Como parte de una nueva serie en celebración del 25avo aniversario de MEMRI, el vicepresidente de la institución Alberto M. Fernández se remonta a la época en los archivos de MEMRI a un notorio episodio pasado del programa de debate de mayor audiencia del canal por satélite Al-Jazeera el cual es financiado por Catar. Este fue un programa que no solo marcó el camino futuro de Al-Jazeera, sino que también sirve como modelo para promover su diatriba disfrazada de periodismo que se ha vuelto tan común en los medios de comunicación estadounidenses y extranjeros.

Para un programa destinado a impactar, probablemente fue y en retrospectiva, ciertamente, uno de los programas más impactantes que el presentador Dr. Faisal Al-Qassem haya emitido. Su programa «La dirección opuesta» (Al-Itijah Al-Mu’akis) fue y ha sido durante años, el programa insignia de Al-Jazeera. Junto al programa sobre el islam del difunto Dr. Yousuf Al-Qaradawi, son ciertamente los dos programas que tienden a surgir más en las conversaciones sobre el canal. El programa de Al-Qassem comenzó en el año 1997, poco después del lanzamiento del canal en Doha y este se transmite hasta el día de hoy.[1] Aparentemente, este se vende solo como un programa de debate con dos voces enfrentadas con Al-Qassem quien hace de árbitro. Si vas a Wikipedia, lo verás comparado con el antiguo programa de CNN «Crossfire«, que presentaba a un liberal y un conservador estadounidenses debatiendo los temas del día. «The Opposite Direction» fue probablemente más polémico que su contraparte estadounidense, con al menos un par de episodios en los que los invitados volcaron patas arriba la mesa o se arrojaron cosas.

Pero lo que la entrada de Wikipedia no logra capturar por completo es la naturaleza parcializada del programa. Este nunca fue una batalla entre iguales; Al-Qassem y los escritores y productores del programa preparan el escenario al darle su giro sobre el tema polémico con una serie de preguntas muy capciosas para abrir el programa. Una encuesta a «Dirección opuesta» realizada mientras el programa era presentado permitió que Al-Qassem lo lanzara al final y presentara los resultados, nunca sorprendentes, de la encuesta de espectadores, quienes se parcializaron confiablemente hacia los puntos de vista islamistas, de los nacionalistas árabes o de los anti-estadounidenses.

El episodio transmitido el día 10 de julio, 2001 defendió a un héroe popular en ascenso en el mundo árabe y musulmán, Osama bin Laden, casi dos meses antes de los ataques del 11 de septiembre. Al-Qassem comenzó el espectáculo, titulado «Bin Laden – Desesperación árabe y temor estadounidense» con su habitual floritura:[2]

«¿Saben cuánto pesa Osama bin Laden? Eso es lo que preguntó uno de los líderes árabes en la reciente cumbre de Amman. La respuesta es: no más de 50 kg. En cambio, el peso promedio de los líderes árabes es de al menos 80 kg, sin mencionar el peso de los ejércitos árabes y los enormes presupuestos. Sin embargo, el esbelto bin Laden ha hecho estremecer al poder más grande de la historia al escuchar su nombre, mientras los pesos pesados físicos y material despiertan solo lástima y el ridículo de los estadounidenses… ¿No se ha convertido bin Laden en digno oponente, temido por Estados Unidos, por quien Estados Unidos mueve sus flotas y pone a su ejército y embajadas en alerta máxima?… ¿Quién destrozó a uno de sus destructores en alta mar? «¿Quién luchó en Somalia e hizo que sus tropas corrieran como conejos? ¿Quién convirtió sus embajadas en todo el mundo en fortalezas cuyos residentes le temen incluso a una brisa ligera? ¿Quién hizo que Estados Unidos aullara de dolor cien veces? ¿Quién se ha convertido recientemente en el ¿Héroe árabe e islámico número 1? Le temen los estadounidenses porque lo ven como terrorista, o porque es la conciencia del mundo árabe e islámico?»[3]

Con esa presentación entusiasta, Al-Qassem le dio la bienvenida a sus dos invitados, el «liberal» sudanés radicado en Londres (quien declararía durante el programa que apoya a Hamás y a Hezbolá) Al-Hatem Adlan y el periodista palestino radicado en Londres Abd Al-Bari Atwan, editor del –para ese momento– diario árabe subvencionado libio (¿o fue iraquí?) Al-Quds al-Arabi. Atwan sería, después del 11 de septiembre, un invitado frecuente en los medios de comunicación de habla inglesa occidental como el canal de televisión de la BBC y CNN, supuestamente representando el «punto de vista árabe». [4] Atwan entrevistó a bin Laden en 1996 en Afganistán meses después de que el terrorista saudita huyera de Sudán y encontrara refugio en las cuevas de Tora Bora controladas por los talibanes afganos.

