En un artículo reciente, el intelectual público ruso Fyodor Lukyanov resumió los principales acontecimientos internacionales del 2016 y trató de darles sentido.[1] Según Lukyanov, Brexit y la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses fue sintomática de un cambio en el orden mundial. Lukyanov explicó: «El impulso de la posguerra fría hacia la dominación global [de los Estados Unidos] fue tan violento y tan rápido por los estándares históricos, que ahora ha dado lugar al actual retroceso». Ahora este modelo unipolar del orden mundial, con Estados Unidos al timón, se está convirtiendo en «algo del pasado», para ser reemplazado por el «muy codiciado» mundo multi-polar por el que Rusia ha luchado. Lukyanov explicó que el restaurado mundo multi-polar ha sido facilitado por «pasos y errores absurdos» que fueron parte de las políticas estadounidenses y europeas y por la crisis político-económica de Europa. Este nuevo entorno global le provee a Rusia «la oportunidad de tomar medidas independientes que no vendrían como reacciones a los estímulos occidentales». En lugar de simplemente paralizar las acciones estadounidenses, Rusia pudiera «ofrecerle al mundo algo de nuestro propio diseño». Vale la pena recordar que en los tiempos zaristas Rusia se consideraba a sí mismo la «Tercera Roma» y, por supuesto bajo la Unión Soviética, creía que Rusia podía ofrecerle al mundo algo totalmente único y beneficioso. Esto no fue considerado como altruismo ingenuo, argumenta Lukyanov. «Atrapados en el frenesí de la realpolitik, hace mucho tiempo olvidamos que al final del día, la historia es hecha por aquellos que confían en tales nociones. Por si acaso, hacerlo mejora la capacidad de un individuo en proteger también sus propios intereses».

A continuación se presentan extractos del artículo de Lukyanov:[2] 

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Fyodor Lukyanov (Fuente: Russiancouncil.ru)

«El empuje de la posguerra fría hacia la dominación global fue tan violento… que ahora ha dado lugar a su actual retroceso»

«Pudiera ser demasiado pronto para resumir los acontecimientos internacionales del año que termina, pero todo lo que estaba destinado a suceder ya ha sucedido y las principales consecuencias son evidentes: el sistema global está entrando en una nueva fase de desarrollo. Ni el referéndum que dio lugar al Brexit en junio, ni la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre en noviembre fueron un factor tras de estos cambios, ambos eventos fueron meramente síntomas, aunque muy ilustrativos.

«El modelo de un orden mundial abierto y global, con los Estados Unidos y sus aliados al mando, se está volviendo en algo del pasado. Las clases dirigentes de los países líderes están siendo obligados por sus propios ciudadanos a virar su atención hacia los asuntos internos, mientras que sus planes para expandirse externamente, ya sean políticos, económicos o ideológicos, están siendo colocados en segundo plano. Esta expansión es poco probable que se detenga por completo, pero la posguerra fría hacia el predominio mundial fue tan violenta, y tan rápida medida por los estándares históricos, que ahora ha dado lugar a este retroceso actual.

«Para Rusia también, esto significa el comienzo de una nueva etapa: desde la desintegración de la Unión Soviética, Rusia ha considerado a Occidente como su punto de referencia, sintiendo la necesidad de formular, de una manera u otra, su actitud hacia el modelo occidental del orden mundial. Independientemente de la situación geopolítica, Europa fue vista como un elemento esencial del desarrollo interno de Rusia, un punto o de atracción o repulsión.

«Inmediatamente después de la Guerra Fría, hubo incluso sugerencias de que Rusia pudiera unirse a las instituciones políticas occidentales, las mismas instituciones que determinaron la totalidad del orden mundial durante los siguientes 20 años. Esta la principal decisión estratégica adoptada a comienzos de los años noventa.

«Desde la segunda mitad de la década del 2000, Moscú se ha centrado cada vez más en rechazar el deseo occidental de seguir propagando el modelo que consideraba correcto y necesario. 

«A mediados de la década del 2010, la situación comenzó a parecerse más y más a una ‘Guerra Fría’ total y hacia el otoño de 2016 surgieron inquietantes indicios de una posible confrontación directa, pero luego el citado sobre-giro tuvo lugar en Occidente.

«El muy codiciado mundo multi-polar está arribando finalmente»

«Washington parece ahora estar reanimando la ejercitada y probada lógica de la disuasión. Existe una teoría expandida de que cuando Trump menciona su objetivo de ‘hacer grandioso de nuevo a Estados Unidos’ este en realidad está pensando en la década de 1950, el período marcado por una recuperación económica, por una avalancha de autoconfianza nacional tras la guerra victoriosa y por la total ausencia de ser lo correcto políticamente. Uno no debería olvidar de que también fue el período en que la disuasión nuclear y los principios de estabilidad estratégica (las reglas de la confrontación nuclear), fueron nerviosamente colocados en su lugar.

«Europa está inmersa profundamente en su forma de pensar, decidiendo qué actitud debe tomarse hacia Rusia. Este tema puede convertirse en un factor serio en la evolución interna del Viejo Mundo en los próximos meses. La idea clave de los años noventa y 2000 de que Rusia debería integrarse de algún modo a la Gran Europa parece haber sido retirada de la agenda. En los últimos años, esta siguió siendo expresada principalmente por la inercia.

«Ha habido dos factores que unen la lógica a las acciones de Moscú y ayudan a lograr victorias. Primero, el temor de muchos países no occidentales de quedar atrapados en el punto de la mira de la política estadunidense ha sido la causa de los procesos de consolidación anti-Occidente. Segundo, ambos los Estados Unidos y Europa han cometido demasiados errores tontos, principalmente por razones ideológicas y Rusia se ha aprovechado hábilmente de éstos.

«La disminución en las actividades estadounidenses y la crisis en Europa finalmente le están dando a Rusia una oportunidad de tomar medidas independientes que no vendrían como reacciones al estímulo occidental.

 

«El tan codiciado mundo multi-polar está  finalmente arribando, ahora el tema es cómo se verá. Rusia pudiera optar por seguir desafiando la hegemonía estadounidense y la influencia occidental, pero ninguno de estos factores desaparecerá totalmente.

«Las nuevas ideas sociales, tecnológicas y geopolíticas serán cada vez más exigidas en todas partes: Moscú ha pasado por alto esta oportunidad desde los últimos años de la URSS: Siempre hubo otras cosas por las que preocuparse, también parecía que no había demanda externa para tales cosas.

«Ahora es el momento de comenzar a ofrecerle al mundo algo de nuestra propia concepción, algo que, en lugar de ir dirigido a defendernos de la presión externa o a apoderarse de nuestros intereses, incorporaría la noción de ‘el bien común’.

«Atrapados en el frenesí de la realpolitik, nos olvidamos hace mucho tiempo que al final del día, la historia está hecha por aquellos que confían en tales nociones. Por cierto, realizarlo normalmente hace que uno también proteja mejor sus intereses».

[1] Fyodor Lukyanov es redactor jefe de Rusia en los Asuntos Globales, Jefe del Presidium al Consejo de Política Exterior y de Defensa y director de investigación del Club de Discusión International Valdai.

[2] Globalaffairs.ru, 8 de diciembre, 2016.