En un artículo el 7 de agosto, 2017 titulado «Coexistencia o EIIS» en el diario de Londres Al-Sharq Al-Awsat, el editor del diario Ghassan Charbel escribió que la organización del Estado Islámico (EIIS) no fue impuesta a las sociedades árabes desde afuera. Más bien, surgió desde su interior y fue capaz de prosperar y propagarse debido a su lucha interna y división. Por lo tanto, para derrotar al EIIS definitivamente, dijo, existe la necesidad de confrontar su ideología extremista en las calles, en las escuelas, en los medios de comunicación y las mezquitas. En particular, los árabes deben dominar el arte de la convivencia y la aceptación del otro y dejar de rechazar a cualquiera que piense diferente de ellos, tanto dentro de sus países como en el mundo. A menos que esto suceda, sus desgarradas sociedades seguirán siendo anfitriones perfectos para organizaciones tales como el EIIS, concluyó Charbel.

Lo siguiente son extractos de una traducción de su artículo publicado en la edición en inglés de Al-Sharq Al-Awsat.[1]

Ghassan Charbel (imagen: Al-Sharq Al-Awsat, Londres)

«… Hoy, la región se regocija [por] la serie de ataques en contra del EIIS y está en su derecho de celebrarlo. El EIIS es una tormenta de sangre y barro y un capítulo pesado de injusticia y obscuridad en la [historia]. Las historias de aquellos capturados o huérfanos por el EIIS son desgarradoras y aterradoras.

«Pero, más importante que las celebraciones victoriosas son las lecciones aprendidas.

«Esta terrible organización no nos la fue impuesta sobre nuestras sociedades, sino que más bien penetró a través de grietas y fue apoyada por combatientes experimentados impulsados ​​por sus resentimientos. El EIIS no podía haber violado fronteras si ya no estuviésemos sufriendo y no podía haberse instalado en la región si la voluntad nacional no hubiese estado desgarrada.

«La Guerra contra el EIIS parece muy difícil, con atacantes suicidas, túneles, explosivos y jóvenes a los que le lavaron el cerebro hasta convertirlos en bombas humanas en busca de una oportunidad para detonarse a sí mismos.

«Sin embargo, a pesar de su importancia, esta guerra debe ser parte de una guerra más integral y completa. La verdadera victoria es superar la idea del EIIS y las circunstancias que facilitaron el nacimiento de la organización y su infiltración en un país u otro.

«Sin una confrontación unificadora en contra del EIIS en las calles, en los clubes o libros escolares [y en] los medios de comunicación y las mezquitas, la guerra contra la organización terrorista sigue estando incompleta y los resultados peligran.

«Los militantes del EIIS pueden escapar y vivir como lobos solitarios esperando por el momento adecuado para volarse a sí mismos en cualquier parte.

«Lo más importante de una amplia confrontación es tomar una difícil y muy probablemente dolorosa decisión de coexistir. Esto no significa retornar a la falsa convivencia en televisión que fracaso en su primera prueba. El punto es que la gente dentro y junto a esos países pueda vivir junta.

«Uno tiene que admitir que el líder del EIIS Abu Bakar Al-Baghdadi no hubiese podido surgir en Mosul, Irak y abrirle la puerta a esta costosa tragedia si las relaciones entre los componentes de la sociedad iraquí fuesen sanas y normales. El EIIS no hubiese podido infiltrarse hacia los territorios sirios y tomar la revolución popular para sí, causando su fracaso, si las relaciones entre los componentes sirios hubiesen sido naturales dentro de un estado normal.

«Debemos tomar la decisión de coexistir con el mundo y aceptar las diferentes creencias, etnias y colores sin pensar que debemos imponer nuestras creencias al mundo o de lo contrario destruirlo. Creer que tenemos que subyugar al mundo para convertirlos en lo que nosotros somos es el camino más corto para convertirnos en una bomba de tiempo en este mundo. Entramos dentro de una querella aplastante [es decir], más de lo que podemos manejar si no podemos admitir el derecho que poseen [los demás] a ser diferentes. Considerar como enemigo a alguien diferente de nosotros o [como] alguien que se desvió del camino correcto consolida la demarcación que bloquea cualquier cooperación que necesitamos para alcanzar los progresos alcanzados por otros países.

«Esos países pasaron por sus propias experiencias costosas y sobrevivieron con la creencia de que ser diferente puede enriquecerlos y es un derecho que debería ser respetado. Considerando que es nuestro deber [salvar] a la humanidad basado en un único concepto que [no está abierto a] ser interpretado, o incluso sin considerar ningunas otras formas, nos coloca delante de un muro y nos empuja hacia el desastre.

«Antes de tomar la decisión de convivir con otros pueblos fuera de nuestra región, [debemos decidir] vivir con otros dentro de la región. El considerar que cada idea diferente es un crimen y una amenaza es el primer paso hacia las guerras civiles, la terminación de identidades y las masacres. Debemos admitir el derecho que poseen otras personas en un edificio, o un pueblo, o una ciudad a ser diferentes y [que] está en su derecho el ser iguales y sentirse seguros en un estado basado en la ciudadanía y no [basados de ser] una mayoría, independientemente de las modificaciones y de los porcentajes demográficos.

«No existe manera de salir de este infierno que creó cientos de miles de víctimas y millones de refugiados a menos que vivamos juntos. Sin decidir eso, cada victoria amenaza con convertirse en otra ronda en una guerra… Sin la verdadera determinación [para coexistir], las desgarradas sociedades serán las oportunidades perfectas para que el EIIS y organizaciones similares resurjan de nuevo.

«El triunfo final sobre el EIIS no puede ocurrir sin la misión de construir un estado verdaderamente moderno con derechos y deberes. No es posible hacerlo sin poseer una ciudadanía en un país que respete el derecho a ser diferente, un país de oportunidades, de desarrollo integral, con un plan de estudios [libre de prejuicios] y unos medios de comunicación abiertos y responsables.

«No existe manera de salir de este infierno si continúan las intervenciones y los golpes de estado y si la eliminación y las políticas de odio son todavía utilizadas. Durante años, hemos intentado estas políticas inútiles vengativas junto a represalias que nos sacaron de la carrera por el futuro [y] envenenaron nuestros estados, nuestras capitales y nuestros institutos universitarios… No podemos seguir nadando en estas aguas tan turbias…

«Nuestro problema no comenzó con la existencia del EIIS (y no finalizará) con una victoria militar sobre este. Nuestro verdadero problema es perdurar en el tiempo, [el de ponernos al día con] el desarrollo y la era moderna. Nuestro problema es que no queremos pagar por el billete de tren que nos lleve hacia el futuro».

[1] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 7 de agosto, 2017. La traducción ha sido ligeramente editada para mayor claridad y entendimiento.