Existe una famosa obra literaria de la Revolución Mexicana, Los de Abajo (traducida como «Los Desvalidos» o «Aquellos de Abajo») de Mariano Azuela, que trata de ver las grandes acciones tectónicas de esa revolución desde abajo, desde las vidas de gente común y simples azotadas por fuerzas más allá de su entendimiento.

Ese libro me vino a la mente al ver cuatro eventos separados durante el mes pasado en el Medio Oriente: protestas populares en el Líbano e Irak, un confuso cambio en la política estadounidense al noreste de Siria y Némesis, ante la apariencia de agentes especiales estadounidenses y de los servicios de inteligencia, poniéndonos al día con el «Califa» del EIIS Abu Bakr Al-Bagdadí.

Esa repentina, desordenada y horrible «retirada» estadounidense – lo que exactamente significa todavía no está del todo claro – del norte de Siria y sus deshilachados lazos con su aliado SDF/YPG, la reacción política global a ello y las acciones sobre el terreno por la Turquía de Erdogan, la Siria de Assad y la Rusia de Putin han engendrado considerables críticas hacia la administración estadounidense. El asesinato de Al-Bagdadí, con mucha razón, ha sido visto como un triunfo de los servicios militares y de inteligencia estadounidenses y ha generado elogios partidistas de la misma administración, casi como si uno equilibrase al otro.

Los jefes más sabios pudieran señalar que tanto la retirada de Siria, incluso si no total, como el rastreo de Al-Bagdadí son indicativos de una disminución del interés por parte del gobierno de los Estados Unidos en la región, que ahora parece ser bipartidista. Tanto la administración Obama como la de Trump han percibido en la población estadounidense una fatiga en el Medio Oriente que trasciende la afiliación al partido y han actuado en consecuencia.

La sensación en la región de que Estados Unidos, si no se marcha, o se está desconectando ha sido palpable durante años y esta tendencia se está fortaleciendo. Incluso cuando Estados Unidos se involucra, al enviar tropas adicionales a Arabia Saudita luego de un ataque iraní contra las instalaciones petroleras sauditas, muchos en la región, tanto amigos como enemigos, sienten que esta acción fue tomada con obvia vacilación.

Aquellos de nosotros que trabajamos en la región durante años, especialmente en el campo de la diplomacia pública, recordamos que a los Estados Unidos se le culpa, bueno, de casi todo: por los males políticos, sociales y económicos, por regímenes pro-norteamericanos y por terroristas anti-norteamericanos. Ahora hacemos transición hacia una nueva era en la que a Estados Unidos se le culpara creíblemente por su ausencia e indiferencia hacia la región.

Lo que nos lleva a los eventos más importantes de la región, ciertamente más importantes que la muerte, confusión e incoherencia de Al-Bagdadí en Rojava. Existe una tendencia a agrupar la ola de manifestaciones que hemos visto en el 2019 en Sudán, Argelia, el Líbano e Irak, dentro de una sola ola, en una nueva versión de la Primavera Árabe del 2011. Pero eso parece ser una exageración. Ciertamente, estas protestas comparten ciertas tácticas y datos demográficos y amplias preocupaciones económicas y políticas, pero todas son decididamente locales, centrándose en circunstancias muy locales. Tres de esos países no se vieron directamente afectados por la primera ola de la Primavera Árabe y las manifestaciones en la cuarta, Sudán, fueron reprimidas con éxito por el régimen de Bashir en el año 2013.

A medida que Estados Unidos se retira, es fascinante ver a Irán y a sus agentes estados en la región culpar aún a los Estados Unidos (e Israel y a Arabia Saudita, e incluso a Al-Hurra TV) por las manifestaciones en el Líbano e Irak.[1] La triste realidad es que en ambos países, el gobierno de los Estados Unidos en especial las embajadas estadounidenses en Beirut y Bagdad, habían vinculado sus políticas a los gobiernos locales vigentes. Irán ciertamente es el gran adversario regional de Estados Unidos, pero hasta cierto punto, en ambos países, Estados Unidos e Irán se encontraban del mismo lado: «manteniendo cierta estabilidad», utilizando e intentando influir sobre los gobiernos y las élites que establecieron o consideraron conveniente el colaborar con ellos por motivaciones propias.

Irán ha sido mucho más exitoso que los Estados Unidos en proyectar poderío en ambos países, ayudado por poderosos agentes estados locales, milicias y escuadrones de la muerte y un intenso «juego terrestre» que involucra una poción de brujas sobre los temas de subversión, soborno, patrocinio, chantaje y violencia. Es muy probable que, a corto plazo, Irán y sus aliados en el Líbano e Irak prevalezcan por encima de estos movimientos de protesta.

Esto no es con el fin de minimizar el heroísmo, ingenio e integridad de los manifestantes en ambos países. Para aquellos que siguen los acontecimientos en la región, la valentía y la firmeza de los jóvenes iraquíes ante la violencia proveniente tanto del régimen de Abdul Mahdi como de los escuadrones de la muerte controlados por Irán es convincente.[2] Sus rostros e historias deberían estar en las portadas de los medios de comunicación de todo el mundo y sus nombres son palabras familiares tales como lo fueron una vez Mandela y Gandhi.[3] Igualmente alentador es el cómo muchos de estos jóvenes esperanzados en Beirut y Bagdad aparentemente se han apartado de las viejas y cansadas panaceas del arabismo y del islamismo.

