Este verano, hace cuarenta años, la atención de gran parte del mundo se centró en Beirut. Israel buscó acabar con el terrorismo palestino desde el Líbano de una vez por todas y fatídicamente invadió, llegando hasta la capital libanesa. Israel también esperaba facilitar la instauración de un gobierno cristiano libanés amistoso, pero su socio principal, el carismático comandante de las fuerzas libanesas Bashir Gemayel, sería asesinado por el servicio de inteligencia sirio poco después de ser elegido como presidente del Líbano y antes de que asumiese el cargo. A pesar de la clara superioridad militar de Israel, este fracasaría totalmente en sus objetivos políticos.

Cuando Israel cercó Beirut en el mes de junio del año 1982 (en realidad, la Beirut occidental de mayoría musulmana en manos de una alianza de facciones armadas libanesas y palestinas que estuvo sitiada desde el comienzo de la guerra civil libanesa en 1975) – sería uno de los momentos característicos del líder de la OLP, Yassir Arafat.[1] Este predijo que Beirut, una capital extranjera en un país que no era el suyo y que este ayudo a destruir, sería «el Hanói y el Stalingrado del ejército israelí». A finales de agosto, Arafat se fue junto a la mayoría de sus combatientes, en un acuerdo negociado por la comunidad internacional.[2] El cuartel general de la OLP sería trasladado a Túnez. Cuando se le preguntó hacia dónde iba, este respondía dramáticamente que «se dirigía a Palestina».

Esa frase «Stalingrado» pronunciada por Arafat siempre me ha quedado grabada desde que la leí hace 40 años. Esta frase dice mucho. Aquí yace, para ese entonces, el interés muy de moda de la izquierda palestina y árabe de imaginarse una revolución marxista, no es Hittin (contra los cruzados) o Khaybar (contra los judíos de Medina) o Al-Qadisiyah (contra los paganos iraníes) para nombrar solo unas pocas evocadoras batallas árabes e islámicas, sino Vietnam del Norte contra el imperialismo estadounidense y la Rusia soviética en contra del nazismo.

Por supuesto, la ciudad de Stalingrado fue destruida en la famosa batalla que lleva su nombre. El simbolismo de Beirut no fue solo una victoria militar sangrienta, sino una sensación de firmeza heroica y de supervivencia entre los escombros de una ciudad fortificada a pesar de todas las adversidades, una actitud inmortalizada por los versos del poeta revolucionario palestino Ahmed Dahbour: «Oh mundo, sé testigo de nosotros y de Beirut».[3]

Estas facciones pudieron, hasta cierto punto, florecer como parásitos dentro de un huésped, durante años en el Líbano. No sólo la OLP (la organización Fatah de Arafat) tenía su propio «estado dentro de un estado» en el Líbano, sino que también las otras facciones palestinas principales, tales como el FPLP y el DFLP, financiadas por regímenes como el de Gadafi en Libia, tenían sus propias mini-entidades equipadas con ejércitos, medios de propaganda y oficinas diplomáticas. Israel no logró sus ambiciosos objetivos de rehacer el Líbano, pero la OLP seguiría adelante principalmente como parte de un proceso que al final le permitiría regresar al territorio palestino como parte de los Acuerdos de Oslo con Israel en el año de 1993. El gran retorno fue no debido Israel; sino que fue, por causa de Israel.

Todavía existen campamentos de refugiados palestinos en el Líbano y, por supuesto, combatientes palestinos en estos, pero el verano en 1982 sería el final de una fase y el comienzo de otra. Después de haber sido derrotada por el Rey Hussein en Jordania en la forma de Septiembre Negro de 1970, la OLP se recuperó en Beirut y cada vez más se apropiaba de esta. Inicialmente vacilante en involucrarse en asuntos internos libaneses, tal es la narrativa palestina, que cambiaría con el tiempo. En 1978, Arafat revisó sus fuerzas durante un desfile militar de cuatro horas realizado en el estadio deportivo municipal de Beirut para celebrar el 13avo aniversario de la OLP. Beirut se convirtió en el «Hanói palestino» porque el Líbano era débil y no pudo evitarlo, según lo dicho por el líder de la OLP Shafiq Al-Hout. Debió haber sido Damasco, pero el régimen de Assad no iba a darles a los palestinos «el poder de decidir entre la guerra y la paz».[4]

La partida de Arafat de Beirut en el mes de agosto de 1982 es un paso conveniente de la fase palestina a los conflictos del Líbano ante lo que eventualmente se convertiría en su fase siria/iraní/Hezbolá. La fecha es más simbólica que cualquier otra cosa, Arafat intentó restablecerse en la ciudad de Trípoli, al norte del Líbano, en 1983[5] y en 1984 milicianos chiitas pro-sirios lucharon contra combatientes pro-Arafat de la OLP en la así llamada brutal «Guerra de los campamentos».[6] A diferencia del cerco en Beirut de 1982, estos sórdidos cercos no serían idealizados.

