Introducción
Durante más de dos años, el régimen del Presidente sirio Bashar Al-Assad ha estado implementando una política de acoso y hambruna en las aéreas de Siria donde encontró una dura resistencia por las fuerzas armadas de oposición. Pero la principal víctima de esta política ha sido la desarmada población civil. Mientras este debilita a las fuerzas de la oposición, esta estrategia también va dirigida a agotar el apoyo civil y provocar que rechacen a estas fuerzas de oposición, que el régimen pueda aprovechar con el fin de presionar a la oposición a firmar acuerdos locales de alto al fuego. [1] El régimen llama a estos acuerdos, que de facto es una rendición por las fuerzas de la oposición, «reconciliaciones nacionales» o «reconciliaciones locales». El propio Assad dijo en diciembre, 2015 que las reconciliaciones se obtienen cuando los miembros armados de la oposición «entregan las armas y vuelven a su vida normal y el gobierno los perdona». [2] Un ejemplo notable de esta estrategia es el alto al fuego de enero, 2014 entre las fuerzas del régimen y de la oposición a través de gran parte de la antigua ciudad de Homs que fue fuertemente asediada por el régimen. De acuerdo a informes de elementos de la oposición, el régimen viola regularmente estos acuerdos, bombardeando y sitiando áreas donde se comprometió a mantener un alto el fuego, siempre que lo necesite y de acuerdo a su progreso en el terreno. [3]
Además de vencer a las fuerzas de la oposición, que libera a sus propias fuerzas de otros frentes, estas «reconciliaciones» también permiten al régimen para establecer su afirmación de que está combatiendo contra elementos armados locales – y que no se enfrenta a una revuelta popular generalizada con las demandas políticas nacionales. De este modo, evita la necesidad de negociar con la oposición política, ya que al hacerlo pudiera dañar su estatus e incluso conducir a su derrocamiento.
En los últimos meses, representantes de la ONU en Siria han jugado un papel en la negociación de este tipo de alto al fuego entre el régimen, por una parte y representantes de la población local y de las fuerzas de la oposición, por el otro, en varias áreas donde han ocurrido enfrentamientos graves. Esto ha ocurrido por ejemplo, en la ciudad de Al-Zabadani en la gobernación de Rif Dimashq al noroeste de Siria, donde las fuerzas del régimen y Hezbolá estaban combatiendo contra Ahrar Al-Sham y Jabhat Al-Nusra y en el barrio de Al-Wa’er en la antigua ciudad de Homs, también el lugar de combate contra Ahrar Al-Sham y Jabhat Al-Nusra junto a docenas de otras facciones de la oposición. Bajo estos acuerdos, las partes acordaron que el régimen levantará el estado de sitio y que a cambio los combatientes armados o salen de la zona de la provincia de Idlib bajo control de la oposición, o entregan sus armas. En ambos casos, los representantes de la ONU asistieron a las conversaciones y negociaciones que llevaron a los acuerdos.
En la localidad de Qudsaya en Rif Dimashq, un acuerdo similar régimen-oposición fue alcanzado; en este caso, la oposición consistía principalmente en el Ejército de Liberación Sirio (ELS). Bajo este acuerdo, combatientes armados y civiles que deseaban salir para Idlib, a cambio de levantar el cerco de cinco meses del régimen. Si bien los representantes de la ONU no estuvieron presentes durante las negociaciones que condujeron al acuerdo, estos supervisaron la salida de las fuerzas de oposición.
Tal como se ha señalado, el nuevo elemento en los acuerdos alcanzados en Al-Zabadani, Al-Wa’er y Qudsaya es la presencia de representantes de la ONU, tanto en las fases de negociación como de implementación. Estos representantes explicaron que los acuerdos permiten que la ayuda humanitaria sea entregada a las poblaciones locales después de meses en los que esto no fue posible debido al estado de sitio del régimen y sus aliados, o por elementos de la oposición.
Por otra parte, los representantes de la ONU, liderados por el enviado especial de la ONU a Siria Steffan de Mistura, elogiaron estos acuerdos, fijando sus esperanzas en estos y presentándolos como un modelo para llegar a un total alto el fuego en toda Siria, tal como lo establece la Resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU – incluso si pasaran por alto el hecho de que se había logrado tras meses de un fuerte acoso y la muerte por inanición de la población local. La participación de la ONU en este tipo de acuerdos y su actitud hacia ellos – especialmente ante el hecho de que llegaron al mismo tiempo en que se intensificaron los esfuerzos internacionales para resolver la crisis siria e implementar la Resolución 2254 – podría ser percibido por el régimen sirio como un consentimiento implícito a la estrategia de acoso y hambruna que está utilizando para derrotar a la oposición y como aceptación de estas «reconciliaciones nacionales» como una manera de infundir calma.
