El 11 de julio del 2011, Khaled Al-Jarrub, investigador palestino en la Universidad de Cambridge, publicó un artículo afirmando que el apoyo de Rusia y China a los regímenes tiránicos en el mundo árabe constituye una postura inmoral y perjudica los intereses de ambos países. Este dijo que la opinión pública árabe lo vería como el haber contribuido a retrasar o impedir las revoluciones árabes y pudieran pedir represalias contra ellos. Por otro lado, Al-Jarrub dijo, el apoyo de Occidente a las revoluciones podría aumentar la influencia occidental en el mundo árabe.

Lo siguiente son extractos del artículo:

Occidente se volverá más fuerte a expensas de Rusia y China

«¿Se oponen Rusia y China a las aspiraciones de los pueblos árabes y sus revoluciones y las [encubrirán] con diversas excusas y justificaciones? Se han convertido estos países, que han pasado por revoluciones – una [revolución] bolchevique y una [revolución] maoísta – y que se han convertido en el [faro] para los revolucionarios de todo el mundo en la segunda mitad del siglo 20, en partidarios de los dictadores y los enemigos de los verdaderos rebeldes y revolucionarios?»

«Comenzando con las revoluciones en Túnez y Egipto y por las de Yemen y Libia – y ahora en Siria – China y Rusia están dispuestos a apoyar a gobiernos construidos sobre la corrupción y la tiranía. En Libia, persistentemente apoyaron a [Mu’ammar Al-Gadafi] y a su régimen hasta el final. Si no fuera por sus discursos dementes, en el que este declaró su voluntad de destruir a su propio pueblo, [discursos] que avergonzaron grandemente a sus amigos rusos y chinos, estos nunca hubiesen renunciado a [su] régimen vacío.

«El régimen sirio es más tortuoso. Mientras los manifestantes en las ciudades de Siria y en las zonas rurales circundantes son sacrificados, [el régimen] habla de diálogo, reconciliación y reforma. Ningún observador inteligente está convencido de que el régimen sirio está dispuesto a aprobar una reforma verdadera y renunciar a su dominio total en el proceso… Y, sin embargo, los gobernantes de Moscú y Pekín están convencidos de ello. Defienden al régimen y están junto a este, como si su único amigo en Siria es el [actual] régimen…

«Las implicaciones de la postura rusa y china respecto a la agitación [en el mundo árabe] y su futuro son importantes y desconcertantes. La primera consecuencia es la creación [de bandos]: por un lado, [el bando] de la agitación árabe y Occidente del otro lado, los opositores de la política occidental – Rusia, China y [los regímenes dictatoriales árabes]. Esta división ha perjudicado la imagen de las [revoluciones] árabes, que fueron acusadas de aceptar el apoyo de Occidente…

«Las actuales agitaciones árabes son verdaderas revoluciones en todos los sentidos… No existen elementos externos, complots o ideologías que alimentan a ninguna de las revoluciones. Por el contrario, la oposición tradicional… estaba sorprendida por la capacidad del pueblo de iniciar una Intifada, al igual que los regímenes… Estas agitaciones obligaron a las potencias externas a cambiar sus posturas, que estuvieron a favor de algunos de los regímenes existentes. Es natural que estos poderes trataran de adaptar sus políticas con el fin de adaptarse a los cambios provocados por las revoluciones árabes. Por esta razón, hemos visto que Occidente ha abandonado inteligentemente y poco a poco a estos regímenes colapsados… a diferencia de la postura persistente y conservadora de Rusia y China…

«La segunda consecuencia de las posturas de Rusia y China en el Medio Oriente luego de los disturbios árabes es el fortalecimiento de la influencia occidental en contra de su voluntad. Los regímenes sobre los cuales Rusia y China mantienen sus esperanzas no pueden soportar el movimiento en la calle, cuyo poder y alcance crecen cada día. La situación en Libia ha sido la más clara de todas… Podemos estimar que Rusia y China le han dejado el campo de [Libia] a Occidente y que la Libia post-revolución no estará abierta a los intereses rusos y chinos, tal como lo fue en el pasado».

Rusia y China han decidido oponerse a la transición histórica en el mundo árabe

«En Siria, el escenario se repite a si mismo, aunque más lentamente. Sin embargo, cualquiera que sea el resultado, Rusia y China perderán. [Incluso] si las cosas salen de acuerdo a su guión preferido y el régimen de Assad permanece en el poder, no sucederá sin cambios fundamentales, que afectaran la naturaleza [del régimen] y su capacidad para gobernar… Si esto sucede, este régimen se mantendrá como el único amigo de [Rusia y China], mientras que estos no recibirán amor o la amistad del pueblo en la calle [siria]. [Rusia y China] serán responsables de frustrar la revolución siria… hasta que otra revolución pueda llevarse a cabo, con resultados diferentes… En esta nueva atmósfera, pudiéramos escuchar una jerga popular o de venganza sobre Rusia y China…

«De acuerdo con el segundo escenario, en el que el régimen actual cumple con su fin, las pérdidas infligidas sobre Rusia y China serán más pesadas. Perderán otra área de influencia y serán testigos de la [creciente influencia] de los países occidentales. Esto [sucederá] como resultado de una política [rusa-china] que es expresada por una estrecha visión estratégica, basada en una alianza con los regímenes tiránicos, que se enfrentan a la extinción en todas partes del mundo.

«La conclusión final que surge de esta visión del mundo árabe después de la agitación y desde una lectura inicial de la correlación de fuerzas internacionales, es que los Estados Unidos y Europa son los que pueden ganar. Esto influirá también en otros temas de la región, incluyendo el tema palestino…

«Al insistir en que ciertos regímenes tiránicos en el mundo árabe son sus únicos amigos, Rusia y China han decidido oponerse moralmente al cambio histórico [en el mundo árabe] y [finalmente] a sus propios intereses [también], de manera pragmática y oportunista». [1]


[1] Al-Ittihad (EAU), 11 de julio, 2011.