En India, la imagen dominante de una mujer musulmana, tanto en la mente de los musulmanes como en la de los no-musulmánes, es la que promueven los clérigos islámicos. Al igual que las imágenes de dioses y diosas ayudan a los hindúes a acceder mentalmente al mundo espiritual, los estereotipos son conceptos que ayudan a la capacidad de los seres humanos a entender las realidades sociales. Hace dos décadas, había muy pocas mujeres musulmanas vestidas de burka en las calles de las ciudades hindúes. Ahora, mientras las mujeres musulmanas vestidas de burka se nos unen mucho más que antes, en las calles, autobuses, tiendas y otros espacios públicos, la imagen de una mujer musulmana formada por los clérigos se ha fortalecido.
El libro de Nazia Erum «Mothering A Muslim – Crianza de un Musulmán» trata de cómo los estereotipos de los hindúes conllevan a la intimidación de chicos musulmanes en las escuelas. «¡Aléjate de la pelota, Paki!» «¿Eres musulmán? Odio a los musulmanes». «¿Es tu padre parte de los talibanes?» «Oye, ¿comes carne?» «¿Hacen bombas tu mamá y papá?» Los chicos musulmanes se enfrentan a tales preguntas en las escuelas de sus compañeros de clase y a veces, de sus maestros. Estos niños se enojan y a veces se confunden. Un chico le preguntó a su madre: «¿Somos pakistaníes?» En un caso, los padres le escribieron al administrador de la escuela que trasladara a su hijo a otra clase porque había demasiado «factor M» – factor musulmán y lo obligaban.
El contexto político del odio
El contexto de la intimidación en nombre de la religión está determinado por los acontecimientos posteriores al 11 de Septiembre. El odio también prospera en ciertas culturas políticas que emanan de ciertos partidos políticos. El odio anti-musulmán en India se fortaleció a partir de las elecciones parlamentarias del 2014 en adelante cuando llegó al poder un partido derechista pro-hindú encabezado por el Primer Ministro Narendra Modi. Muchos musulmanes han sido asesinados por transportar vacas, o los han sacado de los trenes por ser musulmanes, identificados por el gorro o la barba que utilizan los musulmanes. Desde que los dalits de casta inferior también trabajan en la industria de la carne, algunos dalits también se convirtieron en víctimas. Estos incidentes ocurrieron en estados gobernados por el partido del Primer Ministro Modi.
En su columna del 31 de diciembre, 2017 en el diario The Indian Express, la periodista principal Tavleen Singh señaló que el Primer Ministro Modi «nunca ha utilizado su [alocución semanal en radio] Mann ki Baat para condenar el linchamiento de musulmanes… Este ha mostrado desaprobación a la violencia del vigilante en dos ocasiones. En ambos casos, las víctimas eran dalits. Ni una vez indicó que asesinar musulmanes a tiros o quemarlos vivos y publicar videos de ello en Internet es algo que le repugna». Las madres musulmanas están preocupadas. Una madre le dice a Nazia Erum que después de las elecciones del 2014, «la gente se volvió muy confrontadora con sus sentimientos [de odio] hacia los musulmanes».
Las preocupaciones de las madres musulmanas discutidas en este libro no son necesariamente las preocupaciones de la mujer musulmana promedio en India en la que generalmente pensamos. La mujer musulmana promedio es ama de casa, cocina para su esposo, envía a los chicos a la madraza o a las escuelas del gobierno, a veces viste un burka, ayuda en la granja y va a las tiendas de comestibles locales para comprar las necesidades diarias. El autor saca a los lectores de esta narrativa dominante y los ubica en el contexto de la madre musulmana que es dentista, arquitecta, profesional de TI, defensora, ginecóloga con hijab, curadora, educadora o similar. Las madres musulmanas de esta clase viven en ciudades, se mezclan regularmente con hindúes y envían a sus hijos a las mejores escuelas, donde se intimida a los chicos musulmanes.