La OLP proveyó refugio seguro para los revolucionarios iraníes en el Líbano y entrenó a algunos de los primeros combatientes chiitas libaneses. Un año después de la partida de Arafat, sería una operación conjunta del servicio de inteligencia iraní y siria bajo el semblante del «Yihad Islámico» la que atacaría a las fuerzas de paz estadounidenses y francesas en Beirut. La figura clave en esta organización – una contraparte de lo que llegaría a convertirse en Hezbolá – y en el atentado a los Marines estadounidenses y los paracaidistas franceses estuvo el joven Imad Mughniyeh, el chiita libanés que se unió al Fatah de Arafat cuando este era un adolescente y sirvió en las Fuerzas 17, la propia fuerza de seguridad élite de Arafat.[7] Mughniyeh también combatió en la defensa de Beirut occidental contra los israelíes en el año de 1982 y estuvo detrás del atentado a la embajada estadounidense en Beirut en 1983, entre otros notorios ataques.[8]

El concepto de «Stalingrado de los árabes», la idea de que vale la pena sacrificar cualquier cosa por el bien de la revolución palestina es algo perenne dentro de la política árabe e islámica. No sólo se suponía que la Jordania del rey Hussein debía ser sacrificada por la causa, sino también el Líbano. El París del Oriente se convertiría en el Hanói árabe, el corazón palpitante de una revolución. Ante los ojos de Gamal Abdel Nasser, Assad, Gadafi y los palestinos, Beirut era eminentemente «prescindible» para la gran causa nacionalista árabe.

Para el año 2016, cuando Siria experimentaba su propia guerra civil, Omran Al-Zoubi, el ministro de Información del régimen de Assad, describiría a la propia Siria como el «Stalingrado de los árabes», supuestamente combatiendo entre escombros contra el «nazismo, el fascismo y contra el nuevo wahabismo de esta época».[9] Hoy día, a pesar de varios acuerdos de paz árabes con Israel, existen varios candidatos para el próximo Stalingrado árabe contra los israelíes, la próxima víctima sacrificial que será ofrecida como campos de batalla urbanos legendarios para la gran revolución.[10] Estos se encuentran en el llamado «eje de la resistencia»: en el Líbano, Siria, Yemen, Irak y por supuesto, en Gaza, todo junto a la República Islámica de Irán trabajando a través de sus agentes-estado.[11] La lista de lugares y personas prescindibles se ha ensanchado.

*Alberto M. Fernández es vicepresidente de MEMRI.


[1] Youtube.com/watch?v=kek3I1Jzb6Q, consultado el día 23 de agosto, 2022.

[2] Youtube.com/watch?v=jOZVIUbe3NQ, consultado el 23 de agosto, 2022.

[3] Youtube.com/watch?v=LwtoQHlbsyo, consultado el 23 de agosto, 2022.

[4] Youtube.com/watch?v=6phbLet_9Hs, consultado el 23 de agosto, 2022.

[5] Aljazeera.net/blogs/2019/3/29/%D8%AD%D9%8A%D9%86-%D8%B7%D8%B1%D8%AF-%D8%A7%D9%84% D8%A3%D8%B3%D8%AF-%D9%8A%D8%A7%D8%B3%D8%B1-%D8%B9%D8%B1%D9%81%D8%A7%D8%AA- %D9%85%D9%86-%D8%B7%D8%B1%D8%A7%D8%A8%D9%84%D8%B3, 29 de marzo, 2019.

[6] Stork, Joe. «La guerra de los campos, la guerra de los rehenes». Informes MERIP, No. 133 (1985): 3–22.

[7] Washingtoninstitute.org/policy-analysis/who-was-imad-mughniyeh, 14 de febrero, 2008.

[8] Jcpa.org/hizbullah-commander-imad-mughniyeh-10-years-since-assassination, 13 de febrero, 2018.

[9] Syriatimes.sy/syria-is-the-stalingrad-of-arabs, 26 de mayo, 2016.

[10] Youtube.com/watch?v=G8-3sYle8AE, consultado el 23 de agosto, 2022.

[11] Youtube.com/watch?v=FEyURTygeds, consultado el 23 de agosto, 2022.