Uno pudiera pensar que Rusia estaba atareada en diferentes temas, pero el 20 de febrero del presente año 2022, en el punto más álgido de la crisis de Ucrania, la cancillería de Sudán anunció que el vicepresidente del Consejo de Soberanía de Transición de Sudán, el teniente general Muhammad Hamdan Dagalo «Hemedti» viajará a Moscú al final de esta semana y se reunirá con el presidente ruso Vladimir Putin y el canciller Lavrov.[1] Esta es la primera visita de un alto funcionario sudanés a Rusia desde que sucedió el golpe militar el día 25 de octubre del año 2021 en Sudán que eliminó la parte civil del gobierno sudanés bajo el mando del primer ministro Abdullah Hamdok.
No es de sorprender que, dadas las actuales tensiones con Occidente sobre el tema Ucrania, Rusia haya estado ocupada contactando a antiguos y nuevos amigos alrededor del mundo, desde La Habana hasta Pekín. Sudán es hoy un amigo relativamente «nuevo» para Moscú en el sentido de que Rusia, junto a Egipto, fueron los partidarios abiertos más descarados del golpe militar en Sudán. Rusia ha tenido asesores militares sobre el terreno en Sudán desde los últimos años del régimen de Bashir.[2] Algunos de estos asesores entrenaron a las propias fuerzas militares de Hemedti.[3]
El viaje de Hemedti nos dice algunos hechos sobre Sudán. Primeramente, Hemedti continúa sintiéndose lo suficientemente seguro sobre la situación en su país como para viajar (no es su primer viaje fuera de Sudán desde su ascenso al poder en el año 2019, aunque la mayoría de estos viajes fueron a África y al Medio Oriente. Según informes, Hemedti visitó Rusia en el año 2019). A este no le preocupa demasiado que ningún rival en las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS) o en otras partes del régimen realice avances en su contra.
En segundo lugar, las consecuencias paradójicas del golpe de estado de octubre son que esta cosecha muy particular de generales posee más poder que nunca, pero también en gran medida, se encuentran aislados dentro del propio Sudán. El apoyo verdadero que posee el régimen, fuera de las instituciones militares, se limita a algunos de los grupos rebeldes de Darfur y a restos civiles del régimen islamista de Bashir. Este es un régimen con un tremendo poder coercitivo en términos de represión, pero con muy poca capacidad de gobernar. Es, para utilizar un término ruso, un gobierno siloviki, un gobierno por y para la institución militar.[4] Este parece ser un régimen militar mucho más débil que las pasadas dictaduras militares sudanesas. Otra diferencia con los regímenes militares sudaneses anteriores es el propio Hemedti, el hombre fuerte del régimen, que proviene de fuera de las fuentes de poder tribales y demográficas habituales, un árabe de Darfur al frente de lo que alguna vez fueron paramilitares salvajes convertidos en Guardia Pretoriana por el régimen de Bashir.[5] En medio de la tragedia a las ya esperanzas frustradas y la represión brutal en Sudán, el ascenso de Hemedti es un testimonio notable de su despiadada voluntad por obtener el poder.
Las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) de Hemedti también han funcionado hasta cierto punto como el propio Grupo Wagner de Rusia, mercenarios armados a sueldo, que combinan asesinatos y ganancias obtenidas por ello.[6] El Sudán de los generales de hoy se parece ahora al tipo de estados africanos que Moscú ha estado respaldando en los últimos años – cleptocracias militares golpistas y estados fallidos, aunque a menudo ricos en recursos: La República Centroafricana, Malí, Burkina Faso, Guinea. Uno de los dudosos logros del régimen de Burhan/Hemedti es «graduar» al país de ser uno de los favoritos del FMI/Banco Mundial que tenía verdaderas perspectivas de perdonar los pagos de la deuda y el crecimiento económico, a otro régimen fallido capaz de reprimir lo suficiente como para mantener el poder pero no lo suficientemente capaz de gobernar.
¿Qué puede ofrecerle Rusia a Hemedti, además de un refugio seguro personal y financiero? Rusia no es China, constructora de grandes proyectos y redes económicas. Tampoco es Estados Unidos, que todavía posee las llaves de acceso a los sistemas financieros internacionales y a sus instituciones de crédito. Rusia puede ofrecerle a Hemedti dos cosas: apoyo y asesoramiento en las maniobras políticas internas (el régimen necesita «dividir y conquistar» a la oposición y crear un gobierno títere civil mínimamente plausible ahora y después de cualquier proceso político de transición que permitan los militares). Y segundo, una versión internacional del mismo; apoyo para maniobrar en un escenario global parcialmente hostil. Moscú es un maestro en el desempeño del papel de pirómano y de bombero, en avivar los conflictos y luego ser útil para manejarlos (es cierto que los propios sudaneses bajo Bashir y otros hicieron lo mismo bastante bien, por su propia cuenta).
