Luego del anuncio hecho el 23 de octubre, 2020 de que Sudán e Israel han decidido normalizar sus relaciones, el columnista del diario Al-Rakoba de Sudán Osama Di Al-Naim Muhammad le dio la bienvenida a la medida en su columna e instó a los palestinos a avanzar hacia el logro de la paz. Este pidió a los palestinos que aprendan del ejemplo de Alemania y Japón que, tras ser derrotados en la Segunda Guerra Mundial se reconciliaron con sus enemigos y eligieron el camino del crecimiento económico y de la prosperidad. Tras señalar que Sudán ha estado inmerso en una guerra interna durante mucho tiempo, que provocó que se fracture y se divida, este expresó su satisfacción de que el país haya optado ahora por ir en busca de lograr la paz con Israel y esté en el camino de la recuperación y el desarrollo. Al-Naim Muhammad concluyó diciendo que Sudán, en donde en 1967 se ideó la política de los Tres No – no al reconocimiento de Israel, no a las negociaciones y no a la paz con Israel – cambió su tono a un sí: «Sí a Israel, sí a una alianza con este y sí a la normalización de relaciones con el».

Osama Di Al-Naim Muhammad (Fuente: Al-Rakoba, Sudan) 

Lo siguiente son extractos traducidos de su columna.[1]

«La política del pedir arrojar a Israel al mar y borrarlo del mapa fue dominante en las décadas de los años 1950 y 1960. Los movimientos de resistencia palestina, con el apoyo del Egipto de Nasser y otros estados árabes, convirtieron esa consigna en una herramienta y sus métodos favoritos de operar fueron secuestrar aviones en varias partes del mundo y asesinar rehenes, incluso en el ataque a la embajada saudita en Sudán en 1973…[2]

«El método de lucha para exterminar y expulsar al enemigo fue inventado por todos los grupos de resistencia palestinos, sin excepción, incluyendo a Fatah, Septiembre Negro y las organizaciones yihadistas que operan en nombre del Islam. Estas organizaciones secuestraron aviones y tomaron como rehenes a una gran cantidad de civiles, e incluso los partidos de fútbol en Alemania no se salvaron de ello.[3] Luego estas organizaciones comenzaron a atacar la retaguardia de Israel con cohetes improvisados, mientras Israel respondía con armas más mucho duras y letales y las víctimas eran los refugiados en los campamentos de refugiados palestinos.

«Al hacer esto, las organizaciones palestinas y sus partidarios en los partidos árabes nacionalistas, nasseristas y ba’atistas y en los países que cultivaron estos partidos, se apartaron de la forma tradicional de guerra que realizaban los árabes. Desde los albores de la historia, las tribus árabes solían combatir entre sí… y tomar rehenes, pero más tarde se hacían acuerdos, se pagarían rescates con el fin de liberar a los rehenes y las partes reanudaban el cumplimiento de los acuerdos y tratados pautados entre ellos hasta que volvían a colapsar por una razón u otra, esto sucedió una y otra vez: guerra seguida de acuerdos.

«En la historia moderna encontramos los ejemplos de Japón y Alemania, que fueron derrotados y destruidos totalmente en la Segunda Guerra Mundial, pero luego firmaron acuerdos de paz con sus antiguos enemigos. Los enemigos de ayer ahora coexisten, comercian entre sí y cooperan en áreas de interés mutuo. La competencia económica entre estos aumenta su producto nacional bruto y el bienestar de sus ciudadanos…

«Los estados árabes guardaron silencio, ya que no pudieron avanzar en una solución diferente al conflicto palestino-israelí. Los acuerdos firmados por las dos partes, que no han sido cumplidos en su totalidad, se hicieron tras presión estadounidense y europea, no porque los palestinos estuviesen convencidos de su necesidad. Se firmaron los acuerdos de Camp David y los acuerdos de Oslo, pero las organizaciones palestinas los violaron diariamente y los estados árabes consintieron aceptar la única solución que las organizaciones palestinas podían imaginarse al respecto: combatir y seguir combatiendo y la política de los Tres No, que fue redactada tristemente en la capital sudanesa de Jartum.[4]

«La opción de disparar cohetes improvisados ​​y asesinar a israelíes en los puestos de control no liberará a Palestina sin importar el tiempo que dure. Palestina será libre y estará poblado por una nación libre solo si adopta el modelo de Japón, Alemania y Sudáfrica en lidiar con el enemigo en tiempos de guerra y en tiempos de paz. Estos países y sus poblaciones incrementan su producto nacional bruto, cultivan una industria y un comercio que son un modelo para el mundo y no buscan secuestrar aviones enemigos ni querer que sus jóvenes se hagan estallar por los aires de rabia ante el enemigo.

«Algunas partes en Sudán han dejado de creer que Israel debe ser arrojado al mar y borrado del mapa. Ellos creen que Palestina, con su causa, no puede convertirse en una fuerza económica con influencia global si no es abrazando únicamente la paz en lugar de las herramientas de guerra y de exterminio. Este debe seguir el camino de los antiguos árabes en librar la guerra y realizar acuerdos con los enemigos.

«Además, los sudaneses hemos perdido ciertos intereses y nuestra herida sigue sangrando. Perdimos el 90% de los ingresos de nuestro estado. Todos los partidos sudaneses guardaron silencio y no actuaron para evitar la separación de Sudán del Sur. Estos bandos no pueden compensar ahora su silencio, que reflejaba el odio por los intereses de Sudán, expresando una oposición abierta y estridente a lo que Sudán está tratando de lograr llegando a un acuerdo con el enemigo israelí. El camino tomado por algunos sudaneses que se oponen a la normalización de relaciones con Israel no refleja la sabiduría o ninguna lección aprendida por parte de la antigua experiencia árabe de tratar con los enemigos. Ni tampoco están aplicando ellos la lección aprendida por los japoneses y alemanes…»

«Basta de consignas que se refieran a arrojar a Israel al mar y borrarlo del mapa. Israel, te damos la bienvenida a Jartum. La Tierra de los ‘Tres No’ ha cambiado su tono a tres veces Sí: Sí a Israel, sí a una alianza con este y sí a la normalización de relaciones con el».


[1] Al-Rakoba (Sudán), 26 de octubre, 2020.

[2] La referencia es a un ataque perpetrado el 1 de marzo, 1973 llevado a cabo por la organización Septiembre Negro contra la embajada saudita en Jartum. Los atacantes capturaron a diez diplomáticos que se encontraban reunidos en la embajada y al no cumplirse sus demandas asesinaron a tres de ellos: al embajador estadounidense en Sudán y su adjunto y el encargado de negocios belga en Sudán. Los otros rehenes finalmente fueron liberados.

[3] La referencia es aparentemente al asesinato de los atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich en el año de 1972.

[4] La referencia es a la decisión tomada en la cumbre de la Liga Árabe de 1967 en Jartum, según la cual no habrá reconocimiento a Israel, ni negociaciones con este, ni tampoco paz.