El primer viaje del presidente Biden al Medio Oriente como presidente de los Estados Unidos esta semana después de 18 meses en el cargo ha generado intensa cobertura, particularmente en la etapa saudita de su viaje. Se han escrito muchos análisis profundos, pero tal vez un medio de comunicación marginal de derecha lo dijo de manera más breve y clara: «Biden en camino a Arabia Saudita por petróleo y ser servil». [1] Un titular algo exagerado y no-totalmente exacto, pero tampoco del todo incorrecto.

El crudo y el servilismo seguramente estarán en el tope de la agenda, pero el viaje es mucho más que eso. El viaje de Biden no solo se produce a raíz de los comentarios que este realizo sobre Arabia Saudita en la campaña electoral: «Yo dejaría muy en claro que no les vamos a vender más armas a ellos, de hecho íbamos a hacerles pagar muy caro y convertirlos, de hecho, en los parias que son. Existe muy poco valor social compensatorio en el actual gobierno de Arabia Saudita».[2]

El viaje tampoco se encuentra solo dentro del contexto de las acciones anti-saudíes tomadas por la administración Biden casi inmediatamente desde el comienzo a principios del año 2021, desde los houties en Yemen hasta el desclasificar los archivos del asesinato de Khashoggi y el detener la adquisición de armas ofensivas. Tampoco se trata principalmente del intento por parte de la administración Biden de realizar un nuevo acuerdo nuclear con Irán que recompensaría al régimen anti-saudita en Teherán, un punto muy delicado durante mucho tiempo para los estados del Golfo.

Se trata de todo esto y más, el sentido que se remonta a la administración Obama, de la que Biden formó parte, de que Estados Unidos se ha convertido en un aliado caprichoso y poco confiable, que alberga una enemistad predeterminada hacia sus aliados árabes tradicionales, especialmente hacia Arabia Saudita.[3] Aparte de las sutilezas por las declaraciones diplomáticas y oficiales, que siempre serán corteses y positivas, lo que los aliados árabes de los Estados Unidos se dicen unos a otros sobre la política de este a menudo no se puede publicar. Lo que se puede decir a veces se canaliza a través de terceros, tales como una reciente columna del iraquí Ali Al-Sarraf en un diario propiedad del Golfo árabe, “la mera idea de darle la bienvenida a Biden es ya preocupante y la idea de escucharlo es repelente. Uno puede imaginar que millones de saudíes sentirán repulsión por la mera idea de que sus pies toquen su suelo, sin mencionar las tonterías que este puede decir».[4]

El estudioso y comentarista emiratí Dr. Abdul Khaleq Abdullah (graduado de Georgetown y de la Universidad Americana) fue más diplomático pero quizás más devastador en una «Carta dirigida al presidente estadounidense de un académico emiratí» presentada el 7 de julio en CNN en árabe. El Dr. Abdullah le advirtió al presidente Biden que los estados del Golfo Pérsico, «algunos de cuyos líderes tienen la edad de sus hijos o nietos», ahora «tienen la confianza para decirle no a Washington». Estos estados tienen «sus propias agendas nacionales y sus propias prioridades geopolíticas diferentes a las de Washington», estos poseen otras opciones y los estados del Golfo de hoy no son los estados que fueron en el siglo 20. Este advirtió contra la tal «platica aburrida sobre los derechos humanos y democracia», ya que «Estados Unidos no es para nada convincente cuando habla sobre este folio» y el modelo estadounidense ha perdido ya su brillo luego de la agitación interna de los últimos años.[5]

Y aunque los estados del Golfo Pérsico son lo bastante únicos en abundancia de petróleo, gran parte del discurso de Abdullah y otros sobre la necesidad de que Washington modere su enfoque y ajuste sus políticas ante las nuevas realidades se repite en todo el mundo en otros estados potencias emergentes de mediano a más grandes, desde Brasil hasta Turquía a India.

Hubo una época en el que Washington podía dar férreas garantías tras bambalinas (y recibirlas por igual) a estos regímenes, mientras que Washington podía luego darle el vuelco que quisiera a las audiencias más crédulas en casa sobre la esencia de estas reuniones. El mundo es más pequeño ahora y los estados del Golfo no necesitan de ninguna ayuda para averiguar lo que «un alto funcionario de la administración» o «fuentes de la Casa Blanca» le dicen a los medios de comunicación Politico o al Washington Post sobre tal visita. Los altos funcionarios de la región son lo suficientemente maduros como para diferenciar entre engaño y realidad, pero el hecho de que el discurso tóxico de Washington, especialmente el proveniente de las administraciones de Obama y Biden, se desarrolle en público complica más las cosas. ¿Será suficiente un arrepentimiento privado plausiblemente negable para equilibrar los repetidos insultos públicos? ¿Sería, por ejemplo, un cambio radical en la política estadounidense de apaciguamiento hacia Irán, por improbable que sea en los próximos días, lo suficiente como para superar años de desconfianza y amargura? El Dr. Abdullah señala que Biden no viene como héroe, este viene porque se vio obligado a hacerlo. Biden es visto como «tortuoso» pero «falto de inteligencia», a menudo una combinación muy lamentable en la región.[6]

