El 8 de octubre, 2015 el diario de la Autoridad Palestina (AP) Al-Hayat Al-Jadida publicó un artículo por un escritor palestino oriundo de Gaza conocido por su seudónimo Sama Hassan. En este, expresó su alegría de que su hija de 15 años «seguía ávidamente las noticias sobre el levantamiento popular» en Jerusalén y Cisjordania (es decir, la ola de apuñalamientos en los últimos días) y mostraba su admiración por los perpetradores decorando su teléfono móvil con sus fotografías y con los videos que veía sobre ellos. Ella escribió lo feliz que estaba cuando su hija dijo que deseaba «llevar a cabo una operación de martirio y asesinar a unos cuantos soldados israelíes».

Lo siguiente es una traducción del artículo:

El artículo en Al-Hayat Al-Jadida

«Estuve muy perturbada de escuchar y leer sobre todos aquellos que con entusiasmo alentaron a nuestros hermanos en Cisjordania y en Jerusalén Oriental, [llamándolos] ‘el corazón latente de la Ribera Occidental’ [1] – ya que para todos nosotros en conjunto constituye un solo corazón que late, el corazón de la Palestina, la patria, que es nuestra principal causa y hoy nuestro único dolor.

«Yo me contente ver a mi hija derramar lágrimas mientras sostenía su nuevo teléfono móvil utilizando la tecnología más avanzada hoy día para ver un video sobre uno de los mártires [que murieron recientemente] en los eventos de Al-Aqsa. La cámara enfocó en los alrededores, [mostrando] su casa y sus pertenencias personales. Mi hija, todavía de lágrimas, de repente saltó del sofá como si la hubiesen mordido gritándome: ‘Madre, quiero sacrificar mi vida» Quiero cometer una operación martirio y asesinar a algunos soldados israelíes’.

«Más de lo que me llenaron de temor, las palabras de mi joven hija me llenaron de alegría, ya que me veía a mi misma durante la Intifada de las piedras [la primera Intifada, en 1987]. Tenía 17 años [para ese momento], es decir, dos años mayor que mi hija [hoy], pero tenía el mismo joven y ferviente espíritu de lucha derivada del amor por Palestina. Solíamos salir de la escuela para animar a Palestina y entonábamos el único cantico: ‘en espíritu y sangre les redimiremos, Palestina’.

«Nosotros no llevábamos banderas o carteles con consignas porque los soldados nos perseguían y aprovechar cualquier bandera o señal que cargáramos y nos arrestaban e imponían fuertes multas a nuestras familias. La mayoría de nosotros eran niñas de familias de clase media y nuestros padres eran incapaces de pagar las multas arbitrarias que estos impusieron. A pesar de esto nuestras voces resonaron, la causa palestina fue confirmada incondicionalmente y nuestra rabia atravesó el aire y llegó los cielos mientras entonábamos a todo pulmón ‘Palestina! Toda Palestina!’

«Mi hija me contentó. Al abrazarla, le dije:. ¡Que vivan esos días [gloriosos] pasados. Ella solía reprenderme en broma por ser a la antigua. Todavía lo piensa así, pero mi hija y yo tenemos algo muy importante en común: ambos [estamos dispuestos] a dar la vida por Palestina.

«Mi hija decoro su teléfono con todas las fotos que pudo encontrar de los mártires de la libertad que murieron en los últimos días. Estaba feliz de informarme que un padre en Gaza había llamado a su hijo recién nacido en honor y memoria a Muhannad Al-Halabi, en de ese mártir que murió en Jerusalén. Esta siempre ha sido la costumbre en Gaza y seguirá siendo la costumbre, ya que nosotros [los habitantes de Gaza] compartimos el sentimiento de nuestros hermanos en el resto de Palestina y nuestra demanda es una. A esta se le ve muy lejos de las luchas políticas internas y de aquellos que están tratando de dividir la patria en [varios] estados pequeños.

«Me has hecho muy feliz, hija, cuando dejaste de mirar la series de [televisión] coreana y comenzaste a seguir ávidamente las noticias sobre el levantamiento popular en la otra parte de la patria [es decir, Cisjordania]. Me hiciste muy feliz cuando sentiste como si vivieses en Jerusalén, en Nablus o en Ramala. Me hiciste feliz cuando preguntaste sobre cada una de estas ciudades. Cuando te dije sobre [estos] – especialmente acerca de Nablus, cuando fui a la universidad – sentí como si te hablaba sobre Gaza y de su pueblo, sus calles y sus campos de refugiados».


[1] Este es el título de una canción popular del cantante libanés Ahmad Qa’bur llamando a la resistencia contra la ocupación israelí. Qa’bur es conocido por sus canciones sobre Palestina y la resistencia, especialmente su canción «Unadikum» («Te Llamo»).