En un artículo publicado el 26 de abril, 2018 en el diario Al-Quds Al-Arabi, el Dr. Ali Muhammad Fakhro, ex-canciller de Bahréin y miembro de la junta de la Organización Árabe Anticorrupción, escribió que la mujer en las sociedades árabe y musulmanas sufren de discriminación debido a la retrograda noción árabe y no-árabe que fueron incorporadas a lo largo de los siglos en la literatura islámica legal junto a los hadith y fueron falsamente atribuidas al Profeta. Este pidió a las instituciones islámicas que realizaran un examen profundo al trato dado a las mujeres en el Islam y reinterpreten los textos islámicos para que de esta manera promuevan la igualdad de sexos y se le otorgue a la mujer la cuota de poder que merece.
Lo siguiente son extractos traducidos de su artículo:[1]
‘Ali Muhammad Fakhro (Imagen: Akhbar Al-Khaleej, Bahréin)
«¿Es posible hablar de otorgarle poder a la mujer en la vida pública árabe sin resolver el problema de la percepción cultural y religiosa de la mujer? Después de todo, un chiquillo árabe se empapa a si mismo junto a la leche de su madre con conductas y refranes que disminuyen el valor de la mujer como ser humano y su condición en la sociedad. En el corazón de esta cultura misógina, que los chicos absorben en casa y en la escuela y escuchan día y noche en muchos de los canales religiosos de televisión y estaciones de radio en todo el mundo árabe, es una herencia fanática de la jurisprudencia [islámica] que va a la zaga del espíritu y los valores de esta era. Esta cultura está dominada por hadith falsamente atribuidos a [Mahoma], el Profeta de la compasión y la justicia divina… El espíritu del Islam, sus metas generales, la igualdad que le concede a los seres humanos, los versos [que hablan de] un espíritu humano y la herencia del Profeta del Islam – ninguno de estos son compatibles con [ciertas] declaraciones que se le atribuyen al Profeta, como ‘Vi hacia el Paraíso y observe que la mayoría de sus pobladores eran pobres y miré hacia el Infierno y vi que la mayoría de sus habitantes eran mujeres’ o ‘malos augurios’ se hallan en una mujer, en una casa y un caballo’… o ‘las mujeres son deficientes en inteligencia y religión’ y otras crudas y groseras declaraciones de este tipo que calumnian a la mujer musulmana…
«¿Cómo podemos hablar de igualdad entre hombres y mujeres árabes en derechos humanos y deberes nacionales, hablar de igualdad de oportunidades en la vida y en [alcanzar] cargos públicos superiores e igualdad en el salario y promoción en todos los sectores de empleo, cuando los legisladores, políticos y líderes fueron [todos] criados en dichos que menoscaban el honor de una mujer y arrojan dudas sobre su inteligencia y estabilidad mental?
«Por lo tanto, tenemos derecho a exigir que las instituciones islámicas y las autoridades religiosas tomen medidas [decisivas] respecto a la tergiversación y humillación de la mujer en la tradición jurisprudencial y en la llamada ciencia de los hadith. [Esto es debido a que] muchas de las prácticas primitivas y nociones que prevalecían en las antiguas sociedades árabes y no-árabes se incorporaron claramente en la jurisprudencia y los hadith islámicos para justificar su implementación, especialmente en los palacios de los sultanes y de los dignatarios muy opulentos…
«La mujer árabe, que ha ingresado competente y hábilmente al campo de la educación, desde el jardín de infantes hasta la universidad y más allá, constituyen una parte creciente de la fuerza de trabajo en diversos sectores… ganándose así su independencia financiera y convirtiéndose en importantes proveedores para sus familias, [estas mujeres que se han convertido en] un componente importante de las instituciones de la sociedad civil… y que han luchado y han muerto defendiendo su ummah… estas mujeres todavía están sujetas a leyes formuladas hace muchos siglos por algún estudioso religioso debido a [ideas] que se incorporaron al estudio de los hadith por ignorancia, intereses políticos o estupidez social.
«Dado que la herencia islámica se encuentra en el corazón de la sociedad árabe, en su pensamiento, comportamiento, legislación y prácticas cotidianas, la reforma de la cultura árabe, como primer paso en el otorgarle poder a la mujer árabe en todos las áreas de la vida, debe realizarse a través de un examen profundo de todos los campos de la jurisprudencia islámica y de los hadith atribuidos al Profeta y mediante una reinterpretación de los textos coránicos. Este es un deber y un privilegio de todas las generaciones futuras…
«Es hora que la mujer árabe recupere su humanidad, su honor y su pleno derecho a la igualdad, el respeto y el aprecio que merece como madre, hija, hermana, esposa, colega y ciudadana».
[1] Al-Quds Al-Arabi (Londres), 26 de abril, 2018.