«Sólo ahora está comenzando. El día de regocijo para los pueblos de la región se está acercando… El mundo está al borde de grandes cambios, y la victoria de los musulmanes sobre los agresores es inminente».
Presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad, IRNA, 18 de julio, 2006

La actual crisis en el Medio Oriente ha estado fermentándose durante meses en dos niveles diferentes – el de las armas atómicas y el convencional – y en tres escenarios: el local, regional, y el global.

Sin importar si la crisis continúa y se expande o es detenida y arreglada temporalmente – esta contiene ya las semillas para hacer surgir un nuevo orden en el Medio Oriente, así como también el potencial para una confrontación global. En este nuevo orden, los aliados tradicionales de los Estados Unidos – Arabia Saudita y Egipto – están a punto de perder su superioridad regional al aliado de Rusia, Irán. Rusia está retomando posiciones en si misma vis-à-vis con los Estados Unidos como una superpotencia altamente influyente en el Medio Oriente así como también en Europa, dónde es el primer proveedor de petróleo y gas natural.

El nuevo orden que surge en el Medio Oriente regresará las relaciones Este-Oeste a un modo competitivo recordativo de la rivalidad de las superpotencias durante la época de la Guerra Fría en los teatros familiares del Medio Oriente y Europa.

En la actual crisis, Israel y los Estados Unidos se están restringiendo a si mismos a la plaza regional y al nivel convencional, mientras que Irán y Rusia están actuando en todos los niveles y en todos los escenarios, y están haciendo logros significativos en todos los frentes.

Trasfondo y desarrollo de la crisis

La asunción del Presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad al poder marcó el principio de la «Segunda Revolución Islámica». [1] Ahmadinejad y sus partidarios conservadores extremistas (el establishment religioso, la Guardia Revolucionaria, los Basij, y los políticos afiliados a ellos) crearon un centro de poder que se esfuerza por promover significativamente la posición de Irán como un poder regional, acelerando principalmente el desarrollo de las capacidades nucleares y misilisticas.

A lo largo del último año, Occidente ha intentado verificar este desarrollo, pero sin ningún efecto. El obstáculo principal en formar un frente diplomático contra los esfuerzos de Irán en obtener armamento nuclear ha sido Rusia, que se ha opuesto persistentemente y todavía se opone, a la imposición de sanciones sobre Irán.

En las últimas semanas y meses, Occidente ha acelerado la presión sobre Irán en este aspecto, y el 6 de junio incluso se le presentó a Irán con un ultimátum: o este acuerda en detener el enriquecimiento de uranio a cambio de los paquetes incentivos, o el expediente nuclear de Irán será enviado de vuelta al Concejo de Seguridad de las Naciones Unidas – un paso que abriría la posibilidad de imponer sanciones sobre Irán, e incluso quizás otras medidas punitivas.

Mientras las presiones occidentales aumentaron, las amenazas de Irán contra Israel y los Estados Unidos, y a veces contra Europa también, aumentaron en su severidad. El 16 de junio, se informó que un pacto militar había sido firmado entre Irán y Siria, en el que Irán acordaba defender a Siria contra un ataque israelí, en el financiar la compra de armas de Rusia, China, y de Ucrania a Siria, y en proporcionarle al ejército sirio con artillería y municiones, vehículos militares, y misiles iraníes. Siria, por su parte, acordó en extender sus acuerdos anteriores que permiten a vehículos de carga iraníes entregar armas al Líbano atravesando Siria sin restricciones. Además, los ministros de defensa iraní y sirio decidieron establecer una oficina conjunta de enlace y en mantener canales de comunicación abiertos en asuntos militares y de seguridad. En una conferencia de prensa seguida a la firma, los ministros de defensa declararon que el acuerdo establece «un frente conjunto [iraní-sirio] contra las amenazas israelíes», y que «Irán considera la seguridad de Siria como la suya propia». Al mismo tiempo, el editor del diario conservador iraní Kayhan, el cual está afiliada al Líder Supremo de Irán Ali Khamenei, llamó repetidamente a tomar acciones contra objetivos comerciales y diplomáticos «sionistas» a lo largo del mundo.

El 2 de julio, la organización Hamas, que recibe un apoyo significativo de Irán (y de Siria), llevó a cabo un ataque en tierra israelí en el que secuestró a un soldado israelí y mató a otros dos. La respuesta de Israel fue relativamente restringida, y el incidente no se desarrolló en una crisis.

El 12 de julio, el Secretario del Concejo de Seguridad Nacional Iraní Ali Larijani, quien está a cargo del expediente nuclear de Irán, fue obligado a celebrar la reunión con Javier Solana (que había podido evadir una semana antes.) En la reunión, repitió la posición de Irán de que sólo dará su respuesta al ultimátum el 22 de agosto del 2006. En respuesta, Solana anunció, en nombre de los «5+1», que el expediente nuclear iraní sería enviado de vuelta al Concejo de Seguridad. Larijani luego regresó de Bruselas al Medio Oriente, aterrizando en Damasco para una reunión con el Presidente sirio Bashar Al-Assad.

Ese mismo día – el 12 de julio – Hizbullah llevó a cabo un ataque en tierra israelí en el cual secuestró a dos soldados y mató a varios. Esta vez, Israel respondió con una masiva fuerza, y la crisis local convencional actual fue encendida.

