En un reciente artículo, el respetado ex-senador paquistaní Afrasiab Khattak criticó a los Estados Unidos por mimar al Emirato Islámico de Afganistán (la organización de los talibanes afganos) a pesar de los indiscriminados ataques terroristas de los talibanes contra objetivos civiles tales como las escuelas para colegialas en Afganistán.
En el artículo – titulado «La talibanización en Afganistán podría hacer estallar Asia Central» y el cual fue publicado por el portal de noticias afgano ToloNews.com, Khattak señaló que Estados Unidos no ha modificado su política hacia los talibanes afganos incluso después de que Joe Biden asumiera la presidencia en enero del año 2021.[1] Khattak, respetado intelectual agregó lo siguiente: «Algunos analistas van aún más lejos. Estos consideran el nexo emergente entre Estados Unidos y los talibanes como el signo de una nueva guerra fría en Eurasia».
Conocido por sus opiniones independientes y directas sobre la situación de seguridad regional en el Sudeste Asiático, el ex-senador paquistaní también señaló que el acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes firmado el día 29 de febrero, 2020 en Doha, Qatar, le otorgaba muchas concesiones a la organización yihadista formada por los talibanes afganos que todavía prosperan con el apoyo de los seminarios militares y religiosos pakistaníes en Pakistán.[2]
Al criticar a Estados Unidos por excluir al gobierno afgano elegido democráticamente de las conversaciones entre Estados Unidos y los talibanes en Doha e ignorar totalmente sus puntos de vista dentro del acuerdo Doha, Khattak agregó: «Muchos de los afganos han criticado el acuerdo de paz entre Estados Unidos y los talibanes en Doha firmado en ausencia del estado afgano. Ellos creen que se le hicieron demasiadas concesiones a los talibanes en el acuerdo Doha sin obligarlos a renunciar a la violencia y al terrorismo o sin evaluar críticamente su brutal pasado y sus posturas ideológicas extremistas».
A continuación se puede leer el texto del artículo de Afrasiab Khattak:
«La negación hecha por los talibanes a su participación en tales ataques terroristas no es convincente, ya que la mayoría de los afganos los consideran responsables por la ecología de la violencia y el terrorismo en Afganistán»
«Se supone que el mes sagrado islámico del Ramadán, que en el año 2021 finalizó el 13 de mayo, en el que los musulmanes practican el ayuno total de un día, es un momento para velar por una piedad estricta, moderación y la auto-disciplina. Pero este año el Ramadán vio una escalada sin precedentes en los combates y derramamiento de sangre en Afganistán mientras los talibanes continuaban con el asesinato despiadado, dirigido contra la población afgana común en la mayor parte del país que ha sido devastado por la guerra.
«El peor de los ataques terroristas en los últimos tiempos se produjo el día 8 de mayo, cuando un coche bomba tuvo como objetivo una escuela de colegialas en los suburbios de Kabul y acabó con la vida de unas ochenta personas, la mayoría de ellas jóvenes estudiantes. La negación de los talibanes a su participación en esos ataques no es convincente, ya que la mayoría de los afganos los responsabilizan por la ecología de la violencia y el terrorismo en Afganistán, en particular porque estos se niegan a lograr incluso reducir la violencia y mucho menos aceptar un alto el fuego permanente y total, incluso después de firmar un acuerdo de paz con los Estados Unidos en Doha…
«Muchos de los afganos han criticado el acuerdo de paz de Doha entre Estados Unidos y los talibanes firmado en ausencia del estado afgano. Ellos creen que se le otorgaron demasiadas concesiones a los talibanes en el acuerdo Doha sin hacerles renunciar a la violencia y al terrorismo o evaluar críticamente su brutal pasado y sus posturas ideológicas extremistas.
«Acuñado de la palabra árabe ‘Talib-ul-Ilm’ (buscador del conocimiento), el mundo Talib ha llegado, en el actual léxico político, a representar a los jóvenes graduados de seminarios religiosos que luchan por imponer su propia interpretación extremista del sharia islámico, reemplazando el sistema estatal moderno en Pakistán y en Afganistán. El seminario religioso islámico es una antigua institución destinada a enseñar religión a los chicos musulmanes. Pero experimentó un cambio radical durante la segunda mitad del siglo 20 cuando Occidente liderado por los Estados Unidos decidió utilizar el islam político en su guerra contra su archirrival, el comunismo soviético».
