En las últimas semanas, se han visto indicios de un posible cambio en la política de Arabia Saudita respecto al Presidente sirio Bashar Al-Assad y al reconocimiento de su régimen. Estas indicaciones han provocado varias predicciones sobre la posibilidad de una normalización en las relaciones entre Arabia Saudita y Siria junto a ramificaciones a largo plazo de este reconocimiento a la crisis en Siria, las relaciones de Siria con los países árabes y quizás incluso el equilibrio de poder en la región.[1] Estas predicciones se detuvieron inmediatamente luego del ataque químico del régimen sirio el 7 de abril, 2018 a la ciudad de Douma y las posteriores amenazas occidentales a una respuesta y que fueron reemplazadas por expresiones de apoyo saudita a través de una ofensiva militar contra el régimen de Assad e incluso a una voluntad en participar en ello.[2]
Estos cambios en la política saudita no son sorpresa. En efecto, al aceptar el régimen de Assad y apoyar un ataque militar en su contra, Arabia Saudita simplemente se está alineándose a la política exterior actual en Occidente, particularmente la de los Estados Unidos y en muchos países árabes, principalmente Egipto, respecto a la crisis siria y el régimen de Assad.
Parece ser que aunque el Príncipe Heredero a la Corona de Arabia Saudita Muhammad bin Salman está implementando amplios cambios económicos y sociales en su país, en muchos asuntos en materia de política exterior que ocupan a Arabia Saudita, tales como la crisis siria, bin Salman está siendo más pragmático y adapta su postura a la realidad. En consecuencia, se espera que si no existe una respuesta militar internacional fuerte para desestabilizar al régimen de Assad, Arabia Saudita pueda volver a reconocerlo y pueda que renueve relaciones con este.
Este informe revisará los cambios en la política saudita en relación al régimen de Assad en las últimas semanas transcurridas.
Indicaciones de un cambio en la política saudita: Reconociendo al régimen de Assad
El indicio más significativo de un posible cambio en las relaciones entre Arabia Saudita y Siria fue la sorprendente declaración del Príncipe Heredero a la Corona saudita Muhammad bin Salman, a la revista Time de que «Bashar se queda».[3]
Incluso si simplemente reflejasen la realidad, las palabras de bin Salman provocaron asombro y desilusión entre muchos en el mundo árabe, particularmente en Arabia Saudita. El antiguo periodista saudita Abd Al-Rahman Al-Rashed explicó: «La mayoría en el mundo árabe tiene dificultades para aceptar que Bashar Al-Assad pueda permanecer en el poder en Siria después de todo lo que ha hecho».[4] ‘Imad Al-Din Hussein, editor del diario egipcio Al-Shourouq, señaló la importancia de la declaración del príncipe, diciendo: «Nadie imaginó que un alto funcionario saudí saldría y diría que Assad se queda. Escuchamos esto [es decir, tales declaraciones] de funcionarios europeos, e incluso de Donald Trump de una manera u otra, pero cuando lo escuchamos de un funcionario del Golfo, especialmente del hombre más fuerte en Arabia Saudita, es algo altamente significativo que puede esbozar las características de la próxima etapa que está por venir».[5]
Con la declaración de bin Salman, Arabia Saudita, el último país árabe importante en apoyar a la vacilante oposición política siria, se alineó a los otros países árabes, encabezados por Egipto,[6] que han llegado a un acuerdo con el gobierno de Assad. Este también se encuentra ahora alineado con la política exterior occidental, que ya no exige la eliminación de Assad y actualmente prioriza la eliminación del Estado Islámico (EIIS).
