Introducción
Durante la Conferencia de Londres sobre Afganistán en enero del 2010, el presidente afgano Hamid Karzai apeló al Rey saudita ‘Abdallah, pidiéndole que participara en los esfuerzos de mediación entre el gobierno afgano y los talibanes. Su apelación centró la atención de los medios de comunicación de Arabia Saudita en la larga y duradera participación diplomática en este país.
Este informe examina las raíces de la participación de Arabia Saudita en Afganistán y su actual política allí, el cual se caracteriza por varios rasgos contradictorios: por una parte, una firme objeción a la escalada de la guerra occidental contra los talibanes – una guerra que pone en peligro a Pakistán – e intentos por sentar las bases para las negociaciones con ciertos grupos dentro de este movimiento, y por otro lado, el reconocimiento de que los principales dirigentes de los talibanes se ha alineado con Al-Qaeda y es por lo tanto un enemigo de Arabia Saudita.
Trasfondo
Las motivaciones del arduo interés de Arabia Saudita en Afganistán son tres: la preocupación por su aliado estratégico Pakistán, la competencia con Irán y las consideraciones de prestigio político.
A) Pakistán – el aliado sunita más fuerte de Arabia Saudita
Arabia Saudita considera a la actual guerra en Afganistán como una amenaza para Pakistán, que durante muchas décadas ha servido de fondo estratégico de Arabia Saudita en el mundo musulmán, y de cuya estabilidad es por lo tanto de la máxima importancia para los saudíes. Esto fue relacionado en un artículo del editor de Al-Watan, Jamal Khashoggi: «Arabia Saudita tiene un interés genuino de llevar la paz a Afganistán, ya que ayudará a estabilizar a Pakistán, un aliado estratégico del reino. [Los sauditas] pueden utilizar [sus] conexiones con los líderes religiosos afganos para lograr [este objetivo]». [1] El diario Al-Jazirah expresó asimismo la preocupación de Arabia Saudita por Pakistán, en un editorial publicado a raíz de una serie de ataques terroristas en ciudades de Pakistán: «El crecimiento de las organizaciones terroristas talibanes y su propagación en todas las regiones importantes [estratégicas] en el interior de Pakistán son desarrollos negativos, no sólo para Pakistán y Afganistán sino para [todo] el subcontinente hindú… La crisis de seguridad que Afganistán está experimentando y con la que Pakistán está luchando actualmente, representa un serio desafío para ambos países, así como también para los Estados Unidos y la OTAN como un todo». [2]
B) La rivalidad de Arabia Saudita con Irán
El interés de Arabia Saudita en Afganistán también se debe a su constante rivalidad con Irán, cuyos vínculos con Afganistán datan de siglos. Las dinastías Safavíd y Qajar (que gobernaron a Irán desde principios de los siglos 16 hasta comienzos del siglo 20), ambos dominaron la región de Herat al oeste de Afganistán y la reclamaron como parte de sus imperios. Afganistán también tiene una gran minoría chiíta (estimada en un 20% de la población) y un número de minorías étnicas que hablan los idiomas iraníes. Hoy día, Irán ve a Afganistán como parte de su esfera de influencia y como un espacio para promover sus intereses políticos, estratégicos, económicos y culturales.
Arabia Saudita se opone firmemente a que Irán utilice a Afganistán para reforzar su condición regional y crear un frente adicional de confrontación con los Estados Unidos, y los diarios sauditas Al-Sharq Al-Awsat y Al-Watan han señalado la alta participación de Irán en Afganistán. [3] Como cuestión de hecho, el actual conflicto entre Arabia Saudita e Irán es sólo otra fase en la larga rivalidad entre ellos. Esta rivalidad se intensificó especialmente después de la Revolución Islámica de 1979, la cual generó una inmensa solidaridad con Irán en el mundo musulmán. Arabia Saudita trató de contrarrestar esta situación y restaurar su supremacía en el mundo musulmán a través de dos cursos principales de acción, la primera de las cuales fue una larga década de participación en el Jihad afgano contra la Unión Soviética. Esta guerra culminó con la victoria sobre los soviéticos y en la desaparición de su imperio, que exaltó el prestigio de Arabia Saudita a costa de Irán. Segundo, los sauditas participan en un esfuerzo mundial para difundir el Islam wahabí en todo el mundo mediante la financiación de instalaciones educativas y el proporcionar personal para ejecutarlas. Esto también fue una victoria saudita, ya que los esfuerzos sauditas tuvieron mucho más éxito que los intentos de Irán de exportar su revolución.
