Patriarca asirio católico Mar Gewargis III, hablando en la Conferencia en Budapest

Recientemente, el gobierno de Hungría organizó su segunda Conferencia Internacional sobre Persecución Cristiana. Celebrada en Budapest y enfocada en destacar al grupo religioso más perseguido del planeta, a esta asistieron más de 650 participantes de 40 países.[1] Hungría no solo ha estado a la vanguardia de la defensa de los cristianos perseguidos, sino que le ha brindado asistencia humanitaria y de reconstrucción a estas maltratadas comunidades a través de su programa llamado Hungría Ayuda[2]

Se presentó una fascinante división cultural entre algunos de los disertantes. Mientras que funcionarios húngaros, incluyendo el Primer Ministro Viktor Orban, fueron realmente francos, incluso agradecidamente francos, sobre su solidaridad con estas comunidades mártires de correligionarios, otros oradores europeos y estadounidenses vistieron sus comentarios en un estilo de lenguaje liberal similar al de los derechos humanos, como si fuesen demasiado específicos sobre quién exactamente estaba siendo perseguido y el por qué les incomodaba.[3]

Y sin embargo, estos mismos occidentales llegaron de países donde las mezquitas locales y los sistemas de enseñanza religiosa islámica habían sido entregados a los salafistas con resultados desastrosos o donde el Directorio de Asuntos Religiosos (Diyanet) de la Turquía islamista financia y controla cientos de mezquitas, incorporándolas con la ideología religiosa favorecida por el partido gobernante de Turquía. Estos son los mismos países europeos donde se minimizan las tendencias antisemitas de ciertas poblaciones inmigrantes. Dependiendo del orador, a veces parecía como si «dos Europa» estuviesen hablando en la Conferencia de Budapest: una  caracterizada mejor por los húngaros que se identifican con uno de los pilares más importantes de la identidad europea y una que no sabe en qué cree pero que patéticamente se le ve muy ansiosa por complacer y no ofender.[4]

A tres mil millas de distancia de una conferencia internacional sobre persecución cristiana, el tema de la persecución cristiana estaba siendo desarrollado en el terreno. En el año 2018, Turquía, bajo la tutela agresivamente islamista del Presidente Erdogan, se hizo cargo de la región siria de Afrin, limpiándola de población no-musulmana (cristianos y yazidíes).[5]

A finales del año 2019, otra gran parte de Siria fue barrida de su población no-musulmana (cristianos y yazidíes) a manos de las milicias islamistas sirias controladas por Turquía. Aunque ambas acciones fueron parte de la lucha de Turquía contra el nacionalismo kurdo, los no-musulmanes pagaron caro por ello, tal como ha sucedido en los últimos años en las áreas turcas tales como Diyarbakir y Tur Abdin. Para noviembre del 2019, estas milicias árabes dirigidas por Turquía se estaban acercando a la encrucijada de la ciudad de Tell Tamer, importante lugar debido a su ubicación en la carretera M4 que conecta el noreste de Siria con Alepo al oeste.[6]

Tell Tamer que había sido una ciudad cristiana totalmente asiria, pero eso fue hace décadas. En los años 1990, esa misma población se redujo probablemente al 20% y continuó reduciéndose en las décadas siguientes. Fuera de la ciudad se extendían 30 pequeñas aldeas agrícolas que habían sido habitadas principalmente por refugiados cristianos asirios desde su fundación por la Liga de Naciones en 1935. Uno pudiera preguntarse, ¿refugiados de dónde? La respuesta ilustra, en gráfico detalle, el tortuoso siglo 20 para muchos cristianos del Medio Oriente.

Los asirios de Khabour son un pequeño grupo remanente de una población mayor que vivió durante siglos en las montañas Hakkari de lo que ahora es el sureste de Turquía. Estas eran tribus cristianas pastorales de montaña, bajo la autoridad religiosa y temporal de su patriarca, que se había establecido en la aldea Qodchanis desde el siglo 17. La iglesia patriarcal abandonada y maltratada de Mar Shalita todavía se encuentra allí, en las ruinas de Qodchanis, junto a las ruinas de más de 220 otras iglesias en la región. En 1915, atacada por las tropas otomanas y los irregulares kurdos durante la Primera Guerra Mundial, toda esta población se vio obligada a huir, una retirada en combate a través de las montañas mientras morían decenas de miles – fusil mosquetero asirio contra máuseres y artillería turca.

Los sobrevivientes del genocidio asirio llegaron a Urmia en Irán, donde una vez más se enfrentaron a una masacre a manos de los turcos y kurdos. La lectura de registros de la época recuerda nada menos que el caos del EIIS un siglo después; masacres, violaciones y esclavitud; conversión forzada; brutalidad contra los chicos menores de edad; destrucción total de las iglesias. Después de la guerra, la nueva República turca no permitió que estos asirios retornaran a su tierra natal.

Habiendo sido masacrados en la Turquía moderna y luego en el Irán moderno, estos asirios encontraron refugio precario en Irak. Pero en el año de 1933 se enfrentaron a otra masacre a manos de un nuevo ejército iraquí independiente, el primero de muchos que esta fuerza llevaría a cabo a lo largo de los años. Miles de asirios huyeron a Siria, controlada ahora por Francia.

