La persecución comunista china hacia la comunidad de musulmanes y cristianos no es nueva y se remonta a los inicios del régimen. La feroz persecución a los cristianos en la década de los años 1950 fue acompañada por un esfuerzo concertado y exitoso por parte del régimen con el objetivo de cambiar el carácter demográfico de la mayoría musulmana de Xinjiang trayendo al lugar a millones de colonos chinos Han.[1]
Pero si las tensiones entre los musulmanes chinos y turcos en Asia Central son ya antiguas, de hecho muy antiguas, la ola actual es muy nueva. Acelerada bajo el régimen del Presidente Xi Jinping, la brutal represión china a la religión, especialmente contra musulmanes y cristianos, es particularmente preocupante porque esta viene incluida tanto en la innovación tecnológica como en una voluntad de poderío global.
Los campos de reeducación chinos dispuestos para más de un millón de musulmanes (el número de detenidos puede llegar a los tres millones), los abortos forzados y esterilizaciones, trabajos forzosos y la destrucción del patrimonio religioso físico de la región al destruir mezquitas, santuarios y cementerios han sido igualados por el crecimiento de un estado policial sin precedentes incluso en China.[2] El ejecutor en el terreno de este estado de vigilancia totalitaria coercitiva es un funcionario del régimen que anteriormente estuvo a cargo de controlar y reprimir a la inquieta población tibetana de China. China incluso tiene planes de reescribir el Corán para que se ajuste a los valores ideológicos del régimen.[3]
El régimen ya está reescribiendo la Biblia, ya que la persecución de los cristianos también aumenta. El régimen blasfemo que reescribe la sección que describe a Jesús y la mujer sorprendida en adulterio en el evangelio de Juan convierte a Jesús en un asesino, pero también refuerza un mensaje de obediencia hacia el estado y sus funcionarios.[4]
Existe una diferencia entre la persecución de musulmanes y cristianos en China, por supuesto. En primer lugar, puede haber más cristianos chinos que musulmanes. Pero, lo que es más importante, la mayoría de los cristianos en China son de etnia china Han y no de minorías étnicas tales como los uigures y otros pueblos turcos que también se encuentran en zonas específicas. Los cristianos son encarcelados y perseguidos, pero aún no han sido colocados en campos de concentración por millones como lo han sido los musulmanes. Sin embargo, históricamente ha habido muchos casos de cristianos individuales que pasaron décadas encarcelados por motivos de su fe en China.[5]
Pero las campañas de «Sinización» dirigidas contra los cristianos y musulmanes son similares en muchos aspectos.[6] Ambas campañas son generalizadas, coercitivas y destructivas. Ambas tienen como objetivo, a través de un sistema de ingeniería social, tecnologías y de poder puro, prevenir el crecimiento de estas religiones, evitar que los adherentes críen a sus hijos en su fe y despojar a estas religiones de su carácter distintivo y hacer que «encajen» en la ideología dominante, promovida por el partido y el estado.[7] El crecimiento de ambas religiones es considerada una gran amenaza para dicha ideología.[8]
Uno pensaría que el encarcelamiento de millones, el adoctrinamiento, la violencia, la voladura de mezquitas e iglesias y el reescribir las sagradas escrituras llevarían a un repudio y a una ira global masiva en contra de China. Después de todo, la quema de UN solo Corán en Florida provocó disturbios. La impresión de contenido que insulta al Profeta Mahoma por una publicación ha dado lugar a tres ataques terroristas (2011, 2015, 2020) contra la publicación Charlie Hebdo y estallaron violentos disturbios contra dicha publicación en Níger, Argelia, Jordania y Pakistán.
Pero no se trata solo de la sensibilidad de los musulmanes. ¿No existe valor más proclamado en el Occidente liberal que la «libertad»? La libertad de creer o disentir, de hacer lo que uno desee, lo que presumiblemente incluiría creer en una religión y profesar la fe en paz. Pero la asombrosa realidad es que ha habido más confusión mundial por las acciones de los cuerpos policiales en Minneapolis asesinando a un hombre que por una campaña masiva fríamente calculada de terrorismo de estado y de represión salvaje dirigida a decenas de millones de personas. La represión a la religión en China les ha costado poco en términos de relaciones comerciales o económicas.
La lujuria y la codicia han superado lo que el activista político Maajid Nawaz ha llamado «el genocidio tecnológico más sofisticado de la historia».[9] Los estados musulmanes que pregonan estridentemente sus credenciales islámicas – Irán, Turquía, Arabia Saudita, Qatar, Pakistán – no solo han guardado silencio sobre China, sino que en realidad buscan vínculos más estrechos con Pekín mientras se sucede toda esta situación. Pero lo mismo ocurre en Occidente. Las emblemáticas instituciones occidentales — Hollywood, la Asociación Nacional del Baloncesto, las poderosas empresas en los medios sociales, las universidades occidentales élite — no solo guardan silencio, sino que se esfuerzan para no ofender al régimen chino.[10] Estas son las mismas instituciones que exquisitamente sintonizadas lideran sobre las últimas causas o tendencias que atacan a Occidente, desde las políticas de identidad hasta los temas sobre el tipo de sexo. La administración Trump ha sido mucho más abiertamente crítica que otras, incluyendo las anteriores administraciones norteamericanas y la Unión Europea – en lo que respecta a China, pero esa diferencia es solo en términos relativos, porque aquellos otros fueron durante tanto tiempo, tan descaradamente serviles.
