Cuando Israel fue atacado por extremistas islámicos de la Franja de Gaza el 7 de octubre de 2023, decenas de líderes mundiales llamaron al primer ministro israelí Netanyahu o expresaron su solidaridad con el Estado judío de otra manera, a excepción del presidente ruso Vladimir Putin: los dos líderes no hablaron hasta el 16 de octubre.
El presidente ruso admitió que Israel –como cualquier otra nación soberana– tiene derecho a la autodefensa, pero propuso que Rusia podría convertirse en mediadora, ayudando en las «conversaciones de paz» entre la organización terrorista Hamás y el gobierno israelí. Hamás elogió la posición de Putin durante la primera semana del conflicto y aparecieron fotografías del líder ruso en manifestaciones antiisraelíes en Cisjordania. Muchos expertos que comentaron la posición del Kremlin argumentaron que los tiempos de «amistad» entre Moscú y Jerusalén han terminado.
Manifestación en Hebrón, el 20 de octubre de 2023 (Fuente: Ramallah News)
Las acciones del Kremlin son una continuación de las políticas soviéticas
El trasfondo general que podría explicar las acciones del Kremlin es su compromiso con las estratagemas (geo)políticas soviéticas. Durante décadas, la Unión Soviética se posicionó como un «amigo» de los Estados árabes, que eran vistos como naciones de orientación socialista que luchaban contra el «imperialismo» occidental.
La Unión Soviética brindó a los vecinos de Israel asistencia masiva para el «desarrollo» y armó a sus militares con su equipo más moderno durante décadas, y estos armamentos fueron utilizados varias veces contra el ejército israelí. Los líderes soviéticos admiraban a los gobernantes árabes autoritarios y, yo diría, esta simpatía nunca se agotó, excepto durante un breve período del gobierno del presidente Gorbachev.
Por lo tanto, cabe señalar que el romance de Rusia con Hamás y el «Estado palestino» son en cierto sentido una mera y simple continuación de los romances soviéticos y, por lo tanto, son muy valiosos para Putin quien –me gustaría recordarle al lector– incluso comenzó su mandato en el año 2000 con una serie de visitas oficiales a antiguos aliados soviéticos, desde Cuba hasta Corea del Norte. En este caso, Putin simplemente «restableció» los vínculos soviéticos y se siente obligado a mantenerlos y desarrollarlos: ello explica el hecho de que revitalizara las relaciones con los grupos terroristas palestinos mucho antes de convertirse en un paria internacional.
La relación de Putin con Israel refleja en muchos casos su actitud hacia los estados y movimientos árabes. La Unión Soviética no restableció sus relaciones diplomáticas a gran escala con Israel hasta octubre de 1991, cuando se convirtió en un Estado altamente disfuncional después de que muchas repúblicas nacionales, Rusia incluida, ya habían declarado su independencia (la medida se tomó en parte porque el Presidente Gorbachov deseaba participar en una conferencia de alto nivel sobre cuestiones de Oriente Medio en Madrid el 30 de octubre de 1991, que se convirtió en su último viaje oficial al extranjero).[1]
Rusia y la «cuestión judía»
Para Putin, dicha medida podría parecer uno de los muchos errores de Gorbachov, y difícilmente puede olvidar la actitud soviética hacia Israel como una actitud hacia un aliado incondicional de Estados Unidos y una fuente de muchos problemas para Moscú, resultantes de la falta de voluntad de la Unión Soviética para permitir que sus judíos se reubiquen en Israel. La lucha por la emigración a Israel parecía ser una de las partes más influyentes del movimiento disidente soviético de los años 70, por lo que los admiradores del sistema soviético no eran partidarios de Israel.
Además, la «cuestión judía» ha sido extremadamente delicada en Rusia durante mucho tiempo y muchos intelectuales soviéticos (e incluso antisoviéticos) sostenían que los judíos eran la fuente de muchos de los «problemas» de Rusia. Citaría aquí el no muy conocido libro de Alexander Solzhenitsyn Doscientos años juntos, un libro sobre la historia de los judíos en el Imperio ruso, la Unión Soviética y la Rusia moderna entre 1795 y 1995.[2]
Desde principios de la década de 1990, Israel se ha convertido en el principal destino de emigración de miles de ciudadanos rusos altamente profesionales, lo que provocó un descontento generalizado en Rusia: en esos momentos se hacían llamados para imponer un enorme impuesto monetario a aquellos que recibían educación soviética «gratuita» y decidían dejar Rusia para ir a otro país. Yo diría que, dado que Putin se crió en la tradición soviética con antecedentes en la KGB, es posible que comparta puntos de vista antisemitas que estaban profundamente arraigados en la conciencia soviética.