«La inducción de las fuerzas armadas estadounidenses con el propósito de derrocar al brutal régimen talibán en Afganistán en el año 2001, creó la impresión de que Estados Unidos y Occidente consideran a los extremistas y militantes islámicos como sus enemigos»
“Fue particularmente después de la invasión soviética a Afganistán en la década de los años 1980 que Occidente y sus aliados árabes invirtieron billones de dólares en promover el yihad (la guerra santa) contra los ‘infieles’. Se construyeron miles de seminarios religiosos en Pakistán que importaron ideologías extremistas del Medio Oriente ataviadas de islam con el propósito de lavarle el cerebro a miles de jóvenes afganos para luchar contra las supuestas infieles fuerzas soviéticas.
«En 1994, los talibanes surgieron en Afganistán como un grupo distinto de guerreros que llenó el vacío creado por las guerras internas de los ex-muyahidines afganos (los predecesores de los talibanes). Los servicios de seguridad de Pakistán los adoptaron como sus aliados para lograr su principal objetivo en el país, profundidad estratégica en Afganistán.
«Actualmente, existen alrededor de 36.000 seminarios religiosos en Pakistán que funcionan como fábricas para producir talibanes. Esta es una industria bastante grande y próspera, patrocinada por el ejército paquistaní y dirigida por las élites religiosas con grandes inversiones provenientes del Medio Oriente. Muchos de los estudiantes aquí siguen siendo afganos que han sido utilizados (y siguen siendo utilizados) como carne de cañón en diferentes guerras en Afganistán durante las últimas cuatro décadas.
«Luego del colapso de la Unión Soviética en el año 1991 y particularmente después de los ataques de Al-Qaeda sobre los Estados Unidos el 11/S, mucha gente pensó que Occidente cambiaría su estrategia de utilizar el islam político contra otras potencias mundiales en competencia. El introducir a las fuerzas armadas estadounidenses para derrocar al brutal régimen talibán en Afganistán y los ataques utilizando drones estadounidenses contra los combatientes de Al-Qaeda en Pakistán, Afganistán, el Medio Oriente y África, crearon la impresión de que Estados Unidos y Occidente consideran a los extremistas y militantes islámicos como sus enemigos y están combatiendo para eliminar este fenómeno».
«Parece ser que Estados Unidos desea inyectar a los talibanes dentro del sistema afgano incluso a costa de las ganancias del estado y la sociedad afgana durante las últimas dos décadas»
«Pero los recientes acontecimientos – el acuerdo Doha entre los Estados Unidos y los talibanes en particular, niegan esta percepción. Inicialmente, muchos pensaron que el acuerdo Doha representaba un expediente político de la administración Donald Trump en preparación para las elecciones presidenciales del 2020 en los Estados Unidos. La forma en que la nueva administración estadounidense se ha negado a reconsiderar el acuerdo Doha, a pesar de su fracaso en traer la paz y la reconciliación a Afganistán, demuestra que es política constante estadounidense el ser indulgente con los talibanes.
«Parece ser que los Estados Unidos desea inyectarle a los talibanes al sistema afgano incluso a costa de los logros del estado y de la sociedad afgana durante las últimas dos décadas, lo que incluye el surgimiento de un sistema estatal basado en la constitución, prósperos centros urbanos y una sociedad civil naciente pero dinámica (con medios independientes en particular). Afganistán también se ha unido a la corriente principal regional e internacional.
«Aparentemente, Estados Unidos pareciera estar convencido de que ha degradado efectivamente las capacidades de Al Qaeda en amenazar la seguridad de los Estados Unidos en su territorio continental y la de sus aliados europeos. En lo que respecta al sindicato terrorista relacionado con los talibanes, esto es un problema regional. ¿Por qué deberían los Estados Unidos hacerlo? Después de todo, esto puede ser un dolor de cabeza para China, Rusia e Irán en Asia central y occidental.
«Algunos analistas van incluso más allá. Consideran que el nexo emergente entre Estados Unidos y los talibanes es el signo de una nueva guerra fría en Eurasia. La Iniciativa Franja y Ruta (IFR) de la nueva superpotencia económica emergente China es considerada por los estrategas estadounidenses como el desafío más significativo en el siglo 21. Estos parecen estar bastante concentrados en elaborar estrategias para bloquear este desarrollo. La Rusia postsoviética también parece estar recuperando su esfera de influencia tradicional y expandiendo su paso por el Medio Oriente y en otras partes del mundo cada vez más multipolar. Desafortunadamente, la ubicación geoestratégica de Afganistán tiene el potencial de atraer a otra rivalidad de grandes potencias en su territorio».
