En un artículo reciente en el que este expresó su apoyo al derecho por la libertad de expresión de Salman Rushdie y de otros escritores, el destacado periodista bangladeshí Rifat Munim narró el cómo se produjo un «silencio total» en los diarios y revistas en Bangladesh respecto al ataque ocurrido el 12 de agosto, 2022 contra el autor del libro Los versos satánicos.

Rifat Munim señaló que a pesar de que varios escritores en Bangladesh fueron asesinados en ataques similares u obligados a exiliarse por temor a perder la vida, los tribunales tardaron años en emitir un veredicto para los casos ya pertinentes. «El pésimo historial de mi país en la protección a escritores y editores de ataques similares en el pasado nos ha llevado a una pendiente muy resbaladiza, donde escritores y periodistas viven en una atmósfera de miedo y temor y eligen auto-censurarse en lugar de decir lo que piensan», agregó Munim.

Rifat Munim es editor, periodista, traductor y ensayista residente en Dhaka. Fue el editor literario de Dhaka Tribute, un importante diario de Bangladesh. Su artículo, titulado «Salman Rushdie: Ninguna crítica despoja al escritor de su derecho a la libertad de expresión» – apareció en una edición especial de Outlook, una revista semanal publicada en Nueva Delhi.

Rifat Munim (imagen cortesía: AddaStories.org)
Rifat Munim (imagen cortesía: AddaStories.org)

Lo siguiente son extractos del artículo:[1]

«Escribir sobre este ataque mientras se vive en Bangladesh lo pone a uno en una posición bastante difícil»; «Existe un ambiente de silencio total sobre el despreciable ataque perpetrado contra Salman Rushdie en los medios de comunicación de Bangladesh»

«Escribir sobre este ataque contra Salman Rushdie mientras yo vivía en Bangladesh lo pone a uno en una posición bastante difícil. El abismal historial de mi país en proteger a escritores y editores de ataques similares en el pasado nos ha llevado por una pendiente muy resbaladiza, donde escritores y periodistas viven en una atmósfera de miedo y temor y eligen auto-censurarse en lugar de decir lo que realmente piensan.

«Es precisamente por ello que existe un ambiente de silencio total sobre el despreciable ataque perpetrado contra Salman Rushdie en los medios de comunicación de Bangladesh. Solo fueron publicadas noticias de portada o contraportada inmediatamente después de producirse el ataque. Rushdie desapareció por completo de las ediciones impresas y fue enviado a la sección señalada de ‘internacional’ o ‘mundial’ en las ediciones correspondientes a la red. Solo un diario en inglés publicó un artículo de opinión sobre el tema y este artículo, una reimpresión de un artículo del medio de comunicación Conversation en el Reino Unido, escrito por un investigador literario no-bangladeshí.

«Taslima Nasrin se vio obligada a abandonar el país en 1994 tras la publicación de su tercera novela, Lajja (Vergüenza). Desde ese entonces ella ha vivido en el exilio.

«El prolífico escritor Humayun Azad fue brutalmente atacado en el año 2003 por miembros del grupo Jamaat-ul-Mujahideen Bangladesh (JMB) después de publicar su novela con un título que hace recordar el himno nacional de Pakistán, Pak Saar Jamin Saad Bad, lo cual fue una descripción alegórica de cómo Jamaat-e-Islami, uno de los principales partidos de la coalición derechista liderada por el BNP que para esa época se encontraba en el poder, colaboró con el ejército de ocupación de Pakistán en el asesinato de hindúes y de combatientes por la libertad en el año de 1971. Este murió al año siguiente. El caso del asesinato de Azad fue dictado por un tribunal de Dhaka en abril de este año, 18 largos años después de ocurrir el ataque.

