Sudán es un país en profunda crisis. Los costos de los alimentos básicos se han disparado en un 300% desde el año pasado. Este se ha enfrentado a graves sequías e inundaciones, 7.000.000 de chicos en edad escolar no asisten a la escuela y existe el espectro de una hambruna pronta a ocurrir en el país. Existe allí una lucha continua por el poder entre los valientes civiles y la junta militar, entre aquellos que tienen y los que no tienen – aquellos que están en el centro y aquellos en los márgenes. Todos los indicadores de progreso han disminuido desde que el ejército sudanés lanzó un golpe de estado catastrófico hace casi un año, el 25 de octubre, 2021 contra los bandos civiles de un gobierno interino que pretendía llevar al país a que realizara elecciones democráticas y libres.

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A pesar de los más recientes ofrecimientos por parte de los militares de «devolver» el control político a los civiles (pero manteniendo todos sus privilegios y poderes militares) mientras culpan a los políticos por la crisis, todavía se notan muy pocos avances. Las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS) parecen poner cara de valiente a su propio desastroso gobierno e historial sangriento y el editor del diario de las FAS se regocijó el día 6 de octubre, 2022 de que el ejército «nunca apuntó con sus armas al pecho de su pueblo y nunca fue derrotado por un movimiento rebelde, sino que fue y sigue siendo este el encabezado de todos los consejos».[1]

El ejército es aparentemente todopoderoso en Sudán, pero eso es algo así como ilusorio. Este puede orquestar el asesinato de manifestantes con impunidad y controlar el banco más grande de Sudán y un vasto imperio económico privado. Pero no es todopoderoso porque Sudán posee dos ejércitos sustanciales. Poseen las FAS, el ejército regular del que procedían los anteriores dictadores militares de Sudán, incluyendo a Omar Al-Bashir y el actual dictador Abdel Fatah Al-Burhan.

Y luego están, por supuesto, las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), que tienen sus raíces en las milicias árabes de Darfur, los paramilitares irregulares «Janjaweed» de la sangrienta contra-insurgencia de Darfur. Las FAR se crearon formalmente en el año 2013 e inicialmente fueron colocadas bajo el mando del Servicio de Inteligencia de Sudán (NISS), rivales de las fuerzas armadas, bajo un general del NISS. Su función era servir como tropas de choque de respuesta rápida, no solo en Darfur sino también en el área del Nilo Azul, Kordofán e incluso en Jartum y servir como contrapeso a las FAS en caso de que lanzaran un golpe de estado contra el presidente. Algunos años más tarde, las FAR, bajo su emblemático líder, el general Muhammad Hamdan Daglo «Hemedti», le reportaría directamente al presidente Al-Bashir en lugar del NISS.

En el 2019 Hemedti, un señor de la guerra del desierto con una educación menor a un chico de tercer grado en primaria, realizó dos grandes servicios, aunque egoístas, por el futuro de Sudán. En primer lugar, él y las FAR «cambiaron de bando» y se negaron a reprimir las protestas populares que pedían con éxito la caída del régimen islamista de Al-Bashir.[2] En segundo lugar, Hemedti y las FAR parecían haber evitado un golpe de estado dentro de un golpe de estado del poderoso líder del NISS para ese momento, Salah Ghosh.

Desde el año 2019 Al-Burhan, el jefe del consejo de gobierno y su adjunto Hemedti, han compartido más o menos el poder. Ambos sirvieron en la implementación de las actividades represivas del régimen de Al-Bashir en Darfur y en otros lugares, ambos supervisan instituciones corruptas profundamente comprometidas en el derramamiento de sangre. Tampoco existe ningún tipo de liberal o demócrata de armario. Pero no son exactamente lo mismo. Al-Burhan y las FAS representan a los que siempre han gobernado y que tienen la intención de seguir gobernando en Sudán, tal como lo describió el diario de las FAS, un FAS «que fue y es el encabezado de todos los consejos», los graduados cuidadosamente seleccionados de la academia militar elegidos debido a sus conexiones y política.

