Lo siguiente es el primero de una serie de análisis en inglés y en chino (traducidos al español) del disidente y experto chino Chris King, quien es investigador principal del Proyecto Estudios de los Medios de Comunicación Chinos en MEMRI, sobre el culto a la personalidad del presidente chino Xi Jinping. King fue participante activo en las protestas estudiantiles en China en el año de 1989.
Xi Jinping está comprometido al culto de su personalidad. Este ahora ha levantado su propio límite de mandato como jefe de estado y ha revisado la historia del Partido para darle un crédito fundamentalmente positivo a la Revolución Cultural y a Mao Zedong, un cambio significativo en la dirección que es clara y que vale la pena observar muy de cerca. Pero no creo que pueda alcanzar el nivel del culto a la personalidad de Mao. La razón principal de esto no es que la gente se haya iluminado, sino que Xi Jinping carece de autoridad. Al mismo tiempo, este también desea aprovechar el legado de Deng Xiaoping, de que el rápido desarrollo económico de China ha sido logrado a través del capitalismo. Al menos a corto plazo, yo no creo que este implementara totalmente la nacionalización de las empresas y la economía de propiedad pública, porque el sector privado es eficiente, cambiante, adaptable y muy dinámico.
Xi Jinping no debería haber hablado de marxismo en lo absoluto
Si Xi desea mantener su control sobre el poder y mantener un crecimiento económico – la única fuente sostenible de legitimidad del Partido – entonces no puede matar a la gallina de los huevos de oro (es decir, el sector privado). Sin embargo, el sector privado debe ser obediente y aceptar el control impuesto por Pekín, o los dueños de empresas enfrentarán la misma suerte de gente como Jack Ma.[1] Xi Jinping desea borrar las contradicciones entre los primeros 30 años de la era de Mao Zedong y los segundos 30 años de la era de Deng Xiaoping, vincular a la perfección los dos períodos de 30 años de historia y tomar los legados de Mao y Deng y utilizar ambos para su propio beneficio. Este pudiera haber estado orgulloso de su diseño, pero es muy peligroso y casi una misión imposible, en especial dado su propio prestigio, visión y diversidad de talento.
Incluso desde el punto de vista del patriarca marxista a quien Xi venera, esto no funcionará. El marxismo sostiene que la base económica es la fuente de la que depende la superestructura y es primaria. La superestructura es la expresión de la base económica en política e ideología y es secundaria y derivada. La base económica determina la superestructura y la superestructura reacciona sobre la base económica. La superestructura debe satisfacer las necesidades de la base económica y su desarrollo; de lo contrario, no sobrevivirá por mucho tiempo.
Desde este punto de vista, Xi Jinping no debió hablar de marxismo en lo absoluto. Este está ahora decidido a representar la línea de Deng como continuación y desarrollo de los lineamientos de Mao, que de hecho es contradictorio y precisamente antimarxista.
Esto se debe a que volver a la era ortodoxa de Mao significa eliminar la propiedad privada, o al menos hacerla muy secundaria; de lo contrario – no sería la ortodoxia de Mao. Pero esto es algo que Xi no puede hacer ahora. En una visita reciente a la provincia Guangxi, este una vez más instó al sector privado a crecer con confianza: «Alentamos el desarrollo de las empresas privadas», dijo Xi, después de visitar una empresa privada en la provincia Guangxi el 26 de abril, 2021. Xi agregó: «El Partido y el Estado apoyan a las empresas privadas cuando encuentran dificultades y brindan orientación cuando estas están confundidas, con la esperanza de que las empresas privadas se sientan cómodas y se desarrollen con valentía».
Es bien sabido que Deng Xiaoping abandonó la ideología comunista de Mao Zedong. Cambió el rumbo de China, se embarcó en el camino de la reforma y la apertura, introdujo el sistema de desarrollo capitalista y comenzó a implementar el llamado socialismo con características chinas. La economía de China y la fuerza nacional en general se incrementaron rápidamente. La reforma Deng estaba destinada a adoptar una actitud pasiva de oscuridad y anulación respecto a la ideología.