«Por lo tanto, por una parte, las amenazas de ataques militantes están muy vivas y coleando y por la otra, existe el temor de repercusiones legales. Porque, debido a la promulgación de la Ley de seguridad digital, si alguien siente que su sentimiento religioso ha sido herido por cualquier artículo o elemento publicado en la red, sin importar cuán absurdo pueda ser ese sentimiento, estos pueden presentar una queja y abrir un caso judicial contra el escritor o el editor del diario.

«Frente a tal clima de alarmismo, cuando uno se sienta a escribir un artículo condenando de manera inequívoca el ataque a Rushdie y la ideología que engendró al atacante, uno se pregunta a sí mismo: en esta situación, ¿cuál es el límite de lo pensable para alguien que vive en Bangladesh, especialmente cuando se habla de Rushdie frente a Los versos satánicos, que parecieran ser aún más incendiarios hoy día que hace 30 años?

«No importa cuánto se haya reducido el espacio para el debate, le debemos a todos los escritores que alguna vez han sido atacados por sus palabras, ya sea en Estados Unidos, Rusia, China, India o en Bangladesh, que continuemos su lucha concediéndole expresiones enérgicas a nuestros propios pensamientos. Más aún para Rushdie, quien es como un meteoro en nuestra imaginación, habiendo tocado y sacudido tantas vidas y a tantos lectores para que cuestionen sus percepciones».

«Cuando la liga Awami… llegó al poder en 1996, esta atmósfera de apertura recibió un nuevo impulso y nuestros debates también incluirían los libros de Ahmed Sharif y de Aroj Ali Matubbor, quienes ambos cuestionan el islam, el cristianismo y el hinduismo desde una perspectiva científica y desde puntos de vista muy humanistas»

«A comienzos de la década de los años 1990, comenzando mi adolescencia, mi ciudad natal Bagerhat apenas había leído una novela inglesa clásica en su formato original y ni hablar de una novela contemporánea tan compleja como Los versos satánicos. Una gran cantidad de novelas rusas, norteamericanas, francesas e inglesas fueron leídas por un número considerable de lectores, pero todos esos libros fueron leídos en traducciones al bengalí. Sin embargo, los principales diarios bengalíes nos transmitieron noticias de protestas violentas debido al libro y, por supuesto, por el fatua emitido por el ayatolá Jomeini, llevando así las olas del debate sobre Rushdie al suroeste del país. Debido a que el libro fue prohibido inmediatamente en Bangladesh, India y Pakistán, nuestro interés en este naturalmente creció.

«Los círculos izquierdistas con los que comencé a juntarme estaban compuestos por jóvenes que defendían el derecho de Rushdie a ejercer su pensamiento crítico. A diferencia del actual Bangladesh, los partidos estudiantiles izquierdistas sostenían una influencia considerable sobre los estudiantes de ese entonces. Una razón fue que el movimiento de masas del año 1990, que derrocó al autocrático gobierno de 9 años del general H. M. Ershad, fue diseñado conjuntamente por los frentes estudiantiles de todos los principales partidos políticos, salvo los de orientación religiosa.

«El espíritu del movimiento creó una atmósfera para que el pensamiento crítico y las ideas crecieran y fluyeran entre los jóvenes. Tras la caída de Ershad, el PNB (Partido Nacionalista de Bangladesh), el partido simpatizante de las narrativas religiosas mayoritarias, llegó al poder. Prohibió el Lajja de Taslima en el año 1993 y la colección de ensayos feministas Nari de Azad en 1995. Sin embargo, los miembros de su frente estudiantil en Bagerhat, quienes alquilaron una oficina de dos habitaciones en mi barrio, pasaban el rato con activistas de su propio partido, así como también con aquellos pertenecientes a los partidos de izquierda y la Liga Chhatra, el frente estudiantil del archí-rival PNB, la Liga Awami de Bangladesh.

