En un artículo titulado “El Reino Hachemita de Palestina”, publicado el 7 de junio de 2022 en el portal del canal de televisión Al-Arabiya, el analista político saudita ‘Ali Al-Shihabi escribe que el problema palestino solo puede resolverse hoy repensándolo y redefiniéndolo. Los palestinos, argumenta, deben reconciliarse con la realidad y aceptar el hecho de la existencia de Israel. Además, deben darse cuenta de que lo que necesitan de manera crucial no es recuperar su tierra ancestral, sino tener una ciudadanía respetada a nivel mundial que les permita operar y prosperar en el mundo moderno. La forma más factible de lograr esto dice, es convertirlos en ciudadanos de un reino jordano-palestino ampliado que incorporará a Cisjordania y Gaza, mientras se retira el reconocimiento de la OLP como representante del pueblo palestino. Este también sugiere otorgarles la ciudadanía jordana a los palestinos que viven en otros países, quienes pueden continuar viviendo en dichos países como residentes extranjeros legales con plenos derechos civiles.
Esta solución, agrega, requiere que los palestinos renuncien al derecho de retornar, lo que dice es un sueño inviable alentado por varios regímenes árabes para así evitar naturalizar a los refugiados palestinos que viven en sus países. También recomienda que los palestinos renuncien a cualquier reclamo sobre Jerusalén, lo que ayudará a los israelíes a aceptar la solución propuesta.
Al-Shihabi reconoce que es muy probable que algunos palestinos se opongan violentamente a esta idea, pero cree que la mayoría la aceptará una vez que se den cuenta de los beneficios que esta traerá para ellos y sus hijos. Ese anticipa que algunas élites jordanas lo verán como una amenaza a su dominio y también se opondrán, pero Estados Unidos, Israel y el CCG, que poseen una influencia considerable sobre estas élites, pueden presionarlos para que accedan. “La falta de imaginación, tan común entre los líderes a lo largo de la historia, siendo la imaginación tan necesaria para resolver este problema, combinada con un pueblo palestino que se ahoga en un mar de ilusiones y un Israel ebrio de su propio poderío, solo puede terminar en un desastre para una región que ya está al borde del precipicio”, concluye Al-Shihabi.
Los siguientes son extractos de una traducción al inglés y luego al español del artículo publicado por el portal de Al-Arabiya el 8 de junio, 2022.[1]
El derecho al retorno es una ilusión cultivada por los regímenes árabes para servir a sus intereses
“El desequilibrio de poder básicamente insuperable entre árabes e israelíes y mucho menos entre palestinos e israelíes, aboga por un replanteamiento radical del enfoque para resolver el problema de Palestina. Israel es una realidad firmemente implantada en el terreno que debe ser aceptada, sin embargo, a regañadientes, por la región que lo rodea. Si bien nunca tuvo el «derecho» de desplazar a millones de palestinos y colonizar su tierra, este logró, con la ayuda del imperialismo británico y el apoyo de Estados Unidos, hacer exactamente eso. Después de todo, dado que fueron los alemanes que asesinaron a seis millones de judíos en el Holocausto, la justicia argumenta que a los judíos se les debe dar la mejor tierra en Alemania para su estado en lugar de la tierra del pueblo palestino, que no les había hecho ningún daño. La justicia, sin embargo, no canta victoria, el poderío sí y los palestinos deben reconciliarse con esta dolorosa realidad y seguir adelante con sus vidas sin ser retenidos por falsas esperanzas e ilusiones.
“Esto es muy difícil para los palestinos porque probablemente han recibido más apoyo emocional y político de otros que cualquier comunidad de refugiados en los tiempos modernos. Si bien ese apoyo a menudo ha implicado una ayuda financiera considerable, también ha sido generalmente mucho más ruido político que cualquier cosa sustancial que posiblemente pudiera ayudar a que el pueblo palestino retorne a sus hogares. Sin embargo, esto todavía los ha engañado aun más y les ha impedido enfrentar la dolorosa realidad de que la mayor parte de sus tierras y hogares en la Palestina histórica se han perdido para siempre debido al colonialismo empleado por los colonos judíos.
«En comparación, otras poblaciones de refugiados que no fueron alimentadas con tales ilusiones de retorno se vieron obligadas a aceptar la cruda realidad de su desplazamiento permanente. En última instancia, también pudieron seguir adelante con sus vidas porque se les concedió la ciudadanía en sus países de adopción y, por ende, construyeron una nueva vida para ellos y sus descendientes.
