Introducción
Tras la muerte del presidente iraní Ebrahim Raisi en un accidente de helicóptero el 19 de mayo de 2024 en el norte de Irán, el régimen iraní celebró elecciones presidenciales el viernes 28 de junio de 2024.
Dado que ninguno de los candidatos obtuvo más del 50% de los votos, el viernes 5 de julio de 2024 se llevará a cabo una segunda ronda de votación entre los dos candidatos principales: el reformista Masoud Pezeshkian y el ideólogo extremista Saeed Jalili (ver más abajo para más detalles sobre los candidatos).
Según el régimen, la participación electoral fue del 42%, baja desde cualquier punto de vista y comparable a la participación en las elecciones Majlis de 2024 (ver MEMRI Despacho Especial No. 11202, Elecciones en Irán 2024 – Parte III: Khamenei y los portavoces del régimen promocionan ‘gloriosas’ elecciones con una participación electoral del 41%, pero en 2001 Khamenei calificó la participación del 40% en Occidente como «vergonzosa», y agregó: «Es obvio que su pueblo no confía en su sistema político, que no le importa y que no tienen esperanza’, 14 de marzo de 2024).
«El circo electoral»[1]: El régimen parece haber triplicado las cifras de participación electoral. La participación real fue del 14%
El usuario iraní de X «Hossein» – partidario del movimiento de protesta contra el hijab «Mujer, Vida, Libertad» que surgió tras la muerte de la joven kurda Jinnah Mahsa Amini bajo custodia policial tras su arresto por no llevar correctamente el hijab -comentó sobre los resultados oficiales de las elecciones. Desde X, llamó la atención sobre el hecho de que las cifras oficiales de participación publicadas por el régimen para cada uno de los cuatro candidatos en la primera vuelta son divisibles por tres. Hossein calculó que la probabilidad de que esto suceda es inferior al 0,5% y, por lo tanto, concluyó que la participación electoral real no fue el 42% como afirmó el régimen (también bajo, pero comparable a la participación en las elecciones del Majlis en marzo de 2024), sino de apenas el 14%. La probabilidad extremadamente baja de que todas las cifras de participación electoral sean divisibles por tres indica que las cifras oficiales publicadas por el régimen fueron manipuladas y triplicadas para ocultar el hecho de que el régimen no tiene legitimidad pública.
Cabe mencionar que el régimen iraní tiene un historial de falsificación de cifras de participación electoral. El ejemplo más notable de esto fue en las elecciones presidenciales de 2009, cuando Mahmoud Ahmadinejad fue declarado presidente, con una participación del 85%, en su carrera contra el popular candidato reformista Mir Hossein Mousavi, quien era el rival personal del líder supremo iraní Ali Khamenei. Esto desató la «Protesta Verde», en la que millones de iraníes salieron a las calles para exigir un recuento.
La publicación de Hossein dice: «La probabilidad de que cinco [sic] números aleatorios sean divisibles por tres es inferior al 0,5%. La República Islámica triplicó el número de votos».
Hossein también compartió las cifras oficiales publicadas por la agencia de noticias Tasnim, que son las siguientes:
Votos totales: 24.535.185
Total de votos válidos: 23.479.026
Masoud Pezeshkian: 10.415.991
Saeed Jalili: 9.473.298
Mohammed Bagher Ghalibaf: 3.383.340
Mustafa Pourmohammadi: 206.397
El mensaje de Hossein. Fuente: X.com/AkkasNabashi, 29 de junio de 2024.
La publicación de Hossein. Fuente: X.com/AkkasNabashi, 29 de junio de 2024.
Líder Supremo iraní Ali Khamenei: «El orgullo y el honor de Irán dependen de la participación del pueblo [en las elecciones]»
Los funcionarios del régimen iraní, encabezados por el líder supremo iraní Ali Khamenei, lanzaron una campaña mediática a gran escala en la que llamaron a los ciudadanos iraníes a salir a votar como expresión de fe en la Revolución Islámica de Irán y para demostrar a los enemigos de Irán que el régimen goza de legitimidad popular.
Varios días antes de las elecciones, el Líder Supremo Khamenei destacó ante el público: «El orgullo y el honor de Irán dependen de la participación del pueblo [en las elecciones]. Espero que los iraníes participen en este gran privilegio… Cualquiera que quiera que Irán sea fuerte «debe participar en las elecciones, y cualquiera que crea en la necesidad de apoyar a la República Islámica de Irán debe dedicar mayor atención a este asunto… Aquellos que objetan, aunque sea ligeramente, a la Revolución Islámica o al régimen islámico son inútiles para ustedes.»
Khamenei incluso insinuó que la gente debería votar por candidatos que estén alineados con las ideologías del régimen y que no se sientan atraídos por Occidente y Estados Unidos. En este sentido dijo: «Cualquiera que se aferre a Estados Unidos e imagine que no se puede hacer nada en el país sin ningún favor de su parte no será un buen socio [es decir, presidente] para ustedes».
El diario Kayhan, portavoz del régimen, que elogió las elecciones como «democráticas», publicó un artículo el 27 de junio, la víspera de las elecciones, en el que afirmaba: “La participación electoral en Irán está entre las más altas del mundo entero [y] la República Islámica [de Irán] es uno de los ejemplos más claros en el mundo de una democracia religiosa. Hoy en día hay elecciones en muchos países, pero si se compara calidad y cantidad de elecciones en el mundo, vemos que la República Islámica ha trascendido significativamente a las demás… Si comparamos la participación electoral en las elecciones presidenciales en Irán con la participación electoral en los países occidentales, podemos sacar la conclusión de que la participación en Irán es mejor que en los países occidentales… Independientemente de quién gane en las elecciones de este próximo viernes, hay dos grandes ganadores: el pueblo iraní y la República Islámica».
El artículo de Kayhan también hacía referencia a la intención expresada por muchos ciudadanos pro-reformistas de boicotear las elecciones, porque sentían que sus votos no tendrían ningún impacto en la política del candidato «elegido». Al respecto, el texto decía: «Estas elecciones humillarán nuevamente [a los reformistas] que afirman que la autoridad del presidente es limitada. En los últimos años, representantes de esta corriente han llegado al poder varias veces. Sin embargo, cada vez – con falta de integridad e irresponsabilidad – han afirmado que el presidente no tiene autoridad y está controlado por ¡el ‘gobierno paralelo’!»[3]
Examinando a los candidatos
Cabe señalar que de los seis candidatos que fueron inicialmente seleccionados y autorizados por el comité del régimen responsable de las elecciones, sólo uno –Masoud Pezeshkian– es considerado reformista. Pezeshkian, ex miembro del Majlis y ministro de Salud del presidente iraní Hassan Rouhani, pidió al régimen que vuelva a comprometerse con el acuerdo nuclear del JCPOA de 2015 (que expirará en octubre de 2025, lo que hace que dicha medida sea poco realista). También pidió a las autoridades que mejoren sus relaciones con Occidente. El candidato aclaró que actuaría de acuerdo con las directivas del Líder Supremo Khamenei (sin sa declaración, su candidatura nunca habría sido aprobada). Pezeshkian contó con el apoyo de dos ex presidentes –Mohamed Khatami y Hassan Rouhani– y del ex ministro de iraní de Relaciones Exteriores, Mohammed Javad-Zarif, todos los cuales pretendían impuslar a los reformistas desencantados a acudir a las urnas.
Los otros cinco candidatos son ideológicamente conservadores. Entre ellos destacan Saeed Jalili, querido y cercano a Khamenei, y el actual presidente del Majlis, Mohammed Bagher Ghalibaf.
Jalili, de 59 años, se desempeña como representante de Khamenei en el Consejo Supremo de Seguridad Nacional y es miembro del Consejo de Conveniencia. En el pasado, se desempeñó como jefe del equipo negociador de Irán en las conversaciones nucleares. Entre 2007 y 2013 fue secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional hasta que fue relevado de este cargo por el presidente Rouhani. Se postuló para presidente en 2013 y quedó tercero, con el 11% de los votos (aproximadamente 4,1 millones de votos). También se postuló para presidente en 2021, pero abandonó la carrera para facilitar la victoria de Raisi. Jalili luchó en la guerra Irán-Irak, perdiendo su pierna derecha en el asedio de Basora en 1987, ganándose el título de «mártir viviente». Tiene un doctorado en ciencias políticas y enseña «Diplomacia del Profeta Mahoma» en la Universidad Imam Sadeq.
Evaluaciones y conclusiones antes de la segunda ronda: el presidente es principalmente una figura decorativa y no desempeña ningún papel significativo en el régimen
En la segunda vuelta de las elecciones, el régimen intentará transferir todos los votos de los tres candidatos conservadores perdedores a Jalili, aliado de Khamenei. Esto garantizará que sea elegido un representante que refleje la actitud antiestadounidense del régimen y que siga los pasos de Raisi.
Para ser claros, el presidente iraní no sigue ninguna política independiente y su papel principal se limita a la responsabilidad de los asuntos internos, incluido el tratamiento de cuestiones como las dificultades económicas, la crisis inmobiliaria, el aumento del desempleo y del costo de vida. También la visibilidad de símbolos islámicos en la esfera pública, como garantizar el uso del hiyab entre las mujeres, y otros. Dada la corrupción institucionalizada del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria (IRGC) y otros altos funcionarios, y la oposición ideológica a la importación y adopción de reformas occidentales, ningún presidente iraní, ya sea reformista o ideólogo, tiene el poder de solucionar problemas estructurales o implementar reformas económicas radicales que beneficien los ciudadanos. Además, se debe enfatizar que el programa nuclear y la política nuclear de Irán no son manejados solo por el presidente, ya que son una empresa nacional administrada por Khamenei, quien la supervisa junto con el Consejo Supremo de Seguridad Nacional y otros altos líderes iraníes.
A principios de la década de 2000, Khamenei estableció un proceso ordenado para descalificar sistemáticamente a cualquier representante de la corriente reformista de la candidatura a cargos públicos, impidiendo así que los reformistas obtuvieran representación política, desde el nivel municipal hasta el Majlis y la presidencia. También prohibió la actividad reformista, incluidos los periódicos y las organizaciones de mujeres. (Ver Apéndice para los informes de MEMRI sobre fraude electoral en Irán.)
Participación en las elecciones presidenciales iraníes
La siguiente tabla muestra las cifras oficiales de participación electoral en las elecciones presidenciales desde 2001 hasta la actualidad:
También se debe enfatizar que Khamenei y los líderes iraníes hicieron un uso inteligente de presidentes iraníes que Occidente percibe como moderados –por ejemplo, Mohammad Khatami y Hassan Rouhani– para beneficiar al régimen y sus objetivos, mientras que en casa se culpa a los presidentes de todos los males económicos y sociales de Irán. El único presidente que presentó un desafío ideológico a Khamenei y pidió una transformación específica en la actitud del régimen frente a Estados Unidos y criticó la opresión de sus ciudadanos por parte de Irán fue Hashemi Rafsanjani. Rafsanjani, el primer presidente de Irán, fue la mano derecha del fundador del régimen islámico en Irán, el ayatolá Ruhollah Khomeini, y fue él quien llevó a Khamenei al poder como Líder Supremo. Fue asesinado en 2017, aparentemente por asociados de Khamenei en el IRGC, por desafiarlo. Además, las declaraciones de Mahmoud Ahmadinejad tras su segunda victoria presidencial en 2009 – es decir, que tenía una conexión con el Imán Oculto, el Mesías chiita – constituyeron un desafío directo al papel de Khamenei como Líder Supremo de la Revolución Islámica, y condujeron a su exclusión de cualquier proceso de toma de decisiones durante y después de su presidencia.
Parece que en este momento el régimen está tomando una medida calculada para asegurar la elección del presidente que desea. Si bien Jalili no es una figura muy popular debido a sus opiniones rígidamente ideológicas (ver arriba las estadísticas de elecciones pasadas), es probable que el público apoye más a los reformistas que a los ideólogos. Además, muchos jóvenes iraníes se oponen al régimen, y muchos de ellos en los últimos años boicotearon las elecciones y se negaron a participar en el juego político, ya que se dan cuenta de que su forma de votar no tiene ningún impacto en la política del régimen.
Por lo tanto, si el régimen triplicó los resultados electorales en la primera vuelta porque teme ser percibido públicamente como ilegítimo si la participación fue aparentemente sólo del 14%, entonces no puede presentar a Jalili como vencedor. Una segunda ronda de votación entre el rígido ideólogo Jalili y el aprobado por el régimen Pezeshkian permitirá al régimen presentar a Jalili como si hubiera ganado la mayoría de los votos ideológicos conservadores, suponiendo que la participación electoral sea la misma que en la primera ronda. Sin embargo, si muchos reformistas y jóvenes acuden en masa a votar en esta vuelta –lo que no ocurrió en la primera vuelta– y votan por Pezeshkian, el régimen puede dudar en declarar ganador a Jalili, debido a su temor a protestas como la del Movimiento Verde que siguió al fraude electoral de 2009.
Por tanto, las conclusiones sobre la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Irán son:
- El gobierno continuo del régimen iraní no tiene legitimidad pública.
- La elección de la mayoría de los ciudadanos iraníes, que son en su mayoría jóvenes y reformistas, es clara: no votar, es decir, boicotear las elecciones. Esto refleja su renuencia a seguir el juego del régimen iraní liderado por Khamenei: fingir que los ciudadanos tienen una opción genuina de votar por los conservadores revolucionarios de línea dura o por los moderados pro-occidentales, que es lo que el régimen está tratando de presentar al público interno y a la comunidad internacional. En efecto, la negativa de los ciudadanos iraníes a participar en las instituciones del régimen indica que existe un entendimiento en la sociedad iraní de que el pueblo no tiene elección real entre dos opciones aparentemente diferentes sobre cómo operará el régimen.
- En este punto, la comunidad internacional está colaborando en la farsa democrática del régimen iraní, en lugar de apoyar a los ciudadanos iraníes que ya no colaboran y que la han expuesto al negarse a participar en la farsa electoral.
* Ayelet Savyon es directora del Proyecto de Estudios de Medios de Irán de MEMRI.
APÉNDICE: Informes de MEMRI sobre elecciones organizadas en Irán a lo largo de los años
Los siguientes informes presentan ejemplos de la ingeniería de las elecciones en Irán en los últimos años, junto con los procesos del régimen para establecer sus bases en la Guardia Revolucionaria, a la que Khamenei ve como una infraestructura leal al régimen y que impide a los reformistas ganar terreno en el poder y el fortalecimiento de la tendencia al boicot electoral por parte de elementos pro-reformistas en Irán:
Elecciones en Irán 2024 – Parte II: La descalificación de la candidatura del ex presidente iraní Hassan Rouhani para la Asamblea de Expertos, febrero de 2024
Elecciones presidenciales iraníes – Parte III: La descalificación de candidatos por parte del Consejo de Guardianes – junio de 2013
Novena elección del Majlis en Irán: un espectáculo con resultados predeterminados. Marzo de 2012
Las próximas elecciones presidenciales en Irán (Parte II). Junio de 2005
La ‘Segunda Revolución Islámica’ de Irán: cumplida con la elección del presidente conservador. Junio de 2005
El debate político en Irán tras las elecciones para el Séptimo Majlis. Mayo de 2004
Irán después de la reelección de Khatami: atrapado entre los conservadores y los reformistas. Agosto de 2001
[1] En particular, el hashtag más popular entre los usuarios de las redes sociales iraníes en relación con las elecciones es «circo electoral».
[2] Agencia de Noticias Tasnim (Irán), 25 de junio, 2024.
[3] Kayhan (Irán), 27 de junio, 2024.