En un artículo, el investigador palestino Dr. Khaled Al-Hroub criticó a los musulmanes en Europa por no condenar los ataques terroristas y por esta razón perjudicaron la imagen de los musulmanes. Él también argumentó en contra del construir mezquitas gigantes en Europa, diciendo que esto encoleriza a las sociedades que los acogen y es una desventaja para los musulmanes.
Lo siguiente son extractos del artículo: [1]
El silencio de los musulmanes de Europa seguidos a los ataques terroristas ha perjudicado su imagen
«Ha habido un continuo debate en G. Bretaña respecto a los planes de algunos musulmanes, a saber el Grupo Tabligh, para construir una mezquita al este de Londres que sería la más grande en G. Bretaña, si no en Europa. Informes sobre los planes de la mezquita indican que albergará a 40,000 personas, con opción a una extensión que incrementará su capacidad a 70,000 personas… Por qué insisten los musulmanes en Europa en construir mezquitas de tal extravagante tamaño? ¿Y por qué es que la edificación de tales mezquitas incita la protesta política y pública y en las sociedades que acogen a los musulmanes?
«El clima en Europa cambió a partir de los ataques del 11 de Septiembre del 2001, los atentados al metro de Madrid en el 2005, y el atentado del [2005] al metro de Londres. El asesinato del director holandés [Theo Van Gogh], quién hizo una película sobre la opresión de las mujeres musulmanas, [contribuyeron a este cambio]. Luego vinieron violentos incidentes que acompañaron la protesta contra las caricaturas danesas y el discurso notorio del papa [que ofendió a los musulmanes].
«Seguido a todo esto, [el mundo] comenzó a considerar a los musulmanes con gran suspicacia. Llegaron a ser vistos como una amenaza y una fuente de violencia. [Se dijo] que algunas de sus mezquitas eran invernaderos de terrorismo, y que menospreciaban [las bases] de la sociedad en las cuales ellos viven.
«Las imágenes de ‘religiosos’ barbudos [musulmanes] que asiduamente asisten a las mezquitas en los barrios europeos ha perjudicado severamente la diáspora musulmán… Esta gente aparece en los videos después de cada ataque terrorista, [anunciando] orgullosamente que fueron ellos quienes estaban detrás de las operaciones terroristas. Al mismo tiempo, la inmensa diáspora musulmana – [aunque] su abrumadora mayoría es pacífica y no apoya todo este terrorismo y violencia – carga con mucha de la responsabilidad por no proteger su imagen no violenta. Varios amigos me han dicho que en España, la reputación de los musulmanes sufrió seguido a los atentados en la estación de trenes, y que el silencio y la indiferencia de la diáspora [vis-à-vis con los atentados] reforzó el deterioro de su imagen.
«La diáspora musulmana no salió a defender enérgicamente su reputación y proclamar su protesta contra el grupo extremista en su medio el cual había perpetrado el ataque terrorista. El pueblo español no se dio cuenta que los musulmanes en su país no sentían ninguna empatía especial hacia ellos. [Al contrario:] el silencio de los musulmanes fue tomado como consentimiento de lo que había ocurrido.
«Lo mismo es verdad para los musulmanes en G. Bretaña, la mayoría de los cuales son individuos pacíficos – ellos permanecían callados y pasivos ante [los extremistas] quiénes están hundiendo la nave junto con sus pasajeros…»
Aquéllos que construyen grandes mezquitas en Europa deberían estar avergonzados de que el alivio del musulmán pobre a nivel mundial es financiado principalmente por organizaciones extranjeras
«[A pesar de] la creciente hostilidad hacia ellos, los musulmanes en Europa no muestran la apropiada sensibilidad requerida por las circunstancias. En cambio, actúan como si vivieran en un planeta diferente, planeando centros religiosos y mezquitas. El problema es que cada grupo musulmán en la diáspora piensa y actúa en total aislamiento de los otros grupos y sus problemas.