Hemedti y las FAR son unos rudos forasteros maleducados, gente de la periferia. Las FAR no solo están repletas de miembros pertenecientes a las tribus árabes de Darfur, sino también de ex-rebeldes no-árabes de Darfur y de soldados pertenecientes a clanes nómadas que se extienden a ambos lados de la frontera con Chad. Su segunda área mayor de reclutamiento también proviene de los márgenes, del estado Nilo Azul, con fronteras en Sudán del Sur. Son las FAR, más que las FAS, las que salieron a combatir, por dinero, en sangrientos conflictos extranjeros en Yemen y en Libia. Hemedti ha intentado, con resultados mixtos, proyectar una imagen populista desde el año 2019, mientras que Al-Burhan canaliza una imagen del estadista interino jefe de estado y niega cualquier tensión entre las FAR y las FAS.[3]

Según el estudioso Jerome Tubiana, las FAS poseen fuerzas de entre 120.000 y 200.000 hombres mientras que las FAR poseen entre 75.000 y 100.000 hombres armados.[4] Las FAR tienen más experiencia en combate y parecen ser una mejor fuerza militar. En el año 2008, observé en Jartum el cómo una fuerza de asalto de rebeldes oriundos de Darfur, oponentes pero similares a los Janjaweed, evadió una división blindada de las FAS y un avión de las FAS para lanzar un descarado ataque contra la capital sudanesa. Los rebeldes fueron detenidos por las tropas del NISS en lugar de un ejército sorprendido por asaltantes del desierto.

Impulsados ??por ambiciones personales, la rivalidad institucional y un pasado complicado, tanto las FAS como las FAR buscan aliados en esta lucha crepuscular que ocurre a la sombra de muchas otras crisis de Sudán. Hemedti es especialmente odiado por los islamistas de Sudán por el simple hecho de traicionar a Al-Bashir y las FAS siguen siendo refugio seguro para los islamistas militares y partidarios de los civiles del antiguo régimen.[5] Entre los que recién retornan a Sudán bajo el gobierno militar se encuentra el último primer ministro de Al-Bashir Muhammad Tahir Ayala.[6] Las FAS también han purgado a oficiales superiores sospechosos de ser reformistas en el último año y Hemedti ha intentado ganarse a los oficiales descontentos de las FAS.[7] Existen varias facciones dentro de las FAS: «nacionalistas» leales a Al-Burhan y a la continuidad de las FAS como institución dominante dentro de Sudán y luego la facción de islamistas leales primero el retorno al dominio del islam político en Sudán. Por ahora, esas dos facciones de las FAS coexisten y cooperan, en contra de la población civil y contra Hemedti.

No existen dudas, por ejemplo, de que los islamistas del canal vía satélite sudanés en Turquía Tayba TV tienden cada vez más a elogiar a las FAS mientras demonizan a Hemedti. Algunos observadores creen que el plan es que las FAS se deshagan de los civiles (y de Hemedti) y luego unas FAS islamizadas eliminarían a Al-Burhan, a quien se le considera todavía demasiado ambivalente ante el retorno de un gobierno islamista total. En Tayba TV, el líder de las FAR es representado como un hombre fuera de sí mismo y que, ya sea tonta o cínicamente, se junta con el movimiento civil «Fuerzas para la libertad y el cambio» (FLC) como parte de un complot supuestamente orquestado por Occidente y el ex-líder del SPLM-N Yassir Arman, quien como nor-sudanés, ex-comunista y camarada del difunto John Garang es considerado un renegado y apóstata digno de morir a manos de los islamistas.[8]

Mientras las FAS se inclinan hacia los islamistas y Hemedti se inclina hacia el movimiento de cambio civil (que, tal como era de esperarse, sospecha profundamente sobre los motivos ocultos de Hemedti), ambos buscan a otros aliados.[9] Ambos luchan por el control del servicio civil, fuente importante de patrocinio e ingrediente esencial para así dirigir un gobierno, algo que ambas facciones militares no están preparadas para hacer por sí mismas.[10] Algunos ex-rebeldes en Darfur, como los islamistas del JEM, se inclinan por las FAS, mientras que otros están más cerca de Hemedti.

