El secretario general de la organización Hezbolá-Irán, ayatolá Mohammad Baqer Kharrazi, quien es miembro de la élite del régimen islámico de Irán, [1] publicó recientemente un artículo en la página en Internet de la organización, donde expuso la necesidad de restablecer el «Gran Irán», el cual se extiende desde Palestina hasta Afganistán y basado en el Imperio Persa pre-islámico, [2] como una etapa preparatoria para la llegada del Mahdi – el Imam Oculto (el Mesías chiíta). En su artículo, el Ayatolá Kharrazi subraya la superioridad de Irán sobre los árabes y los demás pueblos de la región.
El Ayatolá Kharrazi establece detalladamente el manifiesto Hezbolá-Irán. [3] La primera etapa implica la creación del Gran Irán en el territorio del antiguo Imperio Persa; este incluirá a diversos grupos étnicos y a los pueblos del Medio Oriente, Asia Central, el Cáucaso y Afganistán y crearan una unión de estados islámicos encabezados por Irán. La unificación de los estados y los pueblos de estas regiones en el Gran Irán no será llevada a cabo a través de la ocupación militar, este dice, sino pacíficamente, tal como en el caso de la Unión Europea. [4]
En etapas posteriores este escribe, el Imperio iraní se enfrentará a los sindicatos trans-regionales que pertenecen a la ‘arrogancia’ – es decir, a los Estados Unidos y Rusia – y unificara a los oprimidos (mustazafin) en una aldea global para oponerse a los arrogantes, antes del establecimiento de un gobierno mundial encabezado por el Mahdi.
El Ayatolá Kharrazi también analiza la cuestión del por qué el Corán apareció en árabe y no en persa y el por qué las figuras santas para los musulmanes chiítas, es decir el Profeta y los Doce Imams, eran todos árabes, no persas – de una manera que revelan su hostilidad y arrogancia hacia los árabes.
En su artículo, el Ayatolá Kharrazi va más allá de los valores tradicionales islámicos chiítas de la República Islámica del Irán – principalmente, velayat-e faqih, o el «mandato del jurisprudente» y la creencia en la entrega mesiánica del Chiísmo por el Imam Oculto (Mahdi) – y establece las bases del Gran Irán basado en el nacionalismo iraní-persa pre-islámico y en los imperios persa pre-islámico, definiendo a todos los pueblos que vivían en esas tierras como iraníes.
A continuación presentamos extractos de su artículo: [5]
Árabe – una lengua inferior; árabes – los mayores infieles
El Ayatolá Kharrazi examina en primer lugar la superioridad del pueblo persa, el lenguaje y la cultura en relación con la ignorancia de los árabes durante el jahiliyya (es decir, el período pre-islámico), explicando: «… El Corán fue dado en árabe, [de todas las lenguas], no por la superioridad [árabe] y su condición preferible a las demás lenguas, sino para inspirar a los árabes Jahili que no tenían religión [y] que no tenían nada [de valor], excepto la lengua árabe, para que pudieran conocer las maravillas del Corán en la más pobre de las lenguas del mundo [es decir, el árabe].
«[Asimismo], Ahl Al-Bayt [los miembros de la familia del profeta Mahoma]… desde Abraham hasta el Mahdi, aparecieron en la sociedad árabe [de todas las sociedades], por lo que la existencia maravillosa [de Ahl Al-Bayt y el Corán] serían revelados… [incluso] a los mayores inconformistas en la tierra, los hipócritas [munafekin] y los grandes infieles entre ellos… Y los mayores infieles y los mayores hipócritas [sobre la tierra] son los árabes.
