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Luego de los eventos del 11-S, cuando los grupos yihadistas en la región de Pakistán y Afganistán atrajeron la atención mundial, la organización yihadista respaldada por el ejército pakistaní Lashkar-e-Taiba (LeT) estuvo bajo el escrutinio internacional. Sin embargo, el gobierno paquistaní, incapaz de actuar en contra de las organizaciones yihadistas ayudados por el ejército, continuó haciéndose la vista gorda ante el grupo LeT.
Lashkar-e-Taiba continuó operando bajo varios nombres diferentes. Aunque LeT pasó a la clandestinidad en Pakistán, sus líderes comenzaron a operar bajo nombres de organizaciones benéficas tales como Jamaatud Dawa (JuD) y Falah-e-Insaniat Foundation (FIF). El fundador del grupo LeT Hafiz Muhammad Saeed, el autor intelectual de los ataques terroristas del 2008 en Mumbai, siguió disfrutando del apoyo dado por el ejército pakistaní. Incluso formó un partido político llamado Liga Musulmana Milli para de esta manera mantenerse a flote.
Sin embargo, en los últimos años Pakistán ha estado bajo presión internacional por financiar el terrorismo. Bajo el Grupo de acción financiera internacional (GAFI), Pakistán fue incluido en la «lista gris», lo que le obligó a actuar en contra del fundador de LeT Hafiz Saeed, quien fue sentenciado a 33 años de prisión el día 8 de abril del presente año 2022.
Lo siguiente son extractos de un editorial publicado en el diario Dawn, que explica el apoyo militar al grupo LeT y a otros grupos y las amenazas que estos representan para Pakistán.
Lo siguiente son extractos del editorial de Dawn:
«Lashkar-e-Taiba fue bendecido por la institución militar paquistaní y se le dio facilidad para operar dentro del país»
«Dentro del ecosistema de grupos militantes de inspiración religiosa en Pakistán, la denominación Lashkar-e-Taiba/Jamaatud Dawa fue, hasta hace unos años, una de las más grandes. Este contó con la bendición de la institución militar paquistaní y se le dieron todas las facilidades para operar en el país.
«Luego de los eventos del 11-S, fue prohibido pero continuó operando, hasta los ataques de Mumbai en el año 2008, en los que se acusó al grupo LeT de haber desempeñado un papel central. Desde ese entonces, el aparato estatal ha prohibido las operaciones del grupo y ha mantenido una estrecha vigilancia sobre su liderazgo, particularmente su supremo Hafiz Saeed – aunque de una manera no muy entusiasta.
«El viernes 8 de abril del 2022, Hafiz Saeed fue sentenciado a 33 años de prisión en dos casos de financiamiento al terrorismo. La sentencia se produce a raíz de la presión ejercida por el GAFI sobre el estado para que ‘haga más’ en contra de los actores militantes. En comparación con los grupos militantes más violentos y rebeldes, las operaciones realizadas por Hafiz Saeed han sido más difíciles de abordar para el estado, ya que este disfrutó una vez de relaciones cordiales con los actuales poderes.
«En algún momento, incluso se produjeron intentos de incorporar al LeT/JuD a través de la Fundación Falah-i-Insaniat, el brazo humanitario del equipo, así como al partido político la Liga Musulmana Milli. Su sentencia es un sombrío recordatorio a la antigua política del estado de abrazar a los grupos militantes».
«Los talibanes punyabíes – muchos de los cuales son ex-miembros descontentos de los grupos yihadistas pro-estatales – son un verdadero desafío para la seguridad»
«Mientras que los ‘buenos’ militantes tales como LeT/JuD estaban abiertos a las ‘sugerencias’ de la institución militar pakistaní, los actores más virulentos y sectarios en realidad le declararon la guerra a Pakistán y aún representan un gran riesgo para la seguridad de este país.
«En particular, los talibanes punyabíes, muchos de los cuales son ex-miembros descontentos de grupos yihadistas pro-estatales, son un verdadero desafío para la seguridad, al igual que los grupos militantes en los distritos recién fusionados. Estos grupos no han traído más que problemas – a nivel nacional, así como también en contexto a las relaciones exteriores de Pakistán. A nivel local, estos han sido fundamentales para radicalizar a la población e incrementar las fisuras sectarias dentro de la sociedad.
“A nivel internacional, estos han desacreditado al país, con estados hostiles que intentan que Pakistán sea tildado de patrocinador del terrorismo. El ser retenido en la ‘lista gris’ del GAFI también posee relación a estas políticas de antaño.
«Se espera que la institución militar paquistaní haya aprendido su lección y nunca más aliente a los actores yihadistas, aunque su tolerancia hacia el grupo Tehreek-i-Labbaik (TLP) no ha inspirado confianza. El simplemente prohibir a los grupos en el papel no es suficiente; la infraestructura militante debe ser desmantelada para que la sociedad pueda ser des-radicalizada y Pakistán no tenga que enfrentar acusaciones vergonzosas a nivel global».
Fuente: Dawn (Pakistán), 10 de abril, 2022.