Tal como lo han señalado varios expertos, la declaración de la Casa Blanca (y los comentarios posteriores realizados por el propio Biden) anunciando el viaje intentaron distanciar al presidente estadounidense del elemento clave en la etapa saudí ante la visita al Medio Oriente, siendo este la interacción con el príncipe heredero a la corona saudita Muhammad bin Salmán (MBS).[7] El comunicado de prensa solo menciona al padre de MBS, el rey Salman, de 86 años de edad y Biden señaló que asistirá a dos de las reuniones en Arabia Saudita, una reunión regional del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) (CCG más Egipto, Jordania e Irak) y una reunión con el rey y sus asesores. Biden dijo deliberadamente que su viaje «no tiene nada que ver con Arabia Saudita, es en Arabia Saudita».[8]

A la Casa Blanca le gustaría evitar un escenario tal como la fotografía que ilustra este artículo, una repetición de un MBS sonriente y triunfante quien le da la bienvenida a un Erdogan sombrío y arrepentido.[9] Los funcionarios estadounidenses bien pudieran pensar que Estados Unidos no es Turquía y que Estados Unidos no se encuentra en la situación desesperada en la que se encuentra hoy el hombre fuerte de Turquía. Tal sesión fotográfica sería profundamente satisfactoria para el bando saudita y probablemente vergonzoso para un presidente estadounidense aparentemente acosado por todos lados por problemas más allá de su capacidad para resolverlos.

La mayor de las «peticiones» de Estados Unidos bien puede ser sobre la producción de petróleo como una forma de frenar la capacidad de guerra al villano del día para Occidente, la Rusia de Putin. Un ejecutivo del área petrolera del Golfo muy bien ubicado me dijo recientemente que Arabia Saudita ya está bombeando muy por encima de sus límites OPEP-Plus. Otros estados del CCG pueden agregar algo más, pero a corto plazo nadie puede compensar un corte potencial en el petróleo ruso (una recesión global es la forma más segura de reducir la demanda de petróleo, perjudicando a Rusia pero también a los estados del Golfo junto a todos los demás).

El mejor resultado posible puede ser que se den pequeños pasos graduales, bastante fríos y medidos, que los Estados Unidos le brinden a sus aliados árabes garantías renovadas que pueden o no cumplirse en su totalidad pero que se consideren sinceras, que revierta algunos pasos relacionados con al tema sobre seguridad tomados contra los aliados árabes, en parte o en su totalidad y que los estados del Golfo ofrezcan incrementar la producción algo pero no tanto como lo desea Washington junto a mejoras en lugar de soluciones.

Biden también puede intentar parecer que se están logrando progresos en las carteras palestino-israelí o acuerdos Abraham (un término que su administración evitó incluir inicialmente debido a su conexión con la Administración Trump).[10] Con suerte, ningún alto funcionario de la administración se verá tentado a alardear en mantener distancia con el futuro rey de Arabia Saudita y aceptar fácilmente la realidad política.[11] El punto más bajo de las relaciones de los Estados Unidos con sus aliados árabes no fue alcanzado de la noche a la mañana, este tomó muchos años de trabajo duro y destructivo y no se revertirá por completo en un breve viaje, sin importar las promesas que se hagan al respecto. Un abrazo al estilo turco estaría bien, pero los gobernantes árabes están más allá del falso brillo de las superficialidades desligadas por la dura realidad política, ya sea que provengan de Washington o de cualquier otro lugar.

*Alberto M. Fernández es vicepresidente de MEMRI.


[1] Ussanews.com/2022/07/07/biden-going-to-saudi-arabia-for-oil-and-groveling, 7 de julio, 2022.

[2] Theintercept.com/2019/11/21/democratic-debate-joe-biden-saudi-arabia, 21 de noviembre, 2019.

[3] Véase la serie de MEMRI Despacho Especial No. 10045 – Prensa saudita ante la visita de Biden y la cumbre con líderes regionales: Esperamos respuestas satisfactorias respecto a Irán; si Estados Unidos decepciona, tenemos aliados alternos, 28 de junio, 2022.

[4] Véase la serie de MEMRI Despacho Especial No. 10032 – Artículo en diario emiratí en Londres: Sería mejor que el presidente Biden no visite Arabia Saudita; Estados Unidos es un aliado muy desleal, hipócrita y codicioso, 22 de junio, 2022.

[5] Arabic.cnn.com/middle-east/article/2022/07/06/abdulkhaliq-abdullah-message-biden-gulf, 6 de julio, 2022.

[6] English.alarabiya.net/views/2022/07/07/Biden-s-devious-rhetoric-on-Saudi-Arabia, 7 de julio, 2022.

[7] Whitehouse.gov/briefing-room/statements-releases/2022/06/14/statement-by-press-secretary-karine-jean-pierre-on-president-bidens-travel-to-israel-the-west -bank-and-saudi-arabia, 14 de junio, 2022.

[8] Msn.com/en-us/news/world/biden-again-tries-to-distance-himself-from-saudi-crown-prince-mohammed-bin-salman/ar-AAZ2UJk, 30 de junio, 2022.

[9] English.alaraby.co.uk/news/turkeys-erdogan-meets-saudis-mbs-develop-relations, 29 de abril, 2022.

[10] Washingtoninstitute.org/policy-analysis/getting-israeli-saudi-deal-tiran-and-sanafir, 7 de julio, 2022.

[11] Alishihabi.com/articles/muhammad-bin-salman-is-here-to-stay, 25 de julio, 2019.