La policía religiosa saudita exigió recientemente a la municipalidad de Jeddah que prohíba a las tiendas de animales vender gatos y perros, sobre las bases de que el Islam lo prohíbe debido a la preocupación de que desplegar a los animales en las ventanas de la tienda podría ser explotado por gente joven para propósitos de cortejo. [1] La prohibición enmudeció a los redactores árabes, provocando varios artículos sobre el asunto. En una columna del 5 de agosto, 2008 en el diario kuwaití Awan, el redactor saudita Samar Al-Muqrin escribió que debería de haber una distinción entre gatos perdidos y gatos del hogar, y llamó en la policía religiosa a revertir la prohibición.

A continuación extractos del artículo: [2]

«Hasta ahora, no he podido decir si o no mi lindo gato Nani le teme a los aparatos policíacos religiosos [sauditas]. Sin embargo, puedo decir con toda seguridad que si se fuera a encontrar a uno de sus empleados cara a cara, huiría y se sentiría erizada por el resto del día – especialmente ahora que estos aparatos religiosos ‘gubernamentales’ han revelado sus verdaderos sentimientos sobre ella en los medios de comunicación, y que ella y sus amigos se han vuelto uno de sus blancos…

«Nani ha llegado a ser vista como una abominación, contra los cuales los funcionarios policiales religiosos deben emprender una guerra tenaz. Por consiguiente, me siento obligado a explicarle a ella la situación, para que entienda el por qué, desde hoy en adelante, no me puede acompañar en mis paseos y viajes en automóvil, los cuales ella disfruta tanto. Ella también debe entender que desde hoy en adelante puede olvidarse de las calles y de los vividos faroles, que le hacen picar sus orejas, ya que sabe muy bien cuándo detenerse…

«Intentaré explicar todo esto a Nani, aun cuando signifique imprimir algunas fotos de funcionarios de la policía religiosa de Internet y publicarlas en la sala y la cocina, dónde le gusta estar. [Intentaré explicarle todo esto a ella] aun cuando signifique leerle una y otra vez a ella el anuncio del gobierno – por otra parte ella podría pensar que su arresto domiciliarios es mi propia decisión, [incitada por] una decisión dictatorial, y podría estar enfadada conmigo. Le explicaré la situación, y estoy seguro que entenderá que estamos en el mismo bote – con un agujero en este, que [las autoridades sauditas] nos han obligado que abordemos – yo, Nani, las mujeres de nuestro país, y todos los gatos y perros. Nos han obligado a que permanezcamos en [este barco] aunque sabemos que está agrietado y seguro que se hunde…

«Soy bien consciente de las dificultades de Nani, y estoy seriamente contemplando cómo sacarla de la casa de mi tía y meterla en la mía propia sin herir sus sentimientos. [El problema es que] ahora mismo estoy fuera de Arabia Saudita, y Nani está pasando sus vacaciones de [verano] con mi tía, junto con varios otros gatos que habitan la casa. Estoy angustiado de que cuando regrese a Riad e intente traer a Nani a casa, será aprehendida en la ruta, ya que las calles no son seguras y la policía religiosa acecha en cada esquina.

«Si intento esconderla bajo el asiento del automóvil, se enfadara conmigo, y arruinare su humor, y por el resto del día se negará a comer e intentará castigarme huyendo de mi compañía. Esto es porque cree que ver hacia fuera en la calle, recostada de la ventana, es su prerrogativa como una criatura ‘libre’, dotada del derecho a observar lo qué está sucediendo alrededor de ella. Ciertamente, estoy poniendo en peligro la vida de Nani, así que estoy lejos de aliviarla. Los funcionarios de la policía religiosa me han informado que están planeando arrestar a Nani y a sus amigas, pero nunca mencionaron si una prisión especial había sido preparada para ella o si seria atada junto con los otros gatos salvajes – un verdadero desastre.

«Ciertamente espero que la valiente policía religiosa adopte una política más honorable. ¿No pueden ellos ver por si mismos lo qué está pasando en las calles sauditas? Todos esos gatos salvajes que copulan en público – simplemente repugnante! No tienen respeto por los peatones, ni están preocupados que los niños pequeños puedan verlos… Yo esperaría que [la policía religiosa] detenga estas prácticas nefastas que se llevan a cabo al aire libre… Es una prioridad – mientras Nani y sus amigos no presentan ninguna amenaza moral a la sociedad. Ni no lascivos, ni se compromete en un libertinaje desenfrenado entre los gatos callejeros…

«Yo por la presente llamo en los funcionarios de la policía religiosa a retractarse de sus declaraciones, ya que Nani y sus amigos son virtuosos y nunca se sobrepasarán a sus límites morales… Por lo tanto, le pregunto a este respetado aparato gubernamental a que se retracte sus anuncios mediáticos y exija que aquéllos que emitieron el fatwa [prohibiendo la venta de gatos y perros] lo anulen. De hecho, es inconcebible que en sus corazones, imbuidos con fe y docilidad, apuntan a dañar a los gatos caseros permitiendo que los salvajes continúen sus prácticas criminales, en violación flagrante de códigos morales.

«Llamo en estos [individuos] compasivo a no arrojar a Nani y a sus amigos juntos con esos hacedores de maldad, y de hacer una diferenciación clara [entre gatos caseros y salvajes], ya que [tal diferenciación] es ambas lógica y arraigada en hechos».


[1] http://www.sabq.org/inf, 26 de julio, 2008.

[2] Awan (Kuwait), 5 de agosto, 2008.

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