Introducción

Hace unos 100 días luego de su toma de posesión, la política exterior del Presidente egipcio Muhammad Mursi se hace cada vez más evidente. Mursi busca adoptar una política exterior diferente de la de Mubarak: más independiente y no está dictada por los Estados Unidos, mucho más vigorosa, con el objetivo de restaurar el estatus líder de Egipto en la región, mucho más equilibrado y abierto a todos los países del mundo, sin preferir un bloque determinado, y pacífico en lugar de confrontacional. En una entrevista en agosto, 2012 con Reuters, Mursi, dijo: «La política exterior de Egipto se basará en el equilibrio regional e internacional y en la apertura a todos… en un intento por transmitir un mensaje de paz y estabilidad… Nunca seremos parte en la agresión hacia nadie, y no apoyaremos a nadie que amenace nuestra seguridad o la seguridad de la región por ningún motivo. Mis palabras son dirigidas a todos, incluyendo a todos los países de la región [nuestra] política exterior se basará en la cooperación y la no intervención en los asuntos de otros». [1]

En la práctica, esta política se caracteriza por el «caminar entre gotas de lluvia»: Egipto busca tomar una postura media en los equilibrios regionales e internacionales de poder y una relación con los principales temas de la agenda regional y global. Mursi está incrementando su discurso con cautela, tratando de mantener unas relaciones correctas con todos los actores dejándole espacio a Egipto para maniobrar, para que pueda responder a las corrientes cambiantes en el Medio Oriente y el mundo.

Debería decirse que la tendencia a retrasar las decisiones y optar por la postura más segura ha sido algo típico de la Hermandad Musulmana egipcia (HM) desde el inicio de la revolución. El movimiento no se apresura a tomar posturas sobre diversos acontecimientos, sino que pone a prueba primero las aguas, y con el tiempo tiende a tomar una decisión que le permita retirarse si sus intereses y circunstancias cambiantes así lo exigen. [2] Este patrón es evidente en cuatro áreas principales:

A. La crisis siria y la rivalidad iraní-saudita: Fue tan sólo en una fase bastante tardía, cuando temió «perder el tren», que Mursi se pronunció en contra de que Bashar Al-Assad continuara gobernando en Siria, y apoyó la resolución de la Liga Árabe llamándolo a ceder el poder a su vicepresidente para establecer un gobierno de transición junto a la oposición siria. De este modo, Mursi se alineó con los países que pedían el derrocamiento de Assad, incluyendo a Arabia Saudita, Qatar, Turquía y los Estados Unidos – sin embargo, no le cerró la puerta a Irán, que apoya al régimen sirio. De hecho, Mursi incluso visitó Irán, rompiendo el congelamiento de las relaciones que habían existido desde 1979, y también incluyó (junto con Turquía y Arabia Saudita) a su iniciativa de detener el derramamiento de sangre en Siria, para disgusto de Arabia Saudita y de otros estados del Golfo.

B. El cisma Hamas – Fatah: A pesar de la afinidad ideológica de Hamas y la Hermandad Musulmana, Mursi no parece favorecer a uno u otro bando en el cisma entre palestinos. Egipto ha recibido a funcionarios tanto de la Autoridad Palestina y de Hamas, y Mursi se ha reunido con el Presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud ‘Abbas, al igual que con los líderes de Hamas Khaled Mash’al y Isma’il Haniya. Este se opone a la creación de una zona de libre comercio entre Egipto y Gaza en este periodo, y rechaza las solicitudes de Hamas para detener la demolición por el ejército egipcio de los túneles de Gaza o de aflojar las restricciones al paso de los palestinos a través de la frontera Rafah. Además, no parece haber ninguna verdad en los informes sobre la apertura de una oficina de Hamas en El Cairo.

C. Relaciones con los Estados Unidos: La política de Mursi sobre este asunto es ambivalente y va de frío a caliente. Por un lado, este quiere relaciones estrechas con los Estados Unidos y desea su continua ayuda financiera, para lo cual este transmite seguridad acerca de respetar el acuerdo de paz con Israel. Por otra parte, Mursi ha tratado de crear la impresión de un distanciamiento en las relaciones Egipto-Estados Unidos, por ejemplo visitando China antes que a los Estados Unidos, por una respuesta inicialmente débil a las violentas protestas frente a la embajada estadounidense en El Cairo el 11 de septiembre, 2012 tras la publicación de la película Inocencia de los Musulmanes, y al afirmar que, si bien Egipto no es hostil a Occidente, no es tan amistosa como lo fue durante la era Mubarak. Mursi está señalando que Egipto ha dejado de ser un aliado que los Estados Unidos puede dar por sentado, y que las relaciones con esta no son ya más relaciones de dependencia, sino que están condicionadas a que respeten sus intereses.

D. Relaciones con Israel: Aquí, también, Mursi ha adoptado una estrategia dual. En el plano diplomático, ha expresado el compromiso con el acuerdo de paz, por lo que no ha iniciado ninguna enmienda de esta o lo ha llevado a referéndum. Este incluso envió una carta amistosa al Presidente israelí Shimon Peres al nombramiento de un nuevo embajador egipcio en Israel, en el que escribió que observaba con interés el desarrollo de las relaciones amistosas entre los países. Al mismo tiempo, no se ha manifestado en contra del sentimiento antiisraelí en el pueblo egipcio. Por ejemplo, no detuvo al Guía General de la hermandad Musulmana Dr. Muhammad Badi’ de llamar al Jihad contra Israel, y participó en un rezo donde el predicador maldijo a los judíos.

Para ver el despacho en su totalidad en inglés por favor haga clic en el siguiente enlace:

http://www.memri.org/report/en/0/0/0/0/0/0/6810.htm

*L. Lavi es compañero de investigación en MEMRI.


[1] Ara.reuters.com, 27 de agosto, 2012.

[2] Esto puede verse, por ejemplo, en la postura de la HM en los juicios de miembros de organizaciones de la sociedad civil estadounidense que supuestamente recibieron financiamiento del exterior por los Estados Unidos en violación de la ley egipcia. Inicialmente, la HM evitó tomar una postura sobre el asunto a pesar de la indignación pública en Egipto. Más tarde, cuando ya no podían mantener su indecisión, la HM se unió a la campaña antiestadounidense. Sin embargo, en última instancia, de acuerdo con el acuerdo hecho entre los Estados Unidos y Egipto de sacar a los acusados estadounidenses del país antes del juicio. Para más información, véase MEMRI Investigación y Análisis No. 804, Crisis entre Egipto y Estados Unidos se agudiza por financiación estadounidense a Organizaciones de la Sociedad Civil – Parte II: Islamistas se unen a la campaña del gobierno/SCAF en contra de los Estados Unidos, 24 de febrero del 2012, y MEMRI Investigación y Análisis No. 818, Crisis entre Egipto y Estados Unidos se agudiza por financiación estadounidense a Organizaciones de la Sociedad Civil – Parte IV: Liberación de activistas estadounidenses de ONGs de Egipto – Un signo del pragmatismo creciente en la política de la Hermandad Musulmana, 30 de marzo, 2012.