Hace un año, el antifaz ruso de no-hostilidades hacia Israel aun se encontraba en su lugar, en la forma de una coordinación estratégica con Israel respecto a los bombardeos de este último sobre Siria. Esto le permitió ocultar de que estaba totalmente de parte de los enemigos de Israel: Siria e Irán. Incluso cuando se abstuvo de tratar de evitar que Israel bombardee objetivos iraníes en Siria, como si hubiese podido de alguna manera evitarlo, al mismo tiempo permitía y patrocinaba la expansión de Irán hacia Siria.

Un artículo que escribí hace un año presento las crudas realidades respecto al apoyo de Rusia a la expansión de Irán en Siria a expensas de la seguridad nacional israelí.[1] Este afirmó que la presencia de las fuerzas iraníes en Siria constituía una amenaza existencial para Israel. Adicionalmente este explicó, para el beneplácito de aquellos que no podían concebir a Putin tan anti-israelí, después de todo, hizo del Primer Ministro israelí Netanyahu su invitado de honor en el desfile del Día de la Victoria de Moscú en la Plaza Roja en mayo, de que esto no era nada personal en contra de Israel pero, tal como dicen en la Mafia, eran solo negocios conectados a la rivalidad de Rusia con los Estados Unidos. En realidad, la coordinación estratégica entre Israel y Rusia a los bombardeos israelíes solo sirvió a los intereses rusos: Israel declaró que continuaría con los bombardeos sin importar sus consecuencias y una escalada militar entre Israel y Rusia solo pudiera llevar a los Estados Unidos a una lucha cuerpo a cuerpo y exponer a Rusia como solo un poder regional sin rivalidad para los Estados Unidos.

Tras el derribo el 18 de septiembre de un avión Ilyushin-20 por misiles sirios, el antifaz ruso se desprendió y el verdadero rostro de su política anti-israelí fue revelado en su totalidad. De hecho, Putin primero intentó ocultarlo absteniéndose de culpar absolutamente a Israel por la tragedia. Pero pronto se unió a sus subordinados y culpó a Israel anunciando que Rusia equiparía a Siria con sistemas de misiles S-300 que, entre otras cosas, protegerían a las fuerzas iraníes en Siria de posibles ataques por parte de los israelíes.

Ahora el panorama se ve con mayor claridad: los rusos, que originalmente habilitaron y patrocinaron la expansión iraní en Siria como medida anti-Estados Unidos, ahora también protegerán a los iraníes en Siria de posibles ataques israelíes. Esto constituye un acto de guerra no declarado contra Israel por parte de un enemigo, refiriéndose a Rusia, ya que no serán los sirios quienes operen los S-300 contra aviones israelíes, porque aún se enfrentan a un largo trayecto de aprendizaje para lograr hacer esto; serán, por un tiempo indeterminado, los oficiales del ejército ruso.

Pero al Rusia equipar a Siria con los S-300 y su inevitable operación por parte de los oficiales rusos contra aviones israelíes, los rusos se arriesgan a una gran debacle militar y tecnológica. Aprenderán, si aún no lo han hecho de la tragedia de Ilyushin, de que la tecnología israelí-estadounidense es muy superior a la de Rusia y eso no solo es para los S-300 que ahora son enviados a los sirios, sino también para los S-300 y los S-400 que Rusia ya poseen en Siria para su propia defensa. Quizás solo una investigación militar rusa interna pueda mostrar lo que estos sistemas hacían cuando el Ilyushin fue derribado.

El Ministro de Defensa ruso Sergey Shoygu, rechaza la versión israelí de los acontecimientos, según la cual los aviones israelíes ya estaban de vuelta sobre Haifa cuando el Ilyushin fue derribado. Los rusos argumentan que la imagen del radar muestra a un avión israelí que utiliza al Ilyushin como escudo protector. Una posible explicación a esto, revelada por el diario israelí Haaretz, es que la imagen en radar disponible para los rusos no era real, sino que fue producto de la guerra electrónica de Israel. Dado que esto seguirá siendo parte de cualquier futuro bombardeo israelí, los avanzados sistemas de defensa de misiles rusos ya no serán comercializables. Quizás esta es la razón por la que los rusos, al anunciar que entregarán S-300 a Siria, anunciaron simultáneamente su disposición a negociar con los Estados Unidos sobre estas entregas, para evitar cualquier posible conflicto con Israel y sus ramificaciones.

El verdadero rostro de Rusia se ha desvelado no solo en la esfera militar/estratégica, al proveerle a Siria las plataformas S-300, sino también por regresar al antiguo antisemitismo ruso/soviético que ni siquiera la «relación especial» del Presidente ruso Putin con Chabad puede camuflar. El ex-embajador israelí en Rusia Zvi Magen señaló: «Los medios de comunicación culparon a Israel el día de la crisis de una manera bien organizada y repleta de elementos antisemitas. Esto no fue aleatorio».[2] Dada la verdadera política de Rusia hacia Israel, esto no debería sorprender a nadie.

Yigal Carmon es presidente y fundador del Instituto de Investigación de Medios de Comunicación del Medio Oriente (MEMRI). De 1988-1993 se desempeñó como asesor de dos sucesivos primeros ministros israelíes en el tema de la lucha contra el terrorismo.


[1] Véase la serie de MEMRI Informe Diario No. 138 – El eje Rusia-Irán: Una amenaza existencial para la seguridad de Israel: Un campanazo temprano, 23 de octubre, 2017.

[2] JNS, 26 de septiembre, 2018.