C) El estatus y prestigio de Arabia Saudita en el mundo islámico
Por último, Arabia Saudita se considera a sí misma como el líder islámico. La mediación en Afganistán sirve como un medio para mejorar el prestigio de Arabia Saudita y su estatus, tanto en el mundo musulmán como en el internacional.
Actividad diplomática saudita respecto a Afganistán
Mientras un nuevo gobierno en los Estados Unidos asumía el cargo y re-examinó su política exterior en Asia Central, Arabia Saudita hizo esfuerzos para influir en la elaboración de esta nueva política así como también el discurso de los medios de comunicación del mundo (y especialmente el estadounidense) sobre el futuro de Afganistán. De hecho, el tema de Afganistán estuvo en el centro de las reuniones celebradas entre los dirigentes de Arabia Saudita y altos funcionarios estadounidenses, en particular la cumbre entre el presidente de los Estados Unidos Barack Obama y el Rey saudita ‘Abdallah. [4]
A pesar de que Arabia Saudita está en contra de la guerra de Estados Unidos en Afganistán, tal como se explicara más adelante, la política estadounidense en la materia se ha visto muy afectada por la actividad saudita, tal como lo demuestra el apoyo del Embajador Richard Holbrooke, el Representante Especial estadounidense para Afganistán y Pakistán, por cualquier esfuerzo saudita de mediar entre el talibán y el gobierno afgano. [5] Esta influencia se refleja también en un informe publicado por el diario Al-Watan, tras una reunión entre el ministro de Relaciones Exteriores Saud Al-Faisal y la Secretaria de Estado Hillary Clinton, según el cual «Arabia Saudita y los Estados Unidos ven cara a cara el [tema del] apoyo… a Afganistán». [6]
Durante del último año y un medio, Arabia Saudita ha sostenido conversaciones secretas entre el gobierno afgano, bajo el Presidente Hamid Karzai, y el talibán, con el apoyo activo del Reino Unido, que mantuvo un contacto íntimo con el liderazgo saudita sobre el asunto. [7] Estas charlas se habían llevado a cabo a hombro frío por la administración Bush, considerando que la administración Obama las aprobó y alentó. Recientemente, la participación de Arabia Saudita en Afganistán fue tocado en el discurso de Karzai del 28 de enero, 2010 en la Conferencia de Londres sobre Afganistán, en el que insto al Rey Saudita ‘Abdallah a tomar un papel activo en el proceso de paz de Afganistán y servir como mediador entre el gobierno afgano y los militantes talibanes: «Por la causa de [asegurar] el éxito de nuestro proceso de [paz], esperamos que el Rey ‘Abdallah Bin ‘Abd Al-Aziz lo apoye cortésmente y participe en dirigirlo». Siguiendo estos comentarios en Londres, el Presidente Karzai visitó Riad dónde hizo una petición oficial al Rey ‘Abdallah para su ayuda. El Ministro del Exterior saudita Saud Al-Feisal respondió que su país obedecerá esta demanda a condición de que los talibanes rompan lazos con Al-Qaeda. [8] Debería hacerse notarse que Arabia Saudita insiste en que no tiene ningún lazo con los talibanes, al parecer en respuesta a la crítica que este ha enfrentado en el pasado por las conexiones con la organización. El Ministro del Exterior Al-Faisal recientemente declaró que no existe ningún lazo en lo absoluto entre su país y el talibán. Dijo que el contacto entre los dos bandos fue anulado por Arabia Saudita en respuesta a que el Talibán está albergando a Al-Qaeda, y desde entonces no ha habido lazos en lo absoluto. [9] Sin embargo, aunque Arabia Saudita rompió sus lazos con la facción de los talibanes liderada por Mullah Omar, esta ha mantenido lazos con otras facciones.