Para escribir el libro, la autora Nazia Erum, una profesional de las comunicaciones que ahora dirige una empresa de moda, habló con 145 familias en 12 ciudades durante un año. La mayoría de estas familias musulmanas viven en ciudades y constituyen una clase de musulmanes que tiene una perspectiva cosmopolita. Este libro, por lo tanto, es una investigación sobre la intimidación de chicos musulmanes en las escuelas élite por compañeros hindúes que traen sus prejuicios inculcados por sus padres, quienes constituyen la élite de India. Las víctimas de este odio son tanto los chicos musulmanes como los chicos hindúes, no olvidemos que todos ellos son niños en las escuelas y no deben pasar por ello. De una manera no escrita, el libro revela que la élite hindú nutre el odio hacia los musulmanes y transmite este odio a sus hijos.
Islamofobia contra racismo islámico
Uno también puede inferir que la gran mayoría de musulmanes e hindúes que no son parte de la elite urbana viven en armonía. No se puede decir que este libro representa a las madres musulmanas cuyos maridos son sastres, trabajadores, carniceros, campesinos, tenderos o mecánicos que trabajan en las orillas desde Delhi a Kolkata y afines. Si bien las preocupaciones del libro sobre la intimidación a los chicos musulmanes en las escuelas son realmente reales y deben ser abordadas, el libro no trata simplemente sobre la intimidación escolar. Sus páginas pueden dividirse en tres partes. Solo la primera parte trata de la intimidación en nombre de la religión, mientras que la tercera parte incluye apéndices con las entrevistas detalladas del autor a las madres y los chicos, muchos de los cuales ya han crecido.
Una referencia recurrente en el libro es la islamofobia, pero será un gran error culpar a los hindúes y a otro no-musulmán por toda la islamofobia. Una parte importante de la islamofobia nace de los clérigos islámicos y líderes musulmanes. Aquí es donde el autor se afinca en la mitad del libro, el cual está dedicado al fundamentalismo islámico y del cómo el dinero saudita ha promovido una versión del Islam que es inconsistente con la armonía religiosa. Los musulmanes que retornan de Arabia Saudita «hablan sobre el Islam como si estuvieran educando a no-musulmanes!» Uno de esos jóvenes musulmanes que está a punto de visitar al hermano de su madre le dice: «Acabamos de enterarnos de que tienes un cocinero hindú, entonces dime ¿qué va a pasar con nuestra comida? ¿Cómo vamos a comer?»
Esta es prueba válida de cómo los clérigos islámicos efectivamente producen una especie de racismo islámico hacia los hindúes y hacia los no-musulmanes. La islamofobia, como reacción a ella, está justificada. Hoy día, la mayoría de los no-musulmánes puede leer el Corán y saber cómo los clérigos islámicos utilizan numerosos versos para promover el odio hacia el kuffar («infieles»), mushrikeen («idólatras»), munafiqeen («hipócritas») y cosas por el estilo. Nazia Erum, la autora, es desapasionada. «Ya no es más el elefante en la sala. La islamización conservadora y la islamofobia rabiosa de hoy son los camellos gemelos que no podemos domesticar», señala ella. En definitiva, este es un libro de una madre musulmana. «La crianza de los hijos hoy día incluye proveerle a los chicos un guión sobre cómo comportarse y qué hacer si son reconocidos como musulmanes», dice ella.
La madre en ella trata de averiguar si las escuelas abordan el acoso e intimidación en nombre de la religión. El único caso de tan buen ejemplo lo estableció la escuela Shiv Nadar, cercana a Delhi, que organizó un taller de una semana para presentarle a sus alumnos conceptos tales como «Nosotros contra Ellos» en diferentes contextos. Si bien este es un ejemplo solitario, hay muchos otros fuera de las escuelas. Numerosas escuelas y ONG en la sociedad hindú organizan rutinariamente días y semanas de ekta («armonía»). Yo me he preguntado el por qué los líderes hindúes pensaron en tales eventos. La respuesta debe ser: estos estaban al tanto de los fracasos religiosos en la sociedad hindú y deseaban fomentar una armonía interreligiosa. Estas buenas prácticas anulan las diferencias religiosas de India diariamente.
*Tufail Ahmad es miembro principal de la Iniciativa Islamismo y Anti-radicalización en MEMRI.