«Por ejemplo, el grupo Tabligh, el cual es responsable del [proyecto] de la gigantesca mezquita al este de Londres, está desconectado de la política. Es un grupo callado, no violento con un entendimiento político y social limitado: Sus miembros creen que el edificar mezquitas está obligado solo a ellos, y no en todos los musulmanes en G. Bretaña. Se olvidan que los británicos no hacen distinción entre diferentes grupos musulmanes o entre los diferentes estratos de la diáspora musulmán; más bien, ven a [los musulmanes] como una masa homogénea de hombres barbudos en largas vestimentas, y mujeres con vestimentas y su velo. [La conducta de los musulmanes] incita a la sociedad europea y promueve el racismo europeo.
«Gastando más de medio billón de dólares en la construcción de la gigantesca mezquita en Londres no ayudará a los musulmanes; [más bien], los perjudicara. Aun cuando concedamos que el edificar esas mezquitas es una prioridad tope que garantiza tal gasto exorbitante – lo cual no es claramente el caso – este dinero podría ser usado para construir muchas mezquitas en diferentes partes de G. Bretaña que no se verían como dedos adoloridos, incomodando a la comunidad circundante.
«En un momento cuando la pobreza, el hambre, la ignorancia y la enfermedad están asolando a millones alrededor del mundo, la necesidad de nutrir a la humanidad es mucho más urgente que [la necesidad] de construir mezquitas. Aquéllos que donan [dinero] para construir grandes mezquitas en Europa, promoviendo por consiguiente la islamofobia, deben sentirse avergonzados que el alivio de los musulmanes pobres a nivel mundial – en Afganistán, Darfur, Somalia, e Indonesia – es financiado principalmente por organizaciones extranjeras, algunas de ellas europeas».
Comparar las sociedades musulmanas y [europeas] respecto a la libertad de culto trae desgracia sobre [los musulmanes]»
«Algunas personas se preguntan, que pasó con la ‘tolerancia europea’? ¿Por qué los europeos no aceptan extraños? ¿Cómo puede ser que rechacen a los musulmanes y se opongan a la edificación de mezquitas? Tales preguntas están de hecho evadiendo el verdadero problema. El problema al cual [nos estamos enfrentando] es el cómo evitar la provocación en la sociedad europea, como no exagerar desplegando [los símbolos] religiosos – tales como grandes mezquitas e instituciones religiosas – y cómo abstenernos de ondearlos en público…
«Cualquier comparación de las sociedades musulmanas y [europeas] respecto a la libertad de culto trae desgracia sobre los musulmanes. ¿Deberíamos preguntarnos, En qué capital islámica se permite construir una iglesia o, digamos, un templo hindú o sikh, más grande que cualquiera de las mezquitas de la ciudad? En que estado islámico es posible comprar mezquitas y convertirlas en iglesias o templos hindú – tal como está sucediendo ahora en Europa, dónde muchas mezquitas todavía lucen una cruz que permanece desde que [la edificación] era una iglesia. ¿Disfrutarían algunos de los grupos islámicos actualmente comprometidos en construir mezquitas [y en otras actividades religiosas] en Europa de la misma libertad en sus países de origen?
«Nada de lo anterior llega a argumentar que cada europeo es puro de corazón y esta libre de islamofobia o xenofobia. El odio oculto existe, al igual que la extrema derecha con sus planes aterradores. Este sólo viene a decir que [en Occidente] la religión y las ceremonias religiosas no son el centro de la atención de todos. La mayoría de la gente no está [demasiado] interesada en la religión, y la cultura general es la del respeto por la libertad de los individuos y de grupos en comprender sus aspiraciones… [De hecho] la ley respeta y salvaguarda los intereses de [toda] la gente, incluyendo sus [intereses] religiosos, y le exige a ciertas autoridades municipales proveer la ayuda financiera para la construcción de mezquitas. «La mayor pregunta respecto a la diáspora musulmán en Europa es, por consiguiente, cuan prudente será en su manejo de las [actuales] circunstancias históricas, que exigen una extrema sensibilidad. La construcción de grandes mezquitas en las ciudades europeas no es esencial; es una provocación que perjudicará a toda la [comunidad] musulmana allí».
[1] Al-Ayyam (Autoridad Palestina), 24 de septiembre, 2007.