De hecho, las primeras señales de aceptación por la ONU a los métodos del régimen para vencer a la oposición fueron claros en la iniciativa «Alepo Primero» presentado por de Mistura al Consejo de Seguridad en octubre, 2014. La iniciativa involucró la congelación de los combates en áreas definidas y la transferencia de la ayuda humanitaria a los mismos. El primer objetivo fue abordar las condiciones humanitarias devastadoras y permitirle a ambas partes dirigir sus armas hacia el Estado Islámico (EIIS), el cual fue representado por de Mistura como un enemigo tanto para el régimen como para la oposición. Su objetivo a largo plazo fue construir poco a poco la confianza entre las partes, conduciendo con esto a negociaciones políticas. La ciudad de Alepo fue seleccionada como la primera zona donde estas medidas serían aplicadas, tanto por su grave situación humanitaria y porque el EIIS avanzaba sobre este. En conversaciones con el régimen para la aplicación de la iniciativa, de Mistura aceptó muchas de sus condiciones previas, incluyendo la restricción de la iniciativa a los vecindarios en los que el régimen había encontrado resistencia a gran escala y detener los ataques aéreos, pero continuando con las operaciones terrestres. Si bien la iniciativa finalmente no se llevó a cabo debido a las demandas adicionales del régimen y debido a las objeciones de la oposición, le hizo reflejar un cambio en el enfoque de la ONU a la crisis – es decir, priorizando la lucha contra el EIIS y rechazando las demandas de la oposición a que se le permitiera combatir tanto al EIIS y al régimen de Assad. El esquema de De Mistura para resolver la crisis de Siria es a lo largo de las mismas líneas del régimen – es decir, altos al fuego locales para las fuerzas en el terreno.
El Presidente Obama recientemente también expresó apoyo a este paradigma, pero no mencionó las circunstancias en las que fue utilizado o sus consecuencias reales. En una conferencia de prensa durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en París en diciembre 2015, dijo: «Lo que puede suceder es si el proceso político que John Kerry ha tejido tan meticulosamente – concertadamente con Serguéi Lavrov de Rusia – si eso funciona en Viena, entonces es posible, dado el acuerdo existente que las partes ya han acordado, que comenzamos a ver al menos partes en sonde se han producido un alto al fuego dentro y en los alrededores de Siria. Eso puede significar entonces que ciertos grupos de la oposición ya no se encuentran sujetos a los bombardeos sirios o rusos; estos están entonces en una conversación sobre política. Y lentamente, nosotros entonces somos capaces de llamar la atención de todos desviándola hacia donde tiene que estar y eso va dirigido tras ISIL de manera sistemática» [4]
El régimen de Assad ve a la participación de la ONU en estos acuerdos, que fueron alcanzados de acuerdo al modelo que este estableció, como legitimación de su camino para resolver la crisis en Siria. Por otro lado, diversos elementos de la oposición han sido muy críticos a la participación de la ONU, afirmando que la organización es ahora parte del asedio, la hambruna y los crímenes cometidos por Assad contra el pueblo sirio.
Este artículo discutirá los acuerdos alcanzados para Al-Zabadani y el barrio de Al-Wa’er en Homs con la participación de representantes de la ONU, y las críticas que suscitaron entre la oposición siria.
Para ver el artículo en su totalidad en inglés junto a las imágenes copie por favor el siguiente enlace en su ordenador:http://www.memri.org/report/en/0/0/0/0/0/0/8971.htm
*N. Mozes es compañero investigador en MEMRI.
[1] Véase MEMRI Investigación y Análisis Informe No. 1069, Tácticas del régimen sirio contra opositores: «Ríndanse o muéranse de hambre» 13 de febrero, 2014.
[2] Agencia de Noticias SANA (Siria) 2 de diciembre, 2015.
[3] Enabbaladi.org 6 de diciembre, 2015.
[4] Whitehouse.gov 1 de diciembre, 2015.