Este reconocimiento del gobierno permanente de Assad es un tremendo fracaso de la política exterior saudita, cuya principal premisa había sido su destitución como condición para cualquier solución política en el país. Parece ser que los sauditas, viendo que el destino de Siria está siendo decidido en conversaciones cerradas entre Rusia, Irán y Turquía, se han dado cuenta de que ellos y muy ciertamente la oposición política siria a la que estos apoyan, no pueden tener influencia significativa sobre lo que está sucediendo en Siria y en la región y que deben beber del envenenado cáliz que les ofreció Rusia y aceptar que Assad mantendrá el control de Siria.[7]
Bin Salman le comenta a una publicación estadounidense generalizada de que «Bashar se queda» necesariamente se deriva de su profundo entendimiento de que contrario a las expectativas, la política de la administración Trump respecto a Siria no es diferente de la administración Obama. Varios días después, el Presidente Trump anunció que quería retirar las tropas estadounidenses de Siria[8], algo que bin Salman pudo haber sabido, ya que en ese momento se encontraba de visita en los Estados Unidos.
Los primeros signos de aceptación del régimen de Assad se dieron hace un año
Las primeras señales de que Arabia Saudita estaba llegando a un acuerdo con la realidad política en Siria, es decir, que Assad iba a permanecer, pudieron verse hace un año. En ese momento, estas indicaciones también llegaron cuando funcionarios estadounidenses declaraban en plenitud de ocasiones que socavaban la esperanza de los sauditas de que la política estadounidense conduciría a la destitución de Assad.[9] Ya en abril del 2017, el periodista Al-Rashed, en un artículo titulado «Washington: Assad es la Realidad», planteó la posibilidad de que los estados del Golfo comenzaran a tratar positivamente con «la nueva realidad política», es decir, el régimen de Assad, tras los cambios en la política de Estados Unidos hacia el régimen.[10]
De acuerdo a la hipótesis de Al-Rashed, en agosto de 2017 una fuente en la oposición política siria informó que el canciller saudita Adel Al-Jubeir, le dijo a la oposición siria que la partida de Assad durante la transición no era posible y que, a menos que la oposición surgiera con una «nueva visión» no podía ser parte de las discusiones para una solución en Siria.[11] Esto contrastaba con la postura oficial saudita hasta ese momento, que hacía que cualquier solución política dependiera de la partida inmediata de Assad. Esta declaración de Al-Jubeir – que naturalmente enfureció a la oposición siria y condujo a la renuncia de Riyad Hajab, jefe del principal bloque opositor de Siria, el Comité de Altas Negociaciones – fue paralela a los informes en Estados Unidos de que el Presidente Trump había decidido poner fin al programa de la CIA para apoyar a la oposición[12]
El plan saudita: Los árabes acogen a Assad en esperanza de que corte relaciones con Irán
La declaración a la revista Time de Bin Salman de que «Bashar se queda» fue seguida inmediatamente por «Pero creo que los intereses de Bashar no son dejar que los iraníes hagan lo que quieran hacer».[13] Parece ser que la aceptación de Arabia Saudita a la continuación del gobierno de Assad estaría supeditada a su propio distanciamiento de Irán.
Mientras Arabia Saudita acepta la intervención rusa en Siria, esta no está dispuesta a aceptar la intervención iraní en el país. Está librando una guerra de desgaste con los houthis aliados de Irán en Yemen y ve a Irán como la raíz de todos los problemas en la región junto a un trabajo deliberado para desestabilizar la región. En consecuencia, Arabia Saudita observa con preocupación el cómo Irán se establece a sí misma en Siria y a medida que se desarrolla la contigüidad territorial iraní desde Irak a través de Siria hasta el Líbano.
Para contrarrestar esto, Arabia Saudita busca llevar a Assad al manto árabe y debilitar su alianza con Irán. La reconciliación saudita con el régimen de Assad que asesina a su propio pueblo es una manifestación del miserable fracaso de la política exterior saudita, pero incluso si esta concesión le duele a los sauditas, la continua consolidación y el incremento de la fuerza en Siria es una perspectiva mucho peor.