El esfuerzo de los medios de comunicación sauditas
En el curso de un debate público en los Estados Unidos sobre el futuro de la guerra contra el terrorismo en Afganistán, se propuso adoptar una nueva política vis-a-vis con los talibanes, es decir detener la guerra contra este movimiento y centrarse solamente en Al-Qaeda. Como parte de este debate, el Washington Post publicó un artículo de opinión del príncipe saudita Turki Al-Faisal, [10] en el que apoyó este enfoque, instando a los legisladores estadounidenses a concentrar sus esfuerzos en Bin Laden y no en los talibanes. Al-Faisal argumentó que los talibanes afganos es un grupo débil y desorganizado, caracterizándolos como un conjunto disperso de descontentos que se oponen al gobierno actual, sin ninguna estructura jerárquica formal. Este dio a entender que algunas partes de la organización estarían abiertas al diálogo, e incluso aconsejó a los Estados Unidos a abandonar el término «terroristas» al referirse a sus miembros. Recomendó iniciar negociaciones serias con los talibanes, al mismo tiempo que le llegaba a los líderes tribales. [11]
La prensa saudita le atribuye gran importancia a las recomendaciones del príncipe Al-Faisal – el diario Al-Watan los citó en tres editoriales independientes – y respondió airadamente al rechazo de la administración estadounidense a su consejo. Al-Watan llamó por «las opiniones de expertos en esta materia a [que] sean consideradas, y en particular [la opinión de] los países con una larga historia de experiencia en el manejo de la situación en Afganistán y con la comprensión de la psicología afgana y el enfoque político. En su artículo del Washington Post, el Príncipe Turki Al-Faisal le ofreció a los responsables de dictar las decisiones en el gobierno estadounidense recomendaciones políticas claras con respecto a Afganistán cruciales a ser adoptadas…» [12]
La prensa saudita en referencia a la posibilidad de una mediación saudita en Afganistán
Editor de Al-Watan: Arabia Saudita, más que otras naciones, comprende a los afganos
En su artículo de Al-Watan, el editor Jamal Khashoggi discutió el llamamiento del Presidente Karzai al Rey ‘Abdallah, y se preguntó acerca de las posibilidades del éxito de Arabia Saudita en Afganistán. Este dijo que, mientras Arabia Saudita tiene ventaja en sus buenas relaciones con Afganistán, también tiene una amarga experiencia con los miembros extremistas talibanes allí. Según Khashoggi, «Para avanzar en su actual iniciativa de paz, Arabia Saudita puede tomar ventaja de los buenos recuerdos de la nación afgana, desde el período de la ocupación rusa y el Jihad [en contra de Rusia], cuando Arabia Saudita le proporcionó a [Afganistán] apoyo militar, diplomático y financiero… [Por otra parte], no ha habido ninguna relación especial entre Arabia Saudita y los talibanes, excepto durante un período de contacto temporal con una duración de sólo tres años… No hay motivos para ser excesivamente optimista, ya que nuestra experiencia con los talibanes ha sido amarga, teniendo en cuenta que – o al menos sus líderes – operan según el principio del ‘todo o nada’…
«La comprensión profunda de Arabia Saudita por la situación en Afganistán, gracias a sus actividades y experiencias [pasadas] allí, es la razón principal a la solicitud de Karzai a una mediación de Arabia Saudita. Arabia Saudita entiende la diversidad de Afganistán… La inclusión de los talibanes en esta amplia gama [política] sería considerada un logro, en especial porque [esta organización en sí misma] no es del todo homogénea… Lo que Arabia Saudita y la región en su totalidad tienen por ganar, estratégicamente, es el aislamiento de Al-Qaeda, que, como resultado del ascenso de los talibanes paquistaníes, plantea cada vez más una amenaza a la seguridad de Pakistán, aliado estratégico de Arabia Saudita al este. Arabia Saudita debe actuar al respecto. Aparte de una [victoria] política, la eliminación de Al-Qaeda, sus actitudes y sus doctrinas, significan ante todo, una victoria para el Islam. El camino es largo, [y debe recordarse] que la guerra no es militar, sino una guerra de ideas y creencias». [13]
Críticas sauditas a los Estados Unidos por el manejo de la guerra en Afganistán