Obviamente, parte de esta complicidad global se encuentra profundamente arraigada en la codicia. Eso ciertamente sería cierto para las instituciones occidentales. Para los estados musulmanes, la codicia también es un elemento, pero lo que China está haciendo no es nada diferente de lo que ya muchos regímenes hacen. Muchos estados musulmanes también discriminan por motivos étnicos y religiosos, utilizando motivos de seguridad nacional como excusa. Xi Jinping encierra a musulmanes y persigue a los cristianos. Pero también lo hacen Erdogan y Jamenei. Y aunque los estados liberales occidentales no han ido tan lejos como estos, existe un elemento coercitivo e intolerante en las instituciones liberales occidentales, especialmente cuando se trata del tema de la religión y este elemento parece ir en aumento.[11]
El desprecio hacia la religión es, cada vez más, un rasgo liberal occidental común[12] y en esto, las visiones de China y de los progresistas en Occidente se superponen. Ambos ven la religión organizada como un obstáculo para sus planes. El «Gran Cortafuegos» de China (que comenzó como el «Proyecto Escudo Dorado) con el propósito de vigilar a los ciudadanos y controlar el contenido presentado, incluyendo el contenido religioso, fue construido con la ayuda de empresas estadounidenses, incluyendo a Cisco.[13]
Siendo las instituciones occidentales y musulmanas en su mayor parte indiferentes a la salvaje campaña de persecución religiosa perpetrada por China, ¿qué debe hacerse? Un paso lógico sería unir a musulmanes y cristianos, junto a otros de buena voluntad, a fin de desafiar agresivamente tal infamia. No será fácil dados los agravios de larga data entre las dos religiones y la amarga realidad de que en la mayor parte del mundo musulmán, el Islam oficial está siendo controlado y manipulado cínicamente por el estado – estados que a menudo son colaboradores y facilitadores de China. Instituciones tales como la Santa Sede, que pudieran desempeñar un papel de convocatoria útil en tal lucha, se ven paralizadas debido a un controvertido acuerdo entre el Vaticano y China que ha reportado muy pocos beneficios verdaderos a los católicos chinos.[14]
Pero de alguna manera hay que hallar un camino en el cual seguir. Independientemente de los desafíos de esta década deficiente y deshonesta, debemos expresarnos. Debemos ser audaces en exponer y documentar los crímenes del régimen chino contra los pueblos de fe, incluyéndolos a todos y al menos tratar de señalar costos en la reputación de sus dispuestos colaboradores, ya sea en los salones de reunión estadounidenses o en los consejos europeos o en las tierras del Islam.
* Alberto M. Fernández es Vicepresidente de MEMRI.
[1] Fpri.org/2013/07/playing-the-long-game-unrest-and-changing-demography-in-xinjiang/#:~:text=Chinese%20censuses%20chronicle%20the%20rise,millón%20to%20over%2021%20million, 1 de julio, 2013.
[2] Theguardian.com/world/2020/sep/25/thousands-of-xinjiang-mosques-destroyed-damaged-china-report-finds, 25 de septiembre, 2020.
[3] English.alaraby.co.uk/english/news/2019/12/27/china-to-rewrite-quran-bible-to-reflect-socialist-values, 27 de diciembre, 2019.
[4] Ucanews.com/news/chinese-catholics-angry-over-book-claiming-jesus-killed-sinner/89619#, 22 de septiembre, 2020.
[5] Telegraph.co.uk/news/worldnews/asia/china/11396106/Catholic-bishop-dies-in-China-after-14-years-in-prison.html, 6 de febrero, 2015.
[6] Bitterwinter.org/sinicization-of-religion-is-a-sign-of-weakness, 5 de enero, 2019.
[7] Asianews.it/news-en/Henan,-church-banned-for-children-under-18:-%E2%80%98taking-the-legs-from-under-the-Christian-community%E2%80%99s-growth-between-young-people-43646.html, 17 de abril, 2018.
[8] Cfr.org/backgrounder/christianity-china, 11 de octubre, 2018.
[9] Twitter.com/MaajidNawaz/status/1310851685531648001, 29 de septiembre, 2020.
[10] Washingtonpost.com/sports/nba/dont-be-mad-at-the-nba-hundreds-of-us-companies-have-sold-out-to-chinas-regime/2019/10/07/799efd8a-e91c-11e9-85c0-85a098e47b37_story.html, 7 de octubre, 2019.
[11] Firstthings.com/article/2017/04/polite-persecution, abril, 2017.
[12] Theweek.com/articles/443225/why-many-liberals-despise-christianity, 8 de octubre, 2014.
[13] Wired.com/2008/05/leaked-cisco-do, 28 de mayo, 2008.
[14] Foreignpolicy.com/2020/09/17/china-francis-vatican, 17 de septiembre, 2020.