A raíz de la elección al parlamentario laboral holandés-marroquí de Khadija Arib, musulmana, como vocera, el diario de Londres Al-Quds Al-Arabi llamó a esta acción, en un editorial, una respuesta contundente al racismo, añadiendo que demuestra qué también los árabes y musulmanes pueden asimilarse en Occidente a pesar de su marginación allí. Comentando también estuvo el columnista del diario de la Autoridad Palestina Al-Ayyam, que lamentó el hecho de que el mundo árabe y musulmán no posee nada del pluralismo y de los valores democráticos de Occidente e Israel que permiten a las minorías y a las mujeres a que puedan ser elegidas para servir en papeles centrales.
La recién electa Presidenta del Parlamento holandés Khadija Arib (Fuente: Al-Quds Al-Arabi, Londres 14 de enero, 2016)
Lo siguiente son extractos de los artículos:
‘Al-Quds Al-Arabi’: Khadija Arib es la respuesta al racismo árabe occidental
El editorial de Al-Quds Al-Arabi dijo: «Los árabes y musulmanes despiertan cada mañana a desastres, ejércitos de ocupación, tiranía, guerras, conflictos y masacres y hambruna de todos los lados – haciendo que se sientan como si estuvieran siendo constantemente representados y que Alá les está colocando una prueba o, alternativamente, haciendo que se sientan culpables por el torrente de desastres que los aquejan.
«Desde China, Tailandia, Myanmar, Pakistán, Chechenia y Afganistán a Palestina, Irak, la gran Siria, Yemen, Egipto, Libia y en otros lugares, millones de personas huyen en camiones y barcos de la muerte, soñando emigrar al paraíso occidental. Estos se encuentran atrapados entre las amenazas terroristas que les acosan hacia su destino y el racismo que les saluda donde quiera que finalizan.
«Esta guerra interminable diaria de árabes y musulmanes explica el por qué están en una búsqueda sin cesar de una ventana de felicidad y esperanza para distraerlos de las interminables oleadas de funerales, ataúdes, muerte y duelo de procesiones. Ellos encuentran [consuelo] en un niño con talento que demuestra sus habilidades – por ejemplo, el niño sudanés que inventó un reloj que su escuela pensó era una bomba terrorista; Steve Jobs, hijo de un inmigrante sirio de Homs, el físico palestino Munir Nayfeh quien ayudó a sentar las bases de la nanotecnología; o la ingeniero estructural iraquí Zaha Hadid, la primera mujer en ser galardonada con la medalla de oro por el Royal Institute of British Architects. O incluso cuando una artista que lleva puesto un velo, tal como Nidaa Sharara, gana el concurso The Voice Arabia.
«La noticia de la elección de Khadija Arib, una parlamentaria holandesa de origen marroquí, como representante de la [cámara baja del] parlamento holandés es uno de estos informes que tocan el corazón y demuestran cómo los árabes y los musulmanes pueden encontrar su lugar en el sol a pesar de los horribles ataques a su imagen alrededor del mundo y su marginalización sistemática. Las operaciones globales de terrorismo llevadas a cabo en nombre del EIIS y otros contribuyen a este [ataque sobre ellos y su marginalización]. El espejo de este terrorismo y uno de las principales factores que contribuyen en su creación, es la derecha extremista y racista en Occidente, que vive de esta.
«Tal como era de esperarse, el líder del ala derecha racista holandés Geert Wilders, expresó rápidamente su disgusto por la elección de Khadija, llamándolo un día oscuro en la historia del parlamento holandés porque ella representa todo lo que se opone a los patrones humillantes [del pensamiento] del ala racista de la derecha respecto a los árabes y musulmanes.
«La imagen racista [de los árabes y musulmanes que Occidente] requiere es una imagen de tiranos que oprimen a las mujeres y a los niños y no pueden coexistir pacíficamente con la democracia (porque sus genes son árabes y musulmanes). Pero aquí se encuentra una mujer nacida en Marruecos que llegó a Europa siendo una adolescente, que coexiste con los organismos democráticos occidentales, quien fue elegida por primera vez como parlamentaria… y en última instancia como vocera [de la Cámara de Representantes], manteniendo al mismo tiempo su nacionalidad marroquí y orgullo en su cultura nativa.
