El 31 de agosto, 2021 el presidente iraní Ebrahim Raisi le envió una carta al secretario general de Hezbolá Hassan Nasrallah agradeciéndole sus palabras de congratulación por la elección de Raisi a la presidencia y alabando a Hezbolá y sus actividades que, según dijo, «ya no se limitan al Líbano y Palestina». En su carta, Raisi comparó a Hezbolá con un árbol que produce frutos – jóvenes combatientes que libran el yihad y «la sangre de los mártires de la resistencia» – y denominó a Hezbolá «la esperanza de toda la nación islámica» y elemento regional cuya influencia es tal que «ningún elemento político, militar o de seguridad de la región o del mundo puede si quiera ignorarlo». Este añadió que Hezbolá «puede constituir un modelo político único que opere de acuerdo a los principios religiosos y a las directrices dadas por el líder supremo de Irán Ali Jamenei».[1]
Esta carta evoca una respuesta de Charles Jabbour, jefe del departamento de medios y comunicaciones del partido Fuerzas Libanesas de Samir Geagea, conocido por su oposición a Hezbolá. En un artículo que este publicó en el diario libanés Al-Jumhouriyya, el cual se identifica plenamente con el partido, este escribió que la carta de Raisi demuestra una vez más que Hezbolá recibe sus órdenes del líder supremo de Irán, forma parte integral de la revolución islámica de Irán y actúa para promover los objetivos de Irán, uno de los cuales es transformar el Líbano de un estado civil a uno religioso. Jabbour enfatizó que tal situación contraviene la constitución libanesa, que define al Líbano como un estado civil pluralista. Por lo tanto, dijo, no existe forma alguna de coexistir con Hezbolá y mantener un país estable en su presencia. Según Jabbour, la carta de Raisi describe a Hezbolá de herramienta para establecer la nación islámica y confrontar a Israel. Esto, dijo Jabbour, contradice la afirmación de que Hezbolá ha estado promocionando durante años, es decir, que se encuentra combatiendo contra Israel con el propósito de defender la soberanía del Líbano y muestra que Hezbolá en realidad combate contra Israel como parte del gran programa iraní.
Cabe señalar que este artículo es parte de las crecientes críticas expresadas en contra de Hezbolá por sus oponentes dentro del Líbano, quienes lo consideran de herramienta utilizada por el régimen iraní que viola la soberanía del Líbano.
Lo siguiente son extractos del artículo de Jabbour:[2]
«La carta que el secretario general de Hezbolá Hassan Nasrallah recibió del presidente iraní Ebrahim Raisi en respuesta a las palabras de felicitación del primero por la elección de este último a la presidencia es significativa en muchos sentidos. Su importancia radica en el hecho de que subraya lo que ya se conoce y presenta la percepción iraní que representa Hezbolá, esta vez en declaraciones del propio presidente iraní…
«¿Qué incluye esta carta?… En primer lugar, al afirmar que Hezbolá es la esperanza de la nación islámica, la carta indica claramente que la nación islámica tiene sus cimientos en la resistencia islámica, es decir, en Hezbolá, para que realice el programa de la nación islámica… Pero este papel contradice la constitución libanesa, así como también el carácter pluralista del estado y su papel histórico.
«En segundo lugar, la declaración de Raisi de que ‘de acuerdo con las instrucciones políticas del exaltado imam Jamenei, la resistencia islámica (Hezbolá) puede constituir un modelo político único que opere de acuerdo a los principios religiosos…’ indica dos cosas. Primero, que la resistencia islámica, es decir, Hezbolá, recibe órdenes del imam Jamenei, es decir, desde fuera del Líbano, lo cual contraviene sobre la constitución libanesa, contra el papel del estado y la soberanía del Líbano. Segundo, que Irán interfiere en los asuntos del Líbano y llama abiertamente a establecer un régimen religioso en el país, cuando el Líbano es un estado civil y cualquier intento de cambiar su identidad es de hecho un intento de perpetrar un golpe de estado…
«Además, Raisi enfatiza en su carta que la resistencia islámica no se encuentra confinada a un área limitada o región, es decir, «el Líbano y Palestina», tal como lo escribió Raisi en su carta, lo que significa que no reconoce a los estados y sus soberanía. La frase que utilizó en la carta, es decir, ‘el alcance geográfico de la resistencia islámica’, posee muchos significados, el más prominente de los cuales es de que esta resistencia posee un alcance geográfico propio que no reconoce las fronteras nacionales geográficas existentes. Esto es parte de su ambición de establecer la nación islámica… En otras palabras, el papel de la resistencia lo determina Teherán. Esto se sabe, por supuesto, pero la declaración pública de este hecho es muy importante y tiene más importancia, de la siguiente manera:
1. La decisión de que Hezbolá posee un papel central en la ambición de establecer la nación islámica se originó en Teherán.
