Tras la retirada de Estados Unidos de Afganistán a finales de agosto del presente año 2021 y el retorno de los talibanes al poder allí, Ahmad ‘Abd Al-Tawwab, columnista del diario egipcio Al-Ahram, advirtió que los medios de comunicación en Occidente minimizan el peligro que representan los talibanes al centrarse sobre el tema de sus violaciones a los derechos humanos sin tener en cuenta el motivo de estas, es decir, la ideología religiosa de los talibanes. Esta ideología, dice Al-Tawwab, considera a la mujer como la fuente de toda tentación y pecado y se opone a la cultura y a la ciencia, por lo que estos representan una amenaza para la civilización moderna y sus valores. Al-Tawwab hizo un llamado a los países que planean mantener relaciones diplomáticas con los talibanes a no defender esta decisión al proyectar una imagen totalmente falsa del movimiento.

Caricatura en diario saudita titulada «Kabul ahora», muestra a los «talibanes» quitándose la careta para revelar el rostro del diablo (Al-Madina, Arabia Saudita, 18 de agosto, 2021)

Lo siguiente son extractos traducidos de su columna:[1]

«… Algunos estados en Occidente y sus medios de comunicación están haciendo circular un análisis político totalmente falso que generará problemas. Algunos críticos de los talibanes están limitando sus críticas al hecho de que estos se oponen a los derechos humanos, mientras dedican el resto de su tiempo a justificar su postura hacia ello… Dicho enfoque, que basta con hacer flotar algunos temas importantes que captan la atención de quienes monitorean las violaciones a los derechos humanos más comunes, ignora las grandes catástrofes que los talibanes han provocado, las cuales son peores que las violaciones a los derechos humanos, por importantes que estas sean. Tales análisis hacen elevar a los talibanes y los presentan como un movimiento que puede ser convencido del error en sus caminos o formas de actuar presionados para que cambien sus ideas y comportamiento.

«Este enfoque distrae la atención de la gente al mayor de los desastres, de que las violaciones cometidas por los talibanes tienen como base sus propias interpretaciones religiosas fijadas en su ideología, lo que hace que se enorgullezcan de estas violaciones y las consideren parte de su inmensa superioridad, no solo sobre el resto de Afganistán, sino sobre todo el planeta. Los talibanes señalan a la mujer como la fuente de toda tentación y pecado, las cuales deben ser excluidas de la esfera pública, negándoles educación y verse obligadas a permanecer en sus hogares o ataviarse como tiendas de campaña si es que deben salir. Estos también albergan una intensa hostilidad hacia la literatura y el arte, viéndolos como la esencia de la herejía. Además, los talibanes son hostiles incluso ante la ciencia moderna, porque creen que la ciencia ignora la naturaleza milagrosa del Corán, una naturaleza que entiende que la humanidad no necesita involucrarse en ningún tipo de investigación, o similar. Es por ello que los talibanes son lo opuesto a la civilización moderna y sus valores. En cuanto a su postura sobre las civilizaciones antiguas, baste mencionar que hace dos décadas estos dispararon morteros contra las estatuas de un antiguo templo,[2] ¡y no se inmutaron en lo absoluto ante la crítica internacional al hecho!

«Algunos países pueden que tengan que mantener vínculos con los talibanes, porque ahora son estos los que deciden si atender los intereses de otros en Afganistán, o frustrarlos. Pero estos vínculos no son excusa para que estos países promuevan una imagen absolutamente falsa de los talibanes, o no advierten sobre el peligro que estos representan para la humanidad y para la civilización, u obstaculizar a quienes sí expresan tales advertencias».


[1] Al-Ahram (Egipto), 21 de septiembre, 2021.

[2] En marzo del año 2001, los talibanes hicieron estallar los Budas de Bamiyán, dos estatuas monumentales ubicadas en el centro de Afganistán, que datan del siglo 6, luego de proclamarlas como ídolos.