Algunos de los descendientes de estos sobrevivientes asirios de las masacres de 1915, 1918 y 1933 fueron tomados como rehenes por el EIIS en febrero, 2015 cuando el grupo terrorista logró invadir algunas de las aldeas de Khabour. La mayoría de los 226 rehenes serían rescatados por la comunidad asiria, a gran costo, en un proceso que llevó más de un año. Parece ser que ninguno de estos pudo retornar a Siria y lo que una vez fue una población de más de 10.000 habitantes en el 2014 se redujo a menos de mil para cuando los turcos se presentaron en el 2019.[7]

Entre las fuerzas que resistieron valientemente su avance estaban explícitamente las milicias locales cristianas, tales como la Guardia Khabour y el Consejo Militar Sirio, pero estas fuerzas eran bastante modestas y estaban equipadas con armas pequeñas[8]. Incluso los kurdos sirios realizaron un acuerdo desesperado con Rusia para detener el avance turco, el asentamiento rural asirio en el puerto de Khabour pareciera ser una comunidad viable, ya que se convierte en un frente militar potencial futuro.[9]

Un feroz apego asirio a sus raíces puede garantizar la supervivencia de pequeñas comunidades urbanas en ciudades mayores como Tell Tamer y Al-Hasakeh, pero no mucho más.[10] Lo que los otomanos comenzaron hace un siglo fue continuado por el Estado Islámico y una República turca que perseguía su venganza con el nacionalismo kurdo mientras manipulaba las rivalidades de las grandes potencias.[11]

El aparente final de una comunidad que alguna vez fue próspera en Siria y la terrible condición de los cristianos del Medio Oriente generalmente es motivo de gran alarma, pero no de desesperación total. Todavía existe algo que puede ser salvado del fuego si tenemos la voluntad de hacerlo. La presencia de elocuentes y heroicos líderes en Budapest, tales como el obispo ortodoxo copto Angaelos y el patriarca asirio Mar Gewargis III, fueron testimonios de esperanza. Los  laboriosos esfuerzos (incluso por parte de Hungría, entre otros) para ayudar a los cristianos iraquíes y a los yazidíes a reconstruir sus comunidades después de la devastación realizada por el EIIS son otros – incluso cuando el destino de esas comunidades todavía está en juego ante la agitación política y la generalizada corrupción de Irak como país. La presente utopía de la región no es solo un peligro para los cristianos, sino para todos sus habitantes.

Junto a la esperanza, hubo una advertencia en Budapest. Gran parte de la discusión fue, con mucha razón, sobre las comunidades cristianas en peligro de extinción en el Medio Oriente. En cierto modo, esto hablaba de un desastre que ya había sucedido. Pero expertos y eclesiásticos de Nigeria, Sudán del Sur y Etiopía hicieron sonar la alarma sobre el tema de la limpieza étnica, la persecución religiosa y la penetración islamista/yihadista que aparentemente se acelera en una amplia franja de África a través del cinturón del Sahel y a lo largo de la costa del Océano Índico. Como gran parte del mundo – aquellos que incluso se preocupan por el tema, luchan por recoger las piezas rotas en el Medio Oriente, este inminente conflicto africano parece ser una de las grandes catástrofes del mañana.

*Alberto M. Fernández es presidente del Middle East Broadcasting Network (MBN). Las opiniones expresadas en este documento son únicamente las del autor y no reflejan necesariamente las opiniones oficiales del MBN o las del gobierno de los Estados Unidos.


[1] Catholicnewsagency.com/news/international-conference-on-christian-persecution-convenes-in-budapest-40857, 26 de noviembre, 2019.

[2] Providencemag.com/2019/12/five-things-i-learned-about-hungarys-commitment-to-the-most-persecuted-religion-worldwide-at-the-international-conference-on-christian-persecution 10 de diciembre, 2019.

[3] Ncregister.com/blog/edward-pentin/christian-persecution-in-europe-much-closer-than-many-think-warns-hungarian, 27 de noviembre, 2019.

[4] Gatestoneinstitute.org/15285/viktor-orban-persecuted-christians, 15 de diciembre, 2019.

[5] Medium.com/@_____mjb/occupation-and-ethnic-cleansing-in-afrin-a-year-without-justice-cef304fd1b54, 19 de marzo, 2019.

[6] Youtube.com/watch?v=Y1hUxRpZjOE, publicado el 6 de noviembre de 2019, consultado el 17 de diciembre, 2019.

[7] Apnews.com/2271eba367914ab5985effa3f281d042/Syria’s-tiny-Assyrian-community-celebrates-its-survival, 2 de abril, 2018.

[8] Thedefensepost.com/2019/11/14/syriac-christian-fighters-tel-tamer-ceasefire, 14 de noviembre, 2019.

[9] English.enabbaladi.net/archives/2019/12/russia-and-turkey-oversee-withdrawal-of-military-forces-from-m4-road, 8 de diciembre, 2019.

[10] Youtube.com/watch?v=2Cp53GepHew, publicado el 26 de noviembre, 2019, consultado el 17 de diciembre, 2019.

[11] Nationalreview.com/2019/10/turkey-invades-northeast-syria-christians-there-are-on-the-brink, 31 de octubre, 2019.