Este artículo fue publicado por primera vez en el periódico israelí Maariv el 21 de noviembre de 2023.

En la lucha por obtener la liberación de los rehenes retenidos por Hamás, hay un camino de vital importancia para rescatarlos, y es un camino que los medios de comunicación israelíes y el gobierno de Israel se están absteniendo de presentar al público y a las familias de los rehenes.

Esta situación es tan absurda que resulta difícil de comprender. Sin embargo, es una dura realidad.

Personalmente, he estado lidiando con el silencio ensordecedor sobre este camino –el camino de utilizar una presión masiva y sin precedentes sobre Qatar en lugar de rogar y suplicar su apoyo para la liberación de los rehenes– en las semanas que transcurrieron desde que estalló la guerra. Durante estas semanas, varias personas han dicho que no lo quieren y no se atreven a sugerirlo para no causar daño a los rehenes, entre ellos las familias, que temen que emprender ese camino pueda perjudicar las negociaciones y el incipiente acuerdo de liberación limitada de rehenes, y por temor a la suerte de sus seres queridos.

Este artículo tiene como objetivo aclarar este otro camino y persuadir a las familias de los rehenes de que sus temores son infundados y que la inacción para presionar a Qatar es alimentada por el primer ministro Binyamin Netanyahu y su gente, que tienen razones personales y políticas para garantizar que no se tome este camino. Estas razones también se aclararán en este artículo, para que las familias comprendan por qué el gobierno no avanza en esta dirección y por qué debe hacerlo.

El jefe del buró político de Hamás, Isma’il Haniya, con el emir de Qatar, jeque Tamim bin Hamad Aal Thani (Fuente: qudspress.com)

Qatar es un Estado que patrocina el terrorismo islámico en todo el mundo: Al-Qaeda, ISIS, el movimiento talibán, Hezbollah y también Hamás. El caso de Al Qaeda es particularmente importante: Qatar acogió al autor intelectual de los atentados del 11 de septiembre, Khalid Sheikh Mohammed (KSM). Cuando el FBI fue a arrestarlo, habiendo alertado previamente sólo al emir de Qatar, KSM desapareció en cuestión de horas. Richard Clarke, quien sirvió como Coordinador Nacional para la Seguridad y la Lucha contra el Terrorismo durante la época de los presidentes estadounidenses Bill Clinton y George H. W. Bush, escribió sobre esto en el New York Daily News: «Si los qataríes nos lo hubieran entregado [a KSM] como se solicitó en 1996, el mundo podría haber sido un lugar muy diferente.»

Estudios recientes muestran que Qatar ha invertido miles de millones de dólares en instituciones estadounidenses de educación superior, y mucho más en organismos y organizaciones educativas, sociales, religiosas y mediáticas islamistas en todo Occidente. Esto se suma a su inversión en la economía occidental, inversiones que han facilitado su llegada a otras áreas. Está haciendo todo esto para impedir que la sociedad musulmana se desarrolle hacia un islam occidental moderno y devolverla al islam primitivo del siglo VII.

La mayoría de los países árabes están en desacuerdo con Qatar en este tema. Pero a menudo necesitan su dinero, por lo que cooperan con él, al menos hasta cierto punto. Parafraseando el elogio de Winston Churchill a los pilotos de la Real Fuerza Aérea: nunca antes tantos debieron su catástrofe a tan pocos: a los 300.000 residentes de Qatar y a la familia criminal Aal-Thani que los gobierna.

En lo que respecta a Hamás, Qatar lo convirtió de un pequeño y débil grupo de Gaza en una organización global con enormes capacidades. Con su enorme financiación, Qatar hizo posible que Hamás arrebatara el control de la Franja de Gaza a la OLP y la transformara en una sociedad basada en el extremismo islámico. Qatar también, con la aprobación del primer ministro Netanyahu, permitió a Hamás convertir su fuerza militar en una potencia significativa de entre 30.000 y 40.000 efectivos, con misiles, drones y vehículos que incluyen una flota de ambulancias para transportar a sus agentes de un lugar a otro, motocicletas con fines de combate, y cualquier otro equipo de combate que pueda requerir. También permitió la construcción del metro de Gaza: cientos de kilómetros de túneles fortificados, según Hamás. Por tanto, Qatar es Hamás y Hamás es Qatar.