‘Imad Al-Din Hussein señaló que durante la reunión de Bin Salman en marzo, 2018 con periodistas egipcios, este dijo que Arabia Saudita «aspira a distanciar a Bashar Al-Assad de Irán». Hussein agregó que «el aislamiento y la persecución de Irán en el plano diplomático se han convertido en un objetivo saudita apremiante».[14]
La primera evidencia de acciones prácticas de acercamiento saudita-sirio fue una declaración del secretario general de Hezbolá Hassan Nasrallah, quien reveló en un discurso a finales de marzo del 2018 que los sauditas y sirios se habían reunido «en algún lugar u otro» y que durante la reunión «los sauditas le sugirieron a los sirios que corten relaciones con Irán y con la resistencia [es decir, Hezbolá]». Esto, dijo, «fue a cambio del cese al apoyo [saudita] a los terroristas en Siria [es decir, los rebeldes sirios] y el apoyo para la reconstrucción de Siria a un costo de billones de dólares».[15]
Las perspectivas al éxito de esta acción para aislar a Siria de su salvador Irán son dudosas y pudiera ser una apuesta poco realista. Acerca de este tema, Abd Al-Munim Mustafa escribió en el diario saudita Al-Madina: «La política es el arte de lo posible y lograr lo posible requiere algo de imaginación. La apertura de Bin Salman [a Siria] es un paseo por el camino de la política imaginaria hacia el reino de lo posible». Este agregó: «Se ha creado una incubadora árabe para Siria y luego Siria no tendrá excusa para caer en los brazos de los ayatolás de Irán. Hacer regresar a Siria al profundamente arraigado manto árabe es la manera práctica de frustrar el casi plan total de una hegemonía iraní. Pero frenar la presencia iraní en Siria sigue siendo una condición a la que Bashar debe comprometerse».[16]
Por otra parte, Al-Rashed expresó su pesimismo respecto al plan de bin Salman para desmantelar la alianza entre Siria e Irán. El 1 de abril, 2018 este escribió: «Incluso si Assad quiere darle vuelta a la página y comenzar una nueva y acepta detener el derramamiento de sangre, nadie creerá ninguna promesa [de su parte] respecto a la salida de las fuerzas del régimen de Teherán; [cualquier promesa de ese tipo] será rota. Ellos han cavado trincheras y han [construido] bases, mostrando que tienen la intención de permanecer en Siria. Como lo fue desde el principio, existe una necesidad de una solución política que tratara a la presencia iraní como una fuerza de ocupación y les ordenará que se marchen de [Siria]».[17]
Cabe señalar que Arabia Saudita previamente había intentado restablecer sus relaciones con Siria y desmantelar su alianza con Irán. En enero, 2009 el entonces rey saudita Abdullah bin Abd Al-Aziz anunció una reconciliación histórica con Siria, e incluso mantuvo una reunión con Assad, lo que llevó a contactos y coordinación entre los países. Esto se produjo después de años de relaciones cerradas y hostilidad que comenzaron con el asesinato del ex-primer ministro libanés Rafiq Al-Hariri y la incorporación de Assad al eje de la resistencia pro-Irán. En ese momento, también, la política saudita buscaba distanciar a Siria de su aliado iraní, o al menos atenuar las relaciones entre ambos.
Las relaciones entre los dos países se debilitaron nuevamente cuando, en agosto del 2011, varios meses después del estallido de la guerra civil en Siria, Arabia Saudita ya no podía permanecer indiferente al derramamiento de sangre perpetrado por el régimen de Assad y al afianzamiento de Irán en Siria y su subsiguiente asistencia al régimen.[18]
Portada de la revista saudita Al-Majala que muestra a Assad de frente y centrado, el 17 de diciembre, 2009: «El Respaldo de Siria»
Para ver el resto del despacho en inglés junto a las imágenes copie por favor el siguiente enlace en su ordenador: https://www.memri.org/reports/sharp-shifts-saudi-policy-syria-crisis-recognition-assad-regime-willingness-join-military
*Y. Yehoshua es Vicepresidente de Investigaciones y director de MEMRI Israel.
[1] Véanse por ejemplo, los artículos de Abd Al-Munim Mustafa en el diario saudita Al-Madina, 3 de abril, 2018; Muhammad Al-Sa’ed en el diario saudita ‘Okaz, 2 de abril, 2018; El editor de Al-Shourouq ‘Imad Al-Din Hussein en el diario egipcio Al-Shurouq, 2 de abril, 2018; y Radwan Al-Sayyed en el diario de los EAU Al-Ittihad, 8 de abril, 2018.