Esta ilusión de “retorno” ha servido a los intereses de algunos regímenes árabes al darles una poderosa excusa para evitar la integración de los refugiados palestinos como ciudadanos, particularmente en el Líbano e incluso en Jordania, los cuales tienen millones de palestinos privados de sus derechos en sus campamentos. Estos regímenes temían que estos refugiados convertidos en ciudadanos alteraran su demografía y amenazaran su orden gobernante. En consecuencia, la excusa dada fue que si dado que los palestinos finalmente regresasen a Palestina, otorgarles la ciudadanía técnicamente socavaría su “derecho de retorno” y, por lo tanto, se les debería negar la ciudadanía. Los líderes palestinos colaboraron activamente para perpetuar dicha tragedia».
Con la ciudadanía jordana, los palestinos, que ya no serán ‘apátridas’ y podrán prosperar en el mundo moderno
«El problema palestino solo puede resolverse hoy si este se redefine. El tema en estos tiempos para la gente no debería ser tanto la propiedad de la tierra ancestral sino más bien la necesidad crítica de tener una identidad legal, una ciudadanía respetada mundialmente que le permita a una persona operar en el mundo moderno El trabajo en esta época es móvil y tener ciudadanía en un país que facilita tal movilidad es fundamental para el desarrollo humano.
«El vehículo más lógico para esta redefinición y por ende, para la solución del problema de Palestina es el reino de Jordania. Durante los últimos 75 años, Jordania se ha convertido en un estado relativamente bien gobernado, aunque el impacto de la agitación política regional hizo que fracasara económicamente y volviera a depender en gran medida de la ayuda exterior para su supervivencia. Es esta infraestructura de gobierno jordana la que debe ser capturada y puesta en uso productivo para integrar a los millones de palestinos y jordanos en un estado moderno que funcione razonablemente bien el cual tendría, en una era de paz verdadera e integración económica con los vecinos de Jordania, muchas más posibilidades de crecimiento y prosperidad.
“Este reino ampliado propuesto incluiría a la actual Jordania, Gaza y Cisjordania (áreas pobladas por palestinos unidas de manera contigua y conectadas físicamente a Jordania, es decir, no divididas en islas). Argumentos israelíes sobre la necesidad de retener el Valle del Jordán se vuelve discutible ya que el valle ahora será controlado por un gobierno jordano con un historial confiable de mantenimiento de la paz con Israel. El conveniente argumento de que Israel no tiene un ‘socio de paz’ ??ahora también será eliminado».
La renuncia formal a cualquier reclamo sobre Jerusalén puede ser una importante concesión palestina utilizada para asegurar el consentimiento de Israel a la solución
“Jerusalén, a pesar del hecho de que ni los árabes ni los musulmanes tienen la esperanza de desalojar a Israel de ella, es, dado su simbolismo, una moneda de cambio clave en manos palestinas. La renuncia formal a cualquier reclamo sobre Jerusalén (con un arreglo apropiado para los lugares santos) puede ser una concesión importante utilizada para asegurar los términos anteriores. Los palestinos, después de todo, son la única parte que puede hacer esto y por lo tanto, legitimar totalmente a Israel ante la región y el mundo.
«Los palestinos en los países árabes tales como el Líbano pueden entonces convertirse en ciudadanos de este reino ampliado y al mismo tiempo obtener plenos derechos de residencia en el Líbano, equivalentes a los que posee un ciudadano de la UE en la Unión Europea fuera de su país de origen. Esto les permitiría a los palestinos obtener plenos derechos civiles como residentes extranjeros legales sin afectar el equilibrio político o sectario local en estos países. El CCG, la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y otros también pueden ayudar a respaldar esta solución al otorgar este pasaporte jordano-palestino a un acceso más fácil a sus mercados laborales.
Una lucha inútil por recuperar su tierra ancestral ya no debería ser la prioridad palestina
«¿Por qué los palestinos apoyarían este plan? La primera generación después de la guerra del año de 1948, que vivió el Nakba, ya pasó y sus descendientes crecieron bajo la ocupación israelí o en campos de refugiados con educación, capacitación, entrenamiento y oportunidades laborales mínimas, lo que provocó que se vuelvan cada vez más enojados, amargados y frustrados. Ellos se darán cuenta, una vez que se les explique esta idea, que una lucha inútil para recuperar su tierra ancestral ya no debería ser su prioridad. El problema para ellos y sus hijos en el futuro debe ser la capacidad de vivir una vida productiva y satisfactoria una vez que ya estos dejen de ser apátridas al tener una ciudadanía que les permita hacer esto. Hoy día, la evidencia de este nuevo pensamiento se puede ver, por ejemplo, en el hecho de que muchos residentes palestinos de Jerusalén están solicitando pasaportes israelíes, algo que la opinión pública palestina consideraba traidor e impensable en años anteriores. Las encuestas también muestran que un gran porcentaje de cisjordanos y los habitantes de Gaza, junto a los que viven en campamentos, que intentan unirse al éxodo hacia Europa, desean emigrar por esta misma razón.
