Es muy probable que la guerra de Putin contra Ucrania derribe en última instancia al menos uno y tal vez a dos países. Para una guerra cuya última fase tiene menos de una semana, algunas cosas están bastante claras. La invasión rusa fue flagrante y sin ningún disimulo, cualquier pretexto de encontrar una excusa inmediata y plausible para la guerra (frente a agravios de larga data) fracasó en su totalidad. Tal como señaló memorablemente Edward Luttwak, Putin, el «cazador paciente» se convirtió en un «actor imprudente». [1] Y a diferencia de las anteriores acciones rusas, no fue ni un golpe de estado breve y rápido (como en Crimea) ni la toma de algunas regiones fronterizas, ni una operación realizada como si fuese hecha por algún agente apoderado.
Al intentar apoderarse abiertamente de un país grande y completo, Rusia se parecía más a la entrada que hizo Estados Unidos en Irak que a las agresiones pasadas de Putin, excepto que los estadounidenses pudieron realizar su acción con la bendición del Consejo de Seguridad de la ONU (RCSNU 1441). China y Rusia, la Rusia de Putin, votaron a favor de una resolución que posteriormente los estadounidenses utilizaron de excusa para la guerra (Francia declaró que vetaría una segunda resolución que autorizara explícitamente la guerra). Rusia no tuvo ninguna cobertura diplomática para esta guerra, ni siquiera una que pudiera verse de endeble o exagerada.
Las últimas acciones de Putin están muy lejos de la forma en que sus dos aliados, Irán y China, han utilizado para proyectar poder (los tres realizaron ejercicios navales justo antes de la crisis).[2] Irán amenaza con una guerra abierta contra Israel y Estados Unidos todo el tiempo. Pero cuando realmente libra una guerra, ha utilizado su habilidad para esconderse de regímenes susceptibles o encontrar representantes apoderados locales para darse algún tipo de cobertura. Mientras los iraníes combatieron sobre el terreno en Siria al servicio del régimen de Assad (junto a Rusia), en Yemen, el Líbano, Irak y Gaza, mayormente han librado la guerra – una guerra salvaje y sangrienta – a través de intermediarios. Cuando los houties disparan sus misiles y lanzan drones contra objetivos civiles en Arabia Saudita y contra los Emiratos Árabes Unidos, es Irán quien está detrás del gatillo, aunque aparentemente Irán está en paz con ambos países. Nadie se deja engañar por ello, pero es una hoja de parra suficiente para aquellos que deseen mirar hacia otro lado, tal como lo hacen los europeos.
Mientras Irán se ha escudriñado en regímenes regionales para proyectar poder y librar la guerra en el Medio Oriente indirectamente (mientras fanfarronea sobre una guerra directa), China se ha escudriñado en regímenes a nivel global y dentro del sistema económico global, proyectando poder allí mientras se expande también militarmente y expresa sus intenciones muy cristalinas para la «unificación» del territorio con Taiwán. Este incluso trató de expandirse en Ucrania, dando un paso hacia adelante a fin de adquirir el importante fabricante aeroespacial ucraniano Motor Sich, una estratagema frustrada por Ucrania en el año 2021 por motivos estratégicos y con impulso estadounidense.[3] Luego, Motor Sich acordó proveer motores para los drones de ataque turcos Akinci.[4]
La debacle de Rusia en Ucrania brindará lecciones importantes para los amigos de Putin en Teherán y Pekín sobre qué hacer y qué evitar. La paciencia, ofuscación y la mala dirección son claves para asegurar el éxito en sus agendas expansivas. La hegemonía de los Estados Unidos sobre el sistema financiero mundial ha sido subrayada por las reacciones en Occidente a la invasión rusa y esta realidad se tendrá en cuenta en sus consideraciones. En todo caso, esta situación alentará a ambos estados a prepararse mejor para mitigar las represalias económicas occidentales en caso de futuras crisis. Rusia pasó una década preparándose para aislarse de esta respuesta dada por Occidente y fracasó a los pocos días del comienzo de la guerra.[5]
El portavoz no-oficial del grupo Hezbolá libanés presentó una notable columna escrita por su editor en jefe Ibrahim Al-Amin el 25 de febrero, un día después de que comenzara la Guerra de Ucrania.[6] Al-Amin admitió su «preocupación» por el ataque de Rusia a un país vecino, pero finalmente vio la guerra como una razón para «alegrarse» con la esperanza de que una victoria rusa provoque la caída de Occidente. Tal caída significaría el surgimiento de un sur global liberado de las cadenas de Occidente, del odio y de la ira del «Hombre blanco que vive en Washington, París, Londres, Berlín, Tokio o Montreal». Mientras tanto, la línea del partido en Teherán es que no se puede confiar en que Occidente defienda a sus amigos (un mensaje para los aliados de Estados Unidos en el Medio Oriente) y que si Ucrania hubiese mantenido en su poder el armamento nuclear, no hubiese sido atacada.[7]
El efecto devastador de la tarjeta de sanciones utilizada por Occidente contra Rusia tampoco pasa desapercibido para el gobierno chino. En declaraciones realizadas el 25 de febrero en las que culpaba a Estados Unidos de ser el culpable del conflicto en Ucrania, el vocero de la cancillería de China Hua Chunying, criticó repetidamente las «sanciones unilaterales ilegales» estadounidenses y señaló que el uso de sanciones por parte de Estados Unidos se multiplicó por diez en los últimos 20 años.[8]
Si los enemigos de Estados Unidos han aprendido importantes lecciones por la Guerra Rusia-Ucrania, otros también lo han hecho. La hazañosa (resistencia de Ucrania ha subrayado el hecho obvio de que la mejor defensa es lo que puedes hacer tú mismo a no solo confiar en viejos aliados y alianzas. Los estados de la OTAN reforzarán sus defensas, pero Ucrania y la preocupación constante por la confiabilidad estadounidense en la región solo profundizarán las intenciones de los gobiernos en el Medio Oriente, tal como algunos de los estados del Golfo, para poder defenderse con la última tecnología en armas, construir sus propias capacidades y confiar en proveedores a más de un solo país.
