En un editorial titulado «J’accuse!» en la edición del semanario Al-Ahram del 3 al 9 junio del 2010, Galal Amer montó un ataque contra el wahabismo, escribiendo que la «Campaña Wahabí» está «impulsada por formidables dinares» y «tratando de superponer una sombría topografía de sequía en una sociedad que vive junto al río». Él dice que en la actualidad en Egipto, «[de] cien mil púlpitos, se hacen llamadas a la violencia y al combate con Estados Unidos e Israel», y que como resultado «colega se vuelve contra colega y vecino contra vecino…»Este añade que «las ideas wahabí se oponen al arte, la literatura, la ciencia, la belleza, las mujeres, las minorías y a la vida misma».

Lo siguiente es el artículo, en su inglés original:

«El desarrollo social de Egipto ha estado influenciado por la lucha entre dos vientos de cambio – uno que sopla del Mediterráneo, el otro desde el Mar Rojo»

«Durante el pasado milenio o más, el desarrollo social de Egipto se ha visto influenciado por la lucha entre dos vientos de cambio, uno que sopla desde el Mediterráneo y el otro que sopla desde el Mar Rojo. Nuestra sociedad avanza sólo cuando logramos cierto «equilibrio» entre los dos, y se retrae cuando el muy buscado «equilibrio» se pierde. Durante mil años, hemos vivido sobre la suposición de que cualquier cosa del otro lado del Mediterráneo es «impura» y debe mantenerse alejada, mientras que todo lo que viene a través del Mar Rojo es «piadoso» y debe ser obedecido.

«Veo un conflicto entre la prensa escrita que la Campaña Francesa trajo consigo y la prensa que hemos experimentado a través de la «Campaña Wahabí». Este último, impulsado por dinares formidables, no sólo tiene interés en imponer sus propios valores, sino en reproducirse a sí misma en medio de nosotros (tengan en cuenta el conflicto en curso entre los sufíes y los salafistas). La Campaña Wahabí está tratando de imponer una sombría topografía de sequía en una sociedad que vive junto al río (y el impacto está a la vista, en todo desde la ropa hasta los patrones de consumo)».

«Nuestra sociedad crece cada día más y más esquizofrénica… El verdadero poder está en manos del predicador cuyos ‘edictos hacen acortar la ‘ley’

«Como resultado, nuestra sociedad está creciendo cada vez más y más esquizofrénica todos los días. Las personas pueden congregarse en los patios de las mezquitas, pero sus corazones se sienten atraídos por los pasillos de los bancos. El mismo taxista que escucha el Corán sin parar apagará el taxímetro para robarle. El mismo empleado del gobierno que solicita el soborno estar orando en su escritorio en donde deposita el dinero ilícito, que quizás incluso dona algo de ese dinero a las organizaciones benéficas religiosas.

«Los departamentos gubernamentales siguen siendo un espectáculo impresionante. El verdadero poder está en manos del predicador cuyos ‘edictos’ acortan la ‘ley’.

«De cien mil púlpitos, se emiten llamadas a la violencia y el combate con Estados Unidos e Israel – a pesar de que tenemos un «tratado» con Israel y un «océano» que cruzar hacia los Estados Unidos.

«Hacia dónde se dirige la incitación a la violencia? Cargada de tanta ira, colega contra colega, vecino contra vecino, o bien contra el hombre sentado en el asiento de al lado en el microbús. Créanme, algunos días salgo de los rezos del viernes tan enojado que podría matar al primer hombre que vea».

«Las ideas wahabí se oponen al arte, la literatura, la ciencia, la belleza, las mujeres, las minorías y a la vida misma»

«Olvídense de la pobreza, la ignorancia y las enfermedades. Éstas son dolencias antiguas que hemos sufrido desde hace miles de años sin perder nuestra cabeza. Es debido al wahabismo que nuestro juicio se ha visto empañado, que a nuestras mentes se les hayan puesto un velo, que a nuestras dagas se las haya afilado.

«Las ideas wahabí se oponen al arte, a la literatura, a la ciencia, a la belleza, a las mujeres, a las minorías y a la vida misma. Permítanme imaginar una situación en la que uno de los promotores del odio haya inventado una máquina de la muerte. Sabe ustedes qué hará? Creo que comenzara por eliminar a los judíos, luego a los cristianos, luego a los chiítas, luego a los sunníes que se le oponen. Al final, se quedara solo con su esposa, en la cima de la montaña Tora Bora. Y juntos comenzaran una nueva raza.

«A lo largo de la historia, desde la época de Moisés a la época de la última tragedia del ferry, los egipcios sólo han tenido un lugar para ahogarse: el Mar Rojo. Así que por que no mirar hacia el norte un poquito, Dios bendiga a nuestras almas, aunque sólo sea para restablecer el equilibrio».