En el verano del 2001, bin Laden y su organización no eran tan famosos a nivel mundial como lo serían después del 11-S, pero Al-Qaeda ya había llevado a cabo el ataque a las Torres Khobar en 1996 en Arabia Saudita, el atentado en 1998 contra dos embajadas de Estados Unidos en África Oriental que acabó con la vida de 224 personas e hirió a 4.000 más, la mayoría de ellas africanos y el atentado al USS Cole en el puerto de Adén en el año 2000. El grupo, utilizando de escudo al «Frente islámico mundial para el yihad contra los judíos y cruzados», declaró abiertamente en 1998 librar un yihad contra «los estadounidenses y sus aliados, civiles y militares».[5] Esta declaración (a veces llamada fatua pero era más un comunicado de prensa poético y pulido), firmado por bin Laden y Ayman Al-Zawahiri (quien probablemente lo escribió), fue enviado por fax a… y apareció por primera vez en el propio diario Al-Quds al-Arabi de Atwan, al igual que en una misiva anterior de bin Laden en el año de 1996.

Además de la política estadounidense hacia Israel y contra el Irak de Saddam Hussein, la declaración yihadista de bin Laden citó la presencia militar de los Estados Unidos en la Península Arábiga (no solo en Arabia Saudita tal como se cita a menudo) como razón para una declaración de guerra. Irónicamente, Al-Jazeera transmitió un programa elogiando a bin Laden, de que quería que los estadounidenses se fueran de la región, mientras que Catar acababa de construir y pagar una base aérea estadounidense, en Al-Udeid, en 1996. Tanto la presencia militar estadounidense en Catar y en Arabia Saudita se desarrolló al mismo tiempo y por las mismas razones, como resultado de la Operación Tormenta del Desierto del año 1991 en contra de Irak.

Atwan dominará el debate televisivo no solo defendiendo a bin Laden sino también responsabilizando a los estadounidenses. Fueron ellos los terroristas, tal como lo demostraron en Nagasaki e Hiroshima y luego en Vietnam. Irónicamente, Atwan contrastaría a bin Laden con el grupo musulmán filipino Abu Sayyaf: «Hay una diferencia entre bin Laden y, digamos, la organización Abu Sayyaf. Abu Sayyaf es una organización terrorista que secuestra a civiles y exige rescate… (Al-Qassem interviene: «Mientras bin Laden es un combatiente legítimo yihadista») mientras bin Laden tiene un plan de trabajo». La ironía aquí es que Abu Sayyaf estuvo conectado a Al-Qaeda y, de hecho, con el propio bin Laden, durante años antes de que Atwan y al-Qassem intentaran contrastarlos a los dos.[6]

Hasta ahora, el telespectador hubiese visto lo siguiente:

Anfitrión Faisal Al-Qassem – con entusiasmo a favor de bin Laden («¿pueden negar que este guerrero yihadista quien ahora se encuentra en Afganistán le infunde miedo a Estados Unidos, que se estremece al escuchar su nombre?»).

Invitado Abdel Bari Atwan – entusiastamente a favor de bin Laden.

Invitado Al-Hatem Adlan – superado en número, crítico de bin Laden pero apoya a Hamás y Hezbola.

Pero esto empeorará. Al-Qassem señaló que muchos telespectadores enviaron faxes elogiando a bin Laden. El presentador luego trajo las voces de algunos telespectadores que llamaban al programa. Muhammad Al-Tamimi de Amman opinó que bin Laden «no es ningún terrorista… es una de las espadas desenvainadas de Alá, blandida sobre los rostros del líder de los infieles en la faz de la Tierra – Estados Unidos – que también es el líder del terrorismo».

El Dr. Sa’ad Al-Faqih, islamista saudí radicado en Londres, elogió a bin Laden y agregó que «la nación anhela profundamente a alguien que confronte a los Estados Unidos… no con palabras y consignas».

El siguiente «espectador» en llamar fue el portavoz de Al-Qaeda Suleiman Abu Ghaith. El presentador Al-Qassem, increíblemente, olvidó mencionar que estaba hablando con alguien realmente relacionado a Al-Qaeda, presentando a Abu Ghaith como «imam y predicador de mezquita, no sé, del vasto país de Dios». Abu Ghaith, como era de esperarse, parecía bastante bien preparado e hizo seis puntos sin que el anfitrión lo molestara, siendo los principales, de que era el deber religioso individual de cada musulmán combatir contra los estadounidenses y que 12.000 jóvenes árabes deberían unirse a Al-Qaeda para hacerlo. Este fue un discurso de reclutamiento en lugar de un comentario. La transcripción en árabe de los comentarios de Abu Ghaith en el portal de Al-Jazeera ocupa casi dos páginas. Esta sería la primera de varias apariciones de Abu Ghaith en el canal catarí, pero en sus últimas apariciones quedó muy en claro su lealtad.[7] Abu Ghaith ha estado cumpliendo cadena perpetua en prisión en los Estados Unidos desde el año 2014.