El anuncio de la decisión de Obama en reforzar a las tropas estadounidenses en Afganistán [14] y el engranaje de sus actividades militares allí fue recibido en la prensa saudita con una ola de críticas sobre los Estados Unidos por hacer caso omiso a las recomendaciones de Arabia Saudita a las negociaciones con los talibanes. [15] La Operación Moshtarak, una ofensiva llevada a cabo por la OTAN y las tropas combinadas del ejército afgano contra los bastiones talibanes al sur del país, también fue recibida con críticas por la continuación de la guerra. Al-Watan declaró que la ofensiva de la OTAN deteriorará la situación en la arena Afganistán-Pakistán, interrumpiendo la iniciativa de mediación saudita antes de que tuviese la oportunidad de ganar impulso. El diario reiteró la decepción saudita por el rechazo estadounidense a las recomendaciones formuladas por Turki Al-Faisal, afirmando que Arabia Saudita sólo intervendría bajo sus propias condiciones: «El deterioro de la situación en la arena Pakistán-Afganistán no presagia nada bueno. La mayoría de los análisis [a la situación] sugieren que los problemas seguirán yendo en picada… La intervención militar y la solución que estas [ofrecen] representan una alternativa, diametralmente opuesta a la alternativa de las negociaciones. Este análisis es relevante a la situación en Afganistán, donde, diez años después de que las fuerzas de la coalición arribaran, Al-Qaeda sigue activa… La prueba más evidente del fracaso de la política internacional en abordar la situación general es el reciente llamamiento del presidente afgano a Arabia Saudita para que intervenga y medie en la solución de esta crisis.
«Las áreas tribales al sur de Afganistán y el norte de Pakistán se han convertido en un emirato independiente o una especie de autonomía, y esto debe ser reconocido, aunque sea tácitamente. Esa es la realidad sobre el terreno… la cual es la razón de las demandas de Arabia Saudita para reconsiderar la política a seguir, especialmente el [impulso] de una resolución militar, que ha exacerbado la violencia mutua… Revisando algunas de las ideas publicadas por el Príncipe Turki Al-Faisal sobre esta materia, [uno encontrará] el plan más factible de acción para hacer frente a la cada vez más deteriorada región de Afganistán-Pakistán.
«[En situaciones anteriores] Arabia Saudita ha servido como mediador al servicio del Islam, sin segundas intenciones propias y es capaz de hacer lo mismo otra vez, mientras esté de acuerdo con sus propias posturas y perspectivas. La última ofensiva de las fuerzas de la OTAN en Helmand, que fue la mayor operación militar desde la llegada de las [fuerzas] de la coalición en Afganistán, no encaja muy bien en los esfuerzos para iniciar una mediación saudita». [16]
Columnistas sauditas critican duramente la política estadounidense
Redactores sauditas vociferaron críticas aun más duras contra los Estados Unidos, condenando sus operaciones militares en Afganistán. El columnista de Al-Madina Muhammad Sa’id Habib acusó a los Estados Unidos por crímenes de guerra en Afganistán mientras alababa a los combatientes afganos que, según su declaración, tienen una historia de haber derrotado a todas las fuerzas ocupantes: «[Existen] los primeros signos de una resonante e inmensa derrota que le será propinada a los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN en Afganistán por esa misma grandiosa nación musulmana… que se ha mantenido en armas a través de [la historia] contra todos los imperialistas…
«La diferencia entre [la situación] del pasado y el presente yace en la tecnología militar: [hoy] las bombas ‘inteligentes’ y los mortales cohetes arrojados desde los aviones norteamericanos cobran las vidas de decenas e incluso centenares de afganos y paquistaníes en un instante… la mayoría de ellos civiles indefensos… A pesar de todo esto, el resultado de la guerra de Afganistán revelará, si Alá lo desea, el rotundo fracaso y la derrota [de los Estados Unidos y la OTAN]… La Conferencia de Londres reveló la magnitud de la angustia sentida por la comunidad internacional por la guerra estadounidense en Afganistán. A pesar de todos los recursos que se gastan en la guerra ‘buena’ de Obama allí, esta guerra está perdida, [incluso] de acuerdo a los comandantes del ejército de Estados Unidos… Los Estados Unidos no podrán continuar sus crímenes de guerra en Afganistán, Pakistán y otros países, y operar de acuerdo a las políticas hipócritas y las normativas despreciables de un doble discurso y todavía seguir manteniendo el apoyo del pueblo. Sus políticas corruptas aseguran su derrota. La gran nación de Afganistán demostrara su lealtad al Islam, no al dólar… El prestigio de Estados Unidos y la OTAN colapsará sobre el polvo de Afganistán, hasta que los Estados Unidos se retiren, retrocediendo de vuelta hacia sí misma. Hoy día el papel histórico [de los Estados Unidos], ha pasado a otras [naciones]. El mundo reconoce el estatus de China, ya que continúa desafiando a los Estados Unidos, la cual está armando a Taiwán». [17]
*R. Green es compañero de investigación en MEMRI.
