Introducción

En Irán se está librando una batalla ideológica. El principal desafío al que se enfrenta Irán desde ocurrir la Revolución Islámica en el año 1979 es la confrontación entre tradición y modernidad.

El ayatolá Ruhollah Jomeini, líder supremo de la República Islámica de Irán desde la Revolución hasta su muerte en 1989, entendió el desafío y trató de buscar comprometerse entre estas dos confrontaciones.[1] Sin embargo, creía que cuando la modernidad se convierte en sinónimo de liberalismo e imagen de la civilización occidental, entonces esta simplemente debe ser rechazada. Jomeini afirmó lo siguiente: «Si por ‘las manifestaciones de la civilización y las innovaciones’ se entienden las invenciones y los nuevos productos y las tecnologías avanzadas que contribuyen al progreso del hombre y su civilización, la idea nunca ha sido ni será opuesta por el islam o por cualquier otra religión divina. Al contrario, el islam y el sagrado Corán enfatizan el valor de la ciencia, el aprendizaje y la tecnología. Pero si la ‘civilización y la modernidad’ deben ser interpretas de acuerdo a la terminología de algunos intelectuales profesionales que la definen como libertad para involucrarse en actos religiosos prohibidos, incluyendo la prostitución e incluso las relaciones homosexuales y similares, entonces solo puedo decir que esta idea va a ser invariablemente opuesta por todos los feligreses y las religiones divinas, sin embargo, Occidente y el Medio Oriente puede que defiendan la idea y propaguen estas mismas prácticas en su ciega adhesión al convencionalismo.”[2]

Ayatolá Jomeini (Fuente: sharghdaily.com)
Ayatolá Jomeini (Fuente: sharghdaily.com)

Jomeini y Dugin en el rehabilitar la tradición

En este sentido, las ideas sobre modernidad de Jomeini poseen afinidad con las del filósofo ruso anti-liberal Alexander Dugin, cuyas opiniones han sido aclamadas en la República Islámica. Dugin clasificó tres teorías políticas en orden de aparición que caracterizaron al siglo 20: liberalismo (la primera teoría), comunismo (la segunda teoría) y fascismo (la tercera teoría). El fascismo surgió como la última de las otras grandes teorías políticas y desapareció antes que estas y el colapso de la Unión Soviética en el año 1991 marcó la victoria del liberalismo sobre el comunismo. Así las cosas, a finales del siglo 20, el liberalismo seguía siendo la única teoría en pie. Sin embargo, Dugin cree que el mismo liberalismo se ha vuelto cada vez más decadente.

Por lo tanto, según el filósofo ruso, se necesita una «cuarta teoría política». «Si rechazamos las leyes de la modernidad tales como progreso, desarrollo, igualdad, justicia, libertad, nacionalismo y todo este legado de los tres siglos de filosofía e historia política, entonces existe una sola opción», explica Dugin sobre la configuración de la cuarta teoría política.[3]

Según Dugin, la opción a tomar es «la rehabilitación global de la tradición, lo sagrado, lo religioso… La jerarquía, más que la igualdad, la justicia o la libertad». Este explica que la modernidad y el progreso se han convertido en una ideología totalitaria, en la que ya no hay lugar para la tradición. “La idea de que solo necesitamos avanzar, esta idea vino junto con la modernidad… se nos impuso durante 300 años y se nos dijo que… el desarrollo lo es todo y todo lo que llegó antes fue malo y ahora todo es bueno Estamos programados por esta ideología totalitaria de progreso, desarrollo, liberación o mejora de los criterios materiales de la humanidad que, si bien es cierto, se convierte solo en un factor restrictivo cuando rechazamos el espíritu y cuando todo para nosotros debe ser visto como el aquí y ahora”, dice Dugin.[4]

En el caso de la República Islámica, el régimen no necesita buscar una «cuarta teoría política», ya que de hecho el islam político es ya una ideología basada en una tradición capaz de confrontar las «tres teorías políticas untas». «Estamos luchando contra el comunismo internacional en la misma medida en que luchamos contra el mundo occidental», dijo una vez Jomeini.[5] Además, para el ayatolá, si la modernidad significa seguir los obsesionados valores occidentales con la idea de que “todo para nosotros debe ser el aquí y ahora”, entonces, tal como sucedió con el “régimen Pahlavi”, la sociedad termina persiguiendo la corrupción y prostitución, como forma de corrupción moral. «Esto es lo que desean de la civilización. ¡Ellos desean este tipo de libertades! Desean la libertad que posee Occidente. Y eso significa ver a hombres y mujeres desnudos juntos… ¡Esta es la civilización que desean los hombres! Esta es una civilización que le fue impuesta a nuestro país bajo el antiguo régimen Pahlavi… Esa es la libertad que desean. ¡Ese tipo de libertad! El jugar a las apuestas y desnudarse juntos», subrayó Jomeini.[6]

Fin del relato

Al explicar las ideas de Dugin sobre la tradición y el papel de Rusia en protegerlas, el estudioso canadiense Michael Millerman escribió que Rusia «se posiciona como defensora de la moral tradicional contra la oposición posmoderna de Occidente ante los valores cristianos. Y este proclama los excesos cometidos por lo estimado como políticamente correcto en Occidente en tales áreas como la política de género, concluyendo en que el liberalismo está ‘obsoleto’. Esta orientación ideológica refleja una postura conservadora y tradicionalista, a diferencia del individualismo liberal progresista y posmoderno». [7]De la misma manera, la República Islámica también se posiciona como defensora de la moral tradicional, que considera satisfacer las necesidades de la sociedad humana. «Yo creo en el fiqh tradicional (es decir, la jurisprudencia islámica)… y yo no permito ninguna violación de ello», dijo Jomeini.[8]

A pesar de los planes de Jomeini y los esfuerzos regionales exitosos realizados, Irán no ha logrado exportar totalmente la revolución islámica al mundo y desafiar el liberalismo. Al contrario, tal como subraya Dugin, en 1991 el liberalismo se impuso a todas las demás ideologías. Después de la caída de la Unión Soviética, el politólogo estadounidense Francis Fukuyama escribió el libro «El fin de la historia y el último hombre«, prediciendo que la democracia liberal prevalecerá como orden permanente. Fukuyama tradujo el «fin de la historia» como el «fin de la evolución ideológica de la humanidad y la universalización de la democracia liberal occidental como la forma final de gobierno humano».[9] Sin embargo, Dugin opina que el «fin de la historia» no se ha materializado aún, ya que la competencia con Occidente no ha finalizado.

Sin embargo, las protestas que se suceden en Teherán han reabierto el debate sobre el fin de la historia. Recientemente, el activista iraní de los derechos humanos Masih Alinejad comparó el hiyab obligatorio con el muro de Berlín. «Si derribamos este muro, la república islámica no existirá», afirmó Alinejad.[10] Comentando su declaración, el actual líder supremo Jamenei se mostró nervioso e irritado por la analogía con el muro de Berlín, que simboliza el colapso de la Unión Soviética (por lo tanto del comunismo, definido por Dugin como la segunda teoría política) y la «victoria» del liberalismo. «La verdad salió a la luz cuando el hiyab fue comparado con el Muro de Berlín. Uno debería saber el por qué fue hecha esta comparación. Esto va más allá de la solidaridad que puede dársele a una jovencita. ¡Deberían haberlo sabido! Si es que no se dieron cuenta, ¡deben darse cuenta ahora! ¡Y si ya lo saben, entonces deben tomar una postura ahora!»[11]

Por lo tanto, si la República Islámica va a colapsar tal como lo hizo la Unión Soviética, ¿sería esto una confirmación de que el fin de la historia se va a materializar y que la democracia liberal prevalecerá como orden permanente? Las protestas iraníes son mucho mayores que simples manifestaciones contra el velo o contra la autocracia. Esta es una batalla ideológica. Si los iraníes logran derrocar a la república islámica, entonces el islam político colapsará y el liberalismo dará un paso adelante hacia su victoria final.

Conclusión

Sin embargo, muchos intelectuales en Occidente creen que los valores del liberalismo (que se ha vuelto cada vez más progresista) y los aspectos morales del mundo moderno (que ya se trasladaron a uno posmoderno) se han agotado, mostrando sus verdaderos límites y contradicciones.

En su libro, The Demon In Democracy (El demonio en democracia), el filósofo y político polaco Ryszard Legutko incluso comparó el comunismo con la «democracia liberal» actual. «No hace falta decir que todo, tanto en el comunismo como en la democracia liberal, debe ser moderno (es decir, en contra de la tradición): pensamiento, familia, escuela, literatura y filosofía. Si algo, alguna cualidad, actitud, alguna idea no es moderna, debe ser modernizada o terminará en el basurero de la historia… Ambos sistemas generan – al menos en sus interpretaciones ideológicas oficiales – un sentido de liberación de los antiguos lazos (es decir, la historia)… Ambos desean erradicar el pasado por completo o al menos verlo despojado de todo poder como objeto de relativización o escarnio… En mi país Polonia en el mismo momento en que caía el comunismo y emergía el orden liberal-democrático, la memoria se convirtió nuevamente en uno de los principales enemigos. Los apóstoles del nuevo orden no perdieron tiempo en denunciarlo como carga dañina que obstaculizaba la lucha por la modernidad”.[12]

La guerra ideológica entre la modernidad y tradición es global y en Irán se está librando una batalla muy importante. Sin embargo, si el régimen islámico colapsa, esto puede no ser la materialización del fin de la historia tal como lo describió Fukuyama. La reciente victoria electoral de Giorgia Meloni, líder de los Fratelli d’Italia en Italia, ha demostrado que los «valores tradicionales», a corto plazo, no terminarán en «el basurero de la historia».

Por lo tanto, si el pueblo iraní adopta (u Occidente le impone que adopte) ideales liberales progresistas, creyendo que se puede dejar de lado la tradición colocándoles en primer plano de la agenda política al país ideologías contrarias a la familia, espiritualidad/religión e identidad, la República Islámica (o alguna forma más ligera de esta) puede que retorne.

El pueblo iraní debe estar consciente de que, luego de la derrota de la República Islámica, se le avecina inevitablemente otra batalla: una sobre la pregunta de ¿bajo qué ideología y sistema político desean vivir y sobre qué roles respectivos de tradición y modernidad? La historia no terminará con la victoria sobre el régimen.

*Anna Mahjar-Barducci es compañera investigadora sénior en MEMRI.


[1] Adyannews.com/54236/%D8%B1%D8%A7%D8%A8%D8%B7%D9%87-%D8%B3%D9%86%D8%AA-%D9%88-%D8 %AA%D8%AC%D8%AF%D8%AF%D8%9B-%D8%B1%D9%88%DB%8C%DA%A9%D8%B1%D8%AF%D9%87%D8% A7-%D9%88-%D9%82%D8%B1%D8%A7%D8%A6%D8%AA%E2%80%8C%D9%87%D8%A7/, 9 de junio, 2020.

[2] Al-islam.org/imam-khomeinis-last-will-and-testament/testament

[3] Geopolitika.ru/en/node/63972, 17 de enero, 2017.

[4] Geopolitika.ru/en/node/63972, 17 de enero, 2017.

[5] Jstor.org/stable/3011306, junio de 1980.

[6] Adyannews.com/54236/%D8%B1%D8%A7%D8%A8%D8%B7%D9%87-%D8%B3%D9%86%D8%AA-%D9%88-%D8 %AA%D8%AC%D8%AF%D8%AF%D8%9B-%D8%B1%D9%88%DB%8C%DA%A9%D8%B1%D8%AF%D9%87%D8% A7-%D9%88-%D9%82%D8%B1%D8%A7%D8%A6%D8%AA%E2%80%8C%D9%87%D8%A7/, 9 de junio, 2020.

[7] Véase la serie de MEMRI Investigación y Análisis No. 1491 – Serie de pensadores rusos contemporáneos: Filósofo anti-liberal ruso Alexander Dugin articula ideología no oficial en Rusia: El eurasianismo, 2 de diciembre, 2019

[8] Al-islam.org/theory-justice-sayyid-ruhullah-musawi-khomeini/chapter-3-idalah-imam-khomeinis-perspective

[9] Katehon.com, 17 de enero, 2017

[10] Twitter.com/AlinejadMasih/status/1576970151211065344, 3 de octubre, 2022.

[11] Twitter.com/AlinejadMasih/status/1576970151211065344, 3 de octubre, 2022.

[12] Ryszard Legutko, El demonio en democracia: tentaciones totalitarias dentro de las sociedades libres, Encounter Books New York, 2016, pp. 8-9.