Si la gente no obtiene apoyo de las fuerzas espirituales, de la moral y de la fe bajo el estímulo material, o si toman la riqueza material por sí misma como apoyo espiritual y objeto de adoración, la sociedad entera inevitablemente se corrompe.
De hecho, en la etapa inicial de la reforma, Deng Xiaoping se entregó conscientemente a la corrupción con el fin de comprar poder y apoyar a aquellos más longevos del Partido – lo que fue también la causa y el principal punto de activación del movimiento democrático en Tiananmen el 4 de junio, 1989.
Con la rápida expansión y el enriquecimiento de la riqueza material de China, la corrupción se estaba convirtiendo en un problema cada vez más grave. El rápido ascenso de China al estado de la segunda economía más grande del mundo bajo Hu Jintao, el sucesor elegido a dedo de Deng Xiaoping como jefe del PCCh, fue acompañado por una corrupción desenfrenada dentro del Partido y en la sociedad que ya estaba casi fuera de control.
Xi creía que la dictadura de Mao y el culto a la personalidad eran la única forma de mantener unificado al PCCh
Bajo Hu Jintao, el PCCh se encontraba fragmentado y corrupto. Ante al crecimiento y la resistencia de la sociedad civil en China, las autoridades del Partido Comunista solo pudieron mantener una postura defensiva pasiva y retirarse de una manera sostenida. Mientras tanto, el ala liberal del Partido Comunista defendía los valores universales y la democracia dentro del partido, haciéndose eco de los activistas democráticos liberales fuera del Partido. Hu ya no pudo controlar la situación de manera efectiva porque su poder supremo se encontraba dividido.
En ese momento, el Comité Permanente del Politburó del PCCh constituido por nueve miembros ejercía un liderazgo colectivo, cada miembro tenía su propia área de responsabilidades y el Secretario General del Partido carecía de autoridad absoluta. La falta de poder del Secretario General creó una situación incómoda en la que las decisiones tomadas en los más altos niveles del Partido y del Gobierno Central fueron totalmente desatendidas. Los comités y gobiernos locales del Partido tenían diferentes grados de tendencias centrifúgales hacia el Comité Central del PCCh y el Gobierno Central en Pekín. El poder y la posición gobernante del PCCh estaban en peligro.
Xi Jinping llegó al poder en el año 2012, aprovechando las lecciones del tiempo de Hu Jintao en el poder. En opinión de Xi, si esta situación no puede revertirse rápidamente y permite que continúe, condenaría al Partido Comunista y a China y no se permitiría ser el «monarca de un Partido y de un país en caída libre». Comenzando con la reforma militar y anticorrupción, Xi Jinping empezó a consolidar su poder y posición con mano de hierro. En tales circunstancias, ¿cómo se unificará la organización y el pensamiento de todo el Partido? Xi creía que la dictadura y el culto a la personalidad de Mao Zedong eran la única forma de lograr tal objetivo.
Sin embargo, el intento de Xi Jinping de combinar estos dos enfoques ampliamente divergentes de Mao Zedong y Deng Xiaoping lo ha llevado a entrar en un círculo vicioso de antimonio. No solo ha creado incongruencias, que no agradan ni a la izquierda ni a la derecha, sino que un mayor desarrollo de esta situación amenaza con provocar el colapso del Partido Comunista.
Así que la pregunta es la siguiente: «¿Cómo puede Xi Jinping, quien desea seguir el camino de Mao del lado político y el camino de Deng del lado económico, interconectar ambos?» Sólo Dios sabe. Esto puede muy bien reflejar el dicho «Los ignorantes no temen».
*Chris King es investigador principal del Proyecto de Estudios de Medios Chinos de MEMRI.
[1] A finales de octubre del 2020, el magnate empresarial chino Jack Ma desafió al máximo liderazgo del Partido Comunista y posteriormente se le prohibió salir de China; además, la OPI de una de sus empresas fue suspendida y su Grupo Alibaba fue multado con casi $3 billones por presuntas violaciones de constituir un monopolio.