Esto por sí solo es suficiente para que Israel declare la guerra a Qatar, en respuesta a la declaración de guerra de Qatar a Israel. Fue en el canal de televisión qatarí Al-Jazeera que el comandante militar de Hamás, Muhammad Deif, declaró la guerra en la mañana del sábado 7 de octubre. Desde entonces, el canal ha quedado completamente a disposición de Hamás, sirviendo como megáfono de Hamás las 24 horas del día, los 7 días de la semana durante los últimos seis años. Al-Jazeera transmite todos los anuncios militares de los comandantes de Hamás; transmite a Hamás información de valor militar; difunde mentiras destinadas a frustrar las instrucciones de las FDI a la población civil de Gaza de desplazarse hacia el sur para poder operar libremente sin dañar a los civiles; inventa y perpetúa mentiras como el supuesto bombardeo de las FDI al hospital Al-Ahali; y participa en incitaciones masivas, día y noche, contra Israel y sus fuerzas de seguridad.

Una vez más, todo esto sería suficiente para que Israel respondiera con una guerra contra Qatar, en todos los niveles posibles. Pero el primer ministro Netanyahu está impidiendo cualquier acción contra Qatar, e incluso contra Al-Jazeera. Si bien los elementos de seguridad y medios de comunicación de Israel, y su fiscal general, acordaron cerrar el canal en el país, Netanyahu impide su cierre, a pesar de que sus transmisiones están causando pérdidas de soldados de las FDI.

Netanyahu aprobó el cierre de las transmisiones desde Israel del canal Al-Mayadeen, afiliado a Hezbollah; no hay diferencia entre éste y Al-Jazeera, excepto que este último es mucho peor que el primero. ¿Cuál es la lógica de cerrar Al-Mayadeen pero no Al-Jazeera? La única lógica aquí es que Netanyahu teme que cerrar Al-Jazeera revele el hecho de que Qatar es un enemigo y genere preguntas sobre por qué, entonces, permitió que Qatar financiara a Hamás por una suma de 1.500 millones de dólares.

El principal argumento de Netanyahu y sus secuaces es que la inacción contra Qatar es necesaria porque ayuda a las negociaciones para salvar a los rehenes, y que Netanyahu está haciendo todo lo que está en su poder para salvarlos. Ambas afirmaciones son mentiras descaradas. Qatar no está ayudando en las negociaciones, sino que las está obstaculizando, representando las demandas de Hamás. No tiene ningún interés en ayudar a Israel, sólo en ayudar a Hamás.

La descripción que hace Netanyahu de Qatar como alguien que ayuda a Israel tiene como objetivo salvarle el pellejo de su gran culpabilidad al permitir que Qatar aumentara la fuerza militar de Hamás y provocara la catástrofe del 7 de octubre sobre Israel. Tiene las manos manchadas de sangre, y si se enfrenta a Qatar de alguna manera, se incriminará a sí mismo por haber permitido que éste aumentara la fuerza militar de Hamás.

Tampoco está claro por qué Qatar está siquiera involucrado en las negociaciones, y quién lo trajo. ¿Por qué Egipto no es suficiente? A Egipto le sorprendió que Israel y Estados Unidos estuvieran hablando con el enemigo qatarí y haciéndolo participar en las negociaciones, en lugar de tratar sólo con Egipto. De hecho, Qatar no tiene nada que ofrecer que Egipto no pueda ofrecer y, a diferencia de Qatar, a Egipto no le importan los intereses de Hamás, ya que está en conflicto tanto con Hamás como con la organización matriz de Hamás, los Hermanos Musulmanes, y ha encarcelado periodistas de Al Jazeera en su territorio.

