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En su columna publicada el 25 de junio, 2020 en el diario iraquí en la red Sotalitaq.com, el periodista Mahdi Qassem se manifestó contrario a los movimientos y partidos chiitas pro iraníes en el mundo árabe, tales como los partidos chiitas en Irak, Hezbolá en el Líbano y los houties en Yemen. Estos movimientos y partidos, identificados con el Islam político chiita, escribió Qassem, han traído nada más que ruina, corrupción, pobreza y desempleo a sus países usurpando los fondos públicos y descuidando los servicios públicos. Este los comparó con los movimientos «inteligentes» chiitas en Bahréin y Kuwait, que según él se negaron a cooperar con las conspiraciones iraníes y por ende salvaron a sus países de sucederles un destino similar. 

Mahdi Qassem (fuente: aliraqnews.com) 

Lo siguiente son extractos de su artículo:[1]

«Todos saben que los partidos pertenecientes al Islam político, tanto chiitas como sunitas… casi que han hecho regresar a Irak a la edad de piedra a través de su saqueo organizado de los fondos públicos, por una parte y descuidando la construcción y modernización de las instituciones estatales, Por otro lado, el sector público y los [sistemas de] educación, salud y cultura han llegado al punto en el que Irak ha comenzado a parecerse a algunos de los países africanos, con selvas repletas de depredadores salvajes y con escenarios desenfrenados de ignorancia, atraso y miseria. Irak se ha convertido en un país en bancarrota, ante la medida en que el gobierno se verá incapaz de pagarle el salario a los funcionarios y pensionistas en los próximos meses.

«Casi exactamente lo mismo le ha sucedido al pueblo del Líbano por causa del gobierno e influencia de Hezbolá, con sus largos, armados y violentos tentáculos, como parte de su alianza con el partido del Presidente libanés Michel ‘Aoun. Esta alianza tiene como propósito darle cierta legitimidad al chantaje político de Hezbolá, que a veces se caracteriza por una política de rufianes y a veces por la así llamada «Política del garrote grande»[2] Esta es la misma coalición que existe en Irak, donde los partidos políticos islámicos chiitas y los partidos de la Hermandad Musulmana sunita se reúnen para formar la alianza más dudosa, peligrosa y destructiva que jamás haya [amenazado el presente y futuro del país].

«De regreso al Líbano, la sofocante crisis financiera y económica en el lugar y la crisis en los servicios [públicos], afectan a la mayoría de los sectores de la sociedad y todo esto se manifiesta en corrupción, pobreza, desempleo, malos servicios, escasez y severas tensiones de seguridad. La espada de Hezbolá es sostenida en alto, amenazando con decapitar a cualquiera que se oponga o proteste por las condiciones de vida y los deficientes servicios que actualmente prevalecen en el Líbano. Esto se suma a la acción encubierta [de Hezbolá] para suprimir la libertad de opinión y expresión. La situación es peor aun que en las secuelas de la guerra civil [del Líbano]…

«En la región de San’a, gobernada por los houties, leales al régimen iraní, la pobreza y necesidades, junto a la ruina y destrucción, han prevalecido y continúan prevaleciendo y empeorando. Los regímenes de Arabia Saudita y de los Emiratos Árabes Unidos también han jugado un papel prominente y criminal en esto, ya que los regímenes de Irán y de Arabia Saudita trataron de establecer sus ganancias conseguidas en suelo yemenita, en donde cada parte confía en sus partidarios y mercenarios allí.

«El mismo inconveniente y problemas a nivel estatal pueden haber afectado a Bahréin [también], si los leales [chiitas] del régimen iraní [allí] hubiesen logrado tomar la iniciativa, derrocar al régimen e imponer un gobierno ‘islámico’, tal como el actual gobierno islámico de ladrones y pandillas en Irak. Si esto hubiese sucedido, el pueblo bahreiní hubiese experimentado hoy el mismo vergonzoso y horrible sufrimiento y angustia mental que los pueblos libanés e iraquí. Pero los inteligentes e brillantes chiitas de Bahréin escucharon la razón y lograron salvar al pueblo bahreiní y a todos los sectores de la sociedad [bahreiní], del problema que actualmente afecta a Irak.

«Lo mismo puede decirse de los chiitas brillantes e inteligentes de Kuwait. Ellos [también] se negaron a prestarle atención a las conspiraciones del régimen iraní [y sus intentos] de cambiar la situación [en Kuwait] a su favor por medio de algunos agentes «ideológicos» y convertirlo en un patio trasero en ruinas del régimen iraní, repleto de basura, desperdicios, pobreza, desempleo, malos servicios públicos, enfermedades mortales y de miseria…»


[1] Www.sotaliraq.com, 25 de junio, 2020.

[2] El término «Política del garrote grande» en origen se refiere a la política exterior del antiguo presidente estadounidense Theodore Roosevelt, quien dijo: «habla en voz baja y lleva contigo un garrote grande; así llegarás lejos».