2. El papel principal de Hezbolá contraviene la constitución libanesa y la existencia del Líbano como un hecho ya consumado.
3. Hezbolá es parte integral del programa y de la revolución iraní. Su fuente de autoridad se encuentra en Teherán y es allí donde son tomadas sus decisiones.
4. Las decisiones de Hezbolá sobre los asuntos libaneses las toma el propio Hezbolá, mientras que las decisiones sobre la nación islámica y el papel de Hezbolá en difundir la revolución iraní las toma exclusivamente Teherán.
5. Hezbolá establece una distinción entre su papel temporal en el ámbito nacional libanés y su papel estratégico de islamizar al Líbano.
6. Las creencias y orientaciones internas de Hezbolá son islámicas y contravienen el carácter civil del estado libanés y la existencia del Líbano como un hecho ya consumado.
También llama la atención la forma en que el presidente iraní se dirige al secretario general de Hezbolá, es decir, de ‘mi querido hermano, Hujjat al-Islam wal-Muslimin[3] Sayyid[4] Hassan Nasrallah’… Esto indica el importante lugar que posee Nasrallah en la cadena de mando de la revolución iraní…
«Raisi no le atribuye importancia alguna al Líbano. Lo ve simplemente como una esfera de influencia de Hezbolá y no como una entidad independiente y se centra exclusivamente en el papel de Hezbolá como uno de los frutos de la revolución iraní. Esto es evidente por el hecho de que este escribió en su carta que ‘el papel de la resistencia islámica, es decir, Hezbolá, en garantizar la seguridad y enfrentar el terrorismo de estado (de Israel) y el terrorismo takfiri es decir, de las organizaciones islámicas extremistas que acusan a sus compañeros musulmanes de herejía ha convertido a esta corriente revolucionaria de lucha en contra del yihad en un elemento influyente en las ecuaciones regionales, tanto que ningún elemento político, militar o de seguridad, incluyendo a las potencias mundiales, puede ignorarlo’…
«Ante todo lo dicho anteriormente y ante la carta de Raisi dirigida a Nasrallah, la pregunta a hacer es la siguiente: ¿Cómo se puede construir un estado y cómo se puede mantener la coexistencia y la estabilidad en presencia de un grupo político (es decir, Hezbolá) que cree en un programa religioso chiita iraní que contraviene fundamentalmente el programa libanés y forma parte integral de la revolución iraní?
«Las declaraciones de Raisi refutan la narrativa que Hezbolá trató de mercadear luego que el ejército sirio se retirara del Líbano en el año 2005, es decir que su papel se limita a resistir ante Israel y establecer un equilibrio sobre el tema del terrorismo respecto a este país para de esta manera defender la soberanía del Líbano, cuando el hecho es que su confrontación con Israel es parte vital del programa iraní. Para aliviar la presión libanesa sobre este, Hezbolá no tuvo más remedio que excusarse de que sus armas tienen como destino disuadir a Tel Aviv, que no puede ser disuadido con armas comunes del ejército libanés, en especial desde que Estados Unidos se niega a proveerle armas al Líbano…
«Ahora que el presidente iraní ha señalado una vez más lo que ya se sabía – la identidad iraní de Hezbolá y su programa religioso – nosotros podemos volver a plantearnos las siguientes preguntas: ¿Es posible llegar a un entendimiento con un partido que no cree en el Líbano, que promueve un programa mucho mayor que el Líbano y que busca cambiar el carácter del régimen libanés de un gobierno civil a uno religioso – considerando especialmente que las armas de Hezbolá son parte orgánica del programa revolucionario e ideológico de Irán? La respuesta es inequívoca: no existe forma alguna de llegar a ningún entendimiento con Hezbolá. El resultado es que el conflicto seguirá indefinidamente y cada fase se verá diferente a la anterior, hasta que Hezbolá logre cambiar el carácter y el papel del Líbano y convertirlo en un estado islámico. Alternativamente, tal vez la oposición nacional o extranjera al programa de Hezbolá… le obligará a dar marcha atrás y aceptar el papel histórico del Líbano, su identidad neutral, su soberanía, su propia existencia como hecho consumado y el hecho de que el estado es un escenario compartido por todos los libaneses».
[1] Alahednews.com.lb, 1 de septiembre, 2021.
[2] Al-Jumhouriyya (Líbano), 3 de septiembre, 2021.
[3] Título de un jurisprudente islámico sénior.
[4] Título que denota a aquellos aceptados como descendientes del profeta Mahoma.