Siguieron más llamadas en favor de bin Laden. Shaker Mansour, de Dinamarca, afirmó que «Estados Unidos ocupa el Golfo», recitó un poema y estuvo de acuerdo «con el hermano anterior a mí» (Abu Ghaith) en que es una obligación religiosa para los musulmanes expulsar a los estadounidenses de la Península Arábiga. El jeque Yassin Omar de Beirut fue el siguiente en llamar, también elogió a bin Laden y lo comparó con el Che Guevara como «el mismo fenómeno que Guevara. Este trabaja por la liberación».

Faisal Al-Qassem terminaría el programa burlándose del crítico de bin Laden, Adlan, destacando una encuesta de Al-Jazeera que supuestamente mostraba que el 82.7% de los encuestados veía a bin Laden como un combatiente yihadista (un muyahidín), mientras que solo el 8.8% lo veía como terrorista. «Este es un resultado real sobre el que no puede haber ninguna discusión… Existe un consenso árabe desde el Golfo hasta el océano Atlántico. Un 82% real, no como los porcentajes en las elecciones en los países árabes». Cuando Adlan objetó que tales encuestas televisivas no son representativas, Al-Qassem agregó que «las personas que utilizan Internet son la clase educada y si esta es su situación, solo pueden imaginar lo que es entre los pobres, los perseguidos» y aquellos que han sido despojados de sus derechos. ¡Tal vez incluso el 99.99%!»

La naturaleza parcializada del programa no debería ser una sorpresa. Esta iba muy acorde con el lineamiento político general del canal (y de Catar) en apoyar constantemente el islamismo, el terrorismo anti-occidental y la propaganda anti-estadounidense.[8] Fue solo unos pocos años antes de este programa que Catar albergo al autor intelectual del 11-S Khaled Sheikh Muhammad y de alguna manera le permitió escaparse de las manos del FBI.[9] Según un alto funcionario antiterrorista de la Casa Blanca, hubo colusión del gobierno de Catar al más alto nivel en la fuga de Muhammad.[10] Richard Clarke escribió luego que «si los cataríes nos lo hubieran entregado tal como se solicitó en 1996, el mundo pudiera haber sido un lugar muy diferente».[11]

Tuve la experiencia única de ser invitado al programa de Faisal Al-Qassem en Al-Jazeera varias veces cuando trabajaba para el gobierno de los Estados Unidos apareciendo ambos cuando fui vocero del Departamento de Estado en Washington y, luego como encargado de negocios en nuestra embajada en Sudán.[12] Fue difícil ya que no hablaba como los nativos del árabe y debatía en televisión en vivo con nativo-parlantes del árabe. Pero aparte de eso, sabía que incluso si pudiera lograr converger algunos de sus puntos, su posición se vería abrumada por el peso de la palabrería del otro invitado, además de las intervenciones de Al-Qassem. Lo hice porque tenía que hacerlo (y porque nadie más estaba dispuesto a hacerlo), pero era una especie de asesinato ritual transmitido con uno mismo siendo víctima del sacrificio.[13]

Era un programa muy popular en una cadena con gran audiencia objetiva, pero uno sabía muy bien que el arma le apuntaba a uno y que estaba bajo el microscopio al mismo tiempo. Existe una razón lógica por la cual los voceros del gobierno prefieren comparecencias más cortas y anfitriones mucho más amigables. Supongo que es un pequeño consuelo que los nativo-parlantes del árabe que participaron en el mismo programa y defendían la postura «impopular» (el lado antiterrorista, pro-occidental o anti-extremista) por lo general corrieron la misma suerte. Alguien muy glotón por el castigo, pasé un episodio más después de mi retiro del Departamento de Estado a finales del 2015 y eso fue suficiente. En esa ocasión, me emparejaron con un partidario iraquí del EIIS en Suecia como mi oponente.[14]

El canal, por supuesto, sería infame siendo el principal medio de comunicación de las declaraciones de Al-Qaeda durante los años inmediatamente posteriores al 11-S, pero se puede decir que el guión ideológico fue preparado antes de dichos ataques. Si bien Al-Jazeera y Catar merecen duras condenas por su apoyo mediático irresponsable e intencional al terrorismo desde hace décadas, apoyo que continúa hasta el día de hoy, hoy existe mucha menos sorpresa y aceptación a estas posturas que en el 2001.[15] La política mediática de Catar es bien conocida y evidentemente obvia para cualquier persona con una mente abierta. El canal tiene su audiencia, pero décadas de azotar las mismas causas han reducido su audiencia a los verdaderos creyentes. Esto llevó a Catar a tratar de crear una contraparte nacionalista árabe de la islamista Al-Jazeera, cuando Doha financió el imperio mediático del árabe israelí exiliado y ex-miembro izquierdista del Knesset Azmi Bishara.[16]

