Lo siguiente son extractos de una entrevista con Riad Seif, líder de la oposición siria, que fue presentada en Al-Arabiya TV el 5 de agosto, 2011.

«No puedo imaginar algo peor que este régimen; encontrar una alternativa no es el problema»

Riad Seif: «Mi segundo encarcelamiento fue más difícil. Mi enfermedad me ha afectado más y la injusticia y el odio con que me trataron fueron indescriptibles. Me trataron cruelmente. Creo que el día vendrá en que – al igual que las palabras del [poeta sirio] Nizar Qabbani – ‘lo diré en la investigación’ de cómo me trataron inhumanamente, a pesar de mi edad y mi enfermedad.

«Su rencor y su bajeza eran… no sé cómo… nunca he sabido cómo usar las palabras de desprecio en árabe, pero esa gente es más despreciable que lo que puedan expresar as palabras.

«A pesar de todo, nuestra revolución no surge de un deseo de venganza. […]

«No puedo imaginar algo peor que este régimen. Encontrar una alternativa no es el problema. La historia nos ha enseñado que el pueblo sirio… Una alternativa no puede surgir bajo la tiranía, porque una de las principales características de la tiranía es que no permite el surgimiento de una alternativa.

«En la Declaración de Damasco, establecimos un consejo nacional, con 167 miembros, que representan la mayoría de las variedades políticas, geográficas, pan-arabistas y religiosas. Su composición refleja la sociedad siria, a un grado extenso. Nos reunimos y establecimos un consejo nacional de una manera democrática, eligiendo a nuestros líderes.

«Unos días después, arrestaron a 12 de nosotros – la mayoría de los líderes – y nos arrojaron en prisión durante dos años y medio, acusados de intentar un golpe de estado y el debilitamiento de la voluntad de la nación».

«Los sirios residentes en el extranjero… están listos para regresar en cualquier momento, con el fin de participar en la construcción de nuestro país»

«Entonces, ¿cómo puede alguien afirmar que no existe otra alternativa? La alternativa existe. Sin embargo, queremos que el clima [político] mejore, permitiendo que el potencial de los sirios sea realizado. Tenemos mucha gente con grandes capacidades, en Siria y en el extranjero. Los sirios que viven en el extranjero no emigraron con el objetivo de buscar trabajo. La gran mayoría se vieron obligados a exiliarse. Están listos para volver en cualquier momento, con el fin de participar en la construcción de nuestro país. Encontrar una alternativa no es ningún problema para un pueblo como el sirio. […]

«Todos los esfuerzos se centran en evitar la pérdida de vidas y bienes y en el cumplimiento de una revolución con pérdidas mínimas y lo más rápido posible.

«En mi opinión, no hay vuelta atrás. El pueblo sirio ha probado el sabor de su honor y de su libertad y no va a renunciar a esta, sin importar el costo. Espero que el costo no será alto y que podamos evitar el derramamiento de sangre.

«Yo creo – y soy uno de los más optimistas – que los temores albergados por algunas personas respecto a la pérdida de vidas no serán realizados en última instancia. Podemos ver que el pueblo sirio tiene demasiada conciencia como para caer en una guerra sectaria y en la trampa tendida por el régimen». […]

«Cuando salí de la prisión de Adra después de diez días, tenía plena convicción de que la revolución prevalecerá»

«No puede haber diálogo entre un verdugo y su víctima, entre un lobo y una oveja, o entre un criminal y su víctima. El diálogo podría haber tenido lugar hace diez años y de hecho, en la Primavera de Damasco, propusimos celebrar un diálogo. La respuesta del régimen fue meternos en la cárcel. Propusimos el diálogo de nuevo en la Declaración de Damasco en el 2005 y en el 2007, fuimos encarcelados de nuevo.

«Hoy, después de todos los sacrificios hechos por el pueblo sirio, creo que la palabra ‘diálogo’ entre nosotros y el régimen se ha convertido en un anatema ante los ojos de todo el pueblo sirio. […]

«Cuando voy [a una manifestación], no me veo a mi mismo como un luchador. Voy a pasarla bien. Recuerdo que cuando fui arrestado el viernes, 6 de mayo me sacaron de entre los manifestantes y me dieron una fuerte paliza. La sangre gotea de mi cabeza y mis ropas estaban manchadas de sangre. No sentí dolor. La sonrisa no abandonó mi rostro. Me arrastraron por la fuerza, mientras me golpeaban continuamente cinco o seis hombres con garrotes. Luego, vi que todo mi cuerpo estaba negro y azul, pero no sentía dolor alguno.

«Afortunadamente para mí, me llevaron por diez días a la prisión de Adra, donde conocí a cientos de personas detenidas por participar en las manifestaciones. Fue una oportunidad para mí de experimentar la tragedia del pueblo sirio. En todos los encuentros que he tenido durante estos diez días, nadie me dijo: No voy a exigir más mi libertad. Todos sintieron el deseo de ser liberados de la cárcel, no porque tenían miedo o estaban sufriendo allí, sino porque querían volver a manifestar y luchar por su libertad.

«La motivación básica de la revolución siria es el sentido de honor del pueblo, seguido por el deseo de libertad. Por supuesto, no se pueden separar los dos. Por lo tanto, cuando salí de la prisión de Adra después de diez días, tuve la plena convicción de que la revolución prevalecerá.

«Prevalecerá y no existe ni siquiera el 0,1% de duda a esto. Esos jóvenes son invencibles. Son como los primeros seguidores del Islam, que construyeron el Islam de una creencia profundamente arraigada en su derecho y en su causa». […]