En un artículo publicado en el diario iraquí Al-Zaman, el escritor Shamel Bardan elogió al presidente electo de los Estados Unidos Joe Biden por nombrar a dos mujeres de origen árabe para que ocupen cargos destacados dentro del personal de la Casa Blanca. Bardan elogió la cultura pluralista estadounidense que juzga a sus miembros según sus habilidades y no según su cultura o raza y no teme al hecho de ser diferente. Este contrastó el nombramiento con la situación que sucede en Irak, donde a los funcionarios les gusta citar un dicho atribuido al cuarto califa ‘Ali ibn Abi Talib que implica que todos los hombres son iguales, pero en realidad albergan prejuicios sectarios y religiosos y están más interesados ​​en robarle a las arcas del estado que servir a la población. 

Shamel Bardan (Fuente: Al-Zaman, Irak) 

Lo siguiente son extractos traducidos del artículo de Bardan:[1]

«Dana Shubat, jordana de origen, se ha unido al personal de la Casa Blanca y trabajará para la administración de Joe Biden, el nuevo presidente demócrata de los Estados Unidos. Shubat se une a Reema Dodin, de origen palestino, quien también se ha unido al personal de la Casa Blanca. Biden y su personal estaban interesados ​​solo en las calificaciones de estas mujeres y en el hecho de que son ciudadanas norteamericanas. Su etnia árabe no fue obstáculo a su nombramiento y Biden no se imaginó ningún choque entre su cultura árabe y la cultura estadounidense. El amor de Dodin por su pueblo no alarmó a los aparatos de inteligencia estadounidenses, ni hizo que dudaran de sus capacidades para servir en la Casa Blanca o que temiera que de repente se convierta en terrorista. Tampoco temían que Shubat albergara un anhelo secreto por el estilo de vida beduino que pudiera ser evidente en su conducta en la Casa Blanca.

Esa es la cultura nacional de los Estados Unidos, de la que muchos iraquíes son ciudadanos. Algunos iraquíes estadounidenses incluso han alcanzado posiciones importantes en el gobierno de Irak. Estos no conservaron los principios nacionales iraquíes en el manejo de los intereses del pueblo, pero tampoco pudieron exportar lo positivo que aprendieron en su segunda patria [los Estados Unidos]. Un ministro en el gobierno del ex-primer ministro iraquí Nouri Al-Maliki… solía preguntarle a aquellos que solicitaban un cargo en su oficina: ‘¿Quién es mejor? ¿Una persona que viene de la cosmopolita Bagdad, o una que viene de la conservadora ciudad chiita de Karbala?

«No es mi intención evaluar el carácter de Biden o presentarlo como modelo de perfección. Pero es muy triste que nosotros los árabes por lo general constituyamos un modelo de inferioridad. El mundo se ha abocado a una política de servicio hacia la población, mientras que el grupo que dirige nuestro país ha decidido romper con todos los valores patrióticos y sólo tiene como objetivo robarse las arcas públicas.

Incluso hoy día, en las oficinas del gobierno, en los círculos intelectuales e incluso en la calle, la gente dice, ‘este es sunita, este es cristiano y este es kurdo’ – no solo como etiquetas distintivas, sino por racismo, lo cual nutre a la mayoría de los líderes del partido iraquí que derramaron nuestra sangre y se robaron nuestros recursos. Siempre que deseen promover precedentes impresionantes en las esferas de los derechos humanos, algunos de ellos citan las palabras pronunciadas por ‘Ali bin Abi Talib a Malik Al-Ashtar:[2] ‘Existen dos tipos de personas, tus hermanos en religión y aquellos que son tus iguales en humanidad’. El presidente electo Biden en realidad sigue tras este dicho, mientras que nuestra población no lo sigue».


[1] Al-Zaman (Irak), 23 de noviembre, 2020.

[2] ‘Ali bin Abi Talib (599-661), el primo y yerno del Profeta Mahoma, fue el cuarto califa musulmán, considerado por los musulmanes sunitas como el último de los cuatro «califas justos» y por los chiitas como el sucesor inmediato del Profeta y el primer Imam. Malik Al-Ashtar fue primo y colaborador cercano de ‘Ali.