Entonces, ¿Quién sumó a Qatar al proceso de negociación y por qué? Esto claramente le sirve a Netanyahu, es decir, presentar a Qatar como un elemento positivo y útil, aunque la realidad sea todo lo contrario. Estados Unidos podría querer la participación de Qatar por sus propios motivos, pero Israel no está obligado a aceptarla, porque está en guerra con una organización terrorista establecida en Qatar que mantiene rehenes israelíes (por no hablar del hecho de que Hamás asesinó a 32 ciudadanos estadounidenses y mantiene retenidos a 12). Si bien no es fácil enfrentarse a Estados Unidos en circunstancias tan complejas, se le debe decir a Estados Unidos que cualquier cooperación con Qatar va en contra de los intereses existenciales israelíes. Netanyahu, como se señaló, está haciendo lo contrario para salvar su propio pellejo.

¿Existe otra forma para que Qatar ayude?

La respuesta es sí: no rogando y suplicando, sino aplicando una presión masiva que socavará su existencia como Estado. Sólo si se siente amenazado, Qatar realmente ayudará. Si su permanencia está en duda y hay posibilidades de que deje de existir. Sólo entonces se movilizará para ayudar a Estados Unidos e Israel. En este momento, los está engañando a ambos mientras intenta con todas sus fuerzas ayudar a Hamás.

Sin embargo, Qatar no se suicidará por Hamás, y cuando vea que debe elegir entre Hamás y dejar de existir, elegirá la existencia, y Hamás cumplirá con sus demandas porque Qatar es su salvavidas sin el cual Hamás no existirá, especialmente durante y después de una guerra.

Por lo tanto, no hay más remedio que empezar a recorrer este otro camino, el de presionar masivamente a Qatar.

¿Cómo se puede persuadir a Qatar para que utilice su poder e influencia sobre Hamás para liberar a los rehenes?

Esto se puede hacer implementando lo siguiente:

  1. Presión política: declarar a Qatar Estado patrocinador del terrorismo, que lo es, e implementar las sanciones legales que acompañan esta declaración.
  2. Presión legal: presentar demandas internacionales por la asistencia de Qatar a organizaciones terroristas, no sólo Hamás sino también Al-Qaeda, ISIS, los talibán y Hezbollah. En lugar de aceptar que Qatar proteja a los comandantes de Hamás, se debe exigir su extradición.
  3. Presión económica: mediante el impacto directo, por diversos medios, en las instituciones económicas qataríes que atraen inversión extranjera.
  4. Presión de seguridad: atacando a los comandantes de Hamás que se han refugiado en Doha durante años.

Al no tomar estas medidas para presionar a Qatar, el primer ministro Netanyahu está sacrificando rehenes y soldados. Continúa protegiendo la imagen de Qatar para protegerse a sí mismo de las preguntas sobre por qué permitió que los fondos qataríes construyeran el poder militar de Hamás.

A la luz del creciente peligro para los rehenes, y del hecho de que en las últimas seis semanas no se ha llegado a ningún acuerdo –e incluso si lo hubiera, sería un acuerdo limitado que serviría a los intereses de Hamás y Qatar–, ha llegado el momento de probar el otro camino, el camino de la presión masiva.

Con respecto a los rehenes, también es importante señalar que, además de presionar a Qatar en todos los niveles mencionados anteriormente, Israel debería agregar a la mezcla su voluntad de aceptar un acuerdo integral para todos los rehenes a cambio de todos los terroristas en las cárceles israelíes. Propuse esto el primer día de la guerra. Es un imperativo moral. Se lo debemos a las familias de los rehenes. Esta situación es una excepción histórica, ya que afecta a bebés y niños cuyos padres fueron masacrados. Aquí no se aplican criterios anteriores para la liberación de prisioneros.

Si Hamás rechaza esta propuesta, podemos mirar a las familias y decirles que les hemos ofrecido todo lo que podemos. Si Hamás lo acepta y trata de presentarlo como una victoria, que lo haga, mientras que la mitad de la Franja de Gaza ya está destruida, y cuanto más dure la guerra, más quedará destruida. Una gran victoria en verdad.

* Yigal Carmon es fundador y presidente de MEMRI.

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