Rusia y el programa nuclear iraní

La Cumbre de los G8, convocada para el 15 de julio del 2006, fue para discutir el programa nuclear iraní y los pasos a ser tomados contra Irán. En vísperas a la cumbre, el Presidente ruso Vladimir Putin declaró que «colocar excesiva presión sobre Irán respecto al asunto nuclear [sólo] conduciría a un camino sin fin».

Debido a la presión rusa por una parte, y a la intensificación de los ataques de Israel a su respuesta al ataque del Hizbullah por la otra, la crisis del Medio Oriente fue presentada en la agenda de la cumbre, y subsecuentemente se convirtió en el tema más importante en la agenda.

En las discusiones sobre el programa nuclear de Irán, Rusia defendió consistentemente los intereses de esta y expresó repetidamente oposición a ejercer presión sobre Irán, exigiendo que una solución sea alcanzada sólo por medios diplomáticos. El Ministro del Exterior ruso Sergei Lavrov incluso defendió el derecho de Irán a diferir su respuesta hasta fines de agosto. Es más, los portavoces rusos no sólo defendieron a Irán sino también a sus protegidos, Hamas y el Hizbullah, y Lavrov fue más lejos para decir de que «no existe ninguna evidencia de cooperación iraní con el Hizbullah». (Debería hacerse notar que Rusia no incluye al Hizbullah y a Hamas en su lista de organizaciones terroristas). Rusia se posicionó así misma como la superpotencia que patrocina el bloque Irán-Siria-Hizbullah-Hamas.

Mientras le daba a Irán un determinante apoyo sobre el asunto nuclear, Rusia tuvo la voluntad de cooperar con los otros miembros del G8 en resolver la crisis local Hizbullah-Israel (en cooperación con Irán y Siria…).

Estados Unidos se salió con la suya en la declaración final del G8 que endosó la posición americana respecto a la resolución de la crisis local (es decir, el retorno de los soldados secuestrados). Pero en lo referente a las presiones sobre Irán a dejar su programa nuclear, los Estados Unidos perdieron, ya que la presión rusa a la cumbre y la presión iraní en tierra (vía Hizbullah y Hamas) obligaron a la cumbre del G8 a poner de lado este asunto. El Presidente Bush incluso expresó su satisfacción sobre del acuerdo general del G8 respecto al manejo de la crisis local (e.d. el consenso de que los soldados israelíes deben ser liberados), a pesar del hecho que, respecto al asunto nuclear global, Estados Unidos fue penosamente apaleada.

Rusia está intentando ahora capitalizar su éxito en la cumbre y mejorar su estatus global convirtiéndose en un mediador regional en la crisis local – con el apoyo de los americanos. Para lograr esta condición, tiene la firme disposición de hacer esfuerzos verdaderos para resolver la crisis; el diputado del ministro del exterior ruso ya ha partido para una visita a Siria, Líbano, Palestina e Israel a «encontrar una manera de acabar la tensión y la confrontación en el Medio Oriente». Esto, inclusive mientras el apoyo consistente de Rusia al programa nuclear de Irán aumenta severamente la amenaza a la existencia del Estado de Israel.

Irán seguido a la Cumbre de los G8

Gracias a la crisis local y al apoyo de Rusia, Irán ya ha tenido éxito en hacer logros significativos a nivel regional y global – en lo nuclear así como también en las esferas convencionales. Ha salido ilesa de la cumbre de los G8, las presiones sobre esta han sido diferidas por ahora y puede continuar enriqueciendo uranio sin la interferencia americana o europea.

La insistencia de Irán en diferir su respuesta a la propuesta europea hasta el 22 de agosto significó comprar otra ronda de conversaciones con los europeos (sin la intervención americana). Esto le daría a Irán unos meses de más para desarrollar su programa nuclear, después del cual podrá anunciar una actualización significativa en su estatus nuclear (en términos al enriquecimiento de uranio, el desarrollo de misiles o incluso el desarrollo de un arma nuclear.) Según informes en los últimos días, el Presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad planea hacer un anuncio sobre este asunto.

Todo estos desarrollos deberían verse como otra etapa en los esfuerzos de Irán para crear disuasión vis-à-vis con Israel, incluso antes de que logre la capacidad independiente de ciclo de combustible nuclear. Tal como MEMRI señaló hace dos años en su análisis sobre la orientación estratégica de Irán, esta disuasión consiste en varios componentes, incluyendo el establecimiento de capacidad misilistica balística (los misiles Shihab), y el suplir misiles de gran alcance (con un rango de 250 a 350 kilómetros) al Hizbullah en el Líbano.

A nivel regional, Irán – con la ayuda de sus agentes, Hamas y el Hizbullah – ya se ha convertido en un poder regional que los aliados tradicionales de América (Arabia Saudita, Egipto, Jordania y algunos de los estados del Golfo) temen pero son incapaces de oponer. Es probable que, en el futuro, a Irán se le unan otros países árabes como Sudán, Yemen y Qatar que, a través de su canal de televisión Al-Jazeera, está ya incrementando la influencia de Irán entre las masas musulmanas.

* Y. Carmon es el Presidente de MEMRI; A. Savyon es Director del Proyecto de Medios de Comunicación de Irán en MEMRI; y N. Toobiyan y Y.Mansharof son compañeros de Investigación del Departamento de Estudios Iraníes en MEMRI.


[1] MEMRI Investigación y Análisis No. 253, «La ‘Segunda Revolución Islámica’ en Irán: Lucha de Poderes en la Cima», por A. Savyon, 17 de noviembre, 2005: http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=archives&Area=ia&ID=IA25305.