Finalmente, la repugnante guerra rusa en Ucrania y especialmente la resistencia del pueblo ucraniano es, en cierto modo, un regalo inmerecido para una administración Biden aparentemente a la deriva en política exterior. Si los ucranianos se hubieran rendido y Kiev hubiese sido ocupada en tres o cuatro días, el mundo tendría hoy un discurso muy diferente. Si bien este no se utilizó para prevenir la guerra, una vez más, la «solución mágica» en la política exterior estadounidense – las sanciones económicas – han podido dañar gravemente a un adversario desde la distancia, de esta manera especial porque la aceptación de tal paso ha sido amplia, en Europa e incluso en Asia oriental.
Pero la advertencia que hizo el Secretario del Tesoro de la administración Obama Jack Lew, hace seis años sobre el peligro de «sanciones extralimitadas» permanece.[9] Este temía que cuanto más se utilicen las sanciones, mayor será la posibilidad de que los extranjeros eventualmente encuentren formas de hacer negocios de manera segura fuera del paraguas financiero estadounidense (y sus amigos). Un Estados Unidos con una economía nacional fuerte, una base manufacturera nacional revitalizada y una moneda sólida puede retrasar el día en que esa «solución mágica se convierta en una píldora venenosa».[10] La guerra en Ucrania ha hecho muchas cosas hasta ahora, una de ellas es reconfirmar la perdurable relevancia de los ejércitos, los estados nacionales y las fronteras, como si existiese alguna duda. Si bien la fuerte reacción ante la invasión de Rusia parece subrayar el poder de la globalización, muchos al sur y este en el mundo verán en esta una reivindicación del valor creciente de la autarquía.
*Yigal Carmon es presidente de MEMRI. Alberto M. Fernández es vicepresidente de MEMRI.
[1] Unherd.com/2022/02/vladimir-putins-reckless-gamble, 28 de febrero, 2022.
[2] Reuters.com/world/russia-china-iran-hold-joint-naval-drill-friday-isna-2022-01-20, 20 de enero, 2022.
[3] Rferl.org/a/ukraine-seizes-motor-sich/31161801.html, 20 de marzo, 2021.
[4] Thetribune.com/ukraines-motor-sich-to-supply-parts-for-turkish-aircraft-drones, 12 de noviembre, 2021.
[5] Grid.news/story/economy/2022/03/01/russia-planned-for-years-to-resist-sanctions-and-its-economy-is-crashing-anyway, 1 de marzo, 2022.
[6] Al-akhbar.com/World/331316/%D9%87%D9%84-%D9%8A%D8%AD%D9%82-%D9%84%D9%86%D8%A7-%D8%A7%D9%84%D8%A7%D8%A8%D8%AA%D9%87%D8%A7%D8%AC?fbclid=IwAR0JOdCvPM4dmDQCG0m7GFPVLymkwBEDN-GaUPE_iqAL0Nc7-SQ_1mLPUX4, 25 de febrero, 2022.
[7] Véase el video del portal MEMRI TV No. 9391 – Sermón de los viernes en Garmeh, Irán pronunciado por Abolghasem Tatari: Ucrania confió en Occidente, acordó el desarme nuclear y supervisión, pero Estados Unidos y Europa no la protegieron tal como prometieron, 25 de febrero, 2022.
[8] Véase el video del portal MEMRI TV No. 9392 – Portavoz del canciller chino Hua Chunying en referencia a Ucrania, Estados Unidos y Taiwán: Estados Unidos es culpable del conflicto de Ucrania, este no debe perjudicar los intereses chinos en el manejo del tema; Taiwán no puede compararse con Ucrania, 25 de febrero, 2022.
[9] Carnegieendowment.org/2016/03/30/u.s.-treasury-secretary-jacob-j.-lew-on-evolution-of-sanctions-and-lessons-for-future/ivpl, 30 de marzo, 2016.
[10] Belfercenter.org/publication/grim-warning-against-americas-overuse-sanctions, 29 de marzo, 2016.