“Tal ‘acuerdo’ tendría que ser ratificado por alguna forma de decisión colectiva de los jordanos y de los palestinos, definidos aquí como aquellos que son residentes de los territorios ocupados y aquellos que son apátridas en la diáspora, el juego no tiene por qué decidirse aquí y esto se refiere a otros árabes o musulmanes, o incluso palestinos que están cómodamente establecidos en otros países con plena ciudadanía.
«Si bien es muy probable que aquellos ‘rechazistas’ recurran a la violencia, la lucha para aplastar a estos grupos será inmensamente fortalecida por el apoyo de las masas palestinas, que habrán votado a favor de esta solución. Si los palestinos votaran en contra de esta solución, hubiesen acordado colectivamente, en el mejor de los casos, continuar soportando la pesada carga de la ocupación y el ser apátridas con todas sus consecuencias por un futuro indefinido.
«Los jordanos y palestinos son tan similares como puede ser cualquier pueblo. Son árabes sunitas del mismo vecindario. Fusionarlos no creará ninguna división étnica o sectaria a largo plazo. Si bien habrá una fuerte (y miope) resistencia de algunos’ Las élites de Jordania oriental que verán esto como una amenaza a su dominio, Estados Unidos, Israel y el CCG poseen una influencia considerable sobre estas élites como sus protectores de facto; por lo tanto, el papel de estos gobiernos será absolutamente fundamental para presionar a los jordanos en ceder a ello.
«La transición hacia un reino palestino-jordano ampliado será entonces relativamente sencilla, ya que simplemente implicará que el actual reino de Jordania amplíe su mandato para cubrir los territorios palestinos y la diáspora en un paso reconocido por todos los países relevantes. Esto estaría acompañado por una retirada del reconocimiento a la Autoridad Palestina. Si bien claramente habrá obstáculos en el camino, las cosas eventualmente se calmarán por sí mismas tal como lo hicieron entre Alemania oriental y occidental. Entonces tendrán un país grande con una población de quince a veinte millones, un gran mercado interno y fronteras abiertas con los vecinos de Jordania, incluyendo a Israel, todo lo cual puede darle a esta nueva entidad una oportunidad seria de volverse económicamente viable, en lugar de ser el caso perdido en lo económico que Jordania es ahora.
“Si no se lleva a cabo tal plan, los palestinos en los territorios ocupados y el propio estado jordano corren un grave riesgo de lo que muchos otros israelíes, susurrando entre ellos, llaman ‘transferencia’, es decir, limpieza étnica. Más de siete millones de palestinos en la Palestina histórica (el área entre el río Jordán y el mar Mediterráneo) continúan viviendo en una zona gris de privación de derechos políticos sin ningún tipo de esperanza a la vista. Esto, los israelíes saben, es una receta para un conflicto armado o disturbios civiles masivos que eventualmente pudieran traer consecuencias globales insuperables en ejercer presión sobre ellos. Cada vez más israelíes verán tal limpieza étnica, que pudiera tener lugar bajo la cortina de humo de una guerra regional, digamos, con Irán, como la única solución a este problema. Aquí Israel pudiera expulsar a los palestinos a la fuerza hacia Jordania y Egipto en una guerra genocida y en el proceso, destruir el estado jordano tal como lo conocemos hoy. Aquellos que descarten tal escenario como extravagante no han estado prestando la suficiente atención al discurso político en Israel desde su creación.
“La falta de imaginación, tan común entre los líderes a lo largo de la historia, siendo la imaginación tan necesaria para resolver este problema, combinado con un pueblo palestino que se ahoga en un mar de ilusiones y un Israel ebrio de su propio poderío, solo puede terminar en un desastre para una región que ya se encuentra al borde del precipicio».
[1] English.alarabiya.net, 8 de junio, 2022. Cabe señalar que el último párrafo de esta versión en inglés del artículo no apareció en la versión en árabe, publicada en Alarabiya.net el día 7 de junio, 2022.