevo gobierno. A él también se le ha visto compartiendo el podio en conferencias de noticias que involucran a líderes mayores iraquíes, incluyendo al presidente.
No es de sorprender que al embajador no es bien recibido por la mayoría del chi’a, quienes se refieren a él como «Embajador de los Sunnis» y como «Abu Omar» o «Mullah Khlil», en honor a Mullah Omar del Taliban. [19] Incluso el diario al-Sabah, un periódico semi-oficial, publicó un artículo que lleva el siguiente titular «El embajador americano lleva a cabo la responsabilidad del alto comisionado». En la frase de apertura, el diario dijo, «La diferencia entre la función de un embajador y la del alto comisionado designado por su país para gobernar un suelo ocupado ha desaparecido». [20]
Conclusión
Este escrito ha buscado resaltar algunas de las complejidades y problemas involucrados en la formación de un nuevo gobierno en Irak que se supone gobierna a un país en profunda crisis durante los próximos cuatro años.
La oportunidad de concluir el arduo proceso de formar una coalición puede haber sido reforzada por el reciente ataque terrorista a los principales templos chi’itas en Samaraa, y la subsiguiente retaliación contra las mezquitas sunni en muchas partes de Irak. El peligro de una guerra civil resultante de la violencia contra los lugares santos de ambas comunidades podría estimular acciones para alcanzar un compromiso más rápidamente que por otra parte habría sido posible. Pero incluso un proceso más rápido puede ser más lento de lo qué Irak necesita en términos a un gobierno fuerte y estable que es capaz de dirigirse a los candentes problemas nacionales de seguridad y de reconstrucción económica. La decisión en quién será el próximo primer ministro de Irak será de decisiva importancia para la cuestión de cómo el país podría ser conducido con éxito a través de aguas turbulentas.
* El Dr. Nimrod Raphaeli es Analista Senior del Programa de Estudios Económicos del Medio Oriente de MEMRI
[1] Incluyendo dos escaños de al-Rissaliyyun (asociado con Muqtada al-Sadr).
[2] D. Abdul Khaliq Hussein, 12 de febrero, 2006.
[3] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 17 de febrero, 2006.
[4] Al-Zaman (Bagdad), 16 de febrero, 2006.
[5] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 17 de febrero, 2006.
[6] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 19 de febrero, 2006.
[7] Al-Zaman (Bagdad), 12 de febrero, 2006.
[8] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 21 de febrero, 2006.
[9] www.sotaliraq.com (un diario electrónico independiente), 21 de febrero, 2005.
[10] As’ad Rashid, Desea al-Ja’fari Destruir al Chi’a Iraquí? Agencia de Noticias de Karbala, 19 de febrero, 2006.
[11] Al-Zaman (Bagdad), 23 de febrero, 2006.
[12] Al-Quds Al-‘Arabi (Londres), 24 de febrero, 2006.
[13] Al-Mada (Bagdad), 14 de febrero, 2006.
[14] Al-Zaman (Bagdad) 20 de febrero, 2006.
[15] Al-Mada (Bagdad), 21 de febrero, 2006.
[16] Al-Sabah (Bagdad), 21 de febrero, 2006.
[17] www.annabaa.org (17 de febrero, 2006).
[18] Al-Sabah (Bagdad), 22 de febrero, 2006.
[19] As’ad Rashid, Red de Noticias Najaf, 20 de febrero, 2006.
[20] Al-Sabah (Bagdad), 22 de febrero, 2006.