Yo agregaría aquí que parece que el presidente Putin tiene muchas actitudes antijudías personales, que pudo alimentar durante su vida, derivadas del hecho de que la mayoría de los «oligarcas» rusos, a quienes culpaba de los problemas que enfrentaba Rusia, en la década de 1990, eran judíos hasta el punto de que el actual presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, también es judío.
Más recientemente, Putin abordó el tema aún más a menudo, mencionando que no se puede confiar en los judíos rusos ya que tienen una doble lealtad. Hace varias semanas, mencionó cómo Anatoly Chubais, un famoso reformador de la época de Yeltsin responsable de la privatización de Rusia en la década de 1990, escapó a Israel y pasó de ser «Anatoly Borisovich» a «Moshe Israilevich». Sus comentarios parecieron enfatizar que su cambio de nombre indicaba traición.[3]
Putin reitera a menudo que los judíos son gente agradable y decente, y que «tiene muchos amigos judíos», pero lo dice principalmente como una forma de disculparse por ser amigo de esas personas, lo que, como sugieren muchos observadores, presupone una especie de desconfianza. Por supuesto, nada de esto debe tomarse como base para la toma de decisiones políticas, pero muchos comentarios relacionados con los judíos hechos por asesores de Putin han provocado indignación en Israel y en otros lugares en los últimos tiempos.[4]
Israel es visto como parte del «Occidente colectivo»
Pero, por supuesto, nada de lo anterior puede ser más importante en estos días que un puro cálculo (geo)político, presumiblemente realizado en el Kremlin.
Según Putin, Rusia está en guerra no tanto con Ucrania, a la que atacó en febrero de 2022, sino con el «Occidente colectivo»[5] que, como cree el Kremlin, desea destruir a Rusia porque es un » civilización única» que no tiene intención de cambiar en la forma en que Occidente quiere que lo haga.[6]
Para Putin, Occidente es peligroso y contagioso también porque rechaza los «valores tradicionales» y por esta razón Moscú ahora está dispuesto a ponerse del lado de cualquiera que se oponga a «Occidente», incluidos la mayoría de los grupos terroristas conocidos. Yo diría que nadie debería buscar una especie de pensamiento lógico en este caso, ya que, por ejemplo, el mayor enemigo de Rusia en Europa es ahora Polonia, que, al menos hasta las elecciones del pasado fin de semana, es uno de los países más religiosos y tradicionalistas en el continente.
Además, nadie debería tratar de entender por qué Rusia envió sus tropas a Siria en 2015 para luchar contra el Estado Islámico y al mismo tiempo apoyaba tanto a Hamás como a los talibanes, invitando a sus delegaciones a Moscú incluso cuando algunas de estas organizaciones están oficialmente designadas como terroristas y están prohibidשs en Rusia. En estos días, dos artistas femeninas están encarceladas en Moscú por montar una obra de teatro sobre el destino de las jóvenes rusas que se enamoraron de los combatientes islámicos en Siria, mientras que al mismo tiempo el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia saluda a los mismos combatientes de Afganistán en su oficina construida por Rusia.[7]
Pero lo que uno debería darse cuenta es que el odio de Putin hacia «Occidente» es tan profundo que hoy en día acoge con agrado cualquier derrota o desafío que Occidente pueda enfrentar. Y, mientras hace 20 años era un entusiasta partidario de la Guerra contra el Terrorismo de Estados Unidos y proporcionó a Rusia espacio aéreo y bases aéreas para el puente aéreo estadounidense a Afganistán, estos días ordena a la prensa rusa celebrar la caótica retirada estadounidense de Kabul.
En esa visión del mundo, Israel representa el aliado de Estados Unidos y un hogar para aquellos antiguos (o actuales) ciudadanos rusos a quienes no les gustan las políticas de Putin y critican su guerra en Ucrania. Quisiera mencionar aquí que Moscú casi no prestó atención a la muerte de al menos 16 ciudadanos rusos durante los ataques de Hamás,[8] ya que Putin cree que aquellos que abandonaron Rusia en tiempos de guerra ya no son sus compatriotas.
Putin quiere ampliar el enfrentamiento generalizado con Occidente
Al atacar a Israel –con o sin el consejo o la asistencia de Moscú– Hamás abrió un nuevo frente contra Occidente en lo que Putin cree que es la Tercera Guerra Mundial en curso. Este ataque es beneficioso para el «líder nacional» ruso en varios aspectos. En primer lugar, lleva a reorientar la atención estadounidense y europea de Ucrania a Israel y (como él espera) a una disminución de la asistencia occidental al ejército ucraniano que puede permitir a los rusos detener la contraofensiva de Ucrania y recuperar la ventaja estratégica.