[1] Reuters, 2 de febrero, 2010.
[2] Al-Jazirah (Arabia Saudita), 9 de diciembre, 2009. Cabe señalar que la importancia de Pakistán para Arabia Saudita se hizo particularmente evidente cuando la prensa saudita se salió de su camino para defender a este país tras los ataques terroristas en Mumbai, en noviembre del 2008. Véase MEMRI Investigación y Análisis N° 478, «Preocupada por el Futuro de Pakistán, La Prensa Saudita Prensa se Congrega para Prevenir Escalada entre India-Pakistán», 5 de diciembre del 2009, http://www2.memri.org/bin/articles.cgi?Page=subjects&Area=urdu&ID=IA47808.
[3] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 11 de marzo, 2010; Al-Watan (Arabia Saudita), 25 de mayo, 2009.
[4] Al-Jazirah (Arabia Saudita), 4 de junio, 2009. El Rey ‘Abdallah también discutió el tema de Afganistán en sus reuniones con Dennis Ross y Richard Holbrooke. Además, la cuestión fue abordada en una reunión entre el Ministro del Exterior saudita Saud Al-Faisal y la Secretaria de Estado de Estados Unidos Hillary Clinton. Al-Riyadh (Arabia Saudita), 27 de abril, 2009; Al-Riyadh (Arabia Saudita), 18 de mayo, 2009; Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 8 de diciembre, 2009.
[5] Al-Hayat (Londres), 25 de noviembre, 2009.
[6] Al-Watan (Arabia Saudita), 16 de febrero, 2010.
[7] El Observer (Gran Bretaña), 28 de septiembre, 2008; Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 17 de noviembre, 2009. Recientemente, El Guardián publicó un informe sobre los intentos de los ex mujahideen árabes, en colaboración con los abogados sauditas en los últimos cuatro años, para realizar los preparativos para las conversaciones entre el gobierno de Karzai y los talibanes. Según el informe, la familia real saudita respaldo en secreto estos intentos desde el 2008.
[8] Al-Hayat (Londres), 3 de febrero, 2010.
[9] Times de India (India), 1 de marzo, 2010.
[10] Washington Post (Estados Unidos), 8 de octubre del 2009,
http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2009/10/08/AR2009100803805.html.
[11] Al-Faisal también propuso rediseñar las fronteras entre Pakistán y Afganistán y el establecimiento de una red de seguridad compartida por Pakistán, Afganistán, China, Rusia y Arabia Saudita con el objetivo de eliminar el liderazgo de Al-Qaeda.
[12] Al-Watan (Arabia Saudita), 25 de noviembre, 2009.
[13] Al-Watan (Arabia Saudita), 3 de febrero, 2010.
[14] http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2009/12/01/AR2009120101231.html.
[15] Véase MEMRI Despacho Especial No. 2579, «Críticas Sauditas a la Política del Presidente Obama en Afganistán», 20 de enero del 2010, http://www.memri.org/report/en/0/0/0/0/0/0/3918.htm.
[16] Al-Watan (Arabia Saudita), 14 de febrero, 2010.
[17] Al-Medina (Arabia Saudita), 6 de febrero, 2010.