[2] Ver por ejemplo las declaraciones de bin Salman de que Arabia Saudita está lista «para actuar con sus aliados en cualquier operación militar [en Siria] si fuese necesario». ‘Okaz, Arabia Saudita, 11 de abril, 2018. Véase también el artículo de Khaled Suleiman,
‘Okaz, 12 de abril, 2018; y el artículo de Salman Al-Dosary, Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 12 de abril, 2018.
[3] Time.com, 30 de marzo, 2018.
[4] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 1 de abril, 2018.
[5] Al-Shourouq (Egipto), 2 de abril, 2018.
[6] Cabe señalar que con el ascenso al poder del Presidente egipcio Al-Sisi, se desarrolló una querella entre Egipto y Arabia Saudita respecto a la mejor solución para la crisis de Siria. Los sauditas sostuvieron que había una necesidad de una solución militar y la destitución de Assad, mientras que Egipto insistió en que debe haber una solución política y que el régimen de Assad debe permanecer. El año pasado, hubo claras señales de acercamiento entre Egipto y el régimen sirio, con Egipto trabajando mucho más abiertamente y más estrechamente en las áreas políticas, económicas y culturales con este último. Véase MEMRI Investigación y Análisis No. 1202, Relaciones entre Egipto y Arabia Saudita: Querellas sustanciales a pesar de intereses básicos compartidos, 11 de noviembre, 2015; Investigación y Análisis No. 1347, Egipto se acerca al régimen de Assad: Participa abiertamente en la Feria Internacional de Damasco, acuerda alto al fuego en Siria, 21 de septiembre, 2017; Investigación y Análisis No. 1284, Creciente acercamiento entre Egipto y Siria incluye declaración de Al-Sisi en apoyo al ejército sirio, Informes sobre ayuda militar egipcia a Siria, 30 de noviembre, 2016.
[7] Cabe mencionar que en el 2015, cuando bin Salman fue delegado príncipe heredero, este sostuvo una reunión en Riad con el jefe de la Oficina Nacional de Seguridad siria ‘Ali Mamlouk. Según un informe en el diario Al-Hayat, en la reunión se presentó una propuesta a Mamlouk de que Irán y sus milicias se retirarían de Siria, y a cambio Arabia Saudita pondría un alto a su apoyo a la oposición siria; Además, las elecciones presidenciales y parlamentarias se celebrarán en Siria bajo supervisión de la ONU (Al-Hayat, Londres, 8 de octubre, 2015). La reunión, mediada por Rusia, no arrojó ningún resultado, pero su importancia radica en el hecho de que si se celebró.
[8] CNN.com, 3 de abril, 2018.
[9] Por ejemplo, declaraciones del 30 de marzo de 2017 del entonces Secretario de Estado de los EE. UU. Rex Tillerson de que el estado a largo plazo de Assad «será decidido por el pueblo sirio»; El mismo día, el embajador de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, dijo que la política diplomática de los Estados Unidos sobre Siria ya no se centra en hacer que Assad renuncie (Reuters.com, 30 de marzo de 2017). Además, al día siguiente, el portavoz de la Casa Blanca Sean Spicer dijo que la Casa Blanca acepta la realidad política del gobierno de Assad (Nytimes.com, 31 de marzo de 2017).
[10] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 7 de abril, 2018.
[11] Arabic.rt.com, 6 de agosto, 2018.
[12] Washingtonpost.com, 19 de julio, 2017.
[13] Time.com, 30 de marzo, 2018.
[14] Al-Shourouq (Egipto), 2 de abril, 2018.
[15] Al-Akhbar (Líbano), 27 de marzo, 2018.
[16] Al-Madina (Arabia Saudita), 3 de abril, 2018.
[17] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 1 de abril, 2018.
[18] Véase la serie de MEMRI Investigación y Análisis No. 725, Estados árabes y del Golfo rompen el silencio sobre la crisis en Siria, 17 de agosto, 2011.