A las FAS les encantaría ver que los disturbios en Darfur alejaran de la capital a una parte más de las fuerzas de Hemedti. Fuentes conectadas con las FAS también se han quejado de que las FAR adquirieron armas más pesadas y avanzadas, una manzana de la discordia entre las FAR y el cuerpo blindado de las FAS desde hace años.[11] Ambos bandos están igualados en lo que respecta a aliados extranjeros, comparten los mismos amigos, aunque algunos están más comprometidos con las FAS mientras que otros se inclinan por Hemedti. Al-Burhan les dijo recientemente a sus aliados más cercanos, los egipcios, que Hemedti se estaba acercando cada vez más a un importante adversario de Egipto, los etíopes.[12]

Si se hubiese librado una batalla abierta, uno pensaría que las FAR estarían bien posicionadas para salir victoriosas. Pero en una batalla política mucho más probable, a los árabes de las FAR en Darfur se les nota política y socialmente paralizados, no son parte de la élite gobernante tradicional, ciertamente nada como los cuadros élite de las FAR y de los astutos veteranos del antiguo partido de Al-Bashir. Una cuenta anti-FAR con identidad falsa en YouTube se burló de la filial de inteligencia de la unidad y señaló que en realidad eran unos delincuentes analfabetos.[13]

Idealmente, el futuro de Sudán lo decidirá únicamente el pueblo votando en las urnas y un gobierno civil le daría prioridad de reducir el tamaño de una institución militar parasitaria excesivamente grande y con derechos. Pero en ausencia de un escenario tan optimista, lo cual es mucho esperar y trabajar tanto dentro de Sudán como por la comunidad internacional, Sudán puede ser gobernado una vez más, directa o indirectamente, por los hombres con armas. La pregunta es, quizás, ¿cuáles hombres, los advenedizos o la élite?

*Alberto M. Fernández es vicepresidente de MEMRI.


[1] Twitter.com/WakeepAr/status/1577954578082955264, 6 de octubre, 2022.

[2] Al-ain.com/article/sudan-hemedti-fatwa-protesters, 9 de septiembre, 2022.

[3] Alquds.co.uk/%D8%A7%D9%84%D8%A8%D8%B1%D9%87%D8%A7%D9%86-%D8%A7%D9%84%D8%AC %D9%8A%D8%B4-%D8%A7%D9%84%D8%B3%D9%88%D8%AF%D8%A7%D9%86%D9%8A-%D9%88%D8%A7 %D9%84%D8%AF%D8%B9%D9%85-%D8%A7%D9%84%D8%B3%D8%B1%D9%8A%D8%B9, 6 de septiembre, 2022.

[4] Usip.org/publications/2022/04/darfur-after-bashir-implications-sudans-transition-and-region, 20 de abril, 2022.

[5] 3ayin.com/islamists-2, septiembre, 2022.

[6] Youtube.com/watch?v=YdBRishVdxE, 5 de octubre, 2022.

[7] Alrakoba.net/31759252/%D8%A7%D9%84%D8%AC%D9%8A%D8%B4-%D9%8A%D9%88%D9%82%D9%81-%D9% 82%D9%88%D8%A9-%D9%85%D9%86-%D8%A7%D9%84%D8%AF%D8%B9%D9%85-%D8%A7%D9%84%D8 %B3%D8%B1%D9%8A%D8%B9-%D8%AD%D8%A7%D9%88%D9%84%D8%AA-%D8%AF, 21 de septiembre, 2022.

[8] Youtube.com/watch?v=__8bhV_5_x0, 14 de septiembre, 2022.

[9] Youtube.com/watch?v=Pe_RJ9x4TqU, 18 de agosto, 2022.

[10] Sudantribune.com/article264684, 28 de septiembre, 2022.

[11] Alnilin.com/13266432.htm, 14 de julio, 2022.

[12] Alaraby.co.uk/politics/%D8%A7%D9%84%D8%A8%D8%B1%D9%87%D8%A7%D9%86-%D9%81%D9%8A-% D8%A7%D9%84%D9%82%D8%A7%D9%87%D8%B1%D8%A9-%D8%B2%D9%8A%D8%A7%D8%B1%D8%A9-% D9%85%D8%AF%D9%81%D9%88%D8%B9%D8%A9-%D8%A8%D8%A7%D9%84%D8%AE%D9%84%D8%A7%D9 %81-%D9%85%D8%B9-%D8%AD%D9%85%D9%8A%D8%AF%D8%AA%D9%8A, 25 de septiembre, 2022.

[13] Youtube.com/watch?v=XanfCt69gC0&t=291s, 23 de septiembre, 2022.