Divorciado de su entorno regional y de su idioma árabe, Al-Jazeera y su forma de canalizar defensa – a menudo la defensa del extremismo, puede verse como un precursor de algo al que nos hemos acostumbrado mucho a ver en Occidente en los últimos años. En lugar de islamismo, vemos a los medios de comunicación occidentales cada vez más sujetos a capturar ideológicamente a la izquierda progresista, al ser pro «alerta a la injusticia». Al igual que Al-Jazeera sometería tanto los programas de noticias como los de opinión a los parámetros de una construcción ideológica y la narrativa que fluye de tal visión del mundo, una narrativa islamista anti-occidental, los medios de comunicación estadounidenses de hoy hacen lo mismo, excepto que generalmente es un narrativa «progresista» y a menudo antioccidental (los medios de comunicación de derecha, tal como existen en Occidente, reflejan este enfoque de la derecha, pero en términos de peso absoluto en la conversación estadounidense, los números – medios de comunicación más cultura más grandes tecnologías más las instituciones de educación superior – tienden a estar con la izquierda).[17] Parte del pánico moral por la reciente adquisición de Twitter por Elon Musk parece ser el temor de que esta hegemonía ideológica se vuelva algo menos monolítica.

Una de las ironías en los medios de comunicación hoy es que uno de estos medios de comunicación en inglés más alertas a la injusticia hoy es probablemente la plataforma de redes sociales en inglés AJ+ del canal Al-Jazeera, que cubre temas de justicia social y LGBTQ de una manera que sería anatema en árabe. Pero en la medida en que su objetivo siga siendo la estructura de poder y las instituciones en Occidente, en lugar de Catar o en el mundo musulmán, no hay contradicción entre AJ+ que cubre temas sobre raza y género en Occidente desde el punto de vista «alerta a la injusticia» y el islamismo descarado del canal de televisión AJ en árabe.[18] Ambos apuntan a los mismos adversarios; ambos están en contra del mismo «status quo» en los mismos lugares.

*Alberto M. Fernández es vicepresidente de MEMRI.


[1] Aljazeera.net/program/opposite-direction, consultado el 1 de diciembre, 2022.

[2] Youtube.com/watch?v=c-1V7lJ0OdQ, 18 de febrero, 2016.

[3] Serie de MEMRI Despacho Especial No. 319 – Terrorismo en los Estados Unidos (30) Retrospectivas: Un especial de bin Laden sobre Al-Jazeera dos meses antes del 11-S, 24 de diciembre, 2001.

[4] Jns.org/british-leaders-ask-bbc-to-stop-featuring-contributor-with-anti-jewish-history, 9 de septiembre, 2022.

[5] Foreignaffairs.com/articles/saudi-arabia/1998-11-01/license-kill-usama-bin-ladins-declaration-jihad, 1 de noviembre, 1998.

[6] Abcnews.go.com/International/story?id=79205&page=1, consultado el 20 de diciembre, 2001.

[7] Aljazeera.net/videos/2004/10/24, 24 de octubre, 2004.

[8] Serie de MEMRI Investigación y Análisis No. 1527 – Al-Jazeera desenmascarado: El islam político como brazo mediático del estado catarí, 12 de agosto, 2020.

[9] BBC.com/news/world-us-canada-58393231, 6 de septiembre, 2021.

[10] Nydailynews.com/opinion/knew-qatar-trouble-article-1.3306729, 6 de julio, 2017.

[11] Nydailynews.com/opinion/knew-qatar-trouble-article-1.3306729, 6 de julio, 2017.

[12] Youtube.com/watch?v=jpryOXwEjU0, 7 de noviembre, 2007.

[13] Afsa.org/surviving-al-jazeera-and-other-public-calamities, consultado el 1 de diciembre, 2022.

[14] Youtube.com/watch?v=P0-GCgcZv04, 13 de octubre, 2015.

[15] Video del portal MEMRI TV No. 6134 – Presidente de MEMRI Yigal Carmon en Al-Jazeera TV: Al-Jazeera transmite incitación al terrorismo, este debería enmendar sus acciones de acuerdo a las leyes, 22 de julio, 2017.

[16] Timesofisrael.com/fugitive-ex-mk-azmi-bishara-to-head-new-qatari-channel, 5 de mayo, 2014.

[17] Spectator.org/is-the-media-the-source-of-woke-racism, 24 de abril, 2022.

[18] Youtube.com/@ajplus/videos, consultado el 1 de diciembre, 2022.1