En segundo lugar, Putin, por supuesto, sueña con un nuevo «terremoto» migratorio que pueda enviar a millones de refugiados de Medio Oriente hacia las fronteras de la Unión Europea. Es ampliamente conocido que los palestinos no son bienvenidos por sus vecinos árabes y lo más probable es que busquen asilo en Europa.
En tercer lugar, la operación terrestre israelí puede crear una enorme ola de apoyo a los «civiles inocentes» en Gaza, sumándose a la «convulsión del Sur global» que Putin espera, mientras se posiciona como la principal figura «antiimperialista».
En cuarto lugar, Putin quiere ampliar la confrontación generalizada con Occidente, con la esperanza de que el choque entre Hezbollah e Israel pueda llevar a Irán a la creciente disputa y, por lo tanto, desestabilizar toda la región que es crucial tanto para Estados Unidos como para Europa. Quizás también sueñe con que los precios del petróleo suban a causa de la guerra, pero no diría que este aspecto permanece en el centro de sus cálculos.
Conclusión
Yo agregaría a este panorama sombrío que el primer ministro Netanyahu y el gobierno israelí han demostrado estar muy equivocados al evaluar al presidente Putin. Durante muchos años, Israel consideró a Rusia, si no un amigo, sí un país decente con el que se pueden construir relaciones pacíficas duraderas, ya que Rusia es de facto vecino de Israel en Siria.
El gobierno israelí aprobó un régimen sin visa para los ciudadanos rusos mucho antes que para los ucranianos.[9] El primer ministro Netanyahu también hizo todo lo posible para impulsar la transferencia del llamado «Complejo Alexander» en Jerusalén a la Federación Rusa, presumiblemente a cambio de la liberación de una ciudadana israelí encarcelada en Rusia, incluso si este acto fue impugnado activamente en tribunales israelíes.[10] Además, Israel se negó a suministrar armas a Ucrania para resistir la agresión rusa y ninguno de sus primeros ministros ha visitado Kiev desde que comenzó la guerra.[11]
Sin embargo, ninguna de estas medidas pudo cambiar la actitud sospechosa, si no hostil, de Putin hacia Israel y los judíos. Viene de su pasado, y parece que el pasado significa mucho más para él que el futuro…
*El Dr. Vladislav Inozemtsev es asesor especial del Proyecto de Estudios de Medios Rusos de MEMRI y fundador y director del Centro de Estudios Postindustriales con sede en Moscú.
[1] Interfax.ru/30years/795817, 29 de octubre de 1991.
[2] Imwerden.de/pdf/solzhenitsyn_dvesti_let_vmeste_ch1_2006__ocr.pdf
[3] Tass.ru/politika/18725859, 12 de septiembre de 2023.
[4] Mid.ru/ru/foreign_policy/news/1811569/, 1 de mayo de 2022.
[5] Interaffairs.ru/news/show/42512, 3 de octubre de 2023.
[6] Kremlin.ru/acts/news/70811, 31 de marzo de 2023.
[7] Tass.ru/proisshestviya/18162597, 30 de junio de 2023.
[8] Lenta.ru/news/2023/10/14/chislo-pogibshih-posle-ataki-Hamás-rossiyan-vyroslo-do-16-sudba-esche-vosmi-ostaetsya-neizvestnoy/, 14 de octubre de 2023.
[9] Capricornio.ru/country/israil/visa_israil
[10] Rfi.fr/ru/%D0%B2-%D0%BC%D0%B8%D1%80%D0%B5/20220419-%D0%BF%D1%83%D1%82%D0%B8% D0%BD-%D0%BF%D0%BE%D1%82%D1%80%D0%B5%D0%B1%D0%BE%D0%B2%D0%B0%D0%BB-%D0%BE% D1%82-%D0%B8%D0%B7%D1%80%D0%B0%D0%B8%D0%BB%D1%8F-%D0%BF%D0%B5%D1%80%D0%B5% D0%B4%D0%B0%D1%87%D0%B8-%D1%80%D1%84-%D0%B0%D0%BB%D0%B5%D0%BA%D1%81%D0%B0% D0%BD%D0%B4%D1%80%D0%BE%D0%B2%D1%81%D0%BA%D0%BE%D0%B3%D0%BE-%D0%BF%D0%BE%D0 %B4%D0%B2%D0%BE%D1%80%D1%8C%D1%8F-%D0%B2-%D0%B8%D0%B5%D1%80%D1%83%D1%81%D0 %B0%D0%BB%D0%B8%D0%BC%D0%B5, 14 de abril de 2023; Newsru.co.il/israel/03mar2022/podvorie306.html, 3 de marzo de 2022.
[11] Rbc.ru/politics/29/06/2023/649d1d2a9a79478fa293d00c, 29 de junio de 2023.