«Organizaciones militantes tales como el Movimiento Islámico Uzbekistán (MIU) y el Movimiento Islámico de Turkestán Oriental (MITO) pueden prosperar en esta nueva ola política del islamismo turco que amenaza a Uzbekistán, Xinjiang y a otras partes de Asia Central»
«Los contornos emergentes de la nueva guerra fría revelan algunas similitudes con la anterior, así como también diferencias. La alianza política y estratégica informal anti-China ‘Quadrilateral Security Dialogue’ o Quad (una alianza emergente similar a la OTAN entre los Estados Unidos, India y Australia, Japón, etc.) está siendo formalizada constantemente y se espera que se expanda. No solo se espera que persistan las tensiones en el Mar de China Meridional, sino que también pueden intensificarse aún más. Pero al igual que la anterior Guerra Fría, cuando las tensiones entre la OTAN y el Pacto de Varsovia mantuvieron a Europa polarizada y el verdadero choque físico tuvo lugar durante la guerra de Afganistán en la década de los años 1980, la nueva guerra fría también posee el potencial de estallar en Asia.
«La militancia religiosa y el terrorismo producido y utilizado en el choque anterior también es útil para la nueva confrontación. Es particularmente de esta manera cuando las fábricas de yihadistas todavía se encuentran en producción y cientos de miles de militantes entrenados y endurecidos por la guerra todavía pululan por el mercado. Si la experiencia de la década de los años 1990 es algo para tener presente, los talibanes no se suavizarán con su contacto en el poder. Pero incluso si lo hacen, las otras denominaciones tales como el EIIS (Estado Islámico), LeT (Lashkar-e-Taiba), JeM (Jaish-e-Muhammad) y TTP (Tehreek-e-Taliban Pakistán) están ahí para difundir la militancia anti-estatal en la región. Daesh [el EIIS], al menos el perteneciente al este de Afganistán, es solo el cambio de nombre de los talibanes utilizando las mismas básicas ataduras, material humano y rutas de abastecimiento.
Aparte del extremismo religioso, el nacionalismo etno-cultural es la otra línea divisoria que también puede utilizarse en la nueva polarización política. El naciente nacionalismo turco, particularmente en su forma pan-turca, parece tener un mayor potencial en su impacto político, así como también Turquía, el bastión del nacionalismo turco moderno, se está separando de su pasado laico y está adoptando una identidad turca islámica.
«Turquía bajo Tayyip Erdogan puede estar haciéndolo para expandir su presencia en el Medio Oriente, pero el nacionalismo turco combinado con el fervor islámico puede ser una herramienta política letal también en Asia Central. Organizaciones militantes tales como el Movimiento Islámico de Uzbekistán (MIU) y el Movimiento Islámico de Turkestán (MIT) pueden prosperar con esta nueva ola política de islamismo turco que amenaza a Uzbekistán, Xinjiang y a otras partes de Asia Central. A pesar de los problemas políticos locales en las repúblicas de Asia Central, los países han podido evitar prolongar hasta ahora conflictos armados internos debido a la falta de una intervención internacional a gran escala. Pero un Afganistán talibanizado puede cambiar fundamentalmente la situación presente».
[1] ToloNews.com (Afganistán), 4 de junio, 2021. El inglés del artículo original ha sido ligeramente editado para mayor claridad y comprensión.
[2] Para leer más sobre el acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes firmado en Doha, léase el Informe diario de MEMRI No. 272 – El objetivo de los talibanes afganos es establecer un estado teocrático islámico sunita – Estos no creen en compartir el poder con el gobierno democráticamente electo, 22 de abril, 2021; Informe Diario de MEMRI No. 261 – Jefe operativo de los talibanes afganos Sirajuddin Haqqani advierte a la administración Biden ante eliminación del acuerdo Doha: ‘Poseemos tecnología para utilizar drones, tenemos nuestros propios misiles; esta vez, si los muyahidines reanudan la lucha, sería algo que los estadounidenses nunca vieron antes’, 3 de marzo, 2021; Informe Diario de MEMRI No. 215 – La entrega de Afganistán a los talibanes – la arriesgada y amenazante política en Kabul mientras el gobierno de Ashraf Ghani es acosado tanto por los Estados Unidos como por los talibanes, 21 de abril, 2020.