«Persa es la lengua superior de los habitantes del Paraíso, mientras que el árabe es la más inferior de sus lenguas – y si esto no fuese así, el persa no hubiera sido designado por el profeta Mahoma como el idioma del amor y el [idioma] en el que las verdades del Corán son explicadas… «
Irán – La patria del Islam y de los musulmanes en todo el mundo
«La plena cooperación de Ahl Al-Bayt con [los cuatro] tempranos Califas Justos, con los califas Ummayad y con los califas Abbasid en la conquista de Irán, la propagación al este y hacia el oeste de Irán en los días de ‘Ali [el primer Imam chiíta] y la aparición venerada de Hassan y Hussein [el segundo y tercer Imam del chiísmo], que están entre [las bases] de la creencia de los iraníes… así como también el reclutamiento de los iraníes por Ahl Al-Bayt para jugar un papel tan impresionante en el imperio islámico en la región para ese momento… [Todos estos] son signos de que Irán es la patria del Islam y de los musulmanes de todo el mundo y de todos los pueblos y naciones de las [religiones] monoteístas, así como también las demás naciones… [Al igual que el Irán Menor es [el país de origen] de aquellos que emigraron al resto de las regiones del mundo, [para que todas las naciones en estas regiones] deban ser también definidas geográficamente… y territorialmente, como parte del «Gran Irán'».
Kharrazi enumera ahora otros hechos que, en su opinión demuestran que el Gran Irán es la verdadera patria de los musulmanes: «El [traslado de la sede del mundo chiíta espiritual] desde [la ciudad de] Nayaf [en Irak] a [la ciudad de] Qom [en Irán], el surgimiento del régimen chiíta de velayat-e faqih, [es decir, el ‘mandato del jurisprudente’] de Qom en Irán…; la exportación de la estandarte de la revolución islámica y el acercamiento de las facciones del Islam basados en el amor por Ahl Al-Bayt; el actual enlace político-militar del wahabismo a los opuestos y satánicos regimenes de Estados Unidos y Gran Bretaña, así como también la penetración del [wahabismo] de los países árabes e incluso del mundo islámico, el surgimiento de un eje de resistencia, de la verdad contra la mentira y de la religión contra la anti-religión – en torno a la resistencia de Irán bajo el velayat-e faqih al judaísmo sionista – y la indudable importancia [del decreto] del Imam [Ayatolá] Jomeini y del líder de la revolución islámica de hoy [es decir, Ali Jamenei] de que Israel debe ser aniquilado – todos estos son indicios de una realidad en la que el ‘Gran Irán’ es la patria de los musulmanes… [y] todos los otros pueblos. Por otra parte, el [Gran Irán] es la que lucha contra los tumores cancerosos del wahabismo, el ba’thismo, el panarabismo e Israel, que han surgido en sus fronteras, con el fin de eliminarlos o destruirlos».
La existencia misma del régimen iraní está condicionada a la eliminación de Israel
«La propia existencia de nuestro régimen velayat-e faqih está condicionada a la eliminación de las ‘facciones’ corruptas [6] antes mencionados [es decir, el wahhabismo, ba’thismo, panarabismo e Israel] y en la eliminación de Israel y corresponde a nuestra nación oprimida dentro del Irán Menor y sólo a ella, el pagar cualquier precio político, militar, económico o social en la lucha para eliminar y destruir a [estas ‘facciones’] y su patria – Israel».
Aquí el Ayatolá Kharrazi añade varios principios fundamentales adicionales:
«1. El ser árabe, azerí, kurdo, baluchi, luri, turcomano, persa, tajik, del Cáucaso, afgano o cualquier otra cosa [no significa nada]. Ninguno de estos [en sí] son considerados iraníes, porque Irán es la suma total de los pueblos antes mencionados. La [nación] se declara de los pueblos antes mencionados, que hoy son frontera con Irán, son en realidad un territorio que fue separado del estado [es decir, del Gran Irán] – una separación que fue el resultado de un complot por las otras religiones o por los saqueadores históricos debido a la debilidad de los gobernantes de Irán para ese momento. [7]
«El hecho de que una pequeña parte de estos pueblos viven hoy dentro del Irán Menor indica que podrían existir [de nuevo] en armonía en el marco del Gran Irán, por la necesidad de regresar a los pueblos al seno de su verdadera [tierra madre, el Gran Irán], ya se ha mencionado anteriormente… Por la misma razón, el arabismo de todos los árabes en el mundo árabe de hoy significa que todos son iraníes – al igual que el lurismo de todos los luris, el turkmenismo de todos los turcomanos, el baluchismo de todos los baluchis, lo turco de todos los turcos… y el caucasianismo de todos los caucásicos significa que son iraníes.