Moscú también puede ser útil en el mundo del «vivir bien y sobrevivir mientras Estados Unidos es su adversario», en esconder dinero y encontrar formas creativas de descubrir nuevos ingresos, en el buscar amigos y protegerse del daño potencial de los adversarios en Occidente. Una vez más, esto es algo que Hemedti, las FAR y su imperio comercial han hecho bastante bien por su cuenta hasta el día de hoy.[7] Hemedti ya ha canalizado el lenguaje utilizado por los gobernantes de Bielorrusia, Siria, Turquía y Cuba al amenazar con desatar nuevas oleadas de inmigrantes desesperados que buscan entrar en Europa.
El apoyo de Moscú tiene bajo costo político y económico para Rusia, con la posibilidad de obtener otro país satélite africano, este con acceso privilegiado al mar Rojo, uno de los supuestos seis países del continente africano que eventualmente puede contener una base rusa (antes el golpe del 25 de octubre, Sudán se había distanciado de la idea).[8] La antigua Unión Soviética tuvo aliados militares cercanos en África para ese momento y también tuvo acceso naval al cercano Yemen del Sur (tanto Adén como Socotra).[9]
El ejército sudanés gobernante aparentemente está todavía comprometido con las elecciones y con una transición democrática, pero el objetivo es claramente aferrarse a la mayor cantidad de poder posible, descargando la responsabilidad de lidiar con asuntos económicos y sociales difíciles en un gobierno civil que deja intactos privilegios militares e inmunidad. Este es un resultado que tanto Rusia como Egipto también quisieran ver en Sudán.[10] Hasta ahora, las fuerzas armadas han fracasado severamente a la hora de diseñar una fachada civil adecuada, pero se aferran ferozmente al poder. Washington duda en presionar demasiado a los militares sudaneses aparentemente por temor al caos y a acercarlos a Moscú.[11]
Junto a un juego interno muy eficaz para dividir y conquistar y una organización estratégica de aliados internacionales, el régimen militar puede obtener ganancias en lo que este más necesita – es decir, tiempo. Tiempo suficiente para aguantar y reprimir a medida en que se crea un proceso de transición sin ninguna garra democrática mientras una comunidad internacional débil y fácil de engañar es distraída con la próxima crisis regional. Si bien el heroico pueblo sudanés que sacrifica sus vidas en oposición al gobierno militar no se deja engañar, la comunidad internacional parece estar pidiendo que se la engañe a medida que se avecinan otras crisis. Tal como me dijo recientemente un ciudadano sudanés que se opone a la dictadura militar, «Estados Unidos no ha hecho mucho para castigar a los golpistas y ahora se le ve distraído por la gran rubia en Ucrania. Hemos de hecho, sido olvidados».
*Alberto M. Fernández es vicepresidente de MEMRI.
[1] Africa-press.net/sudan/policy/%d8%b2%d9%8a%d8%a7%d8%b1%d8%a9-%d9%88%d8%b4%d9%8a%d9%83 %d8%a9-%d9%84%d8%ad%d9%85%d9%8a%d8%af%d8%aa%d9%8a-%d8%a5%d9%84%d9%89-%d9% 85%d9%88%d8%b3%d9%83%d9%88, 19 de febrero, 2022.
[2] Al-ain.com/article/sudan-denies-money-russian-base-reason-delay, 26 de septiembre, 2021.
[3] Alhamish.com/%D9%82%D9%88%D8%A7%D8%AA-%D8%B1%D9%88%D8%B3%D9%8A%D8%A9-%D8%AA% D8%AF%D8%B1%D8%A8-%D9%85%D9%84%D9%8A%D8%B4%D9%8A%D8%A7-%D8%A7%D9%84%D8%AF% D8%B9%D9%85-%D8%A7%D9%84%D8%B3%D8%B1%D9%8A%D8%B9-%D9%88%D8%AA, 2 de enero, 2019.
[4] Russiapedia.rt.com/of-russian-origin/siloviki, consultado el 23 de febrero, 2022.
[5] Sudaninthenews.com/the-rapid-support-forces-a-comprehensive-profile, 29 de octubre, 2019.
[6] Codastory.com/disinformation/covid-19-in-sudan, 8 de marzo, 2021.
[7] Globalwitness.org/en/campaigns/conflict-minerals/exposing-rsfs-secret-financial-network, 19 de diciembre, 2019.
[8] Alaraby.co.uk/politics/%D8%B1%D9%88%D8%B3%D9%8A%D8%A7-%D9%88%D8%A7%D9%86%D9%82%D9 %84%D8%A7%D8%A8-%D8%A7%D9%84%D8%B3%D9%88%D8%AF%D8%A7%D9%86-%D8%A7%D9%86%D8 %AD%D9%8A%D8%A7%D8%B2-%D9%88%D8%A7%D8%B6%D8%AD-%D9%84%D9%84%D8%B9%D8%B3%D9 %83%D8%B1, 28 de octubre, 2021.
[9] Abaadstudies.org/news-59835.html#:~:text=Moscow%20was%20allowed%20to%20specifically%20set%20a%20naval,operations%20in%20the%20Indian%20Ocean%20hasta%201985.%20, 27 de marzo, 2020.
[10] Al-monitor.com/originals/2022/02/egypt-seeks-mediation-sudan, 22 de febrero, 2022.
[11] Foreignpolicy.com/2022/01/07/sudan-coup-democracy-protests-military-biden, 19 de diciembre, 2021.