«La ironía es que el nombre de esta parlamentaria posee un significado árabe e islámico. Khadija es el nombre de la esposa del Profeta Mahoma, y Arib es un diminutivo, o variante, de ‘Al-Arabi’. Este significado profundamente simbólico, en conjunto con su lugar de nacimiento en Casablanca…, así como también su inmigración, su asimilación y su extensa actividad en su nuevo hogar, se combinan para crear una imagen maravillosamente positiva, que muestra el cómo gente procedente de un país [musulmán] tal como el nuestro son capaces de combinar su estima a la identidad cultural de su nacimiento – no sólo una religión sino también el lenguaje, la cultura, el hogar, las emociones, los aromas, la cocina, los gestos etc. – con su afinidad por los valores, la moral y la cultura de la tierra en la que residen y cuyas leyes, sistemas y estilo de vida ellos respetan.
«Khadija Arib es prueba de que la cultura occidental y sus valores humanísticos pueden incorporar al otro – y ella es una de las mejores respuestas por nosotros los árabes y musulmanes al racismo occidental y la tiranía contra los árabes en todas sus formas».[1]
‘Al Ayyam’: ¿Cómo reaccionaría la Hermandad Musulmana si un judío fuese elegidos presidente del Parlamento de Marruecos?
Hamada Fara’aneh, columnista del diario de la Autoridad Palestina Al-Ayyam, escribió: «¿Pueden ustedes imaginarse a una mujer que sea electa presidente del parlamento jordano, o un copto elegido jefe del parlamento egipcio, o un cristiano como jefe del Consejo Nacional Palestino y del Consejo Legislativo, o un chiita como jefe del parlamento de Bahréin, o un judío como jefe del parlamento marroquí? ¿Cuál sería la reacción de la Hermandad Musulmana, o de las partes en Irán, de Hizb Al-Tahrir, de Al-Qaeda y del EIIS?
«Este es el paradigma que nos hace falta en el mundo árabe y musulmán. Lo buscamos anhelamos alcanzar dichos objetivos – y, al hacerlo, buscamos entender que los tres tipos de grupos étnicos que viven entre nosotros – los kurdos, los africanos y los amazigh, así como también los chechenos, los circasianos, los armenios y otros – son parte de nuestro pueblo y son nuestros socios en la administración del estado árabe… y que todos los ciudadanos tienen los mismos derechos, independientemente de su etnia, sexo, religión, o escuela de pensamiento.
«La izquierda, los pan-arabistas y los partidos islamistas no han podido presentar un paradigma digno de ser imitado para difundir el pluralismo y los valores democráticos en los países en los que han tomado el poder. Por otra parte, en la mayoría de los casos, no alcanzaron [sus posiciones] a través de las urnas, sino con tanques, que también les han ayudado a aferrarse obstinadamente a [su poder]. En los pocos casos en los que si llegaron al poder a través de los votos, como Hamas en Palestina, ellos [posteriormente] adoptaron la ‘victoria militar’ como medio de preservar su autocracia. Utilizaron las elecciones solo una sola vez [es decir, para obtener el poder] – y ahora se oponen a estas…
«Israel tiene algo que lo fortalece y lo ayuda a mantener una superioridad: esta provee la continuidad en el gobierno [permitiendo al mismo tiempo] al [propio] liderazgo cambiar y que nueva sangre sea bombeada a las venas de sus instituciones, aceptando los resultados de las elecciones [que se llevan a cabo] regularmente y de forma secuencial.
«En todos los regímenes árabes, existe una ausencia de pluralismo, de expansión sobre la base de colaboración, continuidad del mandato y de aceptación a los resultados de las elecciones. Esta enfermedad, con su impacto y sus ramificaciones, no se detiene en las fronteras del estado árabe oficial, así se trate de una monarquía o una república. Este afecta a los líderes del ala izquierda, a los pan-arabistas y a los partidos islamistas, que permanecerán en el poder hasta que se mueran.
«Esta es la razón del fracaso, la regresión, la erosión y la incapacidad [de adoptar] los valores de esta nueva era y sus exigencias. Es una de las razones del fracaso de la Primavera Árabe, por su colapso y por su viraje hacia la violencia y el terrorismo».[2]
[1] Al-Quds Al-Arabi (Londres) 14 de enero, 2016.
[2] Al-Ayyam (AP) 17 de enero, 2016.