«2. El pago hecho solamente por la nación iraní, su gobierno y sus líderes para cubrir los gastos de la lucha contra Estados Unidos e Israel se deriva de nuestra nacionalidad y nuestra forma de ser iraníes – al igual que nuestra nación y nuestra manera de ser iraníes también nos obliga a aceptar el principio [del velayat-e faqih] y el mandato del Ahl Al-Bayt. En consecuencia, al igual que la nación iraní no puede tolerar de que parte de Khozestan esté separada de ella… y está [por consiguiente] trabajando para defenderla del mundo de la opresión y la arrogancia, [la] nación iraní debe sufragar los gastos de las guerras que libra la nación iraní del Líbano y por la nación iraní de Palestina – [ya que estas] naciones vivían bajo mandato iraní hace siglos. [8]
«Por supuesto, [estos pueblos en el Líbano y Palestina] deben saber de que no son considerados [totalmente] iraníes, pero que la identificación de sus pueblos con Irán [está basada en que alguna vez habían sido] parte del Gran Irán. Así que una vez estuvieron definidos, y así deben [continuar] siendo definidos. Del mismo modo, es de saber que la estrategia del Hezbolá-[Irán] y de sus futuros gobiernos no sólo es [una] estrategia de lucha contra las demandas por algunos de los pueblos antes mencionados que están [luchando por la] independencia del Irán Menor, sino que [también es una estrategia] de hacer regresar a todos estos pueblos al seno de la patria y establecer un Gran Irán.
«3. El retorno de los pueblos de Irán a su tierra natal, el Gran Irán, constituye en efecto la restauración y reinserción de los miembros amputados del cuerpo original. Es absolutamente imposible que esto se logre por la fuerza militar, como intentos anteriores han demostrado; en cambio, toda la propaganda política, cultural, social e incluso medios económicos deben ser utilizados, de modo que la era del regreso sea lograda de la mejor, más amable y segura manera – al igual que los europeos y los norteamericanos hicieron y siguen haciendo para establecer la unidad de sus estados [es decir, la Unión Europea y los Estados Unidos de América].
«4. A fin de alcanzar la máxima relación [entre estos pueblos], [también] existe la necesidad… de reorganizar y reclasificar a todos los grupos iraníes de pueblos y tribus – no sólo para renovar los últimos lazos genéticos y culturales entre los pueblos que se han separado de Irán y aquellos dentro de las fronteras del Irán Menor de hoy.
«Todo régimen confederal o federal de cualquier tipo con un capital fuera de las fronteras de la Irán Menor de hoy debe ser evitada. También existe una necesidad no sólo de construir catres y recursos humanos, sino [también] fundar un movimiento para un regreso [auto-espontáneo] a la Irán Menor de hoy por los pueblos separados del Gran Irán. La rehabilitación, modernización y la conquista de todos los picos del conocimiento religioso y nacional no son los únicos requisitos [religiosos] que incumben al individuo; la inclusión de los estados de los pueblos antes citados en la [unidad regional de la Gran Irán] es también esencial, a fin de que sean incorporados en última instancia, [en el Gran Irán]. Es [también] necesario recuperar las tierras que fueron separadas [del Gran Irán] por medio de la participación y el hablar con las grandes potencias mundiales de hoy».
Sobre la base de los principios anteriores, Kharrazi declara que «el establecimiento del Gran Irán también tendrá otras ramificaciones:
«1. Se creará un equilibrio proporcional entre la población y el territorio [del Gran Irán] y de la población y el territorio de las [regiones bajo control de] la arrogancia occidental [es decir, los Estados Unidos] y la arrogancia Oriental [es decir, Rusia].
«2. Será una fuerte presencia en el Consejo de Seguridad y a todas las organizaciones internacionales.
«3. Creará la proximidad máxima entre las fronteras de la zona bajo el mandato [del jurisprudente] y los límites políticos y geográficos de las regiones controladas por la arrogancia.
«4. [Ayudará] a los países en el frente de la lucha contra la arrogancia y les evitara la necesidad de cargar con el costo [de esta lucha].
«5. Aprovechará al máximo las zonas de producción, la competencia y los ingresos de Irán y la región bajo el mandato del jurisprudente y transformará la Media Luna chiíta en un trapezoide bajo el marco del mandato del jurisprudente.
«6. Corregirá la denuncia [de los iraníes] que se oponen al hecho de que el ‘Irán Menor’ debe asumir el costo de la lucha para eliminar a Israel [dependiendo] únicamente de sus propios recursos. Estableciendo el Gran Irán [hará] más fácil sufragar estos gastos». [9]
El autor concluye, deletreando la conexión entre sus percepciones del territorio nacional y la creencia chiíta en la llegada del Mahdi:
«Esta percepción estratégica del Hezbolá-[Irán], constituye un paso preliminar hacia el establecimiento de una unión de estados islámicos, que a su vez es un paso preliminar hacia el establecimiento de una aldea global de los oprimidos [en lugar del ‘mundo de la arrogancia’]. Esto a su vez anunciará el establecimiento de un gobierno mundial bajo el imperio del Mahdi. Por lo tanto, el establecimiento del Gran Irán es sin duda una necesidad para complacer al Mahdi y el período de anticipación [10] no finalizará a menos que implementemos las cuatro principios mencionados anteriormente».
[1] Kharrazi es el yerno de Mas’oud Jamenei, hijo del líder supremo iraní, Ali Jamenei y también el hermano de Sadeq Kharrazi, ex embajador iraní en Francia y actual director del portal de la Diplomacia iraní.
[2] El «Imperio Persa» es un término general para todas las dinastías que gobernaron en la región entre el siglo 7 AC hasta la conquista islámica en el siglo séptimo, incluyendo la dinastía Achaemenid a la que pertenecía Ciro el Grande, así como también las dinastías Sassanid y Parthian.
[3] En las elecciones presidenciales de junio del 2009, Hezbolá-Irán no apoyó al presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, alegando que los clérigos sólo deben permitírseles ocupar el cargo de presidente. Parsine.com (Irán), 16 de mayo, 2010.
[4] El Ayatolá Kharrazi también se refiere a los Estados Unidos como otro ejemplo de la unión por medios pacíficos, no por la fuerza militar.
[5] Portal del Hezbolá-Irán (Irán), 15 de mayo, 2010.
[6] El autor utiliza un término de la época del Profeta Mahoma, a principios de Islam, para definir a la oposición.
[7] El autor se refiere a la debilidad de los reyes de la dinastía Qajar (1796-1925), quienes perdieron el Cáucaso y Asia Central (entre estos Azerbaiyán, Daguestán, Georgia, Armenia y Najicheván) a la Rusia zarista en dos tratados humillantes: El Tratado de Golestán en 1813 y el Tratado de Turkemenchay en 1828.
[8] Aquí el autor incorpora a la historia las zonas Islámicas de Irán y los pueblos que formaron parte de los imperios persas pre-islámicos. Él por lo tanto le otorga condición «iraní» más allá de las dimensiones del Islam, que están basadas en la noción de antiguos territorios de Irán y las nacionalidades étnicas.
[9] Cabe señalar que esto contradice el artículo 4 de la lista, que promete que el Gran Irán no escatimará a otros países a que carguen con el costo de la lucha. El autor parece querer apaciguar a la oposición «nacional» frente al alto precio político y económico de la lucha de Irán contra Israel.
[10] De acuerdo con la creencia chiíta, actualmente estamos viviendo en el período del Entezar, es decir, la anticipación a la venida del Mahdi, que terminará con su llegada.