Irán y sus agentes estados en ambos países prevalecerán a corto plazo porque han adoptado con éxito tanto a las élites locales como a la mayoría del poder coercitivo del estado. Sí, ciertamente puede que existan individuos políticos y oficiales militares en ambos países que sean patriotas y que estén dispuestos a enfrentar tal estatus quo. Pero la masa crítica de la clase dominante se la compra y se le paga.

A corto plazo, es muy probable que Irán y sus amigos triunfen. Pero estos se enfrentan a un dilema existencial: en gran medida «son dueños» de estos regímenes y no poseen respuestas verdaderas a las demandas de los manifestantes a una vida mejor, a la dignidad humana y a un futuro mejor. La hegemonía de Irán en ambos lugares fue cuidadosamente construida por otras razones: mantener el control, proyectar poder, combatir contra Israel y no para detener la corrupción ni proveer empleos decentes o una vida mejor para los jóvenes. «los desvalidos» y «Aquellos de Abajo» seguirán enojados e insatisfechos, incluso si muchos son asesinados o callados. Los que están en el poder rogarán y pedirán prestado o robarán para hacer retrasar el día de llegada del juicio final en ambos países. Pero el ajuste de cuentas vendrá. La población de Irak, ya infeliz e inquieta, aumentará a más del doble, 83 millones para el año 2050. El esquema económico Ponzi del Líbano no durará tanto.[4]

Un Occidente acosado por su propia crisis de identidad y dilemas internos puede verse tentado a ignorar todos estos distantes disturbios en el Medio Oriente – y esto sería un error. La respuesta obvia de los regímenes en la región a esta turbulencia es siempre la represión, la mala dirección y demoras. Pero cuando estos han seguido su curso, quedan otras dos opciones: emigrar y la guerra. Las encuestas muestran que grandes porcentajes en muchos países del Medio Oriente sueñan con emigrar si la situación local no mejora. En Sudán, por ejemplo, la mitad de los sudaneses (que bien sería alrededor de 20 millones de personas) desea emigrar. Según el Barómetro Árabe en el 2019, el porcentaje de iraquíes que considera emigrar ha aumentado 12 puntos porcentuales desde el año 2013, al 30%.[5] El mantenimiento del estatus quo en una región que ya lidera el mundo tanto en corrupción como en escasez de agua parece ser algo así como una mala apuesta.[6]

En cuanto a la guerra, ya hemos visto la interrupción que ha tenido la guerra civil en un país tal como Siria, no solo en la región sino también en Occidente. Los flujos migratorios de personas desesperadas que buscan una vida mejor puede que hayan sido manipulados por gobernantes autoritarios como Erdogan y Putin.

Recientemente, funcionarios del gobierno iraquí en la ciudad que han venido para las reuniones del Banco Mundial y del FMI aprovecharon su visita para quejarse ante los funcionarios del gobierno estadounidense de que el canal de televisión Al-Hurra (el cual está bajo mi dirección) estuvo del lado de los manifestantes iraquíes y que el gobierno estadounidense debería intervenir y silenciarnos. Si bien esto muestra un malentendido muy básico sobre el cómo funcionan las burocracias estadounidenses, es un tipo de medida desesperada que puede se vuelva mucho más común a medida que aumenta la presión. Las autoridades de Beirut y Bagdad parecen alternar entre ofrecerles a los manifestantes estereotipos vacíos para luego culparlos y amenazarlos.

Al menos, los gobiernos en Occidente, incluyendo a los Estados Unidos, tendrán que ser mucho más hábiles para equilibrar la balanza en su tensa relación con los inestables cleptócratas de la región al intentar ser abiertos al clamor del pueblo en la calle. ¿Cómo influir sobre regímenes odiosos mientras se los mantienes a distancia? Si la historia pudiera ser juez, esto sería muy difícil de lidiar. Existen élites importantes en lugares tales como Bruselas, la ONU y Washington, DC, que se sienten mucho más cómodas en su trato con sus contrapartes en el poder (no es de sorprender que estas élites en Occidente también parezcan ocultas a una realidad mucho más amplia en sus propios países) y con un insostenible estatus quo que con Aquellos Debajo.[7] Uno solo puede esperar que Occidente no le haga más difícil de de lo que ya es a los jóvenes revolucionarios de la región, la monumental tarea que queda por delante hacer.

*Alberto M. Fernández es presidente del Middle East Broadcasting Networks (MBN). Las opiniones expresadas en este documento son únicamente las del autor y no reflejan necesariamente las opiniones oficiales del gobierno de los Estados Unidos.


[1] Video del portal MEMRI TV #7553 – Líder de la milicia chiita iraquí Qais Khazali: Israel y Estados Unidos pagarán muy caro por el asesinato de miembros de las UMP realizado por manifestantes, 27 de octubre, 2019.

[2] Niqash.org/en/articles/politics/6019/Visiting-The-Square-In-Baghdad-Where-Protestors-Rule-A-Utopian-Iraq.htm.

[3] Frontlinedefenders.org/en/case/abduction-woman-human-rights-defender-saba-al-mahdawi, 6 de noviembre, 2019.

[4] Mei.edu/multimedia/podcast/avoiding-economic-crisis-lebanon, 18 de julio, 2019.

[5] Arabbarometer.org/wp-content/uploads/ABV_Iraq_Report_Public-Opinion_2019.pdf?ct=t%28What+Iraqis+Care+About%29&mc_cid=510cd5c8c9&mc_eid=%5BUNIQID%5D, 2019.

[6] Ecfr.eu/publications/summary/how_water_scarcity_could_destabilise_the_middle_east_and_north_africa, 13 de noviembre, 2019.

[7] Rudaw.net/english/middleeast/iraq/071120191, 7 de noviembre, 2019.