«Luego de dejar de lado los cuentos de hadas y las novelas de suspenso para niños, yo leía, por un lado, novelas de suspenso sobre detectives y traducciones abreviadas al bengalí de clásicos europeos (publicados por Sheba Prakashani) y por el otro, todas esas traducciones al bengalí bajo la rúbrica del ‘marxismo’ publicadas por Pragati Prakashani, filial rusa. Yo siempre estuve cerca de la oficina del PNB o de los puestos de té adyacentes, para poder así compartir mis ideas o tal vez obtener nuevas perspectivas sobre los adultos mayores, muchos de los cuales eran ávidos lectores sin seguir siendo políticamente activos.

«Versos, Lajja y Nari fueron centro de atención a muchas largas discusiones. También se produjeron conversaciones sobre Khelaram Khele Ja de Syed Shamsul Haq y Sob Kichu Bhenge Pore de Azad, las cuales tratan abiertamente los temas sobre sexualidad, incluyendo la descripción gráfica de encuentros sexuales. Cuando la Liga Awami, el partido que promovió el espíritu de la Guerra de Liberación del año 1971 y el no-comunalismo llegó al poder en el año de 1996, esta atmósfera de apertura recibió un nuevo impulso y nuestros debates también incluirían libros de Ahmed Sharif y de Aroj Ali Matubbor, quienes cuestionan el islam, el cristianismo y el hinduismo desde puntos de vista científicos y humanistas».

«Tal vez se debió a mi educación y al clima cultural al que estuve expuesto, pero yo nunca vi y todavía no veo, ningún problema con que un escritor plantee preguntas sobre cualquier aspecto de alguna religión en particular…»

«Lo más interesante de esos días fue que para ese entonces yo podía hablar sobre muchos temas, desde ciencia hasta religión y sexo con amigos y personas mayores, independientemente de sus inclinaciones ideológicas. Es cierto que enfrenté una oposición vehemente en muchos casos, pero eso sólo condujo a discusiones más apasionadas. Los círculos de izquierda están ahí, aunque en mucha menor medida. Los amigos y los mayores con los que tuve dichos debates también están ahí, pero la licencia cultural para iniciar tales debates parece haber expirado hace ya mucho tiempo.

«Cuando puse mis manos en el libro Los versos satánicos, a finales de la década del 2010, ya me había leído la colección de ensayos de Rushdie Imaginary Homelands y su segunda novela Midnight’s Children. Yo no me esperaba que el más famoso de los autores en inglés del mundo escribiera una crítica literaria tan buena. Su crítica perspectiva en cada escrito es verdaderamente auténtico y su lenguaje extremadamente lúcido. Su resistencia a los discursos literarios y artísticos occidentales me impresionó aun más. En cuanto a su obra magna, Midnight’s Children, esta parecía una explosión de creatividad que contenía respuestas a todas mis preguntas sobre lenguaje, política, historia y narración ante los temas de ficción.

«Esto desafía las tradiciones europeas modernas, pero combina historia y mito, posmodernismo y un realismo mágico, con el fin de crear una epopeya que ha ampliado significativamente los horizontes de la ficción en general y la ficción del sudeste asiático en particular. El ‘condimentar’ es decir, el decapado hecho al idioma inglés también sucede aquí, de manera más notable. Me di cuenta especialmente del cambio de Adam Aziz de creyente a no-creyente y la forma en que su hijo Salim Sinai, el protagonista, escucha una voz que le llama, que Salim compara por unos momentos fugaces con el profeta Mahoma escuchando la voz de Alá.

«El sabor del lenguaje ‘chutnificado’ de Children’s facilitó sumergirme en los Versos, en el que el uso innovador del lenguaje fue subido varios tonos. En el ámbito de las ideas, lo primero que me llamó la atención son las preguntas sobre el ateísmo y los paralelismos entre nuestra era y la del siglo 7, que apareció como semillas en el libro Children y creció como árboles enormes con raíces al aire en los Versos.

«Tal vez fue mi educación y al clima cultural al que estuve expuesto, pero nunca pude ver y aún no veo, ningún problema en que un escritor plantee preguntas sobre cualquier aspecto de alguna religión en particular, siempre que esas preguntas estén bien formuladas, bien fundadas y matizadas y no estén contaminadas por prejuicios de ningún tipo”.

«Encajado en una narrativa posmoderna, Los versos satánicos es un cuento formidable realista mágico sobre dos individuos hindúes, Gibreel Farista, actor de cine hindú fracasado y Saladin Chamcha»

«Encajado en una narrativa posmoderna, Los versos satánicos es un cuento formidable de realismo mágico sobre la vida de dos individuos hindúes, Gibreel Farista, un fracasado actor de cine hindú y Saladin Chamcha. Estos saltan de un avión secuestrado y al igual que meteoros, aterrizan en las costas de Inglaterra, donde se embarcan en muchas aventuras (o desventuras). Farista, quien escucha voces en su cabeza, es propenso a imaginar sueños elaborados en los que se imagina a sí mismo como el arcángel Jibreel y ve visiones de sociedades árabes del siglo VII que se relacionan directa o indirectamente con el profeta Mahoma del islam.

«Estas secuencias en los sueños, de las cuales existen varias – las dos más notables que aparecen en los capítulos titulados ‘Mahound’ y ‘Retorno a Jahilia’- son la razón por la que es acusado de insultar al islam, no solo por los musulmanes sino también por algunos aclamados escritores, incluyendo a John Le Carre, Roald Dahl, Zoe Heller y Pankaj Mishra. Pero, ¿existe alguna intención autoral a través de la cual podamos elaborar una interpretación esclarecedora de estos sueños?

«Aunque el poco confiable narrador de Rushdie, quien se burla de todo, incluyendo sus propios comentarios y es crítico hacia todas las religiones – hace que sea difícil determinar cualquier intención autoral consistente, se dan muchas pistas en diferentes capítulos, especialmente en el titulado ‘A City Visible But Unseen (Una ciudad visible pero que no ha sido vista)’, donde Farista expresa repetidamente su deseo de convertir Londres, una ciudad en transición, en algo diferente.

“El deseo deriva de su desilusión con Londres, por supuesto, pero también subraya el doloroso proceso de transformación de un inmigrante, que, entre otras cosas, refleja la experiencia del inmigrante de ser menos digno a ser respetado. Por ello, en su estado mental cuerdo o demente, subconsciente o inconscientemente, este busca modelos de una ciudad en transición en las antiguas sociedades árabes a las que se unen sus raíces religiosas. Pero esa es solo una interpretación».

«Sentí que la representación del islam que enfoca Rushdie carece de originalidad y hace eco ante las nociones occidentalizadas prejuiciosas del islam; su materialismo, que me pareció selectivo, no nos da una imagen completa de ello»

«Con el apoyo de los propios comentarios de Rushdie en su autobiografía Joseph Anton – soy de la opinión de que, además de explorar temas de identidad y transformación, este le presenta conscientemente a los lectores una interpretación materialista del advenimiento del islam en las sociedades árabes. También soy de la opinión de que estos sueños desafían sus roles asignados en la narrativa y asumen un carácter propio y esto también es parte de la intención que realiza Rushdie como autor.

«Mientras leía y releía los sueños, sentí que la representación del islam hecha por Rushdie carece de originalidad y le hace eco a las nociones occidentalizadas prejuiciosas del islam. Su materialismo, que hallé selectivo, no nos da una imagen completa. Este explora las perspectivas de muchos personajes, desde el renegado Salman hasta el blasfemo poeta Baal, pero la única perspectiva que permanece inexplorada es la del profeta.

«Sin embargo, la representación de Rushdie es mucho más matizada e inteligente que Shubhobroto O Tar Somporkito Shusamachar de Azad, en la que Azad, al igual que el director de Innocence of Muslims (Nakoula Basseley Nakoula, Egipto), ha representado al profeta como alguien cuya pasión radica en destruir templos

«Así que me encantaron las desventuras de Farista y Chamcha en Londres, pero encontré que las secuencias en los sueños estaban algo cegadas. Descubrí que Shubhobroto de Azad y el cortometraje Innocence estaban impulsados ??por una propaganda alimentada por los discursos occidentales sobre el profeta Mahoma, que también encuentran paralelos en la versión hindutva del islam y el profeta».

«Incluso si descarto la interpretación del islam hecha por Rushdie, tal como hice con Azad, ¿y qué? Ninguna crítica o rechazo puede despojar a Rushdie o Azad de su derecho a expresar lo que piensan sobre la vida, la política y la religión. Ninguna crítica justifica las reacciones violentas a Versos o a su autor»

«Ahora, la pregunta es: ¿y qué? Incluso si descarté la interpretación del islam hecha por Rushdie, tal como hice con Azad, ¿y qué? Ninguna crítica o rechazo puede despojar a Rushdie o Azad de su derecho a expresar lo que piensan sobre la vida, la política y sobre la religión. Ninguna crítica justifica las reacciones violentas ante los Versos o ante su autor.

«En sus arrebatos violentos, la gran mayoría de los musulmanes confunden a Rushdie, así como también al diario danés Jyllands-Posten y la revista francesa Charlie Hebdo – los cuales imprimieron caricaturas del profeta Mahoma – con Occidente.

«Lo que hizo Rushdie en los Versos es un intento digno de un ejercicio creativo, mientras que lo hecho por esos diarios, tal como observó Megan Gibson en Time, fue una acción muy calculada para impulsar su circulación. Uno puede estar en desacuerdo tanto con Rushdie como con esos diarios. Pero, ¿por qué reaccionar al libro o ante las caricaturas de esta manera tan infantil?, ¿por qué mostrar paranoia sobre la representación del profeta?, ¿por qué elegir siempre la violencia?, ¿y cómo demuestra esto que el islam es una religión pacifica?

“Si uno realmente piensa que vale la pena luchar contra esto, ¿por qué no es posible hacerlo artística o periodísticamente? ¿Por qué esta ciega determinación de confirmar la proyección occidental de que los musulmanes son una entidad homogénea desprovista del poder de pensamiento?

«En cuanto a los arrebatos violentos sobre el libro de Rushdie, cinco estudiosos y escritores musulmanes (Edward Said, Aga Shahid Ali, Eqbal Ahmad, Ibrahim Abu-Lughod y Akeel Bilgrami) enviaron la siguiente carta a una edición de 1989 de The New York Review of Books:

«‘Como escritores y estudiosos del mundo islámico, nos sentimos consternados por la difamación, prohibición de libros y las amenazas de violencia física contra Salman Rushdie, el talentoso autor de los libros Midnight’s Children, Shame y The Satanic Verses (Los versos satánicos).

«‘Esta campaña es realizada en nombre del islam, aunque nada de eso le da ningún crédito al islam en lo absoluto. Ciertamente, los musulmanes y otros tienen derecho a protestar contra Los versos satánicos si sienten que la novela ofende su religión y sus sensibilidades culturales. Pero llevar la protesta y el debate al ámbito de la violencia intolerante es, de hecho, la antítesis de lo que son las tradiciones islámicas de aprendizaje y tolerancia’.

«Cuando la intolerancia va en incremento en todo el mundo y en todas las religiones, nosotros debemos responder escribiendo con más audacia por las libertades artísticas y periodísticas. En cuanto a Rushdie y aquellos que fueron atacados en Bangladesh, debemos hacer más a través de nuestros escritos y activismos para mantener nuestras tradiciones seculares vivas».


[1] Outlookindia.com (India), 2 de septiembre, 2022. El inglés original del artículo fue editado ligeramente para mayor claridad y comprensión.