Qatar es el gran partidario de las principales organizaciones islámicas extremistas y actúa incesantemente en contra de Israel a nivel regional e internacional. Solicitar su ayuda para lograr una calma temporal en Gaza es un golpe estratégico auto-infligido, así como también una desgracia moral.
Durante décadas, Qatar ha brindado su apoyo económico y político, ya sea directo o indirecto, a todas las principales organizaciones islamistas extremistas: la Hermandad Musulmana, Al-Qaeda e incluso a las organizaciones afiliadas al Estado Islámico (EIIS). El ideólogo de la Hermandad Musulmana, el jeque Yousuf Al-Qaradawi, destacado jurista islámico conocido por sus puntos de vista antisemitas y extremistas y por justificar el exterminio de los judíos en el Holocausto, ha operado durante años en Qatar y ha disfrutado de su patrocinio. Qatar también ha albergado a otros líderes yihadistas y su sistema educativo se encuentra plagado de incitaciones al yihad y el martirio. Sus medios de comunicación, totalmente patrocinados por el estado, difunden con frecuencia las diatribas del antisemitismo y la negación del Holocausto.
En 1996, el gobierno de los Estados Unidos le informó personalmente al emir de Qatar que sus agentes habían llegado al país para arrestar a Khalid Sheikh Muhammad (KSM), un terrorista involucrado en la planificación y ejecución de ataques considerados graves en Asia quien encontró refugio seguro como empleado del departamento municipal de agua en Doha. En cuestión de horas, KSM desapareció, solo para resurgir cinco años después como el autor intelectual de los ataques del 11-S. Si Qatar no le hubiese albergado y facilitase su escape, los sucesos del 11-S pudieran no haber ocurrido. Qatar también ha apoyado durante mucho tiempo a los talibanes y el año pasado los ayudó a derrocar al gobierno afgano elegido democráticamente y tomar el control del país por la fuerza. Hoy día, hace todo lo posible para legitimar el régimen de los talibanes y asegurar la ayuda internacional para este.
El canal de televisión Al-Jazeera, propiedad y operado por el régimen de Qatar, ha funcionado desde sus inicios como vocero de las organizaciones terroristas yihadistas e incita constantemente en contra de Israel en sus transmisiones. La afirmación de que Qatar ha ayudado a mantener la calma entre los palestinos e Israel es ridícula y refleja una profunda ignorancia. En medio de los recientes enfrentamientos violentos en el recinto de Al-Aqsa, Al-Jazeera, el canal más visto en los territorios palestinos, afirmó que Israel tiene la intención de celebrar «plegarias talmúdicas» y hacer sacrificios de animales en la propia mezquita Al-Aqsa, lo que naturalmente intensificó la violencia.
Los israelíes recordarán especialmente el cómo Al-Jazeera celebró – en directo – la liberación de prisión del terrorista Samir Quntar, quien en 1979 asesinó a Einat Haran, de cuatro años de edad, rompiéndole la cabeza con una roca en playa Nahariya frente a su padre y luego lo asesinó a él también. La celebración contó con grandes elogios por Quntar, además de un gran pastel, una orquesta y fuegos artificiales.
Qatar ha hecho perdurar al gobierno de Hamás en Gaza con apoyo financiero de cientos de millones de dólares; según un informe publicado el 1 de mayo del 2022 en el diario israelí Haaretz, este apoyo totalizó $5 billones durante la última década. El gobierno israelí permite la entrega de estos fondos, aparentemente para ser entregados a los habitantes de Gaza y no al propio Hamás. Este intento de comprar tranquilidad temporal con «dinero de otra gente» le permite a Hamás desarrollar sus capacidades militares, incluyendo túneles, cohetes, drones y unidades compuestas por miles de combatientes.
Esta tranquilidad se hubiese logrado mejor a través de una inversión israelí, en forma de ayuda para el pueblo de Gaza, en lugar de financiar y armar a Hamás. Dicha inversión puede llevarse a cabo a través de organizaciones internacionales sin ningún tipo de compromiso con Hamás, a través de las decenas de miles de habitantes de Gaza que trabajan en Israel y a través de los principales actores comerciales y económicos que operan en cooperación con la economía israelí. Es cierto que no será fácil cambiar de dirección, luego de años de financiamiento a Hamás provisto por Qatar con el consentimiento de Israel. Pero, sin embargo, es posible, particularmente porque Israel cuenta ahora con el apoyo de los Emiratos Árabes Unidos, un socio de paz y aliado, capaz de efectuar el principal cambio en Gaza a los niveles político y económico. Los Emiratos Árabes Unidos son tan capaces como Qatar de invertir fuertemente en Gaza. De hecho, los Emiratos Árabes Unidos se han sentido desconcertados durante años cuando los gobiernos israelíes, uno tras otro, han preferido al enemigo, Qatar, en lugar del amigo, los Emiratos Árabes Unidos. Egipto también es capaz de brindarle amplio apoyo logístico y administrativo en facilitar este cambio; a este le complacería ver el fin del gobierno de Hamás en Gaza, ya que Hamás es una filial de la Hermandad Musulmana, el enemigo más acérrimo del régimen egipcio.
El actual gobierno israelí debería poner fin a esta política de apoyo indirecto a Hamás a través de la asistencia de Qatar, una política profundamente perjudicial para los intereses de seguridad de Israel a largo plazo. Esto es especialmente cierto ante el hecho de que Qatar es el oponente más fuerte ante los Acuerdos Abraham, a nivel regional e internacional. Además, durante el último año este ha estrechado sus lazos con el régimen iraní en todas las áreas. Aunque el propio primer ministro israelí Bennett dijo, en el punto más álgido de los disturbios en Al-Aqsa, que Al-Jazeera – es decir, el régimen de Qatar- «miente constantemente», las contradictorias declaraciones de sus voceros ante los medios de comunicación tienen como objetivo allanar el camino a una continuación de esta misma política, con la incapacidad de poder ver el daño político y de seguridad que este está causando.
La colaboración israelí con Qatar, para cualquier propósito es, más allá de todas sus consideraciones estratégicas y políticas, también una vergüenza moral y la responsabilidad de esto recae únicamente sobre el gobierno israelí.
*Yigal Carmon es presidente de MEMRI y ex-asesor contra-terrorismo de los primeros ministros israelíes.
Una versión de este artículo fue publicada en hebreo en